Goza aquí leyendo la primera parte de «Una fantasía cumplida con mi unica hermanita»
Empecé con mi lengua a boxear ese clítoris que seguía en crecimiento, lo hice como quise, de un lado a otro, intente de devolverlo de dónde salió pero oponía una resistencia formidable, mi lengua le enseño todos los puntos cardinales, ella empezó a moverse mucho, me llevaba de un lado a otro, no quería despegarme ni un segundo para decirle que se quedara quieta, que no me quitara mi manjar, así que pasé mis brazos por las piernas y la jalé hacía abajo, hacía mí, con mis brazos empujando con fuerza intenté de ponerla en una posición dónde no pudiera moverse tanto, y lo logré, ahora solo podía mover de arriba hacia abajo, dándomelo todo a mí, su hermano mayor, esa enferma, estaba disfrutando lo que le hacía, pero podría asegurar que el más feliz en ese cuarto era yo, al tenerla prostrada, me púse a mamarla muy violentamente, ya ella no podía esconder los quejidos, agarró una almohada y empezó a quejarse al estilo de la pornografía gringa, casi exageradamente, suspiraba con fuerza y decía: -hay Dios-, lo cual me encendía a mil, por ruidosa, empecé a pasear la punta de mis nudillos por toda la entrada del panochón gordo de ella, nunca me despegué del clítoris, cuándo paseaba mis nudillos se movía muy lentamente, pero con fuerza, lo estaba disfrutando, solo le di la punta de mi dedo, cuándo ella quería más, se movía hacía mí, pero yo me percataba a tiempo y le quitaba el dedo, ella estaba empapada, de fijo quería picha pero no me la pedía, pero yo no planeaba dársela todavía, seguí paseando el dedo, la debía de tener loca, ya estaba empezando a sudar mucho, pero seguí en lo mío, disfrutando ese montón de piel, con mis dedos empecé a abrir esos gigantes labios, con solo eso lograba que se quejara, le pasaba lengüetazos duros, preparando aquello para lo que se avecinaba, con voz muy cariñosa, baja y débil me dijo: -venga, deme un beso- seguí en lo mío unos segundos más y me despegue lentamente, como si me doliera al hacerlo, di un par de besos y le dije al panochito que ya ahorita volvía, entonces subí a la cara de ella y quedé exactamente encima de ella en una posición como al hacer lagartijas, mis rodillas estaban muy abiertas, si ella hubiera subido la pelvis, me hubiera pegado casi en el ombligo, me agarró la cabeza por los lados de las orejas y me dio un beso largo y muy apasionado, poco después quitó una mano de mi cabeza y la sentí en la picha metió la mano por adentro de la pantaloneta, me agarró duro, casi pellizcándome, me dijo entre apasionados besos: -venga, es mi turno, quiero comérmela toda-, le dije que: -yo no había ter…-, me interrumpió con otro beso, me mordía los labios, la nariz, me besaba por toda la cara, me decía que ya la ocupaba, que la quería, se las arregló para arañarme con las uñitas de los pies cuándo me bajo la pantaloneta, me dejo toda la picha pelada guindando, durante todo eso pasaba me seguía besando, me quedé quieto, como un árbol en un ventolero, solo hice pequeños movimientos cuándo me agarraba los güebos, los agarraba con mucha agresividad, me los jalaba para abajo, me sobaba duro, ahora que la tenía piel con piel por primera vez en todo lo que llevábamos de encuentro, me metía las uñas en todo lado dónde podía, y me decía con la voz muy delicada y baja que yo era de ella, yo solo me quedaba quieto y atento por el miedo de que me estripara muy duro los güebos, al fin paró de darme besos y morderme, intenté de hablar, pero ella dijo, -cállese- mientras me sobaba duro, de verdad me lo hacía muy duro, tiraba hasta dónde el prepucio no da más, le intenté decir que me estaba haciendo daño, pero no quería escuchar, y yo tampoco se la quité, ella se ponía en una posición de arco, y se pasaba mi pinga por todo lado, como pegándose, yo seguía estando de rodillas muy abiertas y bajé aún más facilitando el trabajo a ella, al rato de que ella jugara con mí picha y que se la pasara por todo lado, me acordé de ese panocho carnudo, y la agarré, talvez ella pensó que ya la iba a clavar ahí mismo en el acto porque cooperó, pero la hice hacia arriba, al fin soltó mi pene y güebos, la abrí de piernas, me le pegué otra vez, la lengua esta vez se la pase hasta por el culo, sentí cuándo apretaba y relajaba, la puse de lado, y le pasé la lengua por todo, me acosté detrás de ella, con toda mi picha dura y la dejé posada entre las nalgas, y desde mi posición atrás de ella, puse mi mano sobre el panochito y me puse masturbarla, duro pero no al nivel que ella me lo hacía a mí, ella empezó hacer lo mismo conmigo, puso la mano hábil de ella a sobarme y lo seguí a haciendo violentamente, yo le daba besitos por la oreja y el cuello, ella empezó a acomodarse, como para clavarse, yo se lo permití, dejé de masturbarla y, con la mano que la estaba masturbando me la hice mamada, al estar los dedos limpios, le agarre las tetillas, las cuáles son muy pequeñitas, ni siquiera me llena las manos, también le pasaba la mano por el cuello sudado, y me puse a decirle cochinadas en voz baja, cosas como: que ella era una enferma, narraba lo que me estaba haciendo, quejosa, que como iba a pedir comerse mi picha, etc…, mientras le hablada sobre eso, empezó a pasar mi picha por todo el panochito de ella, la paseaba por todos esos labios, esos labios me abrazaban toda la cabeza de la picha con amor, podía sentir como ardía, era como un horno de carne que ocupaba más carne para saciar ese calor, entonces empecé hacer movimientos como si ya la hubiera metido, ella no soltaba la picha por nada, se sentía genial, cada movimiento mío la movía a toda ella, ella se esforzaba por meterme adentro, pero yo me movía fuerte y muy hacía adelante mío para no darle espacio, ella al fin logro acomodarse bien y sentí que ya estaba lista para metérsela, suspiró muy fuerte, casi fue un quejido, entonces le agarré la mano y la detuve, ella me decía que no fuera malo, que estaba deseando hace rato meterse todo lo mío, y, que yo no hago más que jugar, entonces le dije que me soltara, me soltó y mi picha que se movía con cada latido mío de lo duro que estaba cayó en esas carnes vaginales, que hervían, seguí haciendo movimientos sexuales pero sin meter nada, ella con la otra mano me agarraba la cabeza de la picha y la ponía camino hacía adentro, entonces, rápidamente me puse de rodillas cerca de la cabeza de ella y le dije: -tome, ahora si cómas…-, no terminé de decir “cómasela” cuándo sentí la cabeza de mi picha ser hasta mordida, hacía mucha bulla a la hora de comérsela, aunque no soy un superdotado, ella no le cabía mucho más que la cabeza, me quedé sin palabras con mis manos a la cintura y estirándome sacando lo que más podía de picha y ella sobaba mientras se hartaba la cabeza de mi picha, con la otra mano me jalaba los güebos, ella estaba acostada, así que le empecé acariciar el vientre y lentamente volví a ese panochito gordote, paseaba mi dedo el cuál se perdía en tanta carne, ella se despegaba de la punta de mi picha para decirme que si yo no la quería meter, yo le decía que obviamente me muero por meterla, pero que sin condones no me animaba, me dijo que ella estaba limpia, yo le dije que lo que me preocupaba era un embarazo, que una más limpia que ella no había. Continuara….