Cuando llegue me llamo la atención que la puerta no estuviera cerrada con llave, entre lo mas cautelosamente que pude y me quede escuchando….
Era un primer viernes de mes, el día en el cual me reunía siempre con mis compañeros de la facultad. Pese a haber egresado hace varios años seguíamos manteniendo una gran amistad y elegíamos este día para salir sin nuestras respectivas esposas o novias a cenar a algún lugar tranquilo a charlar.
Este viernes en particular de los diez o doce que éramos solamente habían venido dos con lo cual la cena termino muy temprano y decidí volverme a casa. Mi esposa había quedado en salir con una de sus amigas así que esperaba sentarme tranquilamente a ver alguna película en el cable hasta que llegara.
Cuando llegue me llamo la atención que la puerta no estuviera cerrada con llave, entre lo mas cautelosamente que pude y me quede escuchando. Para mi sorpresa la luz del dormitorio estaba encendida y podía escuchar ruidos y risas que venían de la habitación. Inmediatamente pensé en alguna infidelidad de mi esposa y me fui al cuarto que usábamos como escritorio para poder mirar desde las cortinas sin que me vieran. Desgraciadamente no era mucho lo que se veía, apenas la mitad del cuarto y una parte estaba tapada por la puerta entreabierta pero fue suficiente. En el piso había una botella de champagne con dos copas, la pollera, las medias y el resto de la ropa de mi mujer.
Casi entro a los gritos en la habitación cuando me di cuenta que había dos corpiños en el suelo. Al instante me quede helado y asome un poco mas la cabeza. Allí estaba ella totalmente desnuda en la cama boca abajo con Claudia su mejor amiga semi-desnuda besándole la espalda. Esto era algo para lo que no estaba preparado. Lentamente me senté y me prepare para disfrutar del espectáculo, era algo de lo mas erótico y excitante que haya visto. En la cama estaban dos bellas chicas, mi esposa de 26, 1,75mts de altura con los quilitos de mas donde deben estar, de pelo oscuro con unos hermosos ojos negros y Claudia una pelirroja casi de la misma altura pero con un par de tetas increíbles.
Siempre que salíamos con ella no podía sacarle la vista de esas tetas espectaculares, grandes, redondas para nada caídas y repletas de pecas. Ahora esas mismas tetas le estaban dando el masaje mas sensual del mundo a mi esposa. Luego que termino de acariciarle y besarle toda la espalda Claudia se saco el pantalón y la bombacha y lamiéndose los dedos se los paso por el culo. Ante este contacto Amalia comenzó a estremecerse y a menear las caderas como queriendo sacársela de encima.
Claudia no le dio un momento de respiro y rápidamente la dio vuelta y comenzó a acariciar sus senos describiendo un arco alrededor de sus pezones para luego comenzar a lamérselos lentamente. Después comenzó a bajar por la panza, con la lengua le acariciaba el ombligo y siguió bajando hasta donde asomaban sus primeros vellos. Para mi placer y el de Claudia, Amalia se había depilado toda la concha dejándose casi nada de vello. Era tal como a mi me gustaba, la mejor manera para poder chuparsela toda y hacerle caricias hasta enloquecer. Parecía que Claudia pensaba lo mismo ya que comenzó a darle besos y lamérsela toda con una fuerza y unas ganas que parecía que la fuera a matar. Amalia no era indiferente a ellos ya que comenzó a agitarse con mas fuerza y a pegar pequeños gemidos. Fue en este punto que Claudia se inclino hacia su bolso, saco de el un vibrador y sin darle respiro a Amalia comenzó a meterle la punta y a chuparle el clítoris. Mi esposa estaba cada vez mas cerca del cielo, ya comenzaba a gritar y pedía a que le metiera todo el vibrador. Claudia se hizo desear y durante un largo rato siguió lamiéndola y jugando con la punta del vibrador en la entrada de su concha hasta que rápidamente se lo metió hasta que solo se veía el extremo. En ese momento Amalia tuvo su primer orgasmo y gritaba llena de placer, Claudia no paro y siguió metiéndoselo y sacándoselo cada vez mas rápido hasta que Amalia cayo rendida. Sin darle tiempo a Claudia se levanto y le tomo la cara entre sus manos y comenzó a besarla, le tomo sus senos en sus manos y le lamió toda la cara para poder sentir sus propios jugos. A esta altura yo ya tenia la verga tiesa en mis manos y estaba a punto de acabar allí mismo. Amalia no se andaba con vueltas y ya estaba lamiéndole los senos a Claudia con unas ganas que asombraban.
Esta era una faceta de mi mujer que no conocía, pero no podía arriesgarme a que me descubrieran así que lentamente me levante y salí del departamento.
Espero les haya gustado y cualquier comentario o sugerencia la pueden mandar a mi e-mail
Besos.
Autor: Christian
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