Hola. Soy Nuria, tengo 24 años y soy de Barcelona. Soy morena, con media melena y ojos marrones y muy grandes. Mis medidas os las dejo imaginar.
Intentaré en esta historia explicaros lo que me ocurrió este mes de julio, cuando en Barcelona hacía un calor asfixiante.
Vivo en un piso del barrio de l»Eixample, cerca de la Sagrada Familia; es un piso alto, con mucho sol (y calor) con una gran terraza. Estaba un día de este julio tomando el sol en la terraza de casa, cuando oí que llamaban a la puerta.
Era la vecina del piso de abajo; me venia a traer un listin telefónico que habían sido repartidos el día anterior. Al no estar yo en casa, el mensajero se lo dejó a ella con el favor que me lo hiciera llegar cuando pudiera.
-Gracias, eres muy amable (dije) -De nada; no me cuesta nada -Quieres tomar algo? (le dije, esperando que me dijera que no) -Oh, no quiero molestar.
-No es molestia (tratando de parecer amable, pero siguiendo esperando un no) -Bueno, ¿si tienes un vaso de agua? -¿Agua? Claro, pasa
La hice pasar al comedor. Mi vecina, Marta, era una chica de unos 36-37 años, que vivía sola desde hace un par de años; lo había dejado con su novio de toda la vida. Mi relación con ella era escasa -hola y adiós en la escalera, poco más-. Era algo más bajita que yo (1″60) y algo rellenita (unos 75 kg); pelirroja con ojos azules.
-Aquí estoy (dije llegando con dos botellas de agua) -Gracias, con esta calor, no dejo de beber agua en todo el día -Eso es lo que tienes que hacer; beber agua, y tomar mucho el sol, para ponerte morena.
-¿Morena? Hace tiempo que no tomo el Sol; no me gusta mucho la playa, y en casa no tengo solarium -Pues a mi terraza puedes venir cuando quieras
Mi piso es una birria pero mi terraza un encanto. Es grande y queda resguarda de cualquier vecino.
-Yo ahora iba a ponerme al sol un rato, ¿si quieres? -Uy no. Quita, quita, no te quiero molestar -No eres molestia; has sido muy amable trayéndome el listin -No es nada; además tengo cosas que hacer.
-Pero solo un rato, ya veras como luego me das la razón.
-Pero si no tengo el bañador aquí. (Iba con un vestido azul claro "de ir por casa") -¿Bañador? ¿Y para que quieres bañador?Me miró algo sonrojada
-No te preocupes, aquí no te verá nadie.
-(se quedó sin saber que decir) -Yo hace tiempo que no uso el bañador, más que para ir a la piscina.
-Si y lo entiendo, pero yo …
-Pero tú… ¿que? ¿Que quieres decir? -Pues que yo no tengo el mismo tipo que tú.
-Bah, eso son tonterías. Vamos para fuera.
Salimos a la terraza. Me dirigí a las dos butacas que tenía. Le dije que se cogiera la que quisiera y se acomodara. Entré a por las cremas. Cuando salí esta tumbada en el butada, pero vestida.
-Marta, te vas a asar de calor.
-¿Que? No, no te preocupes.
-Como quieras, le dije.
Me senté en la butaca, dándole la espalda, y me quité la camiseta y luego el sujetador. No me quité el pantalón corto, para no violentarla. Me tumbé en mi tumbona.
Llevaba gafas de sol, con lo que pude ver sin que ella viera, que me estaba mirando los pechos. Sonreí ligeramente y me despreocupé.
A los 10 minutos, le miré y como sudaba a mares. Le dije:
-¿Porque no te pones cómoda? -No te preocupes -Pero si estas sudando -Si, pero… es que me da corte.
-Venga, Marta.
Me levanté y fui hacia ella. Cuando estaba delante suyo, con mis pezones apuntándole, vi como bajaba la vista, avergonzada. Me senté junto a ella y empecé a deshacer el nudo de su vestido en la nuca.
-Marta, tranquila, no te va a ver nadie.
-Si pero …
Deshice el nudo y dejé caer la parte de arriba de su vestido, con lo que quedaron al descubierto sus pechos; creo que debía tener una 100 o 105. Con unos pezones duros y algo erectos.
-Ves no pasa nada -Si, es que soy algo pudorosa.
-No te preocupes -Levántate y quitate el vestido, estarás más cómoda -No, … es que no llevo nada debajo -Ah, no pasa nada, no te preocupes.
-Si, pero …
-Mira, yo también me lo quito y estamos empatadas
(me bajé el pantalón corto y el tanga).
Cuando lo hice, vi como se quedaba mirando mi coño. Lo tenía depilado, con una fina línea en el medio.
Ella se levantó y, de espaldas, dejó caer su vestido. Me fijé que tenía un tatuaje en su nalga derecha, una rosa con una mariposa (precioso).
-Que bonito.
-Si fue una locura de juventud.
Me levanté y me acerqué a ella; me senté en la butaca, para verlo de cerca. Notaba su piel algo temblorosa. Entonces ella se giró, y me enseño, su coño. Ella lo tenia totalmente afeitado (no me lo esperaba la verdad).
-Uy! Veo que también te gusta depilarte.
-Si, me siento cómoda.
-A mi me encanta.
-Si, y te queda muy bien.
-El tuyo también es precioso.
Sonreí, y me quedé sin saber donde mirar. Entonces vi las cremas y le dije
-¿Quieres que te ponga crema? Si no te vas a poner como una gamba.
