Se la metieron por la boca, por el culo, por el coño, siempre tenia una polla en la boca. Los tres se querían correr en su boca, en su cara, ella accedió encantada
Estuvieron cenando hasta las 12.45 de la noche, en un céntrico restaurante después de salir del trabajo.
Todos trabajaban en un supermercado muy conocido de la ciudad.
Cada vez que llegan las vacaciones de verano, organizan una cena para despedirse de los compañeros. Seti, Pablo, Carmen, Rosa (dicen que es la más putilla de todas, pues en cada cena siempre acaba mojando con uno o con otro) Alex, el diré de Johnny, Iván, y este año viene un camionero del supermercado, un tal Juan…… y así hasta llegar a 18 o 19 personas.
Ya en la cena se vio que la Rosa este año se iba a tirar a Iván, pues estuvo toda la cena tirandole los tejos al oído.
Este va a ser el próximo pardillo de la Rosa, le dijo Pablo a Silvia, mientras este le miraba el escote pronunciado de esta.
A Silvia le gustaba vestir muy provocativamente. Llevaba una camiseta de lycra ajustada y debido a sus grandes tetas, enseñaba hasta la canalilla que queda entremedio de las tetas.
Llevaba un sujetador de color azul marino. Una falda corta de color gris claro, muy ajustada, pero no se le notaban las bragas, pues llevaba un tanga a tono con el sujetador, que aún le hacia resaltar más ese culo tan hermoso que tenía. Pablo, Juan y Johnny iban locos por follársela, pues ella aunque no se cortaba un gramo a la hora de hablar de sexo, no habían conseguido nunca, ni siquiera tocarle el culo.
Pero esa noche, algo iba a ser diferente, pues Silvia estaba muy cachonda.
–Que, te gusta mi escote le dijo Silvia a Pablo.
–Si, pero me gustaría saber que llevas debajo de esa falda.
–Pues llevo un tanga del mismo color.
–Joder Silvia, que me la vas a poner dura otra vez.(Silvia siempre se la hacia poner dura a todos, le gustaba. Era una calientapollas)
Pasadas las 6 de la mañana, abandonaron la discoteca a la que habían acudido.
Johnny se ofreció, para llevar a Silvia a su casa, ella accedió, y al instante también se montaron en el coche, Pablo y Juan.
¿A que nunca habías estado en un coche con tres tíos como nosotros?, le dijo uno de ellos. Delante estaba Johnny y Pablo, y detrás Silvia y Juan. Este le puso la mano encima de la pierna de ella, no dijo nada solo se miraron.
Ella llevaba falda corta, pero a pesar de eso ella tenía las piernas bastante abiertas justo en el medio del asiento de atrás. Ella sabia que Pablo le estaba mirando por el retrovisor, pero eso la hizo ponerse muy cachonda y notó su coño empezaba a mojarse. Juan empezó a morderle el cuello, su punto débil, al mismo tiempo que sus manos empezaron a manosear sus grandes tetas. Empezó a meterle la lengua en su boca, y ella metió la mano en el paquete. Sintió la enorme polla que se escondía bajo ese pantalón, y eso la excitó muchísimo.
Pablo desde atrás, miraba atónito como ese le metía mano a su fruta prohibida. Desde el espejo, vio como la mano de él se introducía dentro de sus bragas, Juan notó que ella estaba súper mojada, al mismo tiempo que ella empezó a desabrocharle el pantalón, hasta dejar su polla al descubierto.
Agachó la cabeza y empezó a chuparle la polla de arriba abajo, Pedro se quedó mirando y vio que los ojos de ella empezaron a mirarle, mientras chupaba la polla de su amigo. Pararon el coche en un bosque, y ahí empezó todo.
Ella fue la primera en quedarse en pelotas, y después ellos, mientras ella no paraba de chuparles la polla a los tres.
Se la metieron por la boca, por el culo, por el coño, siempre tenia una polla en la boca, como la chupaba. Los tres se querían correr en su boca, en su cara, a lo que ella accedió encantada. Los tres se fueron corriendo, uno a uno, mientras sus labios y su cara sus tetas, se llenaban de leche, se la iban follando una y otra vez. Se corrieron al menos tres veces cada uno. Todos en la boca.
Al llegar a su casa, su marido estaba despierto, le chupo la polla, y empezó otra vez.
Su marido supongo que se dio cuenta, pues su coño y su culo estaban súper abiertos, pero no dijo nada.
Autor: Putilla