Como les conté en el anterior relato del 4 de Febrero, me llamo Pedro, hace pocos días había vivido la experiencia más erótica de mi vida con mi sobrina Emma de 17 años a quien pillé masturbándose y en su calentura me pidió ayuda y me atreví a lamerle sus virginales labios vaginales . Agradecí todos los consejos que me mandaron las lectoras, muy ardientes algunos me animaron a culminar los acontecimientos que paso a relatarles a continuación.
Pues bien, desde el día que saboree el sexo de mi sensual sobrinita me he sentido totalmente obsesionado por ella. Aunque mi mente me ayuda a controlarme, las tentaciones que me provoca son superiores a mi voluntad y en muchas ocasiones con sólo tenerla cerca o verla tentándome con sus truquitos enloquecedores, ropitas minúsculas que me ponen a temblar como un niño, me quedo sin aliento y sufro de erecciones que a ella le divierten cuando corro a esconderme. Sus pretextos para rozarse conmigo sin que su madre la vea son continuos. Ya le he logrado tenerla de espaldas sintiendo mi pene entre sus nalgas mientras se contorsiona cuando su madre esta ocupada, también la he tenido en mis brazos por escasos minutos y la he besado con pasión juvenil y como loco le he acariciado sus bellísimas nalguitas y comido sus senos paraditos y puntiagudos, pero hasta ahí, porque de pronto suena algo anunciando que se acerca mi hermana que es su madre y ha estado a punto de pillarnos, pero no sospecha nada. Mi sobrina me ha llamado por teléfono y me habla de sus deseos de ser mía, sentir mi gran pene entrando en ella por primera vez. La verdad es que no resisto tanta tentación, me asusto mucho y he colgado el teléfono nerviosamente pero después he terminado haciéndome una tremenda paja en el baño de mi oficina. Hasta el sábado pasado me había negado a dar ese paso porque me moría de terror el sólo pensar en estar a solas con ella; lo había evitado pajeándome varias veces al día y hasta refugiándome en casa de mi novia, con quien solía tener una vida sexual placentera y sin problemas, pero ahora sin que mi novia lo note, durante nuestras sesiones de sexo me paso soñando y fantaseando con Emma.
Este sábado, Emma me tenía preparada otra tortura en el arte de la seducción que domina a la perfección, era una sorpresa tan excitante como aquella en que la sorprendí masturbándose. Este sábado me llamó por teléfono, me dijo que estaba en casa de su amiga Carolina haciendo unas tareas de clase. Le noté la voz muy eufórica, me dijo que estaban alegres, escuchando música y hablando de chicos. Me contó que estaban solas y que las visitara para gozar un rato: «Por favor tíito ven no me hagas quedar mal, que le he contado a Caro que tengo un tío guapísimo y muy divertido para contar chistes, para bailar…en fin tío, ven no te preocupes si crees que te voy a comer» y de seguido me dio la dirección. Le dije que lo pensaría porque de verdad estaba muy atareado, pero fue inútil. Cuando colgué el teléfono ya no pude seguir trabajando, me sudaban las manos, las piernas me temblaban, me puse sumamente nervioso imaginando muchas cosas, de seguro que estaba a punto de vivir algo más excitante que nuestro primer encuentro.
