Todo empezó unas vacaciones de verano, en un pueblo de Extremadura. Yo tengo 24 años, soy de Madrid, me llamo Jesús y como muchos veranos solía pasar el mes de agosto en el pueblo. En uno de esos veranos en los que yo contaba con 21 años conocí a una mujer madura.
Ella tenia 52 años, se llamaba Juana, media 1.62 aproximadamente, era rellenita tirando a gordita, con un buen culazo y unas tetas impresionantes. Era amiga de una tía mía y llevaba muchos años en el pueblo. Mi tía era mas o menos parecida a ella, gordita y con mucho pecho y siempre me había masturbado pensando en ella, hasta había olido sus bragas y sujetadores usados, así que os podéis imaginar el morbo que me daba estar con una mujer madura.
Un día mientras paseaba con mi bicicleta pasé por su casa y ella al verme me llamó y me preguntó por mi tía, que por una enfermedad estaba en cama. Era un poco cotilla la pobre mujer y para enterarse de todos los detalles de lo que le pasaba a mi tía decidió invitarme a entrar. Dejé mi bicicleta en el patio de su casa y entré junto a ella a la sala de estar. Vi que la casa estaba vacía, por lo que supuse que estaba sola. Tras preguntarme sobre mi tía y ofrecerme un refresco le pregunté que si no vivía con nadie, y me comentó que era viuda desde los 30 años ya que su marido había muerto en un accidente. Le pregunté que si no tenia hijos, y ella me dijo que no le dio tiempo a tenerlos. En esos momentos ella vestía un blusón ancho azul y unas chancletas. Se podía adivinar por lo caídos que tenia los pechos que no llevaba sujetador así que mi excitación fue subiendo poco a poco. Tras conversar durante un rato mi pene estaba ya muy duro y abultaba mucho en los pantalones cortos que llevaba, así que cogí un cojín y lo coloque sobre mis piernas para disimular el bulto. Ella me quitó el cojín apresuradamente y me dijo que ese era el que utilizaba su marido para dormir la siesta y que no permitía que nadie lo tocara (era un poco maniática). Quedó al descubierto mi bulto y al tranquilizarse ella se dio cuenta de como estaba y me dijo:
– ¿Para eso querías el cojín? ¿Para esconder que estás erecto?
Yo me puse rojo y no sabia que hacer ni como esconderme, y le dije:
– Lo siento mucho pero….
Ella respondió sin dejarme terminar:
– No puede ser que un chico tan joven como tu se fije en una mujer tan vieja como yo. Además yo no sirvo para el sexo, nunca serví con mi marido y nunca serviré.
Yo le dije que si a lo mejor conmigo si que podría servir, que me excitaba desde el día en que la vi con mi tía y que me daba mucho morbo.
Ella un poco reticente y sonrojada, me comentó que solo había practicado sexo con su marido y que nunca había cambiado de hacerlo el encima y ella debajo.
Yo viendo que se soltaba decidí acercarme a ella y rozar su pierna. Ella parece que estaba dispuesta a probar, pasé mi mano por sus gordos muslos y empecé a subir hacia sus pechos. Eran blandos y grandes, yo calculo que una 120 de tamaño, y sus pezones se estaba erizando. Después de tocarla un rato decidí bajar hacia su entrepierna y magrear su sexo. Lo hice pero cuando intente introducir mi mano las cerró fuertemente y se separo un poco de mi. Yo me levante, me puse delante de ella, me agache y la agarré por las rodillas. Ella estaba tan sorprendida que de un movimiento brusco las abrí de golpe y metí mi cabeza en su entrepierna. Ella notaba como mi lengua rozaba su clítoris y se dejó llevar y empezó a abrir las piernas mientras decía:
– ¿Que estás haciendo? ¿Eso se puede chupar?
Yo viendo su excitación cogí las dos manos y le quité las bragas dejando al descubierto un chocho bien peludo y húmedo. Introduje un dedo en su cavidad y noté que estaba húmedo así que me decidí a degustarlo. Lo chupé y lo chupé, metiendo mi lengua hasta lo más hondo del mismo y chupando y succionando su gran
dioso clítoris.
Tras un rato decidí meter las manos por el blusón azul y acaricié sus pechos y sus grandes pezones, noté sus michelines que me excitaron muchísimo. Tras un rato ella misma se quitó el blusón por que estaba incomoda y quedó desnuda ante mi con sus pechos al aire y unos pezones grandes y oscuros. Tras saborearlos y succionarlos bien me puse en pie y le dije:
– ¿Te apetece que me saque el pene? Son ya 28 años sin ver ninguna y seguro que te gustara recordar como era.
Ella dijo que no que le daba vergüenza y que ella no se la había visto a su marido. Yo al oír esto le dije que entonces seria la mía la que primero vería. Me puse en frente suyo y bajé mis pantalones cortos y mis calzoncillos dejando al aire mi pene, mide 17 cm pero es muy gordo aproximadamente 4.5 cm de diámetro. Cogí su mano y la acerqué a mi verga. Ella no sabia ni acariciarla así que le dije que la agarrara y que yo movería la mano por ella para que supiera como se hacia. Tras un rato, la dejé sola y la empezó a mover por si sola, torpemente pero que se podía esperar de una mujer que no había hecho una paja en su vida. Después le comenté que al igual que yo la había comido a ella, ella me podía comer a mi, a lo que ella puso una cara de asco que nunca olvidare. La agarré la cabeza y me acerqué a ella, ella estaba reticente, pero tras empujar un poco contra sus labios conseguí que la abriera un poquito y de un golpe se la introduje en la boca. Note como le daban dos arcadas, pero no la saque para que se acostumbrara al sabor.
