Ellas lamieron mi verga para sacar todo el semen que salió de lo caliente que me encontraba
Hola. Mi nombre es Miguel, tengo 28 años, soy de tez morena clara, no soy muy alto mido, me gusta cuidar mi cuerpo por lo mismo tengo un cuerpo atlético, y por lo que dicen bien parecido. Es la primera vez que escribo y espero le guste. La experiencia que viví la titulé TREMENDAS PRIMAS. Lo que les voy a contar ya ocurrió hace unos años atrás, aproximadamente cuando tenía 19, fue por el mes de noviembre, primavera en la ciudad, con un calor increíble. A esa edad el calor que sentía también era increíble, aunque ya había tenido relaciones con varias chicas (a veces putas), no había experimentado algo como lo que le relataré.
Salí de casa a eso de las 4 de la tarde a jugar billar con unos amigos, si bien no soy muy bueno. Perdí varias canchas así que decidí volver a casa, iba caminado lenta y apesumbradamente cuando veo pasar un Mitsubishi, azul marino, donde iban dos hermosas mujeres una rubia y la otra de pelo castaño, no pude más que girar la cabeza al verlas pasar y darme cuenta que una de ellas me había mirado de reojo. Seguí caminando y cuando me di cuenta, el auto estaba nuevamente a mi lado con la ventana abierta, pensé que me iban a preguntar una dirección o algo, pero cuan grande fue mi sorpresa que al parar me preguntaron a donde iba, les comenté mi intención y me ofrecieron acercarme, me dio algo de miedo, lo confieso, pero acepte la invitación. Dentro del auto una de ellas me preguntó si realmente tenía que ir, porque ellas andaban solas y buscando a alguien con quien divertirse un rato, me contaron que estaban en la casa de la rubia, solas ya que sus padres habían ido de vacaciones. Las miré fijamente, ambas tenían cerca de 22 años, la rubia que manejaba se notaba más alta y voluminosa con unos pecho redondos y firmes y una mirada muy sensual, aunque estaba más nerviosa, su nombre Mónica, la de pelo castaño se llamaba Margot era más flaca pero con unos pechos que resaltaban, tenía una blusa sin nada abajo y cuando se dio la vuelta para hablarme la camisa desprendida mostraba casi la totalidad de su pecho y el pezón. Yo me puse como loco y antes de darme cuenta ya la tenía dura. Accedí a ir con ellas sin saber lo que me esperaba, ahí me comentaron que eran primas.
La casa era una residencia amplia y muy bien decorada, al llegar me ofrecieron una cerveza y me preguntaron si quería tirarme a la pileta, a lo que les dije que si, ya que hacía mucho calor. Cuando fuimos afuera Mónica que tenía puesto un jean se lo quitó, Margot hizo lo mismo con el pequeño vestido marrón que tenía puesto, yo miraba y no lo podía creer, dos hermosas mujeres se estaban desnudando y apenas las conocía. Me empecé a sacar el jean y la camisa, ellas se sacaron el sostén y rápidamente se tiraron al agua, no sin que antes pudiera ver que efectivamente Mónica tenia unos hermosos senos y un culo redondo y bien relleno, Margot más flaca, no dejaba de estar súper bien, con el pelo largo y muy esbelta, se movía tratando de mostrarme todos sus encantos. Desde el agua las dos me miraban esperando a que me terminará de desnudar, yo con algo de vergüenza y con la verga más dura que antes (sabía que se iba a notar mucho si bien no es gigantesca es lo suficiente para hacer explotar de placer a cualquier mujer ya que la tengo gruesa), me quité el jean y bien en palo como estaba me tiré rápidamente al agua, lo que no había previsto es que cuando caí, el calzoncillo se me bajó hasta los tobillos, cuando me di cuenta y traté de subírmelo, Margot me lo había agarrado y me dijo «No te preocupes, es mejor que no lo tengas puesto» y continuación me lo sacó y puso su mano sobre mi verga dura, lo que con el agua fría me dio casi un espasmo, me agarró del cuello y me dio un beso con la lengua que casi me llega hasta el fondo de la garganta, yo sentía que estaba en el paraíso. Mónica, que sentada del borde miraba mi verga bajo el agua, dijo, «No sean egoístas y acérquense aquí», ella estaba con esta pequeña bombacha negra y