Soy un esposo de hogar y 2 hijos, un hombre de paciencia y no me gusta el estrés, tengo un carácter bastante pacífico. Físicamente, mido 185 cm de altura, peso 88 kilos y estoy en forma, voy al gimnasio y nado, color de piel morena de ascendencia latina. Mi señora es otra persona muy tranquila y muy primorosa en el hogar. Físicamente, es bajita como 160 cm, tiene un poco de sobrepeso y siempre pone excusas por su trabajo para no ejercitarse. Su piel es bastante clara y es de ascendencia española.
Era un hogar normal, sin muchas emociones fuertes hasta que una noche, mi esposa entró corriendo a la casa. Ella entró súbitamente a la ducha y desde allí me gritó que había vomitado en el carro. Me pidió un cambio de ropa seca y ayuda con un detergente para ropa. Durante el sobresalto, pensé en ayudarle todo lo que pudiera, le alcancé todo lo que pidió, pero no dejó que entrara al cuarto de baño, que no me pareció nada raro, porque ella gusta de hacer las cosas sin ayuda. Me repetía que ya se sentía mejor y que solo quería su pijama y acostarse a dormir. Me dijo que no limpiara el vehículo, porque podía estar muy sucio y que iría a un lugar para lavarlo a primera hora de la mañana. Desafortunadamente, yo debía utilizar ese vehículo a la siguiente mañana por lo que le dije que iba a buscar un lugar que aún estuviese brindando el servicio. Ella insistió mucho que no lo abriera, que lo dejara así. Esa insistencia llamó mi atención. Me dispuse a abrirlo y verificar, qué tan sucio estaba. Ella siguió negándose, pero no le escuché más y fui al carro. Lo abrí, tomé la lámpara, verifiqué todo lugar y el carro aparecía estar completamente bien, nada derramado ni nada. Me resultó muy extraño. Ella salió rápido del cuarto de baño para abordarme, cuando volvía de la cochera.
– ¿Sabes?, no vi nada sucio, todo está limpio.
– Seguramente, huele muy mal.
– No, de hecho aún se siente el aroma líquido del fin de semana.
– Seguramente, reaccioné y vomité por la ventana.
– Iré a revisar, si la puerta está sucia…
Volví al vehículo, la puerta y el interior estaban limpios. Me fijé muy bien y noté su asiento tenía una mancha oscura en forma de elipse y no más grande que la palma de una mano. Pensé que podía ser vómito, pero mi agudo olfato identificó que era su olor personal, era el olor de sus parte íntimas.
– Oye, vi una pequeña mancha en tu asiento. ¿Estás en tu período?
– Sí, tal vez es eso, también pudo ser que había bebido demasiado, tal vez solo saqué agua.
No quise dar más largas al asunto. El vehículo estaba en condiciones para usarse, luego de limpiar rápidamente el asiento. Ella se sentía mejor y solo quiso dormir. Esa noche, me quedé con los niños hasta que cayeron dormidos. Mientras tanto, también me llamó la atención, que había llegado un poco más tarde que la costumbre. Demoró unos 30 minutos más, lo que no era totalmente inusual, porque por su trabajo, debe cerrar una caja registradora y asegurar un local.
A partir de esa noche, mi esposa comenzó a hacer sus llegadas tarde un poco más frecuentes. De 1 vez cada 2 semanas pasó a ser 3 veces por semana. Por lo que le consulté.
– ¿Sabes?, he notado que estás viniendo más tarde y solo vienes a tomar una ducha y a dormir, casi no platicas con los niños ni conmigo.
– Sí, lo sé, es que al mediodía estoy haciendo un poco de ejercicio con los de la tienda y eso hace que me retrase un poco en el trabajo. Al no tener ducha allá, me siento sucia al venir y por eso estoy tomando un rápido baño más frecuentemente que antes.
Vivimos en una zona costera, por lo que los días son húmedos y cálidos. Una ducha por la noche ayuda mucho a conciliar el sueño, eso no llamó mi atención, pero sí el cambio de horario.
