Esta historia comienza cuando recibo la llamada de JA desde el aeropuerto de Maiquetía, avisándome que ha llegado. Gran alegría saber que mi amigo viajó desde México para visitarme y pasar conmigo su cumpleaños. Es jueves 02 de diciembre de 2005 y por fin llegada la noche el taxi lo ha dejado frente a mi casa, que desde hoy, ya es suya también. Luego de platicar toda la noche del jueves, me duché al amanecer para ir a trabajar y él se dispuso a descansar. La farra prometía estar muy buena.
Así que el viernes por la noche lo llevé a conocer algunos lugares, avenidas y por supuesto discos de ambiente en donde vimos varias parejas besándose, acariciándose, bailando eróticamente y aquellos movimientos que sin duda nos calentaron. JA me veía y reía por mi timidez, además de no saber bailar, no me gusta exhibirme. A la hora indicada nos retiramos a casa, pero en el camino ha sucedido algo& observé que en una construcción estaba un muchacho orinando. Nos estacionamos y lo vimos entrar.
¡Vamos a verlo de cerca, JA! Puede ser peligroso, pero vamos (risas de ambos).
Entramos por el costado de la cerca y vimos su silueta subir al primer piso, lo seguimos. Era un vigilante y cruzó palabras con otro moreno continuando luego al segundo piso. Esperamos para no ser vistos y continuamos por ese edificio en construcción. La curiosidad, el peligro y los tragos nos tenían excitados y decidimos calladamente buscar al moreno que se nos había perdido. Por fin lo hallamos viendo al vacío; tiene buen porte, cuerpo bien formado, se le nota fuertes brazos y nalgas redondas por sobre el pantalón. Escupió al vacío con fuerza.
Nos sentamos a admirar, nuestros corazones palpitaban golpeándonos los oídos. De pronto ese muchacho se tocó entre las piernas y se apretaba por encima del pantalón. La brisa soplaba y él se manoseaba el miembro con pasión alelado con las estrellas. Se vino hacia nosotros que nos escondimos agachados en la obscuridad de las escaleras. Él pasó sin notar nuestra presencia, se asomó al otro extremo y mirando el cielo seguía tocando su pene. Se quitó el armamento y lo colocó por ahí. Se quitó la camisa dejándonos ver las primeras maravillas de su cuerpo musculoso. Alzó los brazos y encendió una lámpara con poca luz. Es un negro lampiño, con la cabeza rapada. Se sacó sus botas y a espaldas se desabotonó el pantalón. Solo notábamos el movimiento de su brazo al frotar su pene con vigor. El pantalón fue cayendo hasta las rodillas. Puso la otra mano en la cintura y se mantuvo así por un rato. De pronto miró hacia donde estábamos nosotros. En silencio nos escondimos. Escuchamos sus pisadas descalzas fuertes en el concreto rudo, acercarse aquí. Entró en un espacio frente a las escaleras y no lo vimos más. Se oyó un golpe a más. Su interior se volvió casi transparente y sin mentir, su pene en ese estado semi erecto llegaba a medir 14 centímetros, se notaba claramente la forma de su cabeza y la redondez de sus bolas. JA estaba feliz y extasiado con ese vigilante. Se dio la vuelta y tomó un jabón; se apartó del agua para acariciarse y espumar su cuerpo, metió su mano en sus nalgas y se enjabonó por delante sin mostrarnos su pene. Entró al chorro de agua y volvimos a sentir envidia, ahora por la espuma blanca que bajaba recorriendo su morena piel hasta los largos pies. Se bajó el interior y vimos sus nalgas negras y redondas apuntándonos, llenó de jabón y estregó la prenda pasándola por sus axilas, pecho, espalda y entrepierna. Giró y vimos ese enorme pene negro colgar semirrecto y la espuma chorreando por su cabeza escondida aún. Colgó el interior, se pasó el jabón por su pene y lo peló; con esa misma mano enjabonó la cabeza, la soltó y dejó que el agua hiciera lo demás. Se le iba hacia un lado y vimos cómo cobraba vida; creció extraordinariamente mientras él se distraía pasándose el jabón por el pecho. Palpitaba ese huevo que chorreaba agua con espuma, volvió a pasar el jabón por su descomunal barra negra, se enjabonó los testículos haciendo que el pene se pegara a su abdomen, la cabeza grisácea dejaba lejos el ombligo. Luego dejó q
ue el agua cayera sobre la cabeza del pene; eso le gustaba porque veíamos cómo lo agitaba haciendo presión para parárselo.
