Era las 11:00 de la mañana de un sábado cualquiera, cuando estaba en casa vaciando la compra en la nevera, cuando sonó el móvil dándome un pequeño susto con su vibración. Era mi hermano Jorge que me invitaba a salir con la moto esta misma tarde a eso de las 15:00 pues a el le encanta las motos y yo no tenia nada que hacer, así que acepte, me apetecía salir de este pueblo, pues me estaba asfixiando.
Me dirigí a su casa allí tomamos un café, estaban mis sobrinas y mi cuñada, todos me preguntaban como estaba de la pierna, pues tuve un pequeño accidente del cual, temían que al ir en la moto me pasara algo ahora que ya estaba recuperado. Después de tomarnos el café, nos dirigimos al garaje a sacar la moto, una moto bonita, una Yamaha de color verde, preciosa la verdad, y por lo que me contaba mi hermano zumbaba de lo lindo. Me estuvo dando instrucciones de cómo me tenia que sentar detrás y lo que tenia que hacer, ya que yo no había montado nunca, era mi primera vez y no sabia como comportarme, pues yo pensé que era como los crios que se van agarrado a la cintura del conductor.
Bueno, una vez habiéndome dado las instrucciones salimos montado en aquella moto, que parecía un avión más que una moto, confieso que al principio estaba acojonado, pues sentir el aire en el cuerpo a esa presión, pensaba que me caería. Jorge de vez en cuando, me preguntaba como estaba con gestos y yo le decía que bien, pero la verdad temía un poco, pues el aire no nos dejaba correr más para disfrutar de la velocidad.
A los diez minutos de salir, tuvimos que parar a repostar, pues a donde íbamos no había gasolineras cercanas, así que llenamos el deposito, Jorge me comentó que no me arrimara tanto a él, pues le aplastaba los huevos contra el deposito, yo me sentí un poco avergonzado y con una leve sonrisa me subí de nuevo a la moto y me separé un poco de él. Llevábamos unos Km. encima, cuando una fuerte ventolera nos obligó a bajar de velocidad pues la moto reculaba de la presión, paramos en un campo cercano donde nos detuvimos para recuperarnos del susto que nos dimos. Él se hacia el fuerte pero yo estaba histérico, mi reacción dejó sin palabras a Jorge. Le dije que a esa velocidad, con el aire que hacia, que no fuera más, o me volvía andando, por yo me quería mucho para tener un nuevo accidente.
Durante unos segundos él se quedó callado escuchándome, mi reacción no la esperaba y no caí en que él estaba más asustado que yo, pues yo solo estaba enfadado más que asustado. Hablando y hablando me percaté que él se había meado un poco en los pantalones del susto y estaba disimulando, me callé en seco mientras le miraba el paquete mojado, él se sonrojaba. Me acerqué a él y le abracé diciéndole al oído que me perdonara, que no era mi intención echarle semejante bronca, que todo era frutos de los nervios.
Dejemos la moto aparcada allí y nos dirigimos a un riachuelo que había cerca de allí, para que se cambiara de pantalones y se lavara un poco, pues en el maletón de la moto llevaba siempre una muda, para en caso de frío ponerse el pantalón de cuero de buen motorista. Él se quitó las botas y el pantalón quedándose en slip. Mostrándome todo ese paquetón, pensaba ¿joder este es mi hermano? Joder que verga, él se lo que ha quedado todo al nacer, por eso la mía es mas pequeña, se quitó también el slip, y aquello no era una verga, aquello era una trompa de elefante, ni en revistas, ni en ningún sitio había visto ese pedazo de pollón, mi cuerpo se estremecía nada más ver como yo de espaldas a él se dirigía al río a lavarse.