Cuando me bajé del auto me temblaba aún más todo el cuerpo, miré hacia todos lados y la calle estaba desolada pero aún así pensé en devolverme considerando que estaba haciendo una locura. Finalmente toqué la puerta y me salió Emma casi de inmediato. Se veía seductora, riquísima, con una minifalda muy corta y un top que dejaba descubierto su ombligo mientras sus senos parecían querer explotar, terminando como 2 puntas de montaña empinada que señalaban hacia adelante. Su amiga Carolina resultó ser otro bombón, un poco más rellenita que Emma, unos senos más grandes y redondos que mostraba juntos con el escote pronunciado que vestía. Con un cuerpo de modelo, vestía unos pantaloncitos cortos de lycra que le permitía exhibir sus nalgas y vaginita juvenil. Ellas estaban enfiestadas tomando vino, y casi de inmediato me invitaron a tomar y pasamos a la sala a escuchar música. Todavía no salía del asombro de estar con tales bellezas y casi de un trago me tomé el vaso de vino que me sirvió Caroli
na. No sabía como reaccionar ni como romper el hielo, pero la verdad es que era yo la presa y sólo debí esperar a que ellas atacaran. Emma no tardó mucho en dar el primer paso. Tío&, me dijo, &le he contado a Carolina que tienes mucha experiencia con las mujeres y que nos podrías ayudar mucho, ella tiene muchas dudas sobre sexualidad y como yo, es virgen&. Envalentonado tomé otro trago de vino, y les dije que con todo gusto aclaro cualquier duda... Primero&dijo Emma, dí cual de las 2 es más sexi, cual te gusta más& aayyy mi querida Emma me quería poner en apuros, pero logré contra atacar retándolas a que mostraran más para contestarles con sinceridad. Después de negociar un poco la forma como me mostrarías cual era la más sexi, decidimos que ellas modelarían ropa interior de Carolina y Emma se arriesgaría a perder si no le ajustaban bien. Eso si yo exigí que se cambiaran en la habitación y saliera una de ellas primero cuando yo avisara salía la otra pero me quedaría solo con ella haciendo la evaluación. Entre risas y saltos, las dos entraron a la habitación a probar con la primer prenda. Yo no paraba de tomar vino, mi corazón bombeaba y los minutos se me hicieron eternos. Finalmente me gritaron que estaban listas, pero querían que yo sugiriera quién saldría primero, por supuesto que me incliné por mi sobrina. Aaaaggg casi desmayo cuando salió Emma descalza, el pelo suelto y luciendo más seductora que nunca con un hilo dental que dejaba al descubierto sus redondas y duras nalgas y sin sostén, cubriéndose con una blusa de tirantes medio transparente, que le hacia resaltar sus pezones puntiagudos. Estaba sencillamente irresistible, una ricura de mujer como nunca habría soñado ver en vivo y sólo para mí. Fue imposible controlarme y me lancé a besarla como desesperado, a tocarle sus nalgas y lamer como loco los pezones más duros y divinos que he conocido. Emma no se me quedaba atrás y luchaba por quitarme la ropa mientras buscaba con ahínco tomar mi tremendo pene en sus manos. Ya le había sacado la blusa, mientras yo quedaba en boxer con el pene afuera que ella me acariciaba con gran pasión, mientras mis dedos buscaban acariciar sus labios vaginales, ella estaba totalmente húmeda y yo sentía riquísimo que tomara mi pene con sus dos manos y rozar mi glande por sus muslos. Así estábamos, cuando escuchamos a Carolina gritar: &time&time..lo siento mucho&pero creo que es mi turno&. Yo no podía controlarme, y hasta me había olvidado de Carolina, pero Emma si, y a pesar de mi oposición se desprendió de mis brazos, recogió su blusa y entró agitadamente a la habitación, yo la seguí a la habitación pero cerró la puerta con seguro, y ahí quedé, frente a la puerta, en boxer, aún vistiendo los calcetines negros, con el pene que me explotaba, sin saber que hacer. Sólo escuché risas en la habitación y finalmente Carolina gritó que en 5 minutos saldría. Esos 5 minutos me sirvieron para calmarme, y antes que pensar en vestirme, decidí quitarme los calcetines y quedarme esperando en boxer. Esta vez los 5 minutos me parecieron como 5 segundos. Carolina salió luciendo un juego exactamente igual al de Emma, sólo los colores eran diferentes y ellas por supuesto. Los grandes senos de Carolina hacía que los pechos le resaltaran por los lados. Sus pezones