Me encanta el cine de verano, poder fumarse un cigarrito mientras ves la película y comentar cosas en alto con los amigos puesto que el ambiente es mucho más relajado que en una sala convencional. Fuimos a ver una peli de terror adolescente americana de la que podría confundirme con el título ya que son todas iguales. Allí estábamos mi novia, dos parejas de amigos y yo. Al terminar nos acercamos a un bar de copas a tomar algo y reírnos juntos de la película, nos lo solemos pasar bastante bien. Mi novia se llama Olga y llevamos juntos tres años. La verdad es que está muy buena (si no qué coño haríamos juntos) y lo llevamos muy bien en todos los aspectos. Ella es morena de pelo liso largo, 1’65 con muy, y subrayo muy, muy buen culo y quizás las tetas pequeñas, pero bien puestas. Por supuesto es muy guapa de cara y tiene un ombligo que pondría cachondo/a a cualquiera, precioso. Esa noche en concreto nos mirábamos mucho. Alguien que tenga pareja sabe lo que eso significa. A los dos nos apetecía acabar follando como locos después de las copitas. Algo parecido veía en Javi e Inés. Javi es un tipo normal, pero Inés es una guarrona de la leche. Ella es una colombiana preciosa, muy morenita. Yo estoy convencido de que le pone los cuernos al pobre Javi siempre que puede, y creo que él también lo sabe, pero siguen juntos. Ella ya me ha tirado los trastos un par de veces, pero yo he pasado, además Olga siempre está alerta con ella. Pero la verdad es que al fin y al cabo los dos hacen buena pareja, se divierten juntos, y como digo, esa noche amenazaba marejadilla.
Por otro lado estaban Juan y Natalia. Juan es colega mío desde el colegio, vamos, mi mejor colega. Es un tío muy guapetón y se echó una novia que la verdad está como un queso, que es Natalia. Ella está muy buena, pero es que es de las tías más tontas que jamás he conocido. Por culpa de ella ya he tenido muchas movidas con Juan, pero llegué a la conclusión de que si quiero conservar a Juan tengo que tragar con la subnormal de su novia. Además no sé por qué extraña razón a mi novia Olga ella le cae bien, así que finjo simpatía por esa estúpida.
Entre copa y copa bailábamos porque estaban poniendo música salsa o algo así( a mi no me gusta nada), pero te lo pasas bien. Hubo un momento que me tocó bailar con la golfilla de Inés y la verdad es que es una guarrilla porque no se corta un pelo a la hora de meter mano y restregarse contra uno. He de reconocer que me puso calentito, primero me agarró y mientras bailábamos me clavaba sus tetas (qué tetas por cierto) y yo solo podía imaginarme lo que me contó una vez Javi de las cubanas que le hacia. Pero luego la muy puta se dio la vuelta y me puso el culo en la bragueta. En mi defensa diré que ya iba un poco contento por el whisky y uno es humano, y claro llevaba encima la tienda de campaña. Pero eso no es nada; Al girarse de nuevo, ella se acercó a mi oído y me dijo:» ¡Cómo me pones papito! Si te lo montas bien quiero que esta noche me comas la cosita, que estoy muy mojadita, luego hablamos, que se va a notar.» Y se fue donde su novio Javi que estaba pidiendo otra copa. Joder, yo me quedé helado porque nunca me había planteado lo de Inés, pero me puso tan cachondo que empecé a pensar en estrategias para acabar esa noche comiéndole el coñito a aquella colombiana y luego fallármela como dios.
Cuando volví donde Olga me dijo que estaba un poco hecha polvo y que si nos íbamos a casa. Yo le dije que de acuerdo y pensé que en cuanto la dejara en casa llamaría al móvil de la colombiana para tirarmela, me parecía una buena manera de hacerlo. Pero al salir a la calle las cosas se torcieron porque Natalia no se iba a quedar a dormir en casa de Juan y eso significaba que tendría que acercarla a su puta casa otra vez (ellos no tienen coche). Es una jodienda porque la niña vive a tomar por culo. Así que nos despedimos de Javi y la colombiana que cogieron un taxi juntos ya que vivían cerca, y en mi coche nos montamos mi novia, Juan, Natalia y yo, claro.
Primero deje a mi chica en su casa y luego pasé a dejar a Juan. Me dio las gracias porque sobreentiende que no me hace gracia hacer de taxista con la niñata de Natalia. Fui hacia la M-40 y por mi cabeza solo pasaban dos cosas: Las tetas y el coñito
de la colombiana. Pensaba: «En cuanto deje a esta le mando un mensaje a Inés y cerramos la noche como me merezco».
