Mi primera reacción fue tirarme delante de ella, y comenzar a chupar aquel rico bollo, mmm, me corrían sus jugos, y yo lamiendo como ternero, mamando con locura. Sin pensarlo más, clavé lento, pero con seguridad, la pinga en su rica chocha y moví mis caderas al ritmo de su cintura, disfrutando cada pulgada que podía penetrarle, por último, me vine, y un grito salió de su garganta.
Hace aproximadamente, 20 o más años que tengo relación con mi madre, pero vamos a lo importante, eran, aproximadamente las 2am, hacía calor, mi madre esperaba, que mi padre se marchara a trabajar, era lechero, en mi país se reparte, puerta a puerta, mi madre le preparaba el desayuno, pero ya no se acostaba, sólo esperaba que se marchara, para que el padrino de mi hermano, entrara a singar con ella, yo dormía con la puerta de mi cuarto abierta, y noche por noche, casi diario, mi madre dormía con ese señor, que llamaremos, Paco.
Así pasaron los meses y yo sólo a base de pajas, viendo a mi mami, con aquella grande, peluda y jugosa chocha, gozando de otro hombre, sucedió algo inesperado, Paco enfermó y murió rápido, sólo convaleció, dos semanas, el corazón le falló, mi madre no estaba enamorada, pero si le hacía falta la manera en que Paco se la gozaba, pues mi padre estaba casi impotente ya, según me dijo ella misma, nunca, me dijo nada de Paco, pero ella sabía muy bien que yo la veía, un sábado, mi padre trabajó doble, y quedamos sólo ella y yo.
Aproximadamente sobre las 9am, se levantó, yo no tenía escuela, entró a mi cuarto y preguntó: ¿quieres desayuno? Si, ya me levanto. Ok, dale, que quiero lavar temprano, no tengo ni un blumer, limpio y no me gusta estar sin ropa interior. No te sientes más fresca la… ¿La que? Nada, nada… Dilo, la chocha. Si se siente más fresca, pero no me gusta me miren así…
De donde yo saqué valor no se, pero le contesté: por mí no lo hagas, yo la he visto muchas veces ya. Ella se quedó en silencio unos segundos, y… me dijo: ¿Has visto que? Lo mismo que veía Paco, que en paz descanse.
Mi madre abrió los ojotes, y me dijo: que fresco eres. Si, pero gracias a mi silencio, nadie se enteró nunca, de las singadas, que Paco te daba, y… bastante veces que te vi. Cuantas pajas te sacaste mirando, seguro, ¿verdad? Yo sabía, era la hora de seguir mi chantaje, pues nunca más se me daría la oportunidad, y menos creo tendría valor. Inmediatamente contesté: las que me saqué, no… las que me saco… ¿crees que soy de piedra?
Ella me contestó, pues me alegro que no eres de piedra, así entiendes porqué lo hacía con Paco, yo tampoco lo soy… Rápidamente pregunté, pero ahora que no está Paco, ¿qué remedio das a tu problema mami? Ay hijo, lo que puedo, a veces, me duermo por no pensar en eso. Que pena, y yo con tanto deseo, me quedo despierto, no se me borra de la mente, las posiciones en que Paco de ponía, desde mi cuarto, tú sabes se ve todo, y yo me hacía el dormido, para poder verte, cuando él te clavaba y tú pedias, Más… Más… Más.
¿Recuerdas? Ella en silencio me miraba y, fue cuando, cambié el tono, y le pregunté: mami, ¿y tú nunca te rasuras? Porque tienes un bosque, negrito y espeso. ¿Te fijaste bien aahh? En lo que me gusta me fijo bien, no soporto la mujer rasurada, me gustan bien peludas las chochas. Ya la conversación era prácticamente un descaro, ya no tenía miedo ni pudor, estaba decidido a dejarle saber que me gustaba, y sobre todo, que la deseaba, como perro en celos. Para mi sorpresa ella contestó: Pues que casualidad, a mí no me gusta rasurarme, me da picazón, además se ve más sexy bien peludo un bollo cubano. Pero tú no estás conmigo. Sería bueno, si fueras mi mujer o amante.
Ella caminó hacia la cocina, para mi sorpresa, jaló una silla y se sentó. Me acabas de decir, que te has sacado y te sacas pajas a mi nombre, ¿cierto? Si, ¿y qué? ¿Es malo lo que hago? Al cabo, si no te lo digo, tú no te enteras. Cierto, pero no es malo, lo malo es que se desperdicie tu juventud, y nadie la disfrute. Mami, no te enojas si te hago una pregunta íntima. Dime, hablemos claro, ya tienes 18. ¿Dime, qué? Papá no te satisface, Paco no está… ¿Cómo te quitas las ganas? Con el dedo hijo, a veces dos.
Cuando lo hacías con Paco yo disfruté verte… Pero ahora lo haces calladita… ¿Por qué no me dejas ver? La diferencia es que Paco no está. ¿De veras quieres ver? Pues mira, se abrió de piernas y comenzó a tocarse aquella hermosa y peluda chocha, y me dijo: ¿no te pajeabas mirándome? Pues sácatela y bótate una paja… ya no te escondas, ya no está Paco.
Inmediatamente me saqué la pinga, yo estaba a mil, y comencé a tocarme… cuando estuvo parada, su voz me detuvo. Ven, no te hagas más de rogar y ven, que estás loquito por singarme, y a la verdad, yo no aguanto más las ganas.
Ven hijo de puta, clávamela y hazme gozar que tengo la chocha súper mojada, cabrón, verás el gusto que me doy con esa pinga, y lo mejor es que no tengo que buscarla fuera, la tengo aquí a mi disposición, clávame cabrón, que no aguanto más.
No hice caso, y mi primera reacción fue tirarme delante de ella, y comenzar a chupar aquel rico bollo, mmm, me corrían sus jugos, y yo lamiendo como ternero, mamando con locura. Cuando ella empuja mi cabeza y me dice: Clávame ya hijo, estoy desesperada porque me llenes de lecheee…
Sin pensarlo más, clavé lento, pero con seguridad, la pinga en su rica chocha y moví mis caderas al ritmo de su cintura, disfrutando cada pulgada que podía penetrarle, por último, me vine, y un grito salió de su garganta.
Que ricoooo, me hacía falta esta singada, espero se repita y bien seguido. Si mami, cuando quieras y donde quieras, pero ahora, sólo pegarás cuernos conmigo, ok. Desde ese día, mi madre es mi amante, hoy, soy casado, tengo 38, ella 62 y todavía lo hacemos, una vez por semana, y a veces hasta dos, pues vive lejos de mí, a dos horas de camino.
Mi esposa no sabe y espero no se entere. Les doy un consejo, si desean gozar con su mami, háganlo, les aseguro es lo más sabroso que hay, sobre todo, si la tiene bien peluda y es tan puta como mi madre, chao.
Autor: juan