grandes con una aureola m& ser mamados. Ella alcanzó a sacar mi pene y tomándolo en sus manos expresó: Que pichota mas grande y rica&, nunca había escuchado esta expresión, pero me erizó todos los pelos y bajé mi manos para palpar su pubis y su vaginita. Metiendo mi mano por su tanguita, noté que estaba casi totalmente depilada, con sólo una pequeña línea de pelitos, al pasar mi mano por sus labios haciendo una pequeña presión con un dedo, este resbaló riquísimo entre la sustancial lubricación que ya tenía, estaba muy calientita. Ella cruzó sus pies como atrapando mi mano mientras suspiraba y en forma agitada repetía en forma muy sensual que pichota mas rica&, tomó mi pene entre sus manos y se inclinó para meterla en su boca, aunque solo alcanzaba a meterse el glande, ya que mi pene es bastante grueso. Caí sentado en el sillón con mi cara hacia arriba y mis ojos cerrados, me sorprendió Emma, totalmente desnuda y propinándome un apasionado beso en la boca. No podía creerlo, estaba con las dos al mismo tiem
po. Carolina me sacó el boxer y sólo ella quedaba vestida con su tanguita, no se desprendًía de mi pene que lamía disfrutándo con gran placer que me parecía la llevaban a tener orgasmos. En un momento nos acomodamos de forma que tuve al alcance de mi lengua los riquísimos labios vaginales de Emma, pudiendo revivir nuestra primera vez. Le pasaba lengüetazos que alguna vez le llegaban a su ano, haciéndola estremecer y gritar sin despacho alguno con gran lujuria y diciendo: &ayy tiiiiito que rico, sigue&sigue&.ayyy que rico&. Carolina, mientras tanto decía &ayy Pedro esa pichota no me cabe pero quiero sentirla así&caliente acariciandome ahí&pero no me la metas, por fa&es muy grande, de seguido se colocó en posición y sin soltar mi pene, se pasaba el gran glande por sus húmedos labios donde le resbalaba como exigiendo entrar, pero ella la movía controlando que no se le metiera. Emma gozaba mi lengua en su clítoris y observando lo que ocurría le gritó a Carolina: &no seas cobarde, metéla hasta adentro, de seguro que te cabe, o quítate de ahí que yo si la quiero toda para mi... Pocos instantes después sentía como mi pene se abría paso, y empecé muy suavemente a realizar movimientos de penetración. Caro finalmente soltó el pene y se aferró a mi con sus manos, mientras con confianza controlaba la penetración echando sus nalguitas hacia atrás, pero sin dejar de hacer un movimiento liviano que permitía la penetración muy placentera y lentamente se le fue resbalando. Emma ya se había levantado, pues prefirió observar muy de cerca el desvirgue de su amiguita. Agachada viendo, no dejaba de acariciarse su clítoris poniendo una cara de lujuria. Yo quedé libre con Carolina a quien por primera vez abracé con ganas y le estampé un pasional beso, mientras suavemente continuaba la penetración que se dificultaba ante su estrecha vagina. Emma se atrevió a tocar mi pene para saber cuanto había penetrado, dejó su mano ahí agarrándola, haciendo unos movimientos como para impulsar la penetración que seguía produciéndose lentamente, hasta sentir esa barrera infranqueable del himen. En este momento, descansé un poco mis movimientos, pero caro seguía muy excitada moviéndose ahora en pequeños círculos, evitando penetrar más allá del himen. Empecé luego a meter y meter poco a poco, hasta que en un momento sentí como mi gran verga se deslizaba hasta adentro. A Carolina sólo la ví cerrar los ojos unos instantes con una mueca de dolor, para luego decir: &ya está papito, que r más y cuando sentí que estaba en el punto de no retorno, se la saqué para evitar el embarazo, mientras Caro quedaba como desmayada en el sofá. Emma se lanzó a mi como buscando la penetración, y yo le dije: «No Emma, por favor sólo sácame la lechita que ya me vengo…» Emma entendió mi súplica, y con su boca y su mano, con movimientos rápidos logró que yo lanzara grandes chorros, como nunca creí que fuera capaz. A las dos les cayó leche por todas partes mientras Emma reía disfrutando el momento.
Mi Emma seguía virgen y muy excitada , aunque sabía que era cuestión de minutos para ser mía, pero…será hasta un próximo relato que les cuente como fue el desvirgue de mi amada sobrina, mi obsesión y ricura mas divina que he tenido.
Autor: Pedro
Pedro5066 ( arroba ) hotmail.com