Como Natalia y yo no nos llevamos bien el trayecto siempre era un poco tenso porque no teníamos mucho de lo que hablar, pero en esto coge la muy puta y me dice:
– joder con la colombiana…
– ¿Qué pasa con Inés?
– Que es un putón, no te hagas el tonto.
– Bueno, ya sabes como son las latinas…
– No, las latinas no, ella. Esta es un putón. ¿Qué es lo que te ha dicho cuando se ha acercado a tu oído?
– ¿Cómo?
– No te hagas el tonto. Después de repasarte, que os he visto. Seguro que te ha dicho que le gustas o que quiere follarte o algo así, no conoceré yo a estas golfas…
– Solo bailábamos, ella baila bien.
– ¿Bien?, Joder, lo que hace es moverse como una puta.
– ¿Qué pasa? ¿Te gusta?
– No, te gusta a ti, que es diferente.
– No me gusta, pero he de reconocer que con esas tetas pone a cualquiera.
– ¡Si las tiene caídas, por Dios! Yo las tengo mejor puestas.
Aquí se hizo un silencio, porque se dio cuenta de que se había pasado un poco. Intentó corregirse:
– Y tu novia también, claro.
– Están bien.
– …para mi un poco pequeñas, creo.
– Están bien. (yo me sentía un poco cortado por el tema)
– Juan dice que yo tengo las mejores tetas que ha visto en su vida.
– A mí también me lo ha dicho.- ahí nos reímos juntos por primera vez en la vida.
Yo ya estaba un poco excitado e iba conduciendo a 150 para en cuanto la dejase en su casa llamar a la colombiana. Por eso llegamos a su casa en tiempo record. Natalia vive en una zona de chalets, y paré el coche frente al suyo.
– oye.-le dije.- No te montes historias raras con Inés porque no iba ni va a pasar nada con ella por grandes que tenga las tetas, estoy muy bien con Olga.- nos volvimos a reír.
– Ok, ¿quieres ver las mías?- yo me quedé alucinado.
– ¿Qué?
– Que si quieres ver mis tetas y te demuestro lo que antes te he dicho, y no te imagines nada porque no quiero nada contigo.
– De acuerdo.
Natalia llevaba una camiseta mínima que dejaba ver un escote precioso, claro que con esos melones siempre tenia que vestir sostén porque de lo contrario la detendrían por escándalo público. Se quitó la camiseta tranquilamente como si no hubiera nada de sexo implícito en la acción, pero yo me estaba empalmando como nunca. El sujetador era blanco, muy pulcro, como de niña, pero con esas tetas debajo nuestro destino era el infierno. Me miró ahora muy lascivamente y me dijo:
– ¿Preparado? Se giró hacia mí para que desde su asiento de copiloto mi vista fuera frontal y se desabrochó por detrás. Lentamente se lo fue quitando hasta que vi aquello. ¡Diooooosssss! Eran las tetas más impresionantes que jamás había imaginado, y por supuesto las mejores que había visto en directo. Eran grandes y muy bien puestas, nada caídas. La aureola era también grande y sonrosada y los pezones estaban erectos apuntándome a la cara. Juro que nunca he estado tan excitado y controvertido, puesto que las tetas que tenía delante eran de la estúpida novia de mi mejor amigo.
– ¿Qué te parecen?
– Me gustan.
– Mira, dame un dedo.- en esto me cogió sólo el dedo índice de mi mano izquierda y lo fue pasando muy lentamente por sus pechos, haciendo círculos entorno a sus pezones.- Me pones la piel de gallina.- me dijo, y los pezones cada vez estaban más tiesos.- ¿Vas a comparar estas tetas con las de la colombiana o las de tu novia?¿Te atreverás?.- entonces me quito la mano de sus tetas y se vistió de nuevo. Yo creía que me había tomado el pelo. Salió del coche y me dijo por mi ventanilla: -¿a qué esperas? Puede parecer increíble pero estábamos entrando en su casa, eran las cuatro de la madrugada y me comentó que sus padres no se enteran de nada y que las habitaciones están muy separadas por lo que nunca nos oirían. Pasamos a su cuarto, ella volvió a quitarse la camiseta y el sostén y me pidió que me sentara en la cama, lo hice y ella se sentó sobre mí a horcajadas y me pidió que ahora hiciera lo mismo de antes pero con la lengua. Mi polla iba a reventar dentro de mis pantalones, ella lo sabía al estar sentada sobre ella y movía el culo para restregarla bien. Yo le estaba lamiendo las tetas como un perro.