Mi verga estaba tiesa y estaba sudoroso, no quería que ni hermano lo notara, pero me devoraba el júbilo y las ganas de meterme en el río con él, así que como estaba sudando era la excusa perfecta para meterme también, y así lo hice, me dijo que hacia, que teníamos que seguir el viaje que quedaba mucho por llegar. A lo que le contest&eacu
te; que no teníamos prisa, no había dado hora de llegada y las mujeres se iban de despedida de soltera por la noche, así que más daba, eran vacaciones. También es verdad me contestó, y nos despojamos de todo la ropa que nos quedaba y nos tiramos al río. Yo nadaba pegado a él, y como el que no quiere, de vez en cuando le rozaba para sentir como aquello me rozaba, él no era tonto y me observaba como viendo que no era un roce de casualidad. Se fue para la orilla y me llamó. Ven julio mira lo que he visto, yo incauto de mí, fui a ver que es lo que había visto en el agua, pensé que se trataba de algo pez raro o algún animalillo, pues él sabe que me gustan los animales.
Al acercarme me señalo detrás de mi, y dijo mira, yo me giré y más rápido que una bala me agarró de los brazos y el cuerpo acercándome a mi espalda, me dijo, tengo unas serpiente de agua que quiere entrar en su caseta, pues veo que eso te pone cachondo. Y si la verdad aunque el agua estaba algo fría, el encontrarme atrapado por sus brazos y sentir con esa serpiente me recorría el ano y parte de las piernas me excitaba como loco, yo hacia fuerza para girarme pero él era más fuerte en el agua. Me soltó de repente me di la vuelta y agarrándole la polla me sumergí para metérmela toda en la boca, pero era imposible metérmela toda, no pude. Él gozaba como nunca, me dijo que no lo había hecho nunca en el agua. Yo tampoco lo había hecho, pero a la vez esta confundido, pues sabia que aquello no estaba bien con mi propio hermano, pero el morbo y el deseo me podían más. Aún estaba más excitado al saber que iba a ser penetrado por aquella cosa tan enorme, pues aunque era muy larga, no era gorda precisamente, y eso me gustaba, pues me haría daño, pero no me rompería el culo por su grosor, ya que mi ano se deshacía pidiendo penetración.
Y tal como cuento así fue, me dio la vuelta y guiándose con los dedos encontró mi ano. El primer impacto fue algo brusco y doloroso pero placentero al mismo tiempo, el grito que de mi garganta salió, frenó a mi hermano, eso lo excitó aún más, y besándome como loco no podía parar, teníamos ganas de disfrutar de nuestros cuerpos.
Vaya escena los dos unidos por la misma sangre, que rico, a pasar de permanecer en el agua, la sensación de calor y euforia me dominaba, Jorge aceleraba el ritmo y yo sentía como el agua y la polla entraba y salía de mi ano, que ruidos y que gozada, no quería que aquello acabara, pero como si de un empujón lo hiciera Jorge, cayó encima mío tirándome al agua por completo, nos caímos y se corrió dentro de mi, no me soltó en ningún momento, sentir esa presión encima de mi, todo él. Que sensación, me dijo que nos fuéramos vistiendo que quedaba mucho viaje y me quedé un poco decepcionado pues aunque él se corrió, no me dejó que yo lo hiciera, eso me hizo que pensar, pero bueno, estaba contento por otro lado, ya que mi ano había sido abierto de nuevo, montamos en la moto y continuamos el viaje hacia la montaña, por el camino llegamos a un parador, donde paramos a tomar algo. Yo me tomé un cortado, ya que tenia algo de frío, el aire no paraba, a medida que subíamos era más fresco. Jorge se tomó un café solo, me miró como avergonzado por lo que había hecho, pero yo lo miré con alegría de saber que ese seria nuestro secreto, y como un buen macho, ya que no se si por el miedo de admitir lo que había pasado él me dijo, venga vamos a subir hasta aquel cerro de allí, ya veras que vistas hay, eso si, sin apenas mirarme a la cara.
Pagamos y nos dirigimos hacia el cerro, como él bien dijo, una vez allí nos bajamos de la moto, yo bajé primero, como iba detrás al levantar el pie para salir de la moto pise mal, y me caí, él se interesó por mi, a ver que me había pasado, cuando se acercó, yo me quejaba de la rodilla, se agachó y lo cogí de los huevos, en ese momento vio que se trataba de una farsa, que yo no tenia ningún mal, pero me sirvió para darle un buen morreo sin soltarme de aquel precioso tesoro. Estábamos completamente solos en aquel descampado, en lo más alto de la montaña, buen sitio para poder acabar todo lo que habíamos empezado en el río. Él quiso evitarme echándose para atrás y con un leve giro lo tumbé en el sue
lo, sin parar de besarlo, le dije en el oído que no podría levantarse, que no lo intentara si no apreciaba su paquete.
