La penúltima semana de enero mi mami tuvo que viajar por motivos de trabajo a Italia. Se fue el lunes por la tarde. Su marido la fue a llevarla al aeropuerto y sobre las ocho de la noche y al rato ya estaba de vuelta en casa.
Yo estaba en mi habitación estudiando. Entro me acarició una de mis tetas, me beso en la boca y me dijo que se iba a duchar y si quería que nos fuéramos a cenar por ahí. Le dije que prefería que encargamos una pizza y cenar viendo la tele. Hacia frío en la calle y no me apetecía salir, además, acaba de llegar de clase y tenía ganas de estar con él.
Sentí el agua de la ducha. La puerta de mi habitación estaba abierta y el había dejado la de la suya y la del baño también abierta. Sabia que en cuanto terminara aparecería desnudo en mi puerta y no pude resistir la tentación de desnudarme y caminar hacia el baño.
– ¿Puedo bañarme contigo?
No dijo nada y me colé al lado suyo bajo el chorro de agua. Tenía la verga relajada, me acerque a él y el me beso bajo el chorro de agua que nos empapaba. Me pidió que le restregara la espalda con una esponja, luego hizo lo mismo conmigo. Me abrazo y me beso por el cuello y la espalda debajo del agua tibia. Me acariciaba los pechos y bajaba hasta mi rajita. Me hizo poner de rodillas y coloco su verga en mi boca, empecé a mamársela mientras el agua seguía cayendo por encima de los dos.
Cuando salimos de la ducha su verga estaba muy dura, se puso detrás de mi y me hizo inclinarme sobre el lavabo. Me clavo sin ninguna delicadeza. Grite pero ya estaba bien atornillada y sus movimientos hacían que mis piernas temblaran. Estábamos mojados, estábamos poniendo el suelo perdido de agua. Me colocó la bata de baño y me frotó todo el cuerpo.
Yo estaba deseando ir a la cama, pero nos fuimos a la sala. Llamó para pedir una pizza y mientras esperamos nos estuvimos besando y cachondeando. Mi calentura era muy grande y la de él imagínense. Cenamos y nos fuimos a su habitación. Nada más acostarnos, llamo mi mami. Me dijo que me quedara calladita. Y me quede calladita pero no paraba de sobarle la verga, me daba mucho placer. El hablaba con mi madre mientras yo le jugueteaba la verga y se la mamaba.
– Esta en su habitación… ¿Quieres hablar con ella?… Ya estoy en la cama…Me estoy haciendo una puñeta…Algo tendré que hacer esta semana… ¿Tú, no vas a hacer nada?… Cuidado…. ¿Has llevado condones?…. Espera, le digo que te conteste…
Salí disparada para la sala, tomé el otro teléfono y hablé con mi ella un buen rato. Me dijo algo que me dejó pensando: Que estábamos los dos solos en casa y que no creía que, Jaime, mi padrastro, su marido, pudiera aguantar una semana sin estar con alguna mujer y que tuviera cuidado o me dejara llevar. Volví a la cama con él y seguimos con nuestros juegos hasta que los dos nos venimos y quedamos fundidos de sueño.
La mañana del martes se me hizo muy larga en el trabajo y él hizo que fuera más larga porque tenía una reunión por la tarde en su trabajo y me llamó para que fuéramos a comer juntos. Así lo hicimos, le acompañé hasta el banco donde trabaja y me dijo que antes de las ocho no llegaría a casa.
Pasadas las 20 horas me llamó para decirme que iríamos a cenar. No me apetecía salir, quería que viniera y acostarme con él. La cena se me hizo larga, pero cuando llegamos a casa, la noche se me hizo corta. Cogimos como locos, no se cuanto tiempo.
Miércoles, mañana de trabajo. Me llamó y volvimos a comer fuera de casa. Sobre las cinco estábamos en casa, yo tenía que ir a la facultad un par de horas, cuando llegue a casa, alrededor de las siete, no estaba solo. Estaba con un amigo, Juan. Ya lo conocía de haber estado en casa otras veces.
Me vine derecha a la habitación y deseando que el amigo se fuera para quedarnos solos. Al cabo de un buen rato entró en mi habitación y me dijo que me
fuera a tomar algo con ellos. No me apetecía. Quería estar con él. Insistió y le acompañé. Estaba detrás de mí, me tomó por la cintura y empezó a besarme el cuello y acariciarme los pechos por encima de la ropa y delante de su amigo. Yo estaba un poco aturdida y nerviosa. Se deshizo de mi jersey y me quedé con mis pechos a la vista de Juan que no tardó en acercarse y empezar a acariciármelos.
-Relájate y piensa en disfrutar-. Me susurró el marido de mi mami, al oído.
A partir de aquí todo empezó a sucederse muy rápido. Juan empezó a desnudarse, mientras Jaime me empezó a quitar la ropa. Estaba desnuda. Juan me tomó la mano y la puso en su verga. El marido de mi madre se estaba desnudando y así quedamos, en medio de la sala. Los tres desnudos.
