Encontrarme a mi antiguo amante acompañado por un amigo tan guapo fue una sorpresa estupenda.
Hoy había sido un día raro en el trabajo, mucho ajetreo, mucho movimiento y necesitaba relajar como fuera, llame a unas amigas, pero nada, a nadie le apetecía salir. Así que prepare algo de cena, conecte la televisión y me dispuse a pasar una noche aburrida como tantas.
Me dejé llevar por el cansancio y poco a poco me fui recostando en el sofá, hasta quedarme dormida.
Recuerdo que me acompañaron varios sueños, unos tras otros, hasta que me desperté de repente, sorprendida, tocándome, no se en donde estaría mi imaginación, pero seguro que en un buen sitio para llegar a sentirlo casi tan real. Era temprano aun y se ve que mi cuerpo pedía acción, así que me dirigí a darme una ducha, que saboree lentamente, viendo como caía el agua caliente por mi cuerpo, mis manos disfrutaban frotándome suavemente, el jabón resbalaba entre mis manos, haciendo más urgente la necesidad de disfrutar, así que me recree en tocarme mientras sentía el vapor y el jabón en mi cuerpo, me imaginé allí mismo penetrada fuertemente y mis dedos bailaban dentro de mí, más aprisa. Saqué la manguera de la ducha y la acerqué a mi sexo, los chorros calientes a la vez que mis dedos se movían, me encantaba. Así estuve disfrutando de mi misma recordando todas las posturas que me gustaban, hasta que mi corrida placentera se mezclo con los chorros de agua caliente.
-Pufffffffff, qué rico… mmmmmm
Decía mientras me secaba con la toalla, pero inexplicablemente mi sexo seguía caliente, quería más, así que decidí que saldría yo sola, no me gustaba hacerlo, pero hoy no me apetecía quedarme en casa, quería un poco de marcha.
Mire complacida la falda de vuelo y la blusa medio transparente negra que había sacado cuando había llegado a casa y con una mirada al espejo, decidí que iría a algún pub animado
-Venga, anímate, -me dije a mi misma para darme el ultimo empuje, mientras me ponía el carmín en los labios.
El local estaba algo oscuro, había mucha gente, mucho ruido, pero la música que ponían solía ser genial y era raro que no encontrara a alguien conocido por allí, así que me acerque a la barra y pedí un cubata de whisky, para empezar a disfrutar de la noche.
La música empezó a entrar en mí como un elixir mágico, moviendo mi cuerpo a la vez que sentía el calor de la noche embriagarme.
-Siempre me encantó verte bailar…
Giré sobre mí, para ver quién me estaba hablando al oído pegado a mi espalda
-No te apartes, anda, bailemos.
Moví solo la cabeza y vi a Javier, mi gran amante, una verdadera sorpresa verlo allí, por cierto muy placentera. Estaba acompañado de un amigo que me presentó como Carlos, era tan alto como el, pero destacaban sobre todo sus ojos verdes preciosos y el cuerpo musculoso, seguro que había pasado alguna hora en el gimnasio.
El cuerpo detrás mío moviéndose, me puso un poco nerviosa, siempre me hacia temblar todo el cuerpo, con solo tocarme, la pista estaba a tope y el cuerpo de Carlos a solo unos centímetros de mí bailando, era tentador.
Las manos ansiosas fueron recorriéndome la cintura trazando círculos provocadores mientras sentía tan cerca la agitada respiración y los labios suaves en el lóbulo de mi oreja, el roce del miembro excitado apretándose en mi culo me hacia acalorarme más, mientras mi mirada estaba fija en Carlos, no apartaba la vista de mis pechos que se movían al compás del baile y un deseo de que me los tocara empezó a rondar por mi cabeza.
-Déjate llevar preciosa, veras qué bien lo pasamos…
Parecía que mis pensamientos habían sido dichos en voz alta, porque al segundo mis pezones fueron atrapados sobre mi blusa con unos pequeños y suaves tirones, de lo más excitantes.
Parar nuestra recién iniciado acaloramiento, era casi inútil, pues parecía que los tres estábamos deseosos de hacer algo extraordinario aquella noche.
Se pegaron a mí los dos, Javier en mi espalda se había abierto paso, no se como por encima de mi falda y estaba tocándome por encima del tanga, Carlos animado por los tocamientos en mis pechos sacaba la lengua comiéndome a besos, y
a excitado también.
El momento en que abandonamos la pista y nos fuimos hacia la parte de arriba del local, más oscura si cabe no lo tengo muy claro, pues solo recuerdo una voz que me decía…
-Vamos, el dueño es amigo de Carlos y allí estaremos más tranquilos.