Ella dejó la boca entre abierta y yo la indiqué que tenia que cerrarla y apretar mi pene. Cuando lo hizo y empecé a moverme introduciendo la mayor parte de mi pene en su boca y la indiqué que tocara la punta con la lengua.
Parece que le gustó por que al rato era ella la que movía su cabeza como una desesperada y se tragaba todo mi pene mientras con una mano acariciaba el resto que quedaba fuera. No fue una buena mamada pero el simple hecho de saber que era la primera polla que se comía me excitó mucho.
Tras un rato chupándomela decidí que era el momento de metérsela en su cueva así que la indique que se tumbara boca arriba. Ella lo hizo y yo me tumbé encima de ella separando sus gordas piernas. Puse mi pene en su entrada y empecé a introducirla. Era muy estrecho, posiblemente por los años que habían pasado sin que ninguna polla entrara en el. La humedad hizo que resbalase mejor y entrara. Al tocar fondo ella gimió de placer y yo empecé a moverme lentamente, aumentando mis movimientos. Sus gemidos empezaron a aumentar. Tras un rato de movimientos frenéticos le comente que había más posturas que se podían hacer.
Ella me preguntó que le gustaría probar alguna Así que le indiqué que se pusiera a 4 patas. Ella lo hizo pero con las piernas cerradas, se las abrí un poco y enfilé mi pene hacia su agujero. Lo introduje hasta el fondo y empecé a moverme. Su culo era muy grande y separando sus nalgas pude ver su ano que supuse que era virgen y se me ocurrió la idea de que con la excusa de que se me había salido la polla de su chochito había tocado su ano sin querer. En una de mis embestidas la saqué más de la cuenta y al empujar de nuevo mi pene tocó su ano. Ella gimió de placer y me dijo que que le había hecho que le había dado placer.
Yo le comenté que el ano también se podía utilizar para hacer sexo. A ella le cambió la cara de repente y me dijo que eso era imposible, que algo tan gordo no podía entrar ahí. Yo le dije que si y que si quería se lo demostraría. Ella no quería aceptar pero tras un buen rato intentando convencerla me dijo que bueno, que le había picado la curiosidad. Le dije que buscara algo con lo que poder hacer más fácil la penetración, le dije que aceite de ducha o crema de las manos. Ella se fue apresuradamente y al rato volvió con un tarro de Nivea.
Le indiqué que se tumbara boca arriba y con las piernas abiertas. Abrí el tarro de crema y puse un poco en mi pene y un poco en su culo. Metí un dedito poco a poco y vi que con dificultad había entrado. Tras un rato introduje otro dedito mas. Parecía que estaba dilatado así que decidí acercar mi pene. Lo puse en su entrada y empecé a empujar poco a poco. Su culo se estaba abriendo y entraba tragando la cabeza de mi pija, pero con la estrechez y los nervios de el
la costaba mucho así que apreté mas. Al introducir el capullo en su ano noté como soltaba un gran gemido de placer y de dolor. Yo decidí parar y no moverme hasta que se relajara y empecé a moverme poco a poco introduciendo cada vez más mi pene en su ano. Tras unos 10 minutos abriendo su grandioso culo ya conseguía meterla hasta la base de mis huevos y la saqué para ver si estaba abierto bien. Eso era como un pozo, le había hecho un taladro de 4.5 cm de diámetro y decidí metérsela otra vez, pero esta vez de golpe.
Tras un empujón fuerte la introduje y dio un chillido que me excitó muchísimo. Empecé a moverme rápidamente ya que estaba a punto de correrme. La saqué de su ano y la dije que se pusiera de rodillas que iba a probar un sabor que nunca olvidaría, le dije que cerrara los ojos y que abriera la boca. Yo agarré mi pene con mi mano y empecé a sacudirla delante de su cara. Tras un minuto meneándomela estaba a punto de correrme así que la acerqué a su boca y le eché un gran chorro de semen que la llenó toda entera.
Ella al sentirla intentó escupirla pero empujé con mi pene y tuvo que tragar parte de ella, el resto chorreó por la comisura de sus labios escurriendo hasta sus grandiosas tetas llenándolas de leche. Ella abrió los ojos y sonrió diciendo, que en efecto, nunca olvidaría ese sabor y ese placer que le había dado. Pero eso no iba a ser todo así que le dije que se tumbara en el suelo y yo me puse sobre ella para hacer un 69, tras un rato comiéndole su hermoso chochito y ella mi pija conseguí que se corriera llenando toda mi boca de jugos vaginales y yo llenando toda la suya de otra corrida monumental que tuvo que tragar entera.
Desde entonces seguimos viéndonos en vacaciones y haciendo realidad todos nuestras fantasías. A parte hay otra historia con una amiga suya y ella que ya contare más adelante.
Autor: Jesús
Que buen relato.Como me gustaría poder conocer a esa señora