¡Hola amigos! Soy Puerjos y les escribo otra de mis fascinantes aventuras.
Resulta que hace unos días atrás organizamos, como todos los meses, una reunión de exalumnos de la promoción del Colegio que nos graduáramos hace ya unos 14 años. Decidimos que esta reunión fuera una parranda en vez de un almuerzo como lo hacemos normalmente. Y escogimos como lugar "Stones", un bar restaurante que está muy de moda en nuestro país; Les dijimos a todos los compañeros que los que estuviéramos casados llevásemos a nuestros consortes. Una gran cantidad de la promoción confirmó el encuentro.
Llegó la noche y mi esposa y yo nos arreglamos y nos fuimos antes de las 9:00 p.m. para poder llegar temprano a la mesa que teníamos reservada par la ocasión. Cuando llegamos a la discoteca ya se encontraban ahí unos tres amigos, de los cuales dos iban con sus esposas y el tercero con una amiga.
Pedimos unas botellas y unas bocas para la mesa y comenzamos a conversar y a beber amenamente. Cuando eran casi las 10:00 p.m. llegó un compañero, Luis, con su esposa, la cual llamaré Ana. Ella llevaba un hermoso traje negro ceñido al cuerpo y muy corto, la parte superior era sin tirantes, así que lo sostenía lo ajustado del mismo y lo grande de sus senos, sus hermosas piernas quedaban casi al descubierto y lucía unos sandalias de tacón muy alto y fino, que se ataban alrededor de sus tobillos y dejaban ver sus hermosos dedos y pies.
Ana era para mi conocida, ya que cuando estábamos en secundaria, ella tenía un grupo de amigas, algunas de ellas de la colonia Hebrea, con las cuales unos cuantos amigos y yo nos reuníamos para formar mini – orgías, en las cuales ellas se limitaban a mamarnos las vergas o hacernos tremendas pajas hasta hacernos acabar. Parecería increíble, pero lo único que hacíamos con ellas era ponerlas a mamar y darles unas mamadas de tetas de vez en cuando; siempre llegábamos hasta donde ellas quisiesen. Yo nunca logré que Ana me diera una mamada a mí, ella siempre se lo mamaba a un amigo por el cual ella sentía atracción; por lo cual siempre sentí deseos de estar con ella.
Ella es de estatura baja, abundantes tetas, cuerpo bien delineado y terminando en un culo generosamente parado y piernas de buen ver, su rostro es del tipo normal con una cabellera negra larga y eso sí, unos labios gruesos y provocativos. A lo largo de toda la reunión me era imposible dejar de mirar a Ana y a medida que aumentaban los efectos del alcohol, aumentaban mis miradas cargadas de lujuria ya que venía a mi memoria su imagen pegada a la verga de mi amigo años atrás. Yo notaba que su mirada se encontraba con la mía en múltiples ocasiones y en la mayoría de ellas esbozaba una sonrisa sensual y pícara.
Estábamos en ese tipo de conversaciones en las que todos nos ponemos a recordar las "cagadas" que uno comete cuando está en tiempos de escuela y Ana le dijo a mi esposa en voz alta: "Tú estás casado con un loco, no te imaginas las cosas que hacía tu marido cuando éramos "pelaos", se portaba muy mal "y luego agregó: "yo tenía un grupo de amigas y vieras las locuras que veíamos hacer a Puerjos y sus amigos no lo creerían" y se echó a reír, mi esposa me pidió que relatara alguna de esas locuras, por lo que traje a colación algún relato de aquella época en la cual estuvieran involucrados hombres y mujeres, para salir rápido del paso.
Todos reímos, al igual que Ana, pero ella me miró y me guiñó un ojo al tiempo que se metía el carrizo de su trago en la boca y con mucho disimulo le daba una especie de mamada. Para entonces la verga la tenía a mil. Así continuaron los cuentos y los tragos a lo largo de la noche, hasta que a eso de la 1:30 a.m. mi esposa me pidió que nos fuéramos, pues era tarde y en casa nos esperaban los niños, que se habían quedado con mi suegra. Los amigos empezaron a abuchearnos, entre ellos Luis y Ana. Y empezaron,
entre todos, a decirle a mi esposa que me dejara, al menos, regresar ella que no se hace muchos problemas accedió y en el carro me pidió que tuviera cuidado con el auto y el alcohol y que no fuera a llegar demasiado tarde. Nos despedimos y regresé rápidamente al lugar, con una sola cosa en mente, Ana.