– Te gusta comérmelas, eh, guarro. ¿S
abes que hay tías que se corren sólo con esto?. ¿Qué te dijo la puta colombiana al oído? Dímelo.
– Me dijo que quería que le comiera el coñito.
– ¡Qué guarra! Pues ahora quiero que me lo comas a mí.
Fue entonces cuando se levantó para quitarse los pantalones, se quedó en braguitas enseñándome el cuerpazo que tenía, se tumbó a mi lado y se abrió de piernas. Yo me puse sobre ella y bajé hasta llegar a mi objetivo, saqué la lengua y comencé a lamerle el coño por encima de las bragas, unas braguitas blancas, las tenia empapadas y con cada lametazo le daban espasmos de placer, se las quité y la puse a cuatro patas. Lo tenía bien depiladito y le hice una gran comida de coño por detrás sin olvidarme de su culito. Me pedía como una loca que se la metiera pero yo quería acabar mi trabajo con la lengua hasta que se corrió como una loca. Yo estaba tan cachondo que me quité la ropa y le fui pasando la polla por el coño, el culo… Entonces le dije que si quería que se la metiera, antes tendría que hacerme una buena mamada. Ella estaba aún más cachonda que yo y me tumbó en la cama y empezó a trabajármela como una fiera, agarrándomela muy fuerte y chupando con mucha intensidad y rapidez mientras gemía.
– Quiero que te corras en mi boca, damelo todo.- me dijo mirándome la muy puta.
Con la otra mano iba sobándome los huevos y el culo, era una mamada frenética y mi orgasmo fue largo, muy intenso. Me corrí en su boca y ella dejaba caer el semen de nuevo sobre mi polla y lo volvía a chupar una y otra vez hasta que lo recogió todo con sus manos y se lo fue untando por la cara y los pechos. Nunca había visto una cara tan lasciva y fue cuando me dijo:
– Quiero que ahora me folles bien y que luego me rompas el culo, cabronazo.
Creo que solo necesité un minuto y verla masturbándose con mi slip en la boca para estar de nuevo preparado para la gran embestida. Pero fue ella quien al verme excitado se puso sobre mí a cabalgar. Entró con mucha suavidad, ella me pellizcaba los pezones y yo chupé bien mis dedos para luego irle metiendo uno por el agujerito de atrás. Daba pequeños gritos de placer y yo temía que se despertaran sus padres y nos pillaran en aquella faena, pero por lo visto a ella le daba igual, seguía montándome como una fiera. Cuando estaba a punto de correrse se levantó, se dio la vuelta y enseñándome el culo me pidió textualmente que la partiera en dos. Yo también estaba a puntito, agarré mi polla con la mano e hice el esfuerzo de meterle el capullo. Antes no lo he dicho pero estoy bien dotado y por un momento me pareció que no iba a entrar, pero ella insistía:
– ¡Vamos, cabrón, rómpeme el culo!, ¡Ahhh! … y se lo rompí. La metí hasta dentro y se derritió de placer, después de unas diez sacudidas también me corrí yo, ella seguía gimiendo y yo continuaba dándola porque no acababa de saciarme hasta que volví a correrme otra vez. Nunca me había ocurrido algo así, ni me había durado tanto un orgasmo. Acabamos derrumbados de tanto placer, completamente sudados y con la respiración muy agitada.
– Ha sido el mejor polvo de mi vida, cabronazo.
– Y el mío también.
– Ahora me caes mejor.
– Lo mismo digo.
Estuvimos un rato mirándonos y sonriendo como dos tontos hasta que me di cuenta de la hora que era. Al ir a vestirme, ella cogió mi slip y me dio sus braguitas. Me dijo que así la espera hasta la próxima vez sería mas entretenida, no lo dudé y salí a la calle con una sonrisa de oreja a oreja.
Cuando volvía en el coche hacia mi casa me di cuenta al mirar el móvil que tenía dos mensajes. Eran de Inés, abrí el primero: «Papito stoy n casita sperandote con solo un tanguita puesto. Ven y comeme».
Joder, después de lo sucedido me había olvidado por completo de la colombianita. Y abrí el segundo: «Ya es dmasiado trde, capullo».
-«¡Qué zorrón!» .-pensé. Me apetecía mucho hacerme a la colombianita, pero ya estaba saciado de sexo por esa noche y creí que sería mejor llamarla al día siguiente y eso sería lo que haría. Pero eso es otra historia que ya os contaré.
Autor: diMateo