Ella tuvo dos o tres orgasmos consecutivos y me suplicó que le llenase el chocho de leche, pero hasta ahí podíamos llegar, la engañé un poquito y le dije que me había encaprichado de sus enormes tetas y que quería verlas llenas de gotitas blanquecinas, así que se la saqué, me la pajeé un poquito delante de ella que la miraba sin perder detalle y me vacié por segunda vez en media hora sobre su canalillo.
Bueno quería continuar la serie de experiencias interesantes que había comenzado con el relato Palomitas de Maíz ya publicado en esta página. En esta ocasión os contaré mi experiencia con una niña muy crecidita para su edad.
Cuando yo tenía 23 años y estando con una ex que tuve varios años fuimos a una fiesta donde me presentaron a mucha gente, en una de estas me fijé en la novia de uno de mis conocidos, el chico no me caía muy bien ligeramente y pensé que lo cierto es que el muy cabrón tenía una chica mucho más sexy de lo que él se merecía, en este pensamiento estaba cuando ella, aprovechando que mi novia hablaba con unas amigas, se dirigió a mi diciéndome: – Hola, ¿no nos conocemos? – Solo de vista dije yo, se que eres la novia de XXX y te he echado un par de miradas porque hoy vienes espectacular. Ella sonrió con cara de mala y me dijo: – Pues no has visto nada, porque por dentro soy de chocolate.
La niña me dejó con la boca abierta, le pregunté cómo se llamaba y la edad, me dijo que tenía 18 añitos recién cumplidos y que se llamaba Miriam y también se había fijado en mí. Pensé que para tener 18 años ya le habían salido todos los dientes, porque tenía de todo la niña. Estaba un poco rellenita, pero tenía unas tetas que quitaban el hipo. Ese día llevaba un vestido ajustado de lycra que la hacía lucir en todo su esplendor. Era morena con el pelo corto, los ojos muy verdes y la piel oscura, tenía un morbo que no veas. Se me empezó a hacer la boca agua y la sana idea de follármela me rondaba la mente, pero claro solo era una idea como las muchas que te vienen al cabo del día. Tonteamos un poco más y después mi novia vino y la miró con cara de pocos amigos, ella salió huyendo rápidamente, y mi novia me preguntó: – ¿Quién era el putón verbenero? – Es la novia de XXX le contesté yo, No sé cómo está con ese tío tan imbécil añadí.
Mi novia le restó importancia y dijo que ella tampoco era para tanto en una actitud muy propia de novia. El caso es que al rato me fui a echar el consecuente polvo con mi novia, la cual esa noche se lo pasó muy bien porque me la follé pensando en la tal Miriam y por tanto puse una intensidad desmesurada que le sacó un par de orgasmos. Incluso tuvimos sexo anal mientras yo pensaba en sodomizar a aquella otra lolita de piel morena mientras sobaba esas enormes y redondas tetas.
El caso es que coincidí con ella en un par de días tomando café con los amigos y volvimos a tontear un rato, incluso me dio su móvil en una servilleta, y nos mandamos algunos mensajitos de coña esa semana. En uno de ellos puso que quedásemos a tomar un café, pero esta vez los dos solos, a ver si era medianamente cierto que era tan valiente. Dicho y hecho, la chiquilla no se cortaba un pelo (deberían aprender algunas que la doblan en edad).
Quedamos para tomar café y cuando fui a saludarla con dos besos me atizó un pico que consiguió que los pantalones me quedasen más ajustados. La tía parecía que iba en serio, y tan en serio porque no llegamos al café, nos fuimos al parking donde tenía mi coche aparcado a poca distancia de allí y nos metimos en mi coche, en la parte de atrás del mismo. Yo no se si pasaría un minuto, pero a mí me pareció incluso menos el tiempo que pasó hasta que la santa niña se metió más de media polla en la boca y empezó a mamar como una profesional, ¡y como mamaba!, se metía la polla en la boca recreándose y le daba vueltecitas con la lengua al capullo, para después succionármela haciendo ruiditos.
– ¡Chup, slurp, mmmmm que polla más rica, chup!
Me la comía mucho mejor que mi novia (aparte del morbo de que fuera otra la que me la comía y de los cuernazos que les estábamos poniendo a ella y al imbécil de su novio a la vez). El caso es que la niñita me tenía en el séptimo cielo con su pedazo de mamada, además tenía una boca bastante grande, lo cual facilitaba la operación, era una mamadora profesional, de esas que todo hombre queremos encontrar, y yo la encontré ese día, así que me abandoné al placer de su boca durante unos minutos hasta que un poco de sangre me volvió a la cabeza y recordé que llevaba semanas pensando en esas enormes tetas.