Alegría cuando llegué, pues ellos seguían allí, quedábamos unos ocho compañeros de los cuales solo Luis y otro compañero seguían acompañados. Las botellas seguían llegando y los amigos se iban retirando. Como a eso de las 2:45 a.m. solo quedaban en el bar tres compañeros, entre ellos Luis y su esposa. Ya para ese momento Luis estaba que casi no sabía de sí, se dormía por momentos sentado en la mesa.
Mis compañeros, Ana y yo bailábamos en la pista y de cuando en cuando hacíamos círculos abrazándonos entre todos, momento que yo aprovechaba para rodear por la cintura a Ana y de vez en cuando subir el brazo lo suficiente como para que mi mano pudiera tocarle sus enormes tetas, ella lo notaba y me miraba y me acariciaba la espalda de forma algo fuerte con sus uñas, aumentando así mi excitación. Así estuvimos hasta que casi a las 3:30 a.m. llegó la hora de la retirada. Para ese momento, Luis estaba totalmente noqueado por el trago y tuvimos que, prácticamente, cargarlo hasta el auto.
Ana me pidió que la ayudara a llevar a Luis a casa, ya que ella no podría llevarlo sola. Yo accedí gustoso y me despedí de los otros compañeros. Tomé mi auto y seguí a Ana todo el trayecto. Una vez en el estacionamiento, ella abrió la puerta de la casa tiró sus sandalias dentro y regresó al auto; tomamos a Luis uno de cada lado y con él medio caminando lo llevamos hacia dentro de la casa. Una vez dentro empezamos el largo camino hacia la recámara y cuando digo largo no era tanto por lo grande de la casa, sino que más bien Luis se medio despertaba a cada rato y entre la borrachera le hablaba a la esposa como si aun estuviéramos en la discoteca y le pedía tragos o le decía que lo besara ó cosas de borrachos.
Ella muy paciente le seguía la corriente para facilitar la tarea de llevarlo hasta el cuarto. Cuando íbamos por las escaleras sucedió algo que incrementó aun más la excitación que llevaba. En medio de las escaleras en uno de los "despertares" de Luis, ella le dijo que ya habían llegado a casa y que ya estaban subiendo para dormir. Él, me imagino que por instinto y por creerse solos, levantó su brazo y de un solo tirón le bajó el vestido casi hasta la cintura mientras le decía: "Qué bien que llegamos mami, estoy arrecho y quiero que echemos una culeadita." entre otras cosas ella con ese par de tetas al aire lo soltó enseguida a Luis, el cual casi se me cae por las escaleras.
Ella se arregló el vestido como pudo y lo volvió a tomar a Luis del hombro. Yo me quedé viéndola y aun le quedaba el vestido a media altura de uno de sus senos logrando verse aun la mitad de su ancho y negro pezón y cuya punta estaba erguida y tenía el largo de una falange. Esa imagen me puso la verga a mil no era la primera vez que le veía las tetas pero nunca había sido en esa situación y por los años habían cambiado notoriamente, eran más grandes y sus pezones habían crecido mucho más. Ella estaba pidiendo disculpas por lo ocurrido y notó como yo la miraba fijamente y se dio cuenta que algo quedaba a la vista pero no hizo nada por corregirlo. Seguimos subiendo las escaleras y llegamos al cuarto.
Acostamos a Luis y fue hasta ese momento que ella tomó el vestido y en un movimiento rápido se lo bajó dejando sus tetas al aire y luego lo volvió a subir dejándolo en su lugar mientras me decía que no era la primera vez que se las veía y que tenía suerte de que los tragos la tenían desinhibida. La ayudé a desnudar a Luis y lo dejamos ahí totalmente desnudo y acostado con el aire acondicionado encendido.
Salimos de la habitación y mientras bajábamos ella me daba las gracias al tiempo que me invitaba una cerveza para refrescar la sudada. Nos fuimos a la cocina a buscar las cervezas y luego nos sentamos en la sala. Ahí estuvimos conversando de lo ocurrido y de esa forma llegamos a conversar de sus senos, le comenté lo hermoso y sensuales que estaban y lo mucho que me habían excitado a lo largo de la noche. Ella me confesó que al verme le vinieron los recuerdos de aque
llos días donde disfrutaba de unas buenas mamadas sin complicaciones.