Al apagar la luz, pensamos que todo había terminado, pero volvió a encenderla y recostado de la pared se agachó apoyando sus nalgas en los talones. Se agarró el pene y con dos dedos se pelaba y escondía la cabeza de su rico miembro. Es negro y el repliegue es abundante, la cabeza la tiene redonda, es grueso. Echó la cabeza hacia atrás, cerró los ojos y se movía cada vez más porque imprimió velocidad a su estimulación. Le creció más y lo tomó en su mano derecha y se masturbó con fuerza hacia la derecha, soltaba suspiros entre dientes. Nosotros estábamos excitados, tanto que mi amigo quiso ir y ofrecerle sus manos y sin duda, todo su cuerpo. Luego el moreno se masturbó con la mano izquierda, pellizcaba sus tetillas más negras aún que el resto de la piel. Los brazos se les veían fuertes y musculosos. No abría los ojos y sin dejar de gemir golpeaba ese pene negro y pelado hasta atrás contra su abdomen. Lo golpeaba fuerte y continuaba masturbándose. Los labios semi abiertos, su lengua roja los acariciaba de vez en vez, sus suspiros fuetes: Quiero que me lo mames& ahh, sí& así& hasta el fondo. Se frotaba el pene con astucia desde abajo hasta arriba apuntando la cabeza hacia su barbilla, tiene tanta piel que con todo lo largo y grueso, se le escondía el cabezón al pajearse. Se hacía una de las pajas más íntimas que un hombre caliente y solo puede darse a sí mismo, sin remordimientos, se veía que lo disfrutaba bastante, separaba las rodillas para darnos la gran vista de sus bolas, lo agarraba con ganas porque es suyo y lo meneaba a todos lados pajeándose duro. Cambiaba de mano, se golpeaba las piernas y volvía a masajearse la cabeza; cosa que le hacía perder el pudor y gemir sin medir consecuencias: mámamelo todo, deliraba en su fantasía.
Por sus gemidos sin límites supimos que se venía, ese orgasmo esperado. Gritó, su cuerpo vibró y se latigó con el pene esparciendo semen hasta su cara, fue una gran descarga. Allí se quedó con el pene palpitante pajeándose la base del miembro. Volvi&o quitó la ropa, apagó la lámpara, se agachó entre las piernas separadas del moreno y le sopló suave los testículos a lo que volvió a responder el pene endureciéndose otra vez. Sopló por las piernas con su tibio aliento, subió al pene y éste echó una templada que le golpeó la cara. El moreno se alarmó y JA sin mediar palabras se tragó el enorme pene. Lo mamó y el vigilante tomándolo por la cabellera le preguntó: ¿Quién eres? Alargó el brazo para tomar su arma. JA escapó.
Al llegar a la escalera se topó con el otro vigilante.
¿A dónde vas& y sin ropa? Agáchate frente a mí.
JA obedeció y le sacó el pene flácido que en segundos fue calentándose con las lamidas que recibía.
Si lo mamas bien no te pasará nada.
Mi amigo le dio la mamada que él deseaba (que ambos deseaban) a ese otro negro rico, que vino a unirse a su compañero. Le pidió que le quitara la ropa y al hacerlo vio a otro hombre delgado, pero hermoso. Se fueron los tres a la colchoneta. JA arrodillado comía ambos penes erectos y gruesos, se aferraba a las bolas grandes y largas de los muchachos y les daba chupadas divinas que ellos agradecían. El moreno flaco se acostó boca arriba. El atlético le dijo a JA que hicieran un sesenta y nueve. En efecto aquel flaco separó las blancas nalgas de mi amigo y su vivaz lengua lamía el ano rosado, haciéndolo gemir sin sacar el pene del otro que mamaba con pasión. Se lo sacó y lo mamó de costado sin llegar sus labios rosados delgados a la cabeza, se ayudaba con la mano para frotar ese enorme pene soñado. El otro moreno se agachò sobre ellos e hicieron un setenta perfecto y fenomenal; ahora dos grandes cabezas que comenzaban a dar líquidos seminales eran lameteados por JA; el sabor a jabón, lo salado del pene del flaco y sus jugos lo hacían feliz. Esos hombres no se contuvieron los gemidos y JA tampoco, con la saliva de su dueño, que sin avisar se entregó al estímulo de la boca ardiente de mi amigo, que se ahogaba en esas leches.
El atlético con su pene endurecido, sentó a JA justo en su tremenda cabeza, poco a poco fue introduciéndola. El flaco desde all&iacut
e; veía como se le doblaba el grueso pene tratando de meterlo. JA cayó en cuatro y las manos fuertes de clavaron en su cadera trayéndolo con vigor hacia el grueso pene. JA, apoyado del pecho del moreno delgado, sentía esa llamarada en su interior, besaba esa boca carnosa que le correspondía con chupadas de lengua. El negro que poseía a JA se tendió sobre él, quedando atrapado entre esos hombres desnudos y excitados. Lo culeó con movimientos envolventes, mi amigo sentía que todo se le removía por dentro. Se detuvo y suavemente el ano fue rechazando ese duro pene apretándole la cabeza al terminar la expulsión.
Ahora tendidos de lado, lo penetra al flaco a la vez que el moreno atlético mordía las rojas tetillas de JA, y además lo masturbaba divinamente. La boca negra bajó hasta el ombligo lamiéndolo e introduciéndo su lengua roja y vivaz, ese negro si que sabe llevar al cielo a cualquiera que se atreva tomar ese cuerpo varonil. Mi amigo deliraba de placer, era cogido y pajeado al mismo tiempo que le mamaban el ombligo y la nuca. Acabaron juntos; el negro dentro y mi amigo en el pecho del atlético que seguía masturbándolo sin contemplación.
¿Cómo has pasado tu cumpleaños, JA? ¿Cómo sabes mi nombre? (sorprendido pregunta mi amigo) Porque somos el regalo de cumpleaños que te da un buen amigo tuyo (risas cómplices).
Subí y los encontré duchándose bajo aque HREF=»https://www.marqueze.net/hard.html»> hard – miscelanea – Novedades
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