Hola a todos, soy Karla, tengo 20 años de edad y soy argentina aunque desde los dos años vivo aquí en México DF. Estudio la licenciatura en administración turística y actualmente no tengo novio por motivos que les iré contando en una serie de relatos que espero puedan y quieran leer ya que el simple hecho de saber que así lo hacen me excita y alegra.
Esta historia comenzó dos días después de cumplir mis dieciocho años o sea un lunes, el sábado anterior había sido mi fiesta en mi casa con todos mis amigos. La fiesta fue un éxito aunque yo pensé que ese día sería el de mi primera vez con un chico que me gustaba mucho y con el que ya había tenido algunos intercambios de besos y caricias. Lo más que pasó ese día fue que nos abrazáramos porque resultó que ya tenía novia. Me sentí triste, pero mi intuición femenina me dijo que pronto las cosas iban a cambiar.
Finalmente llegó el lunes aquel, yo no fui a la escuela porque mi grupo iría a un viaje y yo no quería ir, por lo tanto me dispuse a echar la flojera todo ese día, además mis papás trabajan todo el día y solo vienen a comer a mi casa, pero ese día ni a eso irían porque tenían una comida con mis padrinos. Así que decidí meterme a la alberca, he de confesar que desde chica me encantaba usar bikinis, jamás he usado trajes completos, me gusta lucir mi cuerpo, la verdad es que tengo unos muy buenos senos, un trasero muy sexy en fin… todo me gusta de mí, soy delgadita, de cabello largo castaño, y aunque esté sola me gusta lucir muy bien.
Ya estando dentro de la alberca me quité el bikini para nadar desnuda, es una sensación que siempre me ha seducido, sentir el agua por todo mi cuerpo ha hecho que casi tenga orgasmos, ya que además de pronto me gusta dedearme debajo del agua y acariciarme los senos. En eso estaba cuando escuché el timbre, así que me puse el bikini y me envolví en mi toalla, pensé que eran mis papis. Cuando abrí la puerta me encontré con un amigo de mi papá, él tenía 39 años y solía ir mucho a mi casa en nochebuena y todas esas fiestas, obviamente acompañado de su esposa y de Cecilia su hija, (que por cierto es amiga mía).
Iba muy bien vestido, ya que es gerente de un reconocido banco. Y no es nada feo, además que es deportista, en fin, un señor muy atractivo. Le dije que pasara nada más, que cerrara los ojos porque la casa estaba hecha un relajo y yo en toalla. Él solo se rió y me dijo: mira Karlita, solo vine a dejarle estas facturas a tu papá. Yo le dije que no estaba mi papá, que llegaría hasta en la noche, mientras le decía eso él miraba mis pantorrillas por las cuales escurría agua. Me dijo: pero yo hablé con él hace rato y quedamos de vernos aquí, yo me sorprendí un poco, pero le creí.
Fue entonces que le ofrecí algo de beber, yo estaba tomando un rico brandy, el me aceptó una cerveza. Le prendí la televisión de la sala y le dije que cualquier cosa me buscara en la alberca que entonces ya no tardaba mi papá. Él me dijo: si princesa, no te preocupes no tengo prisa. Fue extraño porque nunca me había dicho princesa, solía decirme Karlita, no le tomé mucha importancia y me salí a la alberca, era un día hermosísimo, pero se pondría mil veces mejor.
No pasaron ni diez minutos cuando el amigo de mi papá salió a la alberca y le pregunté: -¿Qué pasó señor Alfredo? ¿Se le ofrece algo? Él se me quedó viendo con una sonrisa algo morbosa y me dijo:
-Si princesa, lo que pasa es que quiero otra cerveza, pero no las encuentro y pues te voy a molestar.
Yo le dije que no era ninguna molestia que enseguida se la daba, él me pasó la toalla y me miraba fijamente mientras yo salía de la alberca, cada gota que escurría por mi piel blanquita y me dijo: -Oye Karlita, me tienes que decir como le haces para ponerte m&aa
cute;s preciosa cada vez que te veo, la verdad es que me sentí alagada aunque con un poquito de miedo. Yo solo reí y le contesté: -Pues no hago nada realmente, solo hago un poco de ejercicio.
Fuimos hacia la cocina, él me tocó la espalda para que pasara primero, pero sentí como deslizó su mano hacia abajo. Saqué la cerveza del refrigerador y se la destapé, en eso me dice, -Oye princesita, ¿acabas de cumplir años el sábado verdad? Supongo que te dieron muchos regalos bonitos. Yo le dije: -Pues me fue bien señor Alfredo, no recibí todo lo que quería, pero no me quejo. Me dijo: -Pero bueno, te acompaño afuera no te me vayas a enfermar preciosa por estar entre y sale de la casa. Y le dije: ok, si quiere bébase su cerveza acá afuera para que no esté solo.
