Así es que llama Jorge mi marido, a mi mejor amigo. La verdad es que Ricardo o mejor dicho Riqui, es bisexual, pero para la paz mental y tranquilidad de mi esposo y sus amigotes, Riqui es un maricón más. Pero sí mi marido supiera la verdad en torno a Riqui, creo que le da un ataque al corazón, después de sufrir también un tremendo ataque cuernos y con mucha razón. Lo de Riqui y yo, comenzó ya hace varios años atrás. Estaba recién casada y me había enterado por medio de una llamada que me hizo una mujer que mi marido, había tenido un desliz con ella. Por lo que me sentía sumamente deprimida, pero a diferencia de otras personas, que se ponen a llorar, se entristecen y hasta quieren morirse. Mi carácter cambia, me pongo agriada, por cualquier cosa peleo, digo no de golpes, sino que me molesto con suma facilidad y hasta puedo llegar a insultar y herir de palabra, a la persona con la que discuto, tenga o no tenga yo la razón.
Para colmo, mi marido se encontraba de viaje, por motivos de su trabajo. Por lo que no podía desquitarme con él, lo que me había hecho. Una de mis mejores amigas, a la que le conté lo sucedido, me recomendó que saliera, que me distrajera, en fin que pensara en otras cosas y hasta si yo quería que le montase los cachos que se lo tenía bien merecido, como él me los había montado a mi. Pero esa última opción, no me pareció la más adecuada, como me iba a acostar con alguien por quien no sentía nada, eso para mi es ser peor que una puta. Pero a pesar de mi mal carácter, otra de mis amigas en el trabajo me convenció para salir con ella y otras compañeras de la oficina. Pero estaba tan y tan abandonada, que hasta yo misma, reconocí que debía ir a una peluquería. Cuando se lo comenté a la que me invitó a salir, me llevó a un peluquero de su absoluta confianza. Riqui, que tiene un pequeño, pero lujoso salón de belleza, en el que exclusivamente atiende el solo a su clientela.
Cuando lo vi por primera vez, me impresionó su físico. Alto, de anchas espaldas, de facciones elegantes, ojos color café, de porte atlético, cabello cortado a la moda, de excelente gusto al vestir, en fin todo un adonis. Pero apenas abrió la boca, creo que me desencante. Su manera de hablar era la de todo un maricón más, además como se movía y hasta se refería a si mismo como sí fuera una mujer, terminaron de formar mi juicio, sobre el tal Riqui. Después de pequeño desencanto, puse mi cabeza en sus manos y me dejé llevar por sus indicaciones. Su conversación era bastante frívola, más que todo hablaba, sobre la vida y chismes de los artistas de la TV. mientras que yo de momento, por algo que dijo Riqui sobre una artista a la que su marido le había sido infiel, sentí una rabia porque no tan solo me recordó, lo que Jorge mi esposo me había hecho, sino que pensé que Riqui y lo había dicho con toda la intención de molestarme. En ese momento le salí con una malacrianza al pobre Riqui, le pegué un grito, que casi me lo como vivo, en medio de mi frustración lo insulté un sin numero de veces, hasta el cansancio, diciéndole. Pato, maricón y cuanta cosa pude inventar, con la intención de herirlo. Riqui es tremendo ser humano y como persona no creo que haya otra igual.
Aunque permaneció con los brazos cruzados, mientras que con una mano sujetaba su barbilla, con la boca abierta me observaba. Esperó pacientemente, que a mi se me pasara la rabia, mientras que yo después de ese ataque, me puse a llorar. Fue cuando él me prestó su hombro para apoyarme y suavemente me preguntó con voz bien masculina y varonil ¿qué me sucedía?
No se por que razón comencé a contarle todo, Riqui me escuchaba con toda atención, en ocasiones me repetía lo que yo terminaba de decir, pero con otras palabras, para darme a entender que me estaba poniendo mucha atención. Poco a poco siguió diciéndome, que no valía la pena, que yo una chica tan bella hermosa y quien sabe que muchas otras cosas m&a
acute;s me dijo sobre mi persona, que me subieron el ego. Continuó diciendo, que no debía estar mortificándome, por algo como eso, algo que no valía ni siquiera un suspiro mío. Hasta me comentó. Lo más probable es que tu marido, sí haya salido con esa tipa, pero antes de casarse contigo y ella como está herida por que no se casó con ella, inventó todo eso con el fin de dañar tu matrimonio. Pero su manera de decírmelo, me pareció que más que consolarme, me trataba de enamorar.