Luego platicamos de nuestras vidas de casados y ambos nos confesamos que nuestras parejas, a pesar de ser algo osadas, tenían ciertas limitaciones para nuestra forma de ser, o sea que coincidimos en que ambos éramos dos salidos en cuanto a sexo se refería y no éramos acompañados a la misma velocidad requerida. Pronto surgió un beso apasionado y al mismo tiempo mis manos fueron en busca de esas tetas que me tenían loco. Las tomé con la mano y las acaricié con deseo, pero sin dejar de ser delicado, las acariciaba suavemente con la palma de la mano abierta y dejaba que la yema de mis manos apenas rozaran sus pezones duros, eso aumentaba sus jadeos e incrementaba la incursión de su lengua en lo profundo de mi garganta.
Sus manos me recorrían la entrepierna y pronto se animó y agarró la verga por encima del pantalón, ella notó lo dura que estaba y la apretaba y sobaba con cada arremetida de mi lengua en su boca y con las caricias de mis manos en sus duros pezones. De pronto ella se alejó de mí y me dijo que eso no estaba bien, que mejor dejáramos las cosas ahí. Yo la verdad estaba a millón pero siempre he sido muy respetuoso y además un caballero, por lo que con inmenso dolor desistí y tomé la cerveza y bebí lo que en ella quedaba. Ella hizo lo mismo y me dijo que iría en busca de otra y que con ella me acompañaría hasta la puerta. Apareció con las dos cervezas ya abiertas y me dijo que estaba impresionada y agradecida por lo maduro de mi conducta y por haberla entendido. Me dijo que me quería confesar que de yo no haberme detenido ella no hubiera insistido en hacerlo.
Esa directa no la iba a dejar pasar por alto – además de que me di cuenta de que se excitó más por mi decente actuar, era difícil para ella pensar que alguien se detuviera ante sus encantos y con tan avanzada situación, le di donde a ellas les encanta.- Decidí seguir con cautela, mientras íbamos a la puerta le dije que para mí haberme detenido había sido quizás una de las más difíciles decisiones que tomé por su increíble belleza y que me arrepentiría toda la vida, pero que para mi su deseo era primero y que jamás la hubiera podido seguir besando en contra de su voluntad y mientras le decía esto le rodeaba por encima del hombro con mi brazo y la acercaba a mi cuerpo en gesto de amistad; Justo al momento en que la estaba soltando ella me rodeó con sus brazos por la cintura y tomando mi boca nos fundimos nuevamente en un beso desenfrenado al tiempo que ella tomaba mi cabeza con una de sus manos y me decía:
-No digas palabras y hazme tuya, quiero que me comas viva.
Pusimos las cervezas en las escaleras y comencé a tocarle todo el cuerpo y mis manos subieron su corto vestido hasta la cintura. Rápidamente le agarré las nalgas con ambas manos, se sentían tiernas pero firmes. Como estábamos al pie de la escalera la senté en los primeros escalones sin dejar de besarnos, así sentada todo su cuerpo quedaba enteramente a mi alcance. Le tomé el vestido y se lo quité jalando hacia arriba. Sus brazos se alzaron y antes de que los pudiera bajar yo ya le estaba besando el cuello y los hombros mientras que una de mis manos jugaba con su pezón y la otra iba recorriéndole la espalda. Metí mi mano por detrás, bajo su ropa interior, en busca de su chucha. Pero lo primero que me encontré fue el rico botón de su culo.
Cuando llegué ahí fue como si hubiera tocado una puerta mágica hacia otro mundo. Ella se retorció de placer ya que mi dedo se había introducido suave y delicadamente dentro de su ano. Eso me excitó sobremanera. Seguí con mis besos en su cuello y empecé a meterle y sacarle el dedo del culo con suavidad, ella gemía de placer, la besé fuertemente en los labios y noté como los tenía fríos y su boca totalmente seca, signo de que estaba en un nivel de excitación muy alto. Ya para ese momento ella trataba de sacarme la verga del pantalón, así que me puse de pie y me quité toda la ropa lo más rápido posible, ella tomó la verga y se la metió en la boca de una vez hasta la garganta y empezó a chupármela como hacía tiempo no lo hacían.