Le vi desaparecer mientras iba de la mano, subiendo las escaleras, nublada la vista de la emoción, nerviosa pero agradecida de un poco de intimidad.
Un sofá en círculo de color suave, unas mesas pequeñas y grandes fotografías de músicos legendarios era la decoración que nos recibió, al rato de nuevo apareció Carlos, traía unos vasos, hielo y una botella de whisky, que enseguida degusté, pues tenía la boca seca.
-Tranquilos, hablé con mi amigo y esta parte esta cerrada al publico, así que nos podemos poner cómodos, eso sí tendremos que usar el baño que esta afuera.
-Sin problema, genial.
Daba sorbos a mi bebida mientras veía de frente el miembro marcado bajo el pantalón, casi explotando de Carlos, a mi lado, casi en la misma situación estaba Javier que sin perder un segundo se estaba dedicando a tocarme otra vez por encima de mi sexo, lo sentía mojado y sabia que eso lo pondría más caliente.
Estaba fumando y me daba caladas de su cigarro a la vez que compartíamos el humo mientras nos besábamos, el vernos animo a Carlos a desabrocharse el pantalón y en el momento que me sentí levantada y quitarme la ropa que molestaba para poder seguir tocándome, sentí como mi cabeza era conducida con urgencia hacia el pene erecto, duro y mojado que tenia delante, la presión de esas manos sobre mi cabeza, indicaba bien a las claras que era él quien llevaría el ritmo de la mamada.
– ¿Te apetece comerte esto?
Saboreé con verdadero gusto cada movimiento dentro de mi boca y la sensación de sentirme más mojada me animaba a seguir comiendo con ansia mientras era empujada una y otra vez hacia mi garganta.
La falda cayó a mis pies pero no me pude sentar de nuevo pues Javier ya estaba comiéndome, pasando su lengua por mi sexo caliente y por mi trasero, entrando en los dos sitios de una manera maravillosa.
Sentía la presión de la cabeza entre mis muslos y los cachetes en mi trasero resonaban ahogados por la música de fondo, los dedos apartaban mi tanga y lo metía entre los labios tirando de el y frotándolo, mientras la lengua seguía moviéndose más y más. Trataba de concentrarme en como era follada mi boca pero los gemidos del placer que estaba sintiendo me lo impedían por momentos.
Javier, debajo de mi me metía los dedos a la vez que la boca me comía por todas partes y a ratos sentía esos dedos junto a mi lengua, apartando el miembro que me seguía poseyendo la boca y empujando mi cabeza más y más adentro.
-Ho, que gusto nena, me encanta follarte la boca, es divina, muévete, muévete.
Y la cabeza se movía conducida por esa mano presionando fuertemente.
Era genial sentirse comida con tal maestría y a la vez saborear esa carne caliente en mi boca, así que no tarde en tener un orgasmo bestial…
-ma.
Me caí sobre la moqueta y dos lenguas ávidas de mi jugo me saboreaban a la vez mientras mis piernas eran abiertas al máximo, esta vez mis manos eran quien apretaba esas cabezas sobre mi sexo y la visión que tenia al contemplar la escena, me hacia seguir corriéndome, notando cómo entraban en mí y mi clítoris, expulsando todo el líquido que había en mi interior, caliente y deseoso de salir más y más.
-pufffffffff Hm. chicos, vais acabar conmigo, qué gusto Hm.
Mientras se movían por todo mi cuerpo a la vez, dejándome rendida de placer.
Perdí la noción del tiempo hasta que ya no pude más y me levante para dar un sorbo a la copa, me vestí como pude y fui al baño a refrescarme un poco. Había unas chicas allí y agradecí que estuvieran entretenidas en una charla porque el aspecto que me mostró el espejo, vamos, era de vicio total. Al rato las oí marchar y estaba entretenida en pasar el agua por mi cara cuando sentí una presión a mi espalda, mire sorprendida la imagen de Javier a mi lado, me dejo seca.
-¿Que haces aquí?
-Tranquila, puse una tranca a la puerta, ahora te quiero solo para mí…
-jajajja, tu estas loco, cielo…
-Si, loco por ese culo que le tengo unas ganas…
Vi como cogía un poco
del gel que había para lavarse las manos al lado del lavabo, se frotaba su pene a la máxima dureza, frotaba mi culo y de repente un empujón me hizo apoyar mis manos sobre la meseta y una embestida total me dejo paralizada.
Chille sin darme cuenta y una mano rápida me hizo callar.
