Sin más avancé sobre ella y empezamos a besarnos. Ella parecía estar ansiosa por sacarme la verga y se volvió loca cuando me dejó caer los pantalones. No pude ni sacarle la ropa cuando ya se puso de rodillas y empezó a mamármela de una manera prodigiosa. Su mirada de viciosa se clavaba en mis ojos al mismo tiempo que dejaba entrar y salir mi verga de su boca.
Hola, he de reconocer que soy un fiel seguidor de los relatos de está página, pero nunca hasta hoy me había puesto a escribir alguna de mis experiencias sexuales.
Mi nombre es Francisco (rubio, alto, ojos negros) y a mi edad (33 años) estoy de buen ver. A pesar de estar casado, me encuentro en un buen estado físico. Sin más iré al grano. Pues resulta que en mi trabajo (el cual omito), tengo varias compañeras, y una de ella me trae loco.
Su nombre es Laura y se dedica a la administración. Cuando empecé a trabajar aquí comentaba con algunos de mis compañeros como una mujer así (divorciada y de unos 58 años de edad) se podía encontrar tan bien vista físicamente.
Al cabo del tiempo me decidí en cortejarla. Ella es muy simpática y como yo sabía que estaba divorciada, intuí que podía estar necesitada de afecto. Así fue como un día tras tomar unas cervezas con todos los compañeros en el bar de abajo y despedirnos hasta el lunes, le comenté que debía subir a la oficina a por unos papeles que me harían falta para el lunes y ella me dijo que me acompañaba porque necesitaba entrar al baño.
Al llegar a la oficina, ella se metió en el baño y yo me puse a buscar mis papeles. Cuando salió del baño empezamos hablar sobre que haríamos el fin de semana y ella me dijo que lo pasaría en Marbella con unas amigas en la playa.
-Te pondrás morenita todo el fin de semana en bañador. -¿En bañador? De eso nada, yo me pongo bikini. ¿O es que no crees que aún estoy de muy buen ver? -Ya lo creo –contesté yo – incluso para ir alguna playa nudista. -Bueno desnuda igual pierdo más. -No lo creo. -El que no debe estar nada mal desnudo eres tú – me argumentó con una sonrisa picarona.
Yo estaba que me subía por las paredes con el solo hecho de saber que estábamos solos en la oficina. Cuando me contestó con eso, no dudé en mirarla fijamente. Ella sólo desviaba su mirada para fijarse en mi paquete que a estas alturas ya estaba empezando a sobresalir.
Sin más me avancé sobre ella y empezamos a besarnos. Ella parecía estar ansiosa por sacarme la verga y se volvió loca cuando me dejó caer los pantalones. No pude ni sacarle la ropa cuando ya se puso de rodillas y empezó a mamármela de una manera prodigiosa. Su mirada de viciosa se clavaba en mis ojos al mismo tiempo que dejaba entrar y salir mi verga de su boca.
Bendita mamada me estaba dando la madurita. Dejé que se cansara de mamármela pero al ver que no se cansaba la incorporé y empecé a desnudarla. Sus pechos estaban duros y muy bien puestos (a pesar de su edad) y ella empezó a gemir cuando empecé a comérselos.
-Desnúdate – le pedí. -Me encanta, estaba deseando que se diera esta situación.
Una vez que estábamos los dos desnudos, la puse sobre una mesa y empecé a comerle su coño. No lo vais a creer, pero como era muy coqueta, lo tenía depilado. Se podían ver sus jugos salir y sus labios bien hinchados. Ella gemía de placer y llegó a su primer orgasmo. Luego me puse sobre ella y empecé a embestirla.
-Oh, oh, sí, sí, sigue dándome, cabrón. -Toma perra, sabía que estabas deseando que te clavara la polla.
De repente ella se inclinó y se volvió a poner de rodillas para mamármela de nuevo. Yo estaba que no podía más, la situación y el pensar que me estaba follando a la secretaria no era comparable con la cara de lujuria que tenía ella comiéndome la polla.
Fue entonces cuando la levanté y la puse a cuatro patas (mi preferida). Empecé a follarla por detrás, al mismo tiempo que le acariciaba sus enormes tetas. Ella se volvió a tener otro orgasmo, mientras chillaba.
-Me corro, me corro, cabrón. Que bien follas, sigue, sigue, no pares ahora.
Cuando terminó de correrse, le saqué la verga.
-Y ahora, te toca a ti, sácame la leche, perra.
Ella no lo dudó y empezó a comerme la verga hasta que yo no pude más y empecé a correrme en su boca.
No pasaron ni cinco minutos cuando la muy perra estaba comiéndome la polla otra vez. Se ve que tanto tiempo sin mantener relaciones sexuales la estaba volviendo loca y no quería dejar pasar esta oportunidad de cansarse de follar.
Cuando mi miembro estaba erecto de nuevo se subió encima y empezó a cabalgarme como una loca.
Como os podéis imaginar, volvió a correrse con mi polla dentro. Mientras ella llegaba a su tercer orgasmo aproveché para sacársela y embestirla por el culo.
Debido a que estaba en mitad del orgasmo, no dudó en apretar el ano y empecé a bombearla. Al poco tiempo estábamos corriéndonos los dos y fue así como le llené todo el culo con mi semen.
Sudando se bajó de encima mía y empezó de nuevo a mamármela para dejármela bien limpia. Nos gustó tanto la aventura que no dudamos en repetirla más adelante.
Está es la primera vez que me follé a la secretaria de mi oficina, la segunda ya os la contaré.
Espero los comentarios del relato.
Autor: El pollo
Huy me gustaria ser tu secretaria. me contratarias????