Abría su boca y llevaba la verga hasta el fondo de su garganta y luego la aprisionaba adentro y suavemente la iba sacando hasta que solo le quedaba la cabeza dentro de su cavidad bucal, ah&iac
ute; empezaba mover su lengua dentro y yo sentía como su lengua saboreaba toda mi verga y luego comenzaba la operación. De no haber estado bajo el efecto del alcohol le hubiera llenado la boca de leche a la segunda mamada. Así estuvo mamando al tiempo que yo estiraba mi mano y le empezaba a hacer una paja. Mis dedos se escurrían con facilidad dentro de su vagina logrando penetrarla hasta con dos dedos a la vez y luego los sacaba y me concentraba en su empapado clítoris.
Luego la separé de la verga y le dije que se pusiera en cuatro, ella me dijo que no quería que la penetrara aún y yo le dije que esa no era lo que tenía en mente. La puse en cuatro sobre el quinto o sexto escalón y empecé a lamerle los muslos con suma delicadeza, prácticamente solo la tocaba con la punta de la lengua y con el calor de mi aliento, subía por sus muslos hasta que llegaba a su culo, ahí le lamía las nalgas y bajaba hasta su entrepierna y le daba las respectivas lamidas sin llegar al clítoris, me estaba concentrando en ponerla arrecha y sabía que lo estaba ya que a cada lamida ella movía su cuerpo tratando de que mi lengua llegara al ojo del culo ó bien a su clítoris, dependiendo en donde estuviera, pero sin conseguirlo.
Así estuve un rato y lentamente fui introduciendo los dedos en el juego. Comencé por meterle un dedo en el culo y ella gimió con fuerza y empezó a mover las caderas como toda una puta en celo. Mi lengua le daba una mamada de campeonato y luego entraron dos y luego tres dedos, ella se retorcía, era increíble como gozaba por ese culo.
Luego me incorporé y quedando justo detrás de su culo le metí tres dedos de mi mano derecha en el culo y tres de mi mano izquierda en la chucha y comencé un fuerte bombeo de mete y saca, ella empezó casi a gritar y a mover las caderas tratando de meterse las manos completas y con su mano se sobaba el clítoris con fuerza y de cuando en cuando tocaba mi mano dentro, al mismo tiempo yo le hablaba vulgaridades pues sé que esto excita a la mayoría de las mujeres, le decía que era mi puta y que se veía riquísima con mis dedos en su cuerpo y la increpaba a decirme que si le gustaba, que me dijera si estaba gozando ó pararía si no lo pedía, pronto sentí que empezó a tener unos espasmos gigantescos y su cuerpo empezó a temblar, al tiempo que me gritaba:
-Dame duro papi, culeame con fuerza, vamos rómpeme el culo como hacia años que no me lo reventaban, eso, así, así me gusta papi, culeame con todas tus fuerzas, dame que me vengoooo…
Su cuerpo no paraba de temblar y ella dejó caer su cuerpo encima de las escaleras, pero con el culo aun al aire. Yo me incorporé y le empecé a mamar el ano y se lo ensalivé y luego puse mi verga en posición y lentamente comencé a introducirle la pinga en ese rico trasero. Ella empezó a gemir una vez más y me dijo que se lo clavara hasta el fondo, pronto le tenía toda la verga dentro y me la cogí con un gusto increíble, mi verga entraba y salía de ese culo mientras le hacía saber lo rico que lo tenía. La estuve bombeando un buen rato sin acabar gracias, una vez más, al alcohol ingerido esa noche. La bombeaba con fuerza y eso a ella la ponía más arrecha, le encantaba que le dieran por el culo.
Ella me dijo que le dolían las piernas y que quería otra posición, así que me senté en el sofá de la sala y ella se arrodilló y empezó a mamarme la verga. Lo mamaba con una arrechura increíble. Yo mientras le sobaba la cabeza y le tocaba sus ricas tetas. Ella se incorporó y yo le di vuelta y la guié para que se sentara en cima de la verga. Se la metió hasta el fondo de una sola, luego subió las piernas al sofá y empezó a subir y bajar, clavándose la verga con fuerza en cada una de sus arremetidas, yo por mi parte la tenía agarrada por las tetas para guiarla y gozar más de esa culeada que me estaban dando. Luego ella se levantó lo suficiente para sacarse la verga de la concha y tomando mi pija en sus manos se la llevó directo al ojo del culo y se la fue metiendo al tiempo que gemía.