La hice parar unos segundos y le metí la mano bajo la camiseta de manga larga que llevaba. Ella me dijo entonces: – Tengo una sorpresa para ti. La sorpresa consistía en que no llevaba sujetador, si no una especie de body ajustado de lycra que me facilitó la tarea de sacarle las tetas y disfrutar de ellas. ¡Y que tetas señores! Enormes y redondas, y bien duras como correspondía a su edad. Nada caídas, y con unos pezones grandes y marrones que estaban gritando ¡Cómeme! y eso hice, me apliqué en comerle las tetas y esos maravillosos pezones que aún recuerdo, y la tía lo disfrutaba tirada en mi asiento del coche sin soltarme la polla un instante.
– ¡Déjame que te acabe la mamada!, me dijo quiero que disfrutes como un rey.
¿Qué hombre puede resistirse a esto amigos? Me eché hacia detrás no sin antes meterle una mano en las bragas para tener algo calentito en la mano mientras ella chupaba. y de paso animarla más aún, aunque ella no parecía necesitarlo. Se notaba que disfrutaba con aquel pedazo de carne en la boca y le ponía ganas al asunto, está claro que esa no era la primera (ni la tercera) polla que mamaba y no necesitó ni 5 min para hacerme llenarle toda la boca de leche, cosa que hice extraordinariamente excitado pensando en el gilipollas de su novio y en que esa boca la iba a tener que besar esa misma noche.
La cantidad de leche que solté en la boca de aquella zorrita adolescente la tuvo que alimentar de sobra para el resto de su crecimiento (si es que quedaba algo por crecerle). Una vez solté los últimos borbotones de leche, abrió la boca enseñándome su lengua aún blanca por los chorros que acababa de recibir, y muy contenta dio otro trago para acabar con los restos excepto algunas gotitas que le resbalaban desde la barbilla al cuello, realmente había sido una corrida de las que hacen historia y tenía que recompensarla.
Me puse manos a la obra bajándole las bragas y metiéndole dos dedos en aquel chochito empapado, cuando ella me dijo: – Ten cuidado que por ahí no ha entrado nadie todavía. Ni me preocupé por ello, la abrí de piernas, le acomodé la barra, ella hizo el resto y centímetro a centímetro quedó ensartada por toda la polla mientras nos morreábamos y ella no paraba de repetir: – ¡Aahh, aahh me has desvirgado cabrón! ¡Me has desvirgado!
Como la veía preocupada, entre comillas, le pregunté con sorna que si lo prefería la sacaba, pero rápidamente me quitó esa idea de la cabeza: – Noooo, no, no, no. ¡Ni se te ocurra! ¡Fóllame por lo que más quieras! ¡Fóllame! ¡Fóllame! ¡Dame fuerte! – Claro que si guapa. todo lo que tú quieras, ¡vas a saber lo que es un buen polvo! Para ser el primero vas a ir bien servida – Siiii, que bien, que polla más rica, dámela – Toda la que quieras bonita. Toda la que quieras. . Siiii que bien follas, que gusto, ¡Lo que me he estado perdiendo! – Claro tonta, a partir de ahora te voy a tener yo bien surtida de polla – Ufff, siiii, puedes follarme cuando quieras, ¡soy tuya, tuya! Mi amor, mi follador.
Se la notaba afectada con eso de que hubiera sido el primero en tirármela, pero tampoco podía alargar aquello mucho más, a fin de cuentas estábamos follando en un sitio público y para colmo teniendo pareja ambos que no andarían muy lejos de allí. La follé fuerte recreándome con su coñito estrecho sin estrenar durante unos minutos más y hasta me permití meterle un dedo por su también virgen culo a la vez.
Ella tuvo dos o tres orgasmos consecutivos que los tuvo que oír todo el parking y me suplicó que le llenase el chocho de leche, pero hasta ahí podíamos llegar, la engañé un poquito y le dije que me había encaprichado de sus enormes tetas y que quería verlas llenas de gotitas blanquecinas, así que se la saqué, me la pajeé un poquito delante de ella que la miraba sin perder detalle y me vacié por segunda vez en media hora sobre su canalillo.
La corrida no desmereció en nada a la primera y pronto hubo suficiente cantidad para que ella misma se la extendiera por todo su pecho dedicando especial atención a los pezones, quedó totalmente pringada y sonriente, se notaba que había conseguido todo lo que quería recibir y se la veía feliz y satisfecha.
Tuve algún otro encuentro con esta chica que quizás os cuente otro día, pero desvirgarla fue una pasada sin duda alguna, aún me acuerdo de aquellas tetas y ese chochazo que fui el primero en follar, aunque no dudo que después otro muchos habrán tenido la misma suerte. Por cierto, era verdad: era toda, toda de chocolate.
Autor: Salteador-Neo
2/3
INTERESANTE EL RELATO ESTE, TIENES BUEN GUSTO PARA DETALLAR LO QUE ESCRIBES. MUY BUENO COMPA.