Después del baño, Mario salió muy contento mientras preparaba la comida. Esa noche, me estaba arreglando para él, pero llegaron invitados, unos amigos del trabajo. Cuando Mario llegó, venía con todas las fuerzas para continuar lo que habíamos hecho en la tarde, cuando vio a mis amigos, se enojó y se dirigió a su cuarto, pensó que no quería seguir haciéndolo con él, pero me tocó explicarle y hacer todo lo posible para que la visita se fuera. Tardaron dos horas en irse, cuando entré a la habitación de Mario, él se encontraba viendo pelis porno, estaba tan motivado, que le pregunté: -Y no te apetece una que esté a la mano, inmediatamente me levanté el vestido que tenía y le mostré mis bragas, que esta vez eran blancas. En seguida se quitó la ropa y se lanzó sobre mí, lo primero que hizo fue quitarme el vestido y bajar mis braguitas. Enseguida me dijo que me sentara en su cama, y empezó a abrirme la vagina, comenzó a masturbarme, jugaba con sus dedos en mi cosita, que ya empezaba a calentarse, con sus dos manos, la abría y la cerraba como si fuera un juguete de plastilina. Luego comencé a chupársela, me la metía toda a la boca, me la saqué para decirle:-Veamos si te gusta esto, y enseguida me metí todo ese tronco en mi boca, de pronto él sostuvo mi cabeza y empezó a mover las caderas muy lentamente, como si me estuviera penetrando, era increíble, él solo con ver esas pelis aprendía y eso me había comenzado a gustar más. Recuerdo que me metió tan rápido y duro esa polla en mi boca que se vino en mi boca, y fue tanto, que se me salió y goteaba por mis senos.
Después, seguí lamiendo esa polla y decidí hacerle una rusa, aunque no tengo muchos senos, se la pude hacer, eso le encantaba. Lo único que podía decirle era que levantara las caderas, de arriba a bajo, y que lo hiciera cada vez más rápido. El era feliz haciéndolo, que suspirando me decía:-si… si tiiita, ahhhh. Seguimos así, hasta que de nuevo se botó, pero esta vez en toda mi cara, eso era genial, claro está, que a la vez también me vine. Sentía como mis líquidos corrían por mis muslos. Entonces tomé mis dedos y los mandé a mi vagina y luego se los di a lamer a Mario, que dichoso los lamía, como si fueran dulces. Entonces él me propuso hacer un 69, que inmediatamente comenzamos a hacer, precisamente para lamer cada uno de nuestros fluidos, lo hicimos varias veces, mientras que se lo limpiaba, se volvió a erectar, me dio un orgasmo, su lengua llegaba directamente a mi clítoris, con el cual jugaba, lo mordisqueaba y lamía con tal rapidez que me ponía más y más cachonda.
Luego me acosté en la cama y Mario se colocó encima de mí, y comenzó a introducirme esa polla que estaba ya muy erecta, empezó suave y poco a poco aumentaba el ritmo, y eso me excitaba más y más, de pronto se detuvo y lamió mis pezones, seguido sacó su polla y me pidió que se la lamiera toda, fue entonces cuando metí esa polla en mi boca, le di unos dos o tres lengüetazos y la sacó y volvió a meterla en mi vagina, pero esta vez con un ritmo más acelerado, que se vino dentro de mí y ahora el chas, chas, era de los jugos de él y los míos, aunque, los míos eran más ruidosos, pues ya me había hecho venir más de una vez en esa noche y mi vagina estaba tan húmeda, que ya no podía más, pero mientras la polla de mi sobrino iba saliendo de la flacidez, él chupaba mis pezones y jugaba con ellos. Después de eso, nos dimos un beso tan ardiente, que mi sobrino me dijo:-Gracias tía, eres lo mejor. Pero lo único que hice fue lanzarme sobre él a darle otro beso apasionado mientras sobaba con mis manos su polla, que habia dejado de estar erecta. Luego de eso, hablamos un poco, que nos quedamos dormidos. Al otro día, cuando desperté,
pensaba que habia sido un sueño, de repente sentí el brazo helado de mi sobrino sobre mi, eso me hizo reaccionar y volví en mi, era verdad la polla de mi sobrino había estado dentro de mí todo el día anterior, era genial, bueno, no les voy a mentir, era excitante ver a mi sobrino ahí acostado, con su polla erecta aún, quería hacerle una mamada, pero me contuve, tenía que hacer el desayuno y preparar la casa, pues ese día venía mi ex-marido, junto mi hijo, y tenía que estar impecable todo.
Cuando despertó Mario, el desayuno y la casa estaban listos y yo estaba cambiándome para ver a mi hijo. Cuando mi ex-marido y mi hijo llegaron a casa, Mario estaba en su cuarto con un amigo del colegio que habia llegado hace unos minutos atrás para hacer un trabajo, mientras yo, tenía lista la casa y había preparado unos bocadillos para ellos.
No sospecharon nada, aunque aún guardaba el sabor del semen de mi sobrino en la boca, y la sensación de tener su polla en mi vagina.
Habían pasado dos o tres horas desde que habían llegado los supuestos invitados, cuando nos dirigimos a un restaurante. Durante el almuerzo, Mario me miraba en forma lasciva y se acariciaba el bulto cada vez que podía delante de mí. El quería más y por supuesto que yo también, pero no encontraba la ocasión para que mi ex-marido se llevara a mi hijo y yo pudiera ir a la casa a pasarla bien con mi sobrino.
Después del almuerzo, mi hijo quería ir al circo que había en la ciudad por esos días, fuimos un rato los 4, pero me hice la enferma y le dije a Mario, para disimular, que si podía llevarme a la casa, mi ex quiso llevarme, pero le dije que no, que se quedara con mi hijo y que nos veíamos al otro día, cuando lo fuera a dejar en casa.