Él desistió y se dejó llevar por mi dominio, entonces cuando vi que era un dócil corderito, empecé por desabrocharle la chaqueta de cuero, dejándose ver una franela negra la cual rompí con rabia y deseo, eso me puso a mil por hora, tenia que contenerme ya que sentía que le podría hacer daño, era tanta la euforia, que le arañé en varias ocasiones, él no se quejaba, pero percibía los rasgos de dolor al hacerlo, le dije que se subiera a la moto, no sin antes dejarlo en pelota viva, era una hermosa foto, digno de una página de un calendario de hombres, lo llamaría miss Julio, por honor a la fecha en que estábamos y a mi nombre. Le susurraba al oído, corre, corre ahora, pasándole la mano y la lengua por el cuello, bajando mi boca a sus pezones erectos del frío y sudoroso de tal exitoso placer. Lamía sin cesar su cuerpo, él me sobaba mis nalgas, como pidiéndome que quería penetrarme de nuevo, a lo que esta vez no estaba dispuesto, ya que era yo a quien le tocaba disfrutar con él.
Subidos ambos en la moto comencé a tomar el mando de la situación, él tenia su espalda en el deposito de la moto, con las piernas encima de mis hombros y el culo en el aire, empecé a lamerle su ano virgen. Ufffffffff que placer, se retorcía como una perra en celo, le gustaba, apretaba las nalgas con fuerza tenia mi cabeza metida entre sus piernas y me cerraba del placer que le producía mi lengua por el ano, poco a poco fui introduciéndole un dedo en el, él se retorcía, no me dejaba, pero a más se oponía más fuerza hacia yo, le dije que no se resistiera que seria más doloroso, que se relajara. Él no estaba dispuesto a que yo lo penetrara, pero por mis cojones, que no le iba a dar ese placer, ya que si él me penetró, yo lo violaría si hiciera falta. Y así fue, tan como digo, le introduje hasta tres dedos dentro de su ano, el dolor que le produje me excitó bastante, él gritaba como un buen macho, pidiéndome que no lo hiciera, pero mi deseo me podía, y más sabiendo que ese culito era virgen y mío en aquel momento, no perdí la oportunidad de hacerlo, y mi verga estaba más dura que el mástil de un barco. Una vez abierto un poco aquel ano, no dudé en llevarlo hasta mi verga que buscaba como un imán atraído por la inercia.
Sintió que mi verga penetraba en aquel virgen ano después de cerca de 48 años, era su primera vez. Que bien que fui yo quien lo lograra entre gritos y jadeos, pues una vez atravesado me quedé quieto para saborear el momento y darle tiempo a que se relajara, y sintiera no solo el dolor recibido sino, el placer que da con el rato, él lloraba, pues si es cierto, le hice daño, pero con la excitación casi me corro, pero me contuve y poco a poco, continué empujando despacio, sacando y metiendo percatándome que la polla de Jorge estaba flácida, y a medida que entraba y salía aquel aparatito se hacia más y más enorme.
Su verga estaba creciendo a una velocidad que me sorprendía que en tan poco tiempo como podía llenar semejante pene de sangre , que verga , la podía chupar casi sin agacharme al mismo tiempo que le penetraba, giré la cara y me metí su glande en la boca mientras seguía con el ritmo de la metida, yo gozaba de placer, pero es que él disfrutaba, se veía como le gustaba, su glande dentro de mi boca , mi polla en su ano y los dos apunto de corrernos, yo aceleré más el paso y me vine con una enorme corrida, sentía como se salía de su ano, pues estaba muy lleno de semen y él se corría de placer dentro de mi boca al mismísimo tiempo, me dio la sensación de que la leche que me bebía era la mía propia, fue genial, muy bien compaginados para ser la primera vez, esto es disfrutar de lo lindo, vivan las motos. Desde entonces quedamos todo los sábados para salir a (montar).
Autor: Julio