Todo comenzó aquellas vacaciones, era el mes de julio y mis padres y yo nos disponíamos a pasar diez días en Asturias. Allí habíamos quedado con un amigo de la infancia de mi padre y con su mujer. Yo tenía por aquel entonces 19 años y era virgen, la verdad es que la idea de pasar las vacaciones con los amigos de mis padres no me satisfacía en lo más mínimo, ya que ellos no tenían hijos, con lo cual estaba condenado a pasar los diez días con ellos y la verdad por ese lado no me apetecía nada en absoluto; aunque como buen amante de la naturaleza y del buen comer, sabía que al menos iba a disfrutar de bellas playas y montañas, así como de la gastronomía local.
Partiendo de la base de que se trata de una historia real, los nombres los cambiaré. Yo (Juan) mido 1.76 y peso unos 80 kilos y soy rubio, por aquellos días llevaba coleta, hasta entonces mi relación con mujeres se resumía a un par de ocasiones en una discoteca y consistió en los clásicos besos y sobeteos, pero nada más. Esa época me pilló en mi gran apogeo onanístico. Cuando llegamos al hotel, ellos ya estaban allí, ya habían llegado desde Valencia. Nos saludamos y preguntamos que tal el viaje y esas cosas. Transcurridos los dos primeros días, y habiendo visitado una playa cercana, decidimos hacer una ruta en coche que nos llevaría hasta el pueblo de Caín. Fue en esa excursión cuando todo empezó a transcurrir para mi de una forma distinta, donde me empezó a dar igual la montaña y los paisajes, ya que mi mente estuvo pendiente de la mujer(María) del amigo de mi padre (Adolfo); todo fue como relato a continuación.
En la vuelta al hotel en que nos alojamos, yo iba sentado en la parte trasera del coche en medio, a mi izquierda mi madre y a la derecha iba Maria: tenía unos 55 años, es morena, unos 85 kilos y más o menos 1.70cm de altura, había engordado un poco con respecto a años anteriores, pero lo que respecta del resto del cuerpo prácticamente ni me había fijado nunca ni tampoco lo exhibía ella con lo que para mi era una mujer más; el caso es que durante ese regreso al hotel ella iba muy pegada a mi, no se si intencionadamente o no, pero tenía apoyado prácticamente su pecho izquierdo en mi brazo derecho; por unos instantes pensé que lo quitaría enseguida, pero transcurrieron los kilómetros y de allí no lo apartaba y yo tampoco hice ningún ademán de mover mi brazo con lo que llevaba el brazo calientísimo ya que tenía un pecho bastante pesado y grande, aunque a simple vista no lo pareciera. Eso de llevar el pecho en el brazo me descompuso totalmente, y llegué con un fuerte dolor de rabo debido a la erección continua que llevaba durante el viaje.
Una vez en el hotel me hice una gran paja en la ducha, yo compartía habitación con mis padres, con lo cual ese era el único momento y lugar que tenía para desahogarme. Durante la cena mis padres hablaban con ellos acerca de la excursión y de lo que habíamos visto, pero yo ya ni les oía ni les hablaba prácticamente, ya estaba en la vorágine de lo sucedido en el coche y pensando si ella lo hizo aposta o fue una casualidad, yo por aquella época era terriblemente tímido, ahora no lo soy tanto, pero sigo siendo algo introvertido, con lo que contar lo que me pasó me ayuda bastante ya que nunca se lo conté a nadie personalmente. Al día siguiente tocó excursión a una playa cercana, ese día me fijé más en ella que de lo costumbre: llevaba un bañador de una pieza: no dejaba al aire mucho de sus pechos, los llevaba eso si bastante ceñidos, era de color marrón oscuro le tapaba cierta barriga y el culo estaba también bastante cubierto, aunque se le escapaban algún trozo de culo en forma de morcilla debido a la presión que ejercía la prenda sobre el culo. No se le transparentaba nada, con lo que en lugar de tranquilizarme más ya que no insinuaba nada de nada, me produjo un gran morbo el pensar como estaría desnuda; apenas me fijaba en las jóvenes que había en la playa. Yo pensaba la form
a de poder verla desnuda o de verla al menos los pechos, pero iba a resultar muy complicado ya que pasábamos el día todos juntos.
Cuando regresamos por la tarde al hotel María dijo que ella estaba cansada y que no daría una vuelta por el pueblo antes de cenar, con lo que yo les dije a mis padres que yo me ducharía el último y que me quedaría en la habitación hasta la hora de la cena. María y Adolfo estaban hospedados en la habitación de al lado. Teníamos la terraza contigua separada por un muro blanco, pero si nos asomábamos nos podíamos ver.