En cierto momento me dijo, que de haberme conocido un tiempo a tras, de seguro no sería homosexual. No se que me impulsó pero al escucharlo decir esas palabras, decidí besarlo. Besos que se convirtieron en caricias y una cosa llevó a la otra, con mi mano palpé como su miembro se encontraba, por lo que en lugar de detenerme, decidí seguir. Yo misma me comencé a quitar la ropa, él comenzó a besar mis senos, a mordisquear mis pezones, a quien sabe que otras cosas más. Hasta el punto que mientras Riquí me continuaba besando y acariciando cada parte de mi cuerpo que yo dejaba descubierta. Yo continuaba desnudándome frente a él. Sus manos mágicamente, comenzaron acariciar mi vulva, lo que me estremeció tremendamente. Jamás ningún hombre me había tocado, como él lo estaba haciendo en esos instantes, ni siquiera mi marido, que se la daba de ser un gran conocedor del sexo. Pero cuando Riqui colocó sus labios sobre mi clítoris, me terminé de volver loca, la sensación que sentí era algo incomparable. Realmente no se como describirlo, pero fue como una ola de sabroso calor frió, que recorrió todo mis cuerpo.
En esos instantes me encontraba sentada en un sofá con mis piernas completamente abiertas y Riqui haciéndome cosas con su boca, que me llevaron casi a descubrir algunas partes de mi propia vulva, a las que yo nunca les había prestado atención. Yo movía mis caderas, restregando mi coño contra su rostro. Hasta alcancé un increíble, divino y salvaje orgasmo. Cuando alcancé el clímax, hasta las lágrimas se me saltaron y no fue por dolor realmente, es que me dio un tremendo sentimiento. Todo lo que Riqui me había hecho disfrutar, apenas conociéndonos. Una vez que yo me quedé quieta, lo observé como se ponía de pie frente a mí, en cosa de segundos extrajo de su pantalón su miembro, y sin demora alguna, me penetró. Sí el que Riqui me hubiera mamado el coño me excitó bárbaramente y hasta me hizo disfrutar de tremendo orgasmo.
Cuando comenzó hacer el amor conmigo, me dejó más loca aún y sin idea de lo que me pasaba. Ya que contrario a Jorge, Riqui por un largo rato me fue introduciendo su miembro, mientras su boca me besaba y chupaba los senos repetidamente. Hasta que nuevamente me hizo alcanzar, otro estremecedor orgasmo. Se que se vino dentro de mi vulva, lo que luego me causó cierta preocupación, hasta que después de el prudencial tiempo, supe que no me había embarazado. Pero eso fue después de que salí de su salón de belleza. Esa tarde, Riqui me hizo la mujer más feliz del mundo, en repetidas ocasiones. Ya después cuando los dos completamente desnudos nos encontrábamos sobre su sofá, me contó su historia, de cómo llegó a ser homosexual. Me confesó que a pesar de mantener y disfrutar de las relaciones con los hombres, le encantaba también acostarse con mujeres. Pero que en mi caso era algo único y excepcional.
Bueno desde esos momentos, Riqui y yo nos convertimos en amantes. Aunque es Riqui quien me aconseja siempre que perdone a Jorge, y que en ocasiones yo soy su paño de lagrimas, cuando se siente despechado por alguno de sus amantes. Se lo presenté posteriormente a Jorge, él que no dejó de criticar a mi amigo, pero al mismo tiempo le tiene tal confianza, que en su cabeza no cabe, ni puede existir la idea de que Riqui y yo seamos amantes. Con decirles, que para la boda de mi hermana, debido a lo ajetreado de la actividad, le pedí que me fuera a peinar a mi casa, pero terminamos acostándonos juntos, fue la primera vez que hice dos cosas, una meter otro hombre en mi cama que no fuera mi esposo y la segunda, dejar que Riqui me lo introdujera por el ano. Cosa que hasta esos momentos, yo jamás había aceptado hacerlo ni con mi marido y él sabe lo mucho que me lo ha pedido. Después de esa rara experiencia, ya que no pensé jamás, que yo llegase a disfrutar
como lo hice, de ese tipo de relación anal.
Después de eso, me di una ducha y comencé a medio vestirme. Riqui se dedicó a peinarme y cuando me encontraba medio desnuda de la cintura para arriba sentada frente al espejo, entró Jorge mi marido a la habitación y vio a Riqui pasándome el cepillo y aplicándome el fijador. A su juicio le pareció algo tan normal y tan inofensivo, que ni me reclamó o comentó nada, el que me encontrase con mis senos al aire frente a mi peluquero, era como si yo estuviera de igual manera, frente a mi hermana y que fuera ella la que me ayudase a vestirme o peinarme. Con Riqui e realizado cosas, que con mi marido sencillamente no me he atrevido, por lo que pueda llegar a pensar sobre mí.
Aparte de mantener sexo, desde la manera más sutil y bella, hasta lo más salvaje. Hemos realizado tríos, donde yo he sido el centro de atención de Riqui y su compañero. Hasta orgías donde a pesar de ser la única mujer presente, me he divertido como nunca. Por eso lo de Riqui, y yo entiendo, que es algo para largo tiempo.
Autor: Narrador narrador (arroba) hotmail.com