Sus manos recorrían mi cuerpo. Yo seguía nerviosa, pero me estaba empezando a gustar el juego, las caricias que me hacían y me fui dejando llevar de la situación. Juan me empujó por los hombros hasta que me quedé de rodillas delante de su verga. Me la puso en la boca, mientras Jaime me acariciaba y empecé a mamar. Era más larga que la del marido de mi madre pero más fina. Jaime me tomó de las caderas y me levanté mientras seguía con la verga de Juan en la boca. Juan se sentó.
Seguí mamando mientras el marido de mi madre me clavó sin ninguna delicadeza. Estuvimos un rato así, hasta que Jaime nos dijo que nos fuéramos a la cama. Me tiraron en la cama. Juan se pudo encima de mi y me la clavó. El marido de mi mami se había ido a mear. Sentía la verga de Juan muy adentro. Me cogía muy duro. El marido de mi madre no venia. Juan colocó mis piernas sobre sus hombros y no pensé en lo que me iba a pasar, sin darme cuenta su verga pasó de mi raja a mi culo. Grité. De un solo golpe ya la tenía dentro. Me dolía. Gritaba. Al rato apareció el marido de mi madre, se acostó a mi lado, me acariciaba y me decía que aguantara un poco más.
– Dile que me la saque, ¡por favor! – Aguanta, nena – me dijo – ¡Ven!
Juan se apartó de mi y me puse encima del marido de mi madre. Me clavó, Me dolía el culo, pero estaba excitada y sentí su verga muy rica en mi bizcochito. Me chupaba y sobaba los pezones y sobre todo me clavaba. Me abrazó contra su pecho. Me besaba y me susurraba en el oído todo lo que iba a disfrutar y todo lo que los tres disfrutaríamos.
Me apretaba muy fuerte a él, cuando sentí que Juan intentaba volver a encularme, intenté moverme para librarme de una nueva enculada pero fue inútil. Tenían más fuerza que yo y ahora me sentía mucho peor. Tenía la verga de Juan dentro de mí por el culo y la del marido de mi madre por delante. Juan empezó a moverse dentro de mi. Creí que me moría y cada vez me daban más fuerte.
Poco a poco el dolor que sentía en mi culo se mezclaba con el placer que sentía en mi cuevita y me dejé llevar hasta venirme. Jaime me hizo colocarme debajo de él y me metió su verga en la boca. Veía como los testículos de los dos golpeaban mi cuerpo.
Yo mamaba la vergota del marido de mi madre mientras su amigo me serruchaba. Volví a venirme. Me sentaron en la cama, el marido de mi madre se puso detrás de mi, su cara pegada a la mía y en mi boca la verga de Juan, solo me había colocado la cabeza en mis labios y se masturbaba.
– Trágate todo lo que te eche, putita. Me decía el marido de mi madre.
Me sujetaba la cara, con la suya pegada a la mía. Empecé a sentir la leche caliente de Juan en mi boca.
– Traga, nena, trágatela toda….No eches nada fuera.
No podía con todo lo que llegaba a mi boca y por la comisura de los labios se escapaba algo de semen que recogía con mis dedos y me los metía en la boca.
– Está muy rico, Juan.
Jaime tenía la verga muy dura y no se había venido. Juan se apartó de mi, sacudió la ultima gota de semen en mis labios y empezó a vestirse. El marido de mi mamá me acostó en la cama, se puso encima y empezó a metérmela.
– ¡Que lo disfruten! Y Juan desapareció.
Me volví a venir mientras sentía la leche de Jaime llenarme la concha. Nos dormimos.
Por la noche no hicimos nada, dormimos juntos pero sin hacer nada. Mi mami volvió a llamar y estuvieron hablando un buen rato. Por lo que poco que pude entender ella ten&ia
cute;a planes para esa noche. Mientras hablaba con ella me empujó la cabeza hasta meterme la verga en la boca. Todo quedó en la mamada que le hice.
El jueves estuvimos hablando de lo que estábamos haciendo y me dijo que trajera a Noelia dormir el viernes para cogernos a las dos. Cogimos como locos.
¿Cómo le decía a Noelia lo que quería? Ella sabía que él era mi amante, pero yo no sabia si ella querría estar con los dos.
No le dije nada, el viernes Noelia me fue a buscar al trabajo, nos fuimos a comer y de compras. Sobre las siete llegamos a casa. Jaime estaba viendo la televisión. Noelia y yo nos fuimos a mi cuarto. Yo fui a la sala a ver a Jaime, nos cachondeamos un poquito y me preguntó si mi amiga venia dispuesta a todo. Le dije que no le había dicho nada pero que él tendría que ponerla "a tono".
– Pónganse unas minis, así…., cortitas. Esa blanca que me gusta y a ella algo así. Sin brassier, ni pantaletas. Y cachondreense un poquito las dos para que se vaya calentando, pero sin exagerar. -Me dijo.
