Claudia me invitó un whisky y comenzó a contarme que su marido ya no la satisfacía y todo lo que deseaba chupar una buena pija, comenzó a desabrocharme el pantalón, mi pija ya estaba dura, se la llevó a la boca. La lamía con tanta suavidad que prácticamente no lo sentía, comencé a sacarle la bata, debajo de esta no tenía nada, estaba completamente desnuda.
Esto que les voy a contar me pasó hace ya unos 3 años, pero recién ahora se me ocurrió escribir y contarlo, para que la gente sepa que el sexo no es pecado. Así que ahí les va: Todo empezó cuando un amigo me llamó por teléfono y me invitó a una fiesta que daba en su casa esa noche, yo accedí al instante y salí hacia allá. Ya en su casa, me presentó a todos los invitados, pero quedó sin presentarme a una mujer muy especial. Y digo muy especial porque ni bien me acerqué para presentarme, por mi cuenta, se lanzó sobre mí diciendo que se había caído. Estuvimos hablando horas enteras hasta que fui a la toilette.
Cuando estaba por salir de allí se apagó la luz, era ella, había entrado sin que me diera cuenta, apoyó un dedo sobre mis labios y me pidió que no dijera nada, luego se arrodilló, desabrochó mi pantalón y comenzó a lamer mi pene. Nunca me habían chupado el pene con tanta suavidad. Lo lamía, se lo introducía todo en la boca, hasta la garganta. Así hasta que acabé. Entonces se paró, se levantó su larga pollera, corrió, un poco, su bombacha y me pidió que se lo metiera por atrás, porque era fanática del sexo anal.
Y así fue, la tomé por la cintura y se la metí hasta el fondo de su culo hasta que se me ocurrió tocar su vagina y me encontré con otro pene. Acabé, justo, en su culo y luego la saqué, me vestí y le dije que esas cosas a mi no me gustaban.
El/ella se disculpó y me dijo que se llamaba Fabio, me pidió que lo acompañe hasta su casa, porque tenía a alguien a quien coger, pero él no quería hacerlo. Inmediatamente sacó, de su zapato, una foto de una mujer de 41 años de edad, aproximadamente. Era su esposa y quería que la cogiera. Miré la foto, era muy linda, y acepté cogerla.
Fuimos a su casa, y cuando llegamos, su mujer estaba acostada en el sillón con una bata que apenas le cubría el cuerpo. Era más linda que en la foto, y a mí ya se me había parado, otra vez, la pija. Fabio dijo que estaba muy cansado y se fue a dormir sin presentarme. A mi me llamó mucho la atención de que su mujer lo viera vestido de mujer y no le dijera nada, pero no dije nada y me presenté.
Su mujer, Claudia, en seguida me invitó un whisky y mientras lo tomaba, sentado junto a ella en el sillón, comenzó a contarme que su marido ya no la satisfacía. Mientras me contaba todo lo que deseaba chupar una buena pija, comenzó a desabrocharme el pantalón, mi pija ya estaba dura y cuando la agarró con sus manos y se la llevó a la boca creí que iba a estallar. La lamía con tanta suavidad que prácticamente no lo sentía, dejé el whisky en el piso y, lentamente, comencé a sacarle la bata, debajo de esta no tenía nada, estaba completamente desnuda.
Ella seguía lamiendo mi pene mientras yo le acariciaba los pezones, comencé a desvestirme. Una vez desnudo me agaché y comencé a lamer su vulva, con mis dedos, acariciaba sus labios vaginales. Se notaba que hacía mucho tiempo que no tenía sexo, porque lo estaba disfrutando como si fuese el último de su vida.
Caímos del sillón al pisa, en donde la tomé por atrás e introduje mi pene en su precioso culo, ella gritó diciendo:-¡Por el culo noo! – Pero luego comenzó a gustarle y pedía más. Así estuvimos un largo rato, y luego saqué mi pene de su interior la di vuelta y lo introduje lentamente en su vagina que, por cierto, ya estaba mojada. Gemía sin parar, me acosté sobre ella, lamía sus pechos como dos grandes bolas de helado y mordisqueaba sus pezones, cosa que la hizo gemir más.
Cuando estaba por acabar, me tomó por los hombros y se puso encima de mí. Esto demoró el orgasmo solo unos segundos, y bastaron para que se ponga a lamerme otra vez el pene. Me pidió que no pare, que acabe en su boca, y así lo hice, luego se montó sobre mi, tomo mi pene con sus suaves manos y lo introdujo en su vagina, nuevamente. Era su turno de llegar al orgasmo, se movía de una manera inexplicable, era como si estuviese enchufada a 220V, tenía la misma (o más) energía de cuando habíamos comenzado, en el sillón. Yo acariciaba sus pechos, mientras ella se movía sin parar, luego anunció su orgasmo y finalmente cuando lo tuvo, se dejó caer sobre mí sin decir nada. Así estuvimos durante unos segundos, hasta que se levantó y dijo: -fue fabuloso, me has dejado agotada. Quiero volver a verte la próxima semana.
Ya era muy tarde, así que pasé la noche en su casa, en la habitación de huéspedes. Estaba muy agotado, quizás más que ella, ya que, en aquella fiesta, yo había estado con su marido, así que me dormí enseguida. A la mañana siguiente, cuando me levanté, no había nadie, en la casa, solo una chica que decía ser la hija de este extraño matrimonio.
Mientras desayunábamos me dijo que se llamaba Paula, que tenía novio, y entre tantas otras cosas, me dijo que había escuchado todo lo que había pasado con su madre, la noche anterior. Yo no sabía que decir, me había quedado congelado, pero ella supo que hacer. Me tomó de la mano y dijo: – Ven aquí, acompáñame. Soy virgen y estoy cansada de serlo. Mi novio es muy lento para estas cosas- Una vez más, la joven me había dejado con la boca abierta, pero en esta altura de la vida, y después de haberlo hecho con sus padres, no me podía faltar un miembro de la familia, su hija de 18 años, que por cierto era muy linda y parecía tener más de 19.
Entonces la seguí hasta su habitación, la cual estaba llena de almohadones, de todos los tamaños. Ni bien entre se acostó en la cama y me dijo: – hazme tuya- Yo me acerqué lentamente y comencé a desvestirla, mientras le sacaba el pantalón rozaba sus piernas con mi lengua, al igual que cuando le saqué la remera. Luego le saqué el corpiño y me quedé en sus pechos, que eran casi tan grandes como los de su madre. Comencé a recorrer su cuerpo con mi lengua hasta llegar a su bombachita, la cual le saqué deprisa y comencé a lamer el interior de su vagina.
Yo seguía lamiendo su vagina mientras ella gemía sin parar, luego me sacó la remera, yo me paré y comenzó a sacarme el pantalón y sin utilizar las manos se metió mi pene en la boca, con sus manos me guió hasta la cama, yo me acosté y le invité un 69, ella accedió encantada y se acostó sobre mí. Estuvimos en esa posición hasta llegar al primer orgasmo.
Luego se levantó, se sentó sobre mí, introdujo mi pene en su culo y comenzó a moverse igual que su madre. De repente alguien llamó a la puerta, era su novio, así que tuvimos que dejarlo ahí, por esa vez, y hacerlo pasar.
Ella fue a atender la puerta mientras yo me vestía y me escapaba por la ventana de la habitación de sus padres.
FIN.
Autor: Clubdelsexo