Tras ducharme y secarme no me vestí y estuve por mi cuarto desnudo y pensé en María y se me ocurrió que podría salir desnudo a la terraza a colgar las toallas y con un poco de suerte que ella se asomase y me viera, a ver como reaccionaría. Me meneé el rabo un poco para que cogiera una forma más grande sin llegar al empalmamiento ya que siempre he tenido un cierto complejo de mi polla cuando esta en reposo, no así empalmado (16cm); con lo que salí a la terraza, estuve un rato y ella no salía; empecé a toser un poco fuerte, pero nada no salía y yo ya estaba cogiendo frío, ya que aunque fuera julio, en Asturias a partir de cierta hora se levanta cierto fresco. Yo estaba enfermito pensando en ella así que me masturbé esa tarde 3 veces. Mi imaginación se desbordaba, pero la dura realidad volvía cada vez que me corría, me entraba un bajón pensando el morbo que ella me producía y lo imposible que iba a ser siquiera verla un pecho. Cuando se acercaba la hora de la cena me vestí y la llamé para bajar al comedor.
Ella ya estaba vestida con unos vaqueros y una blusa negra que transparentaba un gran sujetador negro con bordados. Me dijo que pasara que todavía faltaba un poco para la cena y se puso a enseñarme fotos de cuando ella era joven e iba con sus amigos a la playa, me quedé asombrado parecía otra mujer: delgada con bikini con pechos perfectos, piernas delgadas, morenita; vamos cuerpo de modelo sin exagerar. Lo que había hecho el paso del tiempo, no conservaba nada de aquella figura, ni siquiera era la mitad de guapa que en las fotos. Los pechos y la cadera la habían crecido bastante y eso que no había tenido hijos. Me preguntó: -¿era guapa de joven eh?,- pues si, la verdad que si (la respondí escuetamente),-Por aquel entonces estaban todos los chicos detrás de mi y ahora ya nadie me mira,¿que dura es la naturaleza con las mujeres verdad Juan?;yo no supe que contestarla, me limité a seguir viendo las fotos y a preguntarle por las playas en las que había estado. Yo estaba bastante tenso por lo que ella despertaba en mis sentidos y en eso ella dijo,-vamos a ir bajando a ver si llegan Adolfo y tus padres; y siguió hablando de su trabajo y de lo mal que se llevaba con una compañera. Así pasó la noche sin más; bueno yo más desesperado y excitado, asumí la situación en que me encontraba: me haría todas las pajas que pudiera pensando en ella y nada más.
Al día siguiente decidimos emplear la mañana en ver una playa y por la tarde subir a un pueblo cercano al hotel andando. Llegamos a la playa: ese día había oleaje con lo que me animé a pegarme un chapuzón: mis padres decían que no se bañaban ni de coña ni tampoco Adolfo y María. Me metí hasta donde me cubría hasta el cuello y decidí pajearme pensando en María con el vaivén del oleaje. En mitad de la paja vi como María se levantó de la toalla y se acerca a la orilla y me pregunta que tal está el agua; le contesté que estaba buenísima (pensando en ella) a la vez que me la meneaba de forma brutal (como un neardenthal, vamos). Llevaba un bañador de una pieza sin tirantes de color azul celeste, empezó a meterse al agua, se acercaba lentamente debido al oleaje y quejándose de lo fría que estaba el agua, mientras yo me seguía haciendo la paja, yo me acercaba hacia ella poco a poco agachándome para que no me viera lo que hacía bajo el agua; cuando estaba ya a poco menos de 8 metros de mi, decidí que tenía que eyacular antes de que me pillase, porque yo no estaba dispuesto a interrumpir esa paja; así llegó el mágico momento en que según se acercaba chocó contra ella una ola, haciendo que quedase al descubierto uno de sus pechos con su pezón negro al aire, momento en que me corrí con grandísimo gusto.
Ella no se había dado cuenta que ten&iac
ute;a un pecho al aire, yo me acerqué de un impulso hacia ella favorecido por una ola, me quedé tan solo a 30 cm. de su pecho al aire. No la dije nada ya que quería observar su gran teta el máximo tiempo posible. Al minuto se dio ella cuenta y dijo: -huy tengo la teta al aire; (se lo subió instantáneamente); yo me hice el loco como si no hubiera visto nada; nos quedamos en la zona de rotura de las olas disfrutando del agua, yo deseando que se le salieran las tetas una vez mas, tenía los pezones bastante empitonados, pero no se transparentaba nada. Yo decidí que al menos ella me tenía que ver en bolas, ya que eso me excitaba sobremanera.