-Esch, tranquila, relájate
Poco a poco aumento el ritmo.
-Toma cielo, toma, toma, disfruta de mi polla en tu culo, abierto para mi, toma, toma.
La sorpresa y el dolor del principio dieron paso a un nuevo placer, así que empecé a moverme buscando recibir más, mi boca tapada acallaban los gritos que lanzaba mezclándose con los gemidos de Javier disfrutando de mi trasero, ahora a su merced.
Tenia el espejo pegado a mi cara por momentos, levante la vista y el reflejo me mostraba a un Javier super excitado, el verlo así, me volvía loca , gracias a que mis gritos de gusto quedaban acallados por la mano sino se oirían en todo el local, seguro
-Así, así, así, toma, decía mientras su otra mano me rodeaba la cintura para moverme más.
-Me corrooooooooo, me corroooooo pufffffff ahhhhhh tomaaaaaa
Mi cuerpo agradeció ese líquido con un nuevo orgasmo, mientras me movía hacia un lado y hacia otro.
Al rato el cuerpo sobre mí, ahora relajado y unos besos suaves a mi espalda, me hizo apartarme sin prisa para quedar de frente y besar al autor de esos momentos tan, tan,¡ mmmmm!.
-¿Oye, a dónde os fuisteis?
Fue el recibimiento de Carlos al vernos aparecer, seguía con el pene erecto, tocándose suavemente, alargando más la excitación.
-Una urgencia, al servicio- se reía Javier a la vez que me daba una palmada en el trasero.
Me senté a su lado para contemplar como se masturbaba lentamente y al rato su mano se fue acercando a mi sexo mojado mientras seguía moviendo la otra ahora más aprisa, metió dos dedos y los saco para chuparlos.
-Ohhh divinoooo, esto sabe divino, se ve que el sabor a mi corrida de hace un momento, le gustaba… y mucho.
-Ven, quiero follarte, ¿quieres sentir mi polla dentro de ese coño tan estupendo? ¿Dime, quieres que te folle? di
La boca me estaba recorriendo el cuello con pequeños mordiscos mientras los dedos no dejaban de moverse dentro de mi, por dentro por mi clítoris, jugando y apretando, pasando toda la palma de la mano, sobre el y rozando la yema de los dedos, me estaba volviendo loca de nuevo de placer, me encantaba como me tocaba, como me excitaba de nuevo, mientras veía como su mano en su pene se movía más aprisa, mojándose los dedos con cada movimiento.
-Síii, quiero que me folles, sí, bien fuerte…
Me levantó de repente y con un solo movimiento me vi caer sobre ese pene duro, entrando de golpe, agarrándome por la cintura y empujando de mí a la vez que notaba sus caderas subirme hacia arriba , mis pechos bailaban con las embestidas y la boca de Javier los atrapaba al vuelo, mientras me las apretaba hundiéndolas en su cara.
-¿Así quieres? ¿Así??? pues toda para tiiiiii
Otra vez nuestros gemidos de placer se mezclaron, Carlos me daba con todas sus fuerzas hasta que me puso a cuatro patas para poder entrar mejor, agarrándome por la cintura, golpeándome, Javier ahora de pie me acercaba la boca para que le comiera , me faltaba el aire, me ahogaba y un sorbo Whisky que me acerco, lo agradecí, para poder mojar mi boca de nuevo y volver a saborearlo.
-mmmmmmmjjjjjjjjjjjjaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhh
Las corridas casi simultaneas sobre mí, casi me vuelven loca, disfrutando como nunca, acabando con todas mis fuerzas.
Caímos los tres rendidos en el sofá, nos miramos y empezamos a reirnos.
-Diossssssss , eso fue genial…
-Ya te digo, joder, qué corrida.
– ¿Genial? Genial es decir poco, supremo, diría yo, eso si, casi acabáis conmigo, eh.
-Y ahora dirás que no te gustó, ¿ no?
-Para mí que disfrutó como nunca, ¿verdad, cielo?
-Verdad, verdad… sois estupendos, quién diría que acabaría en este sofá cuando me senté a ver la película hoy en el sofá de casa…. ¡nadie!
-Cielo, ya sabes que cuando nos juntamos…
-Sí, sí, lo sé, lo sé…
Nos vestimos y nos quedamos un rato más allí charlando y relajándonos, al salir del local , el fresco de la madrugada nos despertó a la vida de nuevo y ya nuestros cuerpos cansados querían más que nunca saborear un buen descanso.
¿ Merecido , no?
Autor: Anonimo