Así lo hice, él seguía en la sala y Noelia y yo nos pusimos a jugar. Mi amiga estaba nerviosa, me decía que mi "papá" podría entrar y vernos.
Sobre las nueve de la noche sonó el timbre de la casa. Reconocí la voz de Juan, había otra voz de un chico y la del marido de mi madre. Noelia y yo seguimos, después de unos minutos de sorpresa, jugando. Estábamos mojadas y por nuestras mentes pasó que nuestro plan se iba a estropear.
El marido de mi madre llamó a la puerta.
– ¡Vengan chicas! Les voy a presentar a dos amigos.
Noelia se puso una falda vaquera mía muy cortita y yo una falda negra, también muy cortita. Llevamos las dos top.
Nada más que entramos, Jaime me tomó por la cintura y dijo los nombres de los cuatro a modo de presentación. Y nos dijo si queríamos tomar algo con ellos. Nos sentamos. El marido de mi madre tomó los vasos de lo que habían estado bebiendo.
Nos preguntó que queríamos tomar y se iba para la cocina. Se volvió y le dijo a Noelia que le acompañara para ayudarle. Apenas si desaparecieron los dos, Juan se puso de pie y tomándome de la mano me levantó del sillón, tiró hacia abajo del top y mis tetas quedaron al aire, instintivamente quise cubrirme, me apartó la mano, mientras invitaba al otro chico a tocármelas.
– Toca, veras que cosita más dura.
Intenté zafarme de su abrazo, pero no lo conseguí y las manos y la boca del otro chico me recorrieron las tetas y los pezones. Juan metió la mano por debajo de mi falda y apartando la tanga me empezó a acariciar la concha.
– Estas mojada, cariño. ¿Tienes ganas de verga…?
Intentaba quitármelos de encima, pero solo intentaba. La verdad es que me gustaba sentir las caricias de los dos. Pensé en Noelia que estaba en la cocina con Jaime. Me dejé llevar hasta la alfombra. Juan me seguía acariciando y besando. El otro amigo se quitó la ropa. Subió mi falda, apartó la tanga y me la clavó sin más. Di un pequeño grito.
– ¿Qué tal?. -preguntó Juan – Muy estrechito. – respondió el otro.
– ¿Y tú? -preguntó Juan mirándome.
No respondí. Me dolía y tenía una sensación diferente a las veces que me penetraba el marido de mi madre y cuando me había penetrado Juan. O era más gorda o era más larga. Era diferente y me estaba poniendo muy caliente.
Juan se había desnudado también y ahora era quien me penetraba. Ví cerca de mi cara la verga del amigo, era gruesa y larga y curvada hacia arriba. Me la llevé a la boca y se la mamé, mientras Juan me cogía lentamente. Pensé de nuevo en mi amiga y el marido de mi mami. ¿Qué harían?
Juan me siguió cogiendo hasta que me hizo alcanzar un orgasmo espectacular. Ahora su amigo había vuelto a ocupar su lugar y me di cuenta porque sentía diferente, su verga curvada rozaba la parte de arriba de mi vagina y me hacia sentir mucho placer. Estaba muy mojada y no tardé mucho en volver a venirme.
Juan había desaparecido. Estábamos los dos solos. Me bombeaba más fuerte y yo cada vez sentía más placer. Estaba a punto de venirme de nuevo cuando un grito de Noelia me dejó tensa. Intenté apartarlo de encima pero me dijo.
-¡Tranquila!. A tu amiguita le estarán haciendo algo maravilloso.
Siguió d&
aacute;ndome con fuerza. Oía a Noelia gritar, pero las ganas de venirme eran más fuertes y me dejé llevar hasta que un nuevo orgasmo me invadió. Jadeaba, estaba cansada y le dije que fuéramos a ver que hacían.
-Primero quiero echarte la leche. ¿Dónde la quieres?.
– Adentro, no. Por favor.
– ¿En la boca? – ¡Sale!
Sentí como me llenaba mi cuevita. Intenté apartarlo, pero fue imposible. Sentía los borbotones de su verga golpear mi vagina. Le decía que no fuera a dejarme preñada. Supongo que ni me oía. Se descargó completamente dentro de mi concha. Se quedó un rato dentro de mi, seguía oyendo los lamentos de Noelia. Me lo quité de encima y me fui al baño a lavarme.
Noelia, Juan y el marido de mi madre estaba en la habitación: Juan se cogía a Noelia y ella tenía la boca llena con la verga del marido de mi mami, resultó ser más puta que yo. Me quedé en la habitación con ellos. Juana le metió la verga en la boca y se vino. Jaime hizo lo mismo en su vagina.
Juan y su amigo se vistieron y se fueron. Noelia y yo nos quedamos dormidas. El marido de mi madre durmió aquí en mi habitación.
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Autor: Carla carlaana19 (arroba) hotmail.com