Desaflojé el cordón de mi bañador y agrandé la cintura de mi bañador, me puse 2 metros por delante de ella y en la siguiente ola que venía con mucha espuma aproveché y tiré del bañador hacia abajo y ayudado por la gran ola me quedé delante de ella con la polla al aire( mientras yo me hice el loco y disimulaba como si hubiera tragado agua y se me hubiera metido también en los ojos con lo cual yo me los restregué a dos manos), ella en aquel momento se empezó a reír y sorpresa la mía, me subió ella el bañador, pero al subirlos (estaban dados de si) se volvieron a bajar un poco, quedándose al aire la mitad de mi rabo erecto en aquel momento. Ella me subió otra vez el bañador y me dijo que no me preocupara que a ella se le salió la teta y no pasó nada. En ningún momento me llegó a tocar el paquete; pero la noté como si estuviera más contenta de lo normal; en ese momento en que conseguí lo que pretendía, me provocó un subidón de adrenalina y de excitación.
Estuvimos los 2 bastantes juntos saltando con las olas sin contacto riéndonos los dos como si fuésemos un par de chiquillos. Hubo un momento en que me puse detrás de ella y me apoyaba en sus hombros para impulsarme al saltar las olas, tras un minuto así, decidí acercarme a ella totalmente y puse en contacto mi rabo en erección máxima con su culo un instante, tras ese instante de placer repetí un par de veces más los contactos esporádicos, ella no decía nada ni tampoco se reía, así que probé a apretar mi rabo contra su culo con mayor fuerza y de forma continuada( fue el primer momento en que ella pensó, al menos eso creo, que ya no se producía de forma esporádica y si era premeditado), en ese momento en el cual el mundo se paró a mi alrededor y ya no existía nada para mi salvo Maria y yo.
Un grito de mi madre, ¡Juan, sal del agua que nos tenemos que ir!, la solté de forma repentina hacia delante; María me dijo que tenía razón mi madre que debíamos irnos que se hacía tarde; la contesté que ahora saldría yo, mientras se acercaba hacia la orilla me volvía a masturbar viendo su culo grande tapado por el bañador gigantesco, pero me corrí igualmente. La vuelta al hotel en el coche fue como si viajara por el espacio exterior del planeta en lugar del verde paisaje y los árboles. Conversaban mis padres con Adolfo y Maria sobre la playa bonita, en eso que en un momento dado María dijo que se lo había pasado como nunca en el agua conmigo, con las olas…Yo dije que también me lo pasé estupendamente, mientras miraba los anillos de saturno a través del cristal del coche.
Tras la comida de ese día, un momento en que nos quedamos apartados de mis padres y de Adolfo, me preguntó si tenía alguna novia secreta que no lo supieran mis padres a lo que le contesté que no y me preguntó que si me gustaba alguna chica en especial de mi clase o del bloque donde vivía en Madrid; le contesté que en especial no había nadie que me gustase; me preguntó directamente que por que la había tocado el culo en la playa; la contesté que fue sin querer y que no lo volvería a hacer y que no le dijese nada a mis padres; me contestó que no se lo diría y cuando ya se iba hacia donde estaban mis padres me preguntó que si al menos me gustó; le dije que si. Salimos a hacer la excursión por la tarde a un pueblo que se encontraba a unos 5 Km. del hotel, estaba en una montaña y subiríamos andando. Mi padre y Adolfo se pusieron delante y enseguida nos sacaron un buen trecho a María, mi madre y a mí.
Curiosamente María sacó el tema de conversación de las novias y que si me gustaba tal chica o no, lo distinto que era ahora las relaciones entre jóve
nes que hace años… a lo que empezó a llover. Decidimos ir a por los paraguas que estaba en el hotel, me tocó a mi ir a por él, y María también fue a por los suyos. Mis padres y Adolfo se quedaron en un bar esperándonos. Llegamos calados al hotel tras andar unos 20 minutos. Entré en mi cuarto y recogí los 3 paraguas y llamé a la puerta de María.
Me abrió y cerró la puerta, ella tenía los pantalones calados, así como una sudadera que llevaba. Me dijo que se iba a cambiar ya que iba a coger un resfriado. Se quitó las zapatillas. Yo me asomé a la ventana porque veía que se iba a quitar la ropa y aunque deseaba verla, me podía más la vergüenza. Me contó que eso era lo peor de Asturias, el tema de la lluvia mientras se bajaba el pantalón, yo mientras tanto me estaba excitando bastante la situación; ella seguía comentando -Y ahora que me pongo yo, mirando al armario; mientras yo por decir algo -Pues parece que no va a parar esta lluvia; ella miró y dijo -Cierra las cortinas que me van a ver los de ahí enfrente; las cerré y me volví, estaba ella en bragas: eran negras y de las grandes, en eso que se quitó la sudadera y se quedó en sujetador negro también y dijo con tono elevado: uhhhhhhhhh! si tengo el sujetador también empapado, uhhhhhhhhh! y las bragas también; me miró y me preguntó: -¿Tú lo mismo también tienes el calzoncillo mojado? míralo a ver.