Cuando la tuvo clavada empezó un movimiento hacia delante y hacia atrás y contraía su esfínter con increíble rapidez. Para aumentar la excitación la traje hacia mi cuerpo y mientras ella seguía las contracciones yo le sobaba el clítoris con una mano y con la otra le apretaba sus pezones y acercando mi boca al
oído comencé a lamérselo y a susurrarle al oído que desde ahí se veía la escalera y en cualquier momento podía salir su marido y verla ahí como toda una puta gozándose esa verga en su culo, que gozara con el morbo de poder ser descubierta por su marido con una verga hasta el fondo de su culo.
Eso la puso muy arrecha y empezó a acelerar sus movimientos al tiempo que decía que le gustaría que la vieran gozar como puta y sentí como tuvo unos espasmos, pero no tan fuertes como los anteriores y por algo que no comprendí hasta segundos después, se levantó del sofá y me dijo que quería venirse con la misma intensidad de hacía un rato.
Me tomó de la mano y me dijo que yo la había llevado hasta ese nivel de arrechura y desenfreno y que por ello deberíamos llegar hasta el final de una de sus fantasías. Me tomó de la mano y así en pelotas como estábamos, subimos la escalera y llegamos a la entrada de su cuarto. Ella se asomó y luego tomándome de la mano me llevó dentro de la habitación. Mi mente empezó a viajar y se me puso la verga dura como un hierro. Mientras nos acercábamos a la cama, ella estiraba la mano y me tocaba la cabeza de la verga y yo hacía otro tanto tocando su hermoso culo.
Parados al lado de la cama donde reposaba su marido, me coloqué detrás de ella y comencé a besarla y a acariciarle el cuerpo, sus pezones estaban muy erectos, ella me sobaba donde podía estando de espaldas, la cabeza la verga, el estómago, tomó a su marido y lo puso boca arriba, quedando su verga al aire, luego se dio vuelta y me dijo que quería que me la cogiera como hace un rato abajo en las escaleras, pero que ella le daría tremenda mamada a su esposo, y que no me preocupara que ella sabía que él así jamás se despertaba, solo un poco cuando estaba por acabar y volvía a caer y mientras decía esto me sobaba la pija y apenas terminó de hablar se agachó y empezó a comerse mi verga.
El verme ahí parado, con mi verga en la boca de Ana y Luis boca arriba desnudo me tenía muy excitado. Ella mamó hasta darse gusto y luego se dio vuelta y parada al borde de la cama, tomó la verga de Luis y se la metió en la boca e inició una suave mamada. Yo me puse al lado de ella, para verla mamar otra verga, corriéndome el riesgo de que si Luis abría los ojos lo primero en ver sería a mí. Ella la chupaba manteniendo la vista clavada en mis ojos, y yo por mi parte mientras me pajeaba, le empecé a meter dos dedos a la vez en su culo, ella gemía con la verga de Luis en la boca y empezaba a mover el culo y con la mano izquierda reemplazó mi mano en la paja que me hacía.
Era todo un espectáculo verla mamar la inmensa verga de Luis, que estaba morcillona, mientras me pajeaba mirándome a los ojos y meneando su culo para sentir mis dos dedos dentro. Pronto la dejé mamando la verga de Luis y me fui hacia su parte trasera y tomando mi verga se la metí en la concha que estaba empapada. Ella aceptó la verga de buena gana y a cada arremetida mía ella echaba el culo hacia atrás con fuerza. Luego le incliné las piernas levemente y sacando la verga de su concha, le apunté hacia el culo y la clavé nuevamente, ella se sacó la verga de Luis de la boca y mientras lo pajeaba se arqueó hacia arriba y yo inclinándome hacia delante le tomé las tetas y se las apreté fuertemente al tiempo que nos fundíamos en un beso de lenguas, el saber que esa boca estuvo con una verga dentro segundos antes, me excitó de alguna forma y mi verga incrementó su dureza dentro de su culo, ella lo notó y continuó el lengüeteo y de cuando en cuando se detenía, volvía a mamarle la verga al marido y subía para volver a fundirnos en otro beso en el cual se mezclaban nuestras salivas con el sabor de la verga de Luis.