-Si gracias, porque luego lo paso muy mal.
Me levanté y me senté tras ella. Ella se sentó delante de mí, dándome la espalda. Me puse crema en la mano y empecé a recorrer su espalda. Noté como se estremecía, pero me gustaba.
-Estas bien? (dije) -Muy bien, Nuria -Perfecto, ¿se te ha ido la timidez? -Se va yendo, se va yendo (dijo entre risas).
Fui untándole a conciencia toda su espalda. Cuando acabé, le pregunté:
-Por este lado ya estas.
-Si, ¿quieres seguir? -Como quieras.
Ella se estiró boca a bajo. Entonces, me levanté, y me senté en mi tumbona para poder untarle las piernas; la llené de crema por los pies, las pantorrillas y los muslos. Noté que mi mano iba subiendo cada vez más, y cuando subía, veía como torpemente intentaba levantar su pelvis.
Mis manos subían y subían, hasta que sin saber como, me encontré masajeándole el culo. Tenía un culo grande, pero muy atractivo con aquel tatuaje en su nalga.
-Ummmmm (hizo ella) -Te gusta Marta? -Me encanta -Si quieres sigo (le dije) -Por favor, ahora no pares
Entonces, volví a ponerme crema en un par de dedos, y los introduje entre sus nalgas. Entonces, vi como ella se iba levantando hasta ponerse a 4 patas. Mis manos masajeaban todo su culo, y fue ella la que me cogió una mano, y estiró mi dedo, y lo llevó hasta su ojete
-Métemelo
Yo estaba muy caliente, y le hice caso sin rechistar. Le metí el dedo hasta el fondo. Ella no dejaba de mover el culo como una posesa. A mí, que me encanta el sexo anal, no me hubiera importado meterle la mano entera. Metía y sacaba mi dedo con habilidad (no era la primera vez que lo hacía); ella me decía "méteme otro, méteme otro". Dos, tres, cuatro,… cuando me di cuenta, tenía metida la mano en su culo. Entraba y salía, sin parar. Fue entonces, cuando le pregunté:
-¿Cuanto hace que no vas al lavabo, guarra? -Dos días, ¿porque? -Porque aquí hay algo (dije riendo) -Perdona -No te preocupes. No pasa nada.
Saqué la mano, llena de mierda. Ella se giró y me miró. Yo la miré y me puse a reír. Ella al verme, también rió. Estábamos muy excitadas, y creo que no nos importaba casi nada.
Me acerqué a una pica, y me la lavé. Ella vino también a limpiarse y me volvió a pedir perdón. Yo le dije
-Ahora te tendrás que hacer perdonar -Lo que tú quieras.
Me mojé la mano en el agua, y la volví a acercar a su culo (ya limpio). Ella se reclinó sobre la pared, y me ofreció todo su culo.
-Follame, toda, hazme lo que quieras -Eso voy a hacer, guarra
Me arrodillé y le abrí el culo. Tenia el ojete, rojo y abierto. Lamí sus nalgas, mordí su tatuaje, y cuando me pareció empecé a lamerle el culo. Ella se volvió a poner a 4 patas; gemía como una posesa. Le lamí el culo, todo lo bien que puede, y cuando me pareció le metí un dedo en el coño, que como os podéis imaginar estaba mojadísimo.
Entonces ella se giró, con mi dedo en su coño, y se tumbó en el suelo, con las piernas bien abiertas. Le metí el dedo hasta donde pude, luego otro y otro. Nunca había tenido tanto flujo en mis manos.
Me cogía los dedos, llenos de su fluido, y se los metía en la boca.
-Follame, como una puta, follame (me dijo) -Eso voy a hacer.
Le pedí que se levantara, y que sentara en mi cara; quería comerle el coñ
o cómodamente. Ella se abría sus labios con las manos, mientras mi lengua entraba en su vagina sin parar. Su fluido caía en mi cara, sin parar.
-Comeme el coño (le pedí) -Si, putita
Ella se dejó caer hasta fundirnos en un 69 perfecto. Durante más de 10 minutos, nos comimos los coños hasta corrernos en nuestras respectivas caras.
Una vez, nos corrimos, nos abrazamos en el suelo, durante un buen rato.
Al levantarnos, medio entre risas, le dije
-Uf! Necesito ir al baño; me estoy meando (dije) -¿Y para eso necesitas ir al baño? -¿Como? -Te debo una, y no quiero dejar cosas a medias.
Si tumbó en el suelo, y me dijo_
-Meame donde quieras.
He hecho lluvias doradas en varias ocasiones, pero nunca me lo habían pedido así.
Me senté en su cara, pero de manera que yo pudiera ver la suya. La miré a los ojos y le dije:
-¿Preparada? -Cuando quieras, mi putita
Entonces cerré los ojos, y dejé caer mi pis en su boca. Ella abría su boca a más no poder. El pis rápidamente le llenó la boca y empezó a caer por los lados.
Entonces yo me fui deslizando por su cuerpo,… primero le meé las tetas, la barriga, y acabé llenando su coño de mi zumo.
Cuando acabé le dije: -Gracias
Ella sin decir nada, se levantó; tenía la boca llena, se acerco a mí, y se fue acercando hasta tener su boca junto a la mía; entonces me besó, y me llenó la boca de mi pis. Acabamos dándonos un beso lleno de lengüetazos.
Luego,… volvimos a empezar.
Si os ha gustado mi historia, me gustaría que me lo dijeras a mi mail
Autor: Nuria nuriabassas (arroba) hotmail.com