Yo la verdad empecé a sentir humedad en mi vagina y no entendí porqué, quizá porque el señor Alfredo me estaba seduciendo con sus palabritas y la manera en que me las decía. Una vez afuera le dije que me metería a la alberca, él se acercó una silla y me preguntó que, qué fue lo que me había hecho falta de regalo. Yo posiblemente me sonrojé y le dije, – Pues un novio don Alfredo… Él me dijo: – Mira chiquita eso es difícil de creer porque eres una chica demasiado hermosa y debes tener muchos pretendientes… y ya no me digas señor Alfredo, dime Alfredo.
Le dije que muchas gracias por lo que me decía, pero que era verdad lo de mi soltería. Él le dio un tragote a su cerveza y me dijo… – Si yo pudiera te pediría que fueras mi novia princesita, me encantaría además enseñarte los mejores placeres de la vida, sé bien que tu papá no iba a estar ahorita ni nadie más, así que quise venir a visitarte chiquita hermosa, te ves tan sexy, ya no puedo guardarme esto más, creo que hasta te vistes así como putita para mi, ¿verdad?
Yo en ese momento no sentí miedo no nada así, al contrario, me quedé paralizada viendo la inevitable erección de Alfredo, a lo que yo simplemente le dije: – Creo que necesito aprender muchas cosas Alfredo, ¿porque no vienes conmigo?
Ni siquiera yo podría creer que yo hubiera dicho eso, en menos de lo que yo esperaba Alfredo estaba desnudo, su pene es enorme, yo nunca había visto un pene así en vivo, se echó un clavado y comenzó a besarme y a abrazarme y me dijo: si Karlita, quiero desvirgarte, quiero que seas mía, estas tetotas y este culote tan sabroso tienen que ser míos, me los merezco.
Él me quitó el sostén de mi bikini y comenzó a chuparme mis senos, los mordía con mucha pasión, mientras tanto me agarraba mis nalgas, me las apretaba tan rico, en eso comenzó a besarme el cuello mientras me bajaba el bikini, yo lo abracé con mis piernas y me dijo:
– Karlita, sabrás lo que es sentir mi verga adentro y ya nunca la querrás tener afuera, y te diré putita porque es lo que eres, una putita tan rica, sensual y sabrosa, siempre se me para la verga nada más de verte y olerte, y ahorita vas a ser mía, te va a doler poquito, pero te la meteré poco a poco, te va a encantar.
Me penetró con mucha suavidad mientras me besaba y me agarraba las tetas, sentí un placer demasiado grande, de pronto me la metió de una sola intención, hecho que me hizo gemir y sentir como una zorra insaciable de ese pene tan gordo, venoso, cabezón y largo. Alfredo me manoseaba como un loco mientras me decía:
– Puta madre, que rico coges mi reina, te voy a coger muchas veces más ¡eh! Te daré todo lo que quieras.
Yo solo le decía; hazme tuya las veces que quieras, te pertenezco, métemela más adentro, más rápido, dime que tan sabrosa y que tan puta soy.
Al poco rato sacó su pene de mi vagina, se sentía tan rico estar con él y en el agüita, y me dijo, quiero que me la chupes antes de venirme dentro de ti putita sabrosa. Entonces él se sentó en la orilla de la alberca, y me dijo, solo métetela en la boca corazón, disfrútala, lámela toda, hasta mis huevos, y no me dejes de ver a los ojos, dime que tengo una vergota y que es la única que quieres dentro de ti. Yo le dije todo lo que él quería y se la chupaba, se la lengüeteaba, yo lo estaba disfrutando tanto como el.
Después de varios minutos se volvió a meter a la alberca, me puso de espaldas a él y me volvió a penetrar, sentía mi vagina tan apretadita, &eacut
e;l me decía que mi vagina era una delicia para su verga y que se sentía halagado y privilegiado de quitarme la virginidad, de pronto aceleró las embestidas mientras no me dejaba de agarrar los senos por atrás y mientras metía un dedo suyo en mi boca, en eso me dijo, me voy a venir putita, y adentro de tu colita hermosa ¡ahhh, ahhh! Ambos gemíamos como unos locos hasta que sentí mi vaginita inundada de sus múltiples chorros de semen.
Terminamos besándonos y pasando una hora más juntos, bebiéndonos un trago y en la alberca, me dijo que se tenía que ir, pero que nos veíamos pronto. Me besó y se fue… Pero esto… es solo el principio y quiero contarles todas mis historias, si gustan contactarme no tendré problema en aceptarlos… espero que sean muchos y maduros porque entonces me encantarán. Hasta pronto, muchos besitos nenes.
Autor: Karla
Cómo te contacto??
Wow me pusiste a mil, soy maduro y desearia una putita como tu
Que rico relato