Para ese momento ella estaba nuevamente con la boca fría y sus ojos se entrecerraban como perdiendo el conocimiento, así que decidí darle lo que había pedido cuando subimos. Me separé de ella y me agaché para meterle tres dedos de cada mano en su culo y micha, respectivamente. Ella empezó a gemir sin soltar la verga de Luis y en pocos momentos empezó con una oleada de espasmos involuntarios que la hacían temblar toda, sus nalgas se contraían fuertemente y apretaban mis dedos en su interior, sus caderas se movían sin control, era todo un espectáculo que excita a cual
quier hombre que disfruta el goce de una mujer. Sus espasmos continuaron de forma casi imperceptible, lo sentía solamente en mis dedos, ella por segundos, sacando la verga de Luis de su boca me dijo que no le sacara los dedos ni de broma.
En ese segundo pude ver que la verga de Luis estaba totalmente parada. Ella siguió mamando casi sin sacarse tremenda verga de la boca y yo por mi parte seguía arremetiendo contra su culo y micha, sintiendo como su interior seguía con espasmos muy leves. Segundos después sentí que sus espasmos aumentaban y noté como Luis estaba gimiendo y diciendo:
-Sácamela Ana, sácame toda la leche como tú sabes.
Yo me asusté un poco, pero a esas alturas no iba a parar, menos sintiendo los inmensos espasmos que le estaban volviendo a las caderas de Ana, pronto noté como Luis se quedaba totalmente inerte en la cama y como Ana empezaba a subir y bajar su boca por el tremendo mástil. Su cuerpo seguía temblando y sacando rápidamente mis dedos me incorporé, ella se dio vuelta y se recostó al borde de la cama, a los pies del marido y ahí sin reparos le metí toda la verga en su dilatado culo.
Ella tenía la boca llena del semen de su marido y se lo esparcía por los labios y las tetas y sin decirme nada me tomó por la cabeza y me besó con fuerza llenándome la boca con la mezcla de su saliva y el semen de su marido lo tenía todo en la boca y con su lengua me hizo tragar un poco y acercándose a mi oído me dijo, al tiempo que movía sus caderas:
-Yo también improviso locuras y el sentir la leche de mi marido en tu boca me pone a mil y a ti también, vamos lléname el culo de leche.
Y volvió a fundirse conmigo en un beso, todo eso era demasiado para mi y terminar ella de hablar, empezar mi verga a disparar toda la descarga de leche que se había acumulado a lo largo de la noche. Sentía como mi verga escupía leche a montones, era una corrida increíble.
Ella se sobaba fuertemente el clítoris. Creo que ella tuvo otro orgasmo en ese momento. Nos incorporamos y salimos del cuarto. Fuimos al baño y nos aseamos rápidamente y ella me dijo que ojalá su locura de ponerme a tragar y saborear leche no me hiciera enfadar con ella, pero que en el sexo para ella las locuras son el detonante y como habíamos hablado anteriormente, su marido era algo lento. Le dije que no se preocupara y que yo pensaba igual.
Ella me dijo que si notaba su culo abierto, era porque ella se metía cosas cuando estaba sola, pero que su marido no la tocaba por ahí desde hacía años. Pero que el sexo anal era su pasión y yo lo había despertado al tocarla ahí al inicio de todo.
Ese fue el detonante. Bajamos me vestí y nos despedimos con un beso y quedamos en hablarnos otro día y salir en un almuerzo de amigos con mi esposa y su marido. Claro que al oído le dije que ojalá esto se repitiera y ella me dijo que no lo dudara. Cuando vi la hora eran prácticamente las 6:00 a.m. así que le pedí a Ana otra cerveza, la cual bebí en el camino y dejé que parte de ella cayera en mi ropa ya que sabía que la guerra en casa era inevitable, pero sabía también que mi esposa conoce lo mucho que me gustan las parrandas con mis compañeros de cuando en cuando y que llegara perdidamente borracho y con el olor a licor, la guerra sería corta.
Mis pensamientos estaban en Ana, no había duda, ella seguía teniendo pasión por las mamadas, solo que ahora era una señora mamadora. En cuanto a Luis, me apena un poco lo que sucedió, pero si me preguntan si me arrepiento de lo sucedido les diría que en lo más mínimo. Y si la oportunidad de almorzar juntos se da, iré con gusto. Y de que me vuelvo a comer a Ana, pueden contar con ello, solo que no creo que vuelva a hacerlo en su casa.
Autor: Puerjos Puerjos (arroba) hotmail.com