Yo me quedé petrificado ante la situación ya que estaba empalmadísimo y en ese momento me moría de vergüenza de mirarlo; ella me vio reticente y me dijo: ¿no tendrás vergüenza de enseñar el calzoncillo? si yo también estoy en ropa interior y no me ruborizo por eso; ante lo cual se acercó a mi y yo me bajé el pantalón del chándal y tuve una visión que me dejó avergonzadísimo: tenía el rabo tan empalmado que se me escapaba todo el glande por encima del calzoncillo; ella exclamó una vez más: uhhhhhhhhh! chico que empalmado estás, que barbaridad, ¿no será por mi verdad?;- Ya inmerso en la gran vergüenza la contesté que si, (ya de perdidos al río) la dije que estaba muy buena; me contestó -pero chico si yo ya soy una vieja que no tengo cuerpo para excitar a nadie, mira si tienes el calzoncillo calado y me lo bajó y fue a por una toalla para secarme: toma anda y sécate que se te va a quedar fría; mientras yo me secaba, ella se quitó el sujetador de espaldas a mi y las bragas también dejando al aire un enorme culo con celulitis; yo le di la toalla: -toma sécate tú también.
Se dio la vuelta y tenía ante mi 2 tetas morenas de un tamaño respetable con unos pezones negrísimos con la aureola bastante grande en forma de huevo frito y seguí la vista hacia su vello púbico el cual era un gran matojo de pelos negros, se tocó las tetas con las manos y volvió a exclamar una vez más uhhhhhhhhh, si las tengo congeladas, echó otra mano al culo y también dijo: bueno pues tengo todo más frío que yo que sé: alargó su mano a mi pene y me lo tocó diciendo: -pues también lo tienes congelado: ante lo cual me dio una serie de caricias y me dijo: ya verás como se te calienta, la situación me sobrepasaba viendo a la amiga de mis padres que me tocara el rabo: me dijo que me sentara en la cama, se sentó al lado mío y siguió dándome las refriegas (que no masturbándome), mientras yo observaba como se la balanceaban los pechos sobre sus michelines; la dije que parara que me iba a correr, -me dijo que la calentara los pechos que los tenía fríos: la sobé las tetas de forma impulsiva y la chupé los pezones como si en ello me fuera la vida.
Ella gemía desaforadamente, se llevó una mano a su entrepierna, abrió los gruesos muslos llenos de una red de venas e introdujo un par de dedos en su boca y acto seguido se acariciaba su vulva y los introducía separando los dos labios; -Metémela Juan ya verás que calentito está, date prisa antes que se preocupen tus padres y Adolfo, le introduje mi polla, la penetraba de forma rápida y continua estando encima de ella en la cama y tocando sus enormes tetas, ella gemía de forma brutal, yo creo que la oía toda la planta del hotel y en un par de minutos ya me había corrido dentro de ella. Nos duchamos juntos, hice ademán de meterla la lengua en su coño, pero me dijo que eso no querí
;a y que teníamos que darnos prisa, yo me quedé con ganas de meterla la lengua y de que me hubiera chupado el rabo, pero pensé que quedaban oportunidades en días postreros y nos fuimos al bar donde estaban mis padres y Adolfo.
Yo no disfruté del polvo por así decirlo ya que fue muy rápido, y más para haber sido la primera vez, sin embargo lo que fue la situación de estar con ella para mi ha sido la experiencia más excitante de mi vida, ni siquiera ha superado esa excitación los dos años de relación que he tenido con una chica de 23 años, que por cierto ella no sabe nada.
Al día siguiente, un momento en que estábamos solos la comenté la posibilidad de echar otro polvo; ella me dijo que ni hablar, que lo sucedido el día anterior la gustó muchísimo, pero que nunca antes le había sido infiel a Adolfo y que no quería que le crecieran más los cuernos, me tocó el paquete y me dio un beso con lengua. No volví a tener ninguna relación con ella, en esas vacaciones. Han pasado cinco años y este año nos vamos a volver a ver en septiembre, ya os contaré que pasa…
Esta historia al tratarse de un hecho absolutamente real: he modificado los nombres por si acaso las moscas, lo siento si este relato no cumple con las expectativas de los lectores ya que no abunda el sexo explicito, pero yo solo he contado lo que pasó en realidad. Desde entonces veo a las mujeres maduras con otros ojos, pero no me atrevo a dar un paso con ellas, sin embargo me excita el pensar en volver a tener una relación con una mujer madura.
Autor: Juan