con las piernas separadas al borde de la pileta, nos acercamos y ella se agachó para darme un beso, yo la abracé y la bese con unas ganas increíbles. Mientras con la mano le acaricie las piernas y fui subiendo hasta su hermosa conchita, que ya se veía mojada y lista para recibir a cualquiera, corrí con una mano la bombacha para dejar entrever su rajita mojada, lentamente comencé a chuparle la concha, que tenia un gusto increíble, mientras me entretenía con Mónica, Margot había salido de la pileta y estaba sentada al lado, cuando me di cuenta, ella ya estaba preparada para recibir el mismo tratamiento, giré y fui directo a su conchita, el sabor de la conchita de Mónica se empezó a mezclar con el de Margot, a la que le metí la lengua hasta el fondo y luego pasé a jugar con su clítoris que lo noté bien hinchado. Mónica, se levantó y ofreció ir al cuarto donde estaríamos mas cómodos, subimos las escaleras y entramos a una enorme habitación con una cama que afortunadamente era gigantesca, me tiré en el medio y ambas se acostaron a mi lado, yo no podía creer que aquello me estuviera pasando. Empecé a chuparle los pezones a Mónica que me tenían loco y mientras tanto Margot me chupaba la verga como nunca me lo habían chupado, yo no aguantaba más y me la monté a Mónica, ella separó esas largas y esbeltas piernas, ofreciéndome toda su conchita, sin piedad la ensarte con mi sable y ella emitió un pequeño gemido, y se mordió los labios, por lo que supe que mi rigida verga le había dolido. Margot se me había subido a la espalda y me empezó a besar desde la nuca para abajo, yo seguía dándole duro a Mónica, que entre gemidos demostraba que estaba por llegar al orgasmo, cuando me di cuenta, Margot me estaba besando el culo, algo que nadie me había hecho antes, me gustó aunque me sentí raro. Queriendo saber como era Margot empujé a Mónica a un costado, y me subí encima de Margot, ella misma agarró mi verga y la posicionó para que entrara, demás esta decir que lubricación no le faltaba, empujé y sola entró toda y hasta el fondo, ella suspiró. Mónica se había levantado y fue hacia el placard cuando la busqué, vi que estaba quitando uno de esos consoladores enormes, que tenía una verga un tanto o mas grande que la mía, en ese momento supe que la diversión iba a ser mayor. Cuando se acercó a la cama Mónica le puso el consolador en la boca a Margot y ella empezó a chuparlo como si fuera verdadera, Mónica se puso de cuatro y se introdujo aquel pedazo de verga de plástico por su conchita por demás lubricada, todo eso me puso a mil y ya no pude más y me corrí dentro de Margot, seguí con la verga adentro, hasta que se me volvió a endurecer. Intenté correrme un poco para ver si Mónica quería penetrar a Margot, a lo que ella sin decir palabra alguna procedió a penetrarla, entonces yo me puse detras de Mónica y con la verga nuevamente dura empese a penetrarla por el ano, primero le introduje suavemente la cabesita, ella al sentirlo arqueo la espalda, yo la tomaba de las caderas y en un movimiento brusco le introduje toda mi verga, ella gimio de dolor y placer, cuanto mas la envestía Mónica metía con frenesí el concolador a Margot que gozaba como nadie, mientras yo seguía bombeando como salvaje. Mónica se puso a chupar la conchita de Margot y yo no soltaba aquellas caderas deseando partirlas, como gozabamos, aquello era un remolino de placer, nuestros cuerpos segregaban el sudor como gotas de lluvia. Margot se sacudía al sentir aquel enorme consolador y no tardo en llegar al orgasmo, yo ya no pude contenerme y sacando mi verga del culo de Mónica, y a la vez ella llegó al climax, explote como nunca bañando su culo y espalda con chorros de semen, Mónica y Margot lamieron el semen de mi verga dejándola reluciente. Nos quedamos exhaustos acariciándonos. Todos disfrutamos mucho de esta experiencia. Nos vestimos y me acompañaron a la puerta, un beso fue la despedida con la promesa de volver a encontrarnos y así fue… pero esa es otra historia.
Espero que te haya gustado mi experiencia, mándame tus comentarios