Luego de cerca de un mes así, una noche los niños querían cenar pizza. Así que le llamé para preguntarle, si podía pasar por una pizza mientras conducía a casa. No me contestó la llamada y le dejé un mensaje instantáneo, que tampoco revisó. Pensé que aún podía estar ocupada, así que me dispuse a ir por la pizza por mí mismo y los chicos. Al volver, coincidimos frente a la casa. Vi que mi vecina se bajaba del vehículo y luego mi señora se estacionó. Durante la cena conversamos.
– Oye, qué bueno que encontraste a la vecina y le ayudaste a venir. Ella siempre ha sido muy atenta con nosotros. Muchas veces, cuando salgo a regar las plantas, encuentro que ella ha regado las suyas y ya ha mojado las nuestras. Es muy amable.
– De hecho, no es que le encontré por el camino. Ella está llegando a la tienda después de su trabajo, porque el suyo está muy cerca y le traigo a casa.
– Ah, qué bueno, así puede ser amigas y platicar. Tal vez le invitamos a comer un día de estos y socializamos también con su esposo.
– ¿Esposo?
– Sí, su esposo.
– No, él es su primo, no su pareja.
– Lo ves, debemos socializar más. ¡Ja, ja, ja!
Esa noche, fui al carro para sacar unos documentos que dejé la última vez que lo usé. Mi sorpresa fue que el asiento volvió a aparecer húmedo. De nueva cuenta una mancha elíptica más pequeña que un palmo de mano; no mencioné nada. Me dispuse a revisar la aplicación del GPS del vehículo para saber dónde estaba, cuando le llamé por teléfono y no atendió mi llamada ni mi mensaje. El vehículo inició el viaje a la hora acostumbrada antes de la primera noche que todo esto inició. Tomó una ruta no usual como si no quisiera venir por la ruta corta, sino por una ruta larga y alejada. El vehículo se estacionó al lado de la carretera, era justo una área con vista a la parte baja de la ciudad y muy solitaria. Allí estuvo estacionado por unos 40 minutos, exactamente a la hora que marqué y no contestó. Luego llegó a casa y coincidimos a la hora de arribo.
– Oye, te marqué más temprano, pero no contestaste.
– Deja revisar, ¡tienes razón! – He tenido el teléfono en mudo y no me he dado cuenta. Disculpa.
– ¿Estabas aún en la oficina?
– Sí, tuvimos un día pesado, salimos tarde.
Sabía que algo estaba ocurriendo y no lo podía creer. Hasta los eventos, nuestra vida sexual fue linda y ambos nos cumplimos. Mi esposa es muy sensual, le gusta mostrar sus piernas y usar mucha crema hidratante sobre su piel clara. Tiene unos pechos sensuales y redondos talla 34B, pezones rosados. Su cabello es castaño claro natural. Sus axilas siempre están perfectamente depiladas y su área del bikini depilada todas las semanas en un spa, aunque le gusta usar un pequeño triángulo con vellos.
¿Sería mi vecina quién provoca todo esto?
Decidí confirmarlo y una noche seguí el recorrido del vehículo al salir del trabajo. Era exactamente la misma ruta que con ayuda del GPS había visto unas noches antes. Se alejó del resto de vehículos que paran para comprar un café, alguna bebida o algo sencillo para compartir. También me alejé para que no se diera cuenta que le seguía. Al pasar unos 15 minutos, decidí acercarme con sigilo y ver qué sucedía.
¿Qué fue lo que vi?
Vi a mi mujer con el sostén abajo y sus pechos siendo besados por otra dama. Mi mujer se había quitado la falda y tenía las piernas completamente abiertas para que la otra mujer le tocara todo; vi cómo la otra mujer introducía varios dedos en la vagina de mi esposa. Afuera alcancé a escuchar gemidos de ambas mientras tenían una relación sexual lésbica…