Este nuevo look en verdad le quitaba como diez años, me gustaba mucho porque seguía siendo toda una señora ahora con apariencia joven y no como esas viejas que por apendejarse terminan ridiculizándose.
Después, llegó el tiempo de los disfraces.. Unas veces me esperaba vestida de bebota, otras de colegiala, enfermera, maestra y cuanto otro disfraz consiguiese. Todas las veces, luego de una pequeña actuación de su parte, a la que yo le seguía la corriente, terminábamos cogiendo como desaforados.
Insisto, cada encuentro era nuevo y distinto a todos, en mi casa no hubo lugar que no fuera escenario propicio para dar rienda suelta a nuestro deseo: en la cama, en la alfombra, en un sillón o en una silla, por qué no sobre la mesa, en la cocina, el baño o el living, hasta el piso de mi balcón fue lugar apropiado para un espléndido 69.. Hortensia sabía muy bien como manejar la situación de forma que, cada polvo, tenga la misma o mayor pasión que el primero.
En una ocasión y por pura casualidad (ya que nadie sabía de nuestra relación), resultamos invitados a la misma fiesta. Fuimos por separado para no despertar sospechas. Era gente muy concheta (de mucha, mucha plata !!), había por todos lados mesas con comida buffet y bebidas que cada cual se servía a gusto y paladar, formándose distintos grupos de gente. Pasaron las horas, Hortensia por su lado, yo por el mío, hasta que disimuladamente me hace señas para que salga afuera.
Cuando lo hice, la veo como a veinte metros caminando por el parque que rodeaba la casa. Había algunos sectores, los más próximos, totalmente iluminados y otros totalmente a oscuras. ¿Mi Chiquita hacia donde se dirigía? Sì, efectivamente, hacia el lugar más oscuro que pudo encontrar !!.
Disimuladamente, hacia allí me dirigí, la oscuridad era total, con un chistido me indicó dónde estaba.. Vení, acá nadie nos verá…
Su boca caliente y con sabor a whisky se prendió de la mía, unos cuántos besos y me dice: Sacala, te la quiero chupar… Lo hice, manteniéndose parada quebró su cintura, me la besó, se la pasó por el rostro, la chupó suavemente hasta que la puso bien dura, fue ahí cuando se la tragó por entero para seguir con una furibunda chupada que me hacía pensar que me sacaría el alma por la pija… Sólo una vez se la sacó de la boca para decirme, no acabes, quiero la leche en mi culito y siguió chupando.
Le avisé que no siga, ella rápidamente se levantó, me dio la espalda y subió su largo vestido hasta la cintura, con una mano se apartó la tanguita y con la otra se apoyó contra un árbol… Dale machito, culeame, estoy muy caliente, te necesito !!… Me puse en cuclillas para besarle ese divino agujero negro…
¡Qué hermoso perfume a hembra en celo tenía!… Con la idea de dilatar su ano, le metí un dedo y lo empecé a girar en círculos… El dedo no, la pija meteme, la pija, gemía mi Chiquita.
Me bajé totalmente los pantalones, ensalivé la pija, se la apoyé y despacito empujé hasta lograr entrarle la cabeza… Esperá, dejala así un poquito, suspiró profundo y dijo… Ahora, fuerte, culeame fuerte mi amor!… En la primera estocada se la enterré casi hasta las bolas… Aaaayyyyy !! gritó sin control, lo que
hizo que me detuviera a ver si nadie nos había escuchado; por suerte no había nadie . Siempre unidos, se acomodó mejor abriendo más sus piernas, la punta de su vestido fue suficiente mordaza que ella misma puso en su boca para ahogar sus gemidos.
Volví a comenzar mi bombeo, una, dos y tres estocadas suaves y luego una violenta y profunda y así continuadamente.. No sé por qué, nunca antes lo había hecho, se me ocurrió darle un par de fuertes chirlos en las nalgas. Sííí, pegame fuerte, me gusta, es rico, susurró a la vez que coordinó el balanceo de sus caderas con mis bombeos. Se sucedieron las estocadas, el movimiento de su cadera y algunos chirlos más hasta que, un profundo y electrizante Aaaaaaaahhhh !!! divinamente en conjunto, marcó que ambos logramos acabar simultáneamente.
Por unos minutos nos nuestros cuerpos quedaron unidos, quietos (salvo nuestras piernas que temblaban como hojas), relajándonos, tratando de recuperarnos.
Cuando lo logramos, nos acomodamos la ropa… Qué hermosa chanchada, tu leche me corre por las piernas, exclamó. Después, ahogando una risa, me señaló: Mirate el pantalón. Un desastre, sucios, pisoteados y manchados. Yo desesperado, ella muy tranquila siguió acomodando su vestido al que intentaba desarrugar pasándole las manos. Fue mi turno de reírme, si mis pantalones son un desastre, tu rostro es otro peor, le dije. Rimel corrido, pintura de labios desparramada alrededor de su boca, algo común y placentero después de un buen polvo pero sin solución posible en ese lugar y en esa situación.
No había mucho para dudar, volver así a la fiesta era como colgarnos en el pecho un cartel con la leyenda «Venimos de coger en el parque», cosa que era impensable.
Conclusión, tuvimos que huir, escabulléndonos por donde nadie había hasta llegar a mi auto y salir de ahí. Ya en la calle, bastó mirarnos a los ojos para que otra vez la risa brotara al unísono, esta vez a viva voz.
Verán que efectivamente, sino es por una ú otra razón, una ú otra circunstancia, cada cogida con mi querida Chiquita, resulta ¡ÚNICA, IRREPETIBLE E INOLVIDABLE!
Es realmente fascinante como las maduritas están dispuestas a todo y saben gozar de un buen sexo. En esta caso esta chiquita es una putita muy cogelona y rica que le gusta le llenen el culito con mucho semen.