Gay, Infidelidad. Hacía poco rato mi esposa había salido a visitar a un familiar.
Estaba sólo en casa y en eso suena el intercomunicador de conserjería avisando una visita, José me dice lo busca, que pase le señalé. José es el hermano menor de mi esposa, vive en el sur de nuestro país y aparece de vez en cuando. Soy pésimo anfitrión así es que cuando llegó lo hice pasar y le pregunté a qué se debía su visita. Me dijo vengo a ver a mi hermana, y le dije que hace poco rato había salido. Que lata por él pensé, pero me dijo que la esperaría.
Me tuve que hacer el amable y acompañarlo en la espera. Comenzamos a hablar de la vida y poco a poco fuimos encaminándonos hacia el sexo. Se recordó algo que yo pensé nunca me lo sacaría en cara. En los primeros años de mi matrimonio pasó algunos meses en nuestra casa, ocupaba una habitación contigua a la nuestra.
Una de esas noches entré a su habitación y estaba desnudándose para ir a la cama y me pilló con mis ojos clavados en su tremenda pija. Me dijo: Parece que te gusta.
Me sorprendió pero medio en broma y medio en serio le dije…»en la vida hay que probar de todo». Y hoy me lo recordó, me dijo «y ahora que todo es tan común, saliste del closet?.
Otra vez, medio en broma y medio en serio le contesté, «no, pero ahora que te veo, a lo mejor podríamos intentarlo». José es 10 años menor, su cuerpo sigue exquisito y se le marcaba su paquete. Yo sigo deportista y siempre he tenido la fantasía de comerme una verga.
José se puso de pie frente a mi y me dijo, «ya es hora de que te la comas, esa noche me masturbé pensando en que me la chupabas». se bajó el cierre de su pantalón y saltó su pija, con olor a semen, mojadita y rosadita. Me la metí entera y comencé a meterla y sacarla de mi boca, mi lengua la recorrió entera y con las manos le saqué sus pantalones y boxes, en tanto él se sacó su camisa. así desnudo con su verga en mi boca mis manos recorrían su torso, su espalda hasta llegar a su culito.
Lo dí vuelta y le metí la lengua en su hoyito y mis manos, una pajeándolo y la otra ayudando con un dedito a la lengua, luego fueron dos.
Me saqué mi ropa y le regalé mi hoyito, ahora fue él quién me metió su lengua y comenzó con uno, después dos para pasar a tres deditos.
Ahí me empujó sobre el sofá me abrió el anito y me dejó caer su verga, sentí un dolor intenso, pero a poco de entrar y salir el placer dominó mi cuerpo. José acabó y su lechecita, tibia corría por mi interior. Inmediatamente lo dí vuelta y ahora fuí yo quién se la metió entera. Mete y saca, mete y saca, besitos en su nuca, soplido agitado y acabé, ahora mi leche estaba dentro de él. Nos quedamos un ratito abrazados y nos fuimos a asear, que visita con más sorpresa.