Tomamos un taxi y nos dirigimos a casa, dejamos atrás a mi hijo y a mi ex, y apenas estuvimos cerca de casa, Mario me abrazó, y sin que el conductor se diera cuenta me tocaba los senos, frotaba su mano sobre uno de ellos y eso me puso cachonda. Nos miramos con complicidad, y me moví un poco dejando mis manos sobre su bulto; luego él tomó mi cabeza y la colocó sobre su bulto, para aparentar ante el conductor que me dolía la cabeza, pero yo lo que hacía era lamer su polla por encima del pantalón.
Mario seguía tocando mi cabeza, pero yo podía observar que él no dejaba de echarle miradas a mis piernas, pues el vestido era corto, además se me había subido y por mi posición en el asiento se me veían un poco las bragas, pero era tal la posición que solo él las podía ver. Cuando me di cuenta, mi sobrino se habia venido y me detuve, y le dije muy suave: -Espera a que lleguemos.
Por fin llegamos a casa. Frente a la puerta de la casa me temblaban las manos con las llaves hasta que finalmente pude abrir. Cuando apenas entramos, nos abrazamos como dos enredaderas y nos besamos. Mario metió su lengua en mi boca, me alzó en andas y me llevó hasta el dormitorio y me tiró en la cama boca arriba. Con un rápido movimiento me quité las bragas, separé mis piernas y con los dedos me abrí la concha como a él le gustaba, mientras Mario se quitaba su ropa, yo metía mis dedos de la mano derecha en mi vagina mientras con la izquierda acariciaba mis senos y mis pezones. Mario se me acercó y comenzó a tocar mis tetas, las acariciaba como dos bolas, luego envió sus manos a mi vagina, con sus dedos abría y cerraba mis labios mayores y eso me excitaba profundamente.
Luego me senté, mientras él lamía mis pezones, parecía que se los iba a comer, mientras con sus dedos abría mi vagina, tocaba mi clítoris y lo movía tan rápido que me hacía lanzar unos enormes quejidos de placer.
Se sentó en la cama y me arrodillé frente a él y comencé a lamer esa polla y sus bolas, que estaban duras, aunque ya se había venido antes, seguía lamiendo esa polla, mientras él excitado solo exclamaba quejidos, aún así seguí mis lamidas sobre su polla, quería tragármela toda, pero toda, mientras se la lamía, le hacía una breve paja con mis manos y eso le encantaba aún más.
Llegó al punto en el que quise tragármela toda, que fue tal la excitación de mi sobrino que no aguantó más y se vino dentro de mi boca, era maravilloso que mientras seguía lamiéndosela, el semen iba saliendo por los bordes de mi boca, y goteaba sobre mis
tetas, luego, tomé mis tetas y comencé a lamerla por mi misma para quitar las gotas de semen calientito que habían caído ahí, eso excitaba mucho más a mi sobrino, ya me estaba convirtiendo en una puta para él, pero eso me gustaba.
Acto seguido, le pedí a Mario que me lamiera mi vagina, eso era genial, mientras Mario lamía mi vagina y clítoris, yo me apretaba las tetas y lamía mis manos. Metía mis dedos a mi boca para sentir aún el semen que quedaba entre ellos. Mario no paraba de lamer mi vagina, movía su lengua de arriba hacia abajo y luego de lado a lado. Siguió así, hasta el momento en que me vine en su lengua, lancé un gemido de placer como nunca antes, que lo único que Mario pronunciaba, era: -Ayy,… ooohhhhhhh, siiiiiiiii, seguido, me dijo que le gustaba que me viniera en su boca.
Por un momento quedé tendida sobre la cama, mientras Mario acariciaba mis senos y me daba un beso. Luego, allí tendida en la cama, abrí mis piernas y le dije a Mario que dejáramos de jugar y que me metiera esa polla que ya estaba tan erecta y fuerte que me podía partir la vagina o el clítoris en dos. Comenzó a acercarse poco a poco, tomé su polla con mis manos, y yo misma le conduje esa polla dura y fuerte a mi vagina, mientras él metía su polla, yo acariciaba mis tetas y pellizcaba mis pezones.
El me penetraba con suavidad, trataba de tener cuidado de no lastimarme como la anterior vez, fue así hasta que hundió toda esa polla, y fue allí cuando empezó a moverse más y más rápido, sentía como entraba y salía esa polla de mí, mientras eso yo frotaba mis dedos sobre mi clítoris y siempre tomaba la polla de Mario y dejaba que se moviera, me gustaba sentir en mi vagina y con mis manos ese movimiento de polla que él hacía, luego lo hice detener y sin que la sacara, levanté las piernas, y le dije que las sujetara, él me hizo caso, y seguí con sus movimientos de cadera, en la posición en la que estaba ahora entraba más estrechamente, tanto que sentía más placer, pero yo seguía gritando como loca y apretando mis senos, siguió con su cuento cuando me gritó fuerte que se iba a venir, fue placentero para mi observar la cara que puso cuando sacó su polla de mí, y se vino en el exterior de mi vagina, inmediatamente mandé mi mano allí y abrí mis labios, y sentí como un poco de su semen salía de mi vagina.
Le pregunté si estaba exhausto, pero él con un movimiento de cabeza afirmó que no:-Tía, no, no lo estoy, ahora estoy pensando en alguna cosa muy deli, que nos va a gustar a los dos- dijo después del movimiento de cabeza. Se detuvo, se paró de la cama y se dirigió a la habitación de mi hermana, se demoró un poco y me estaba poniendo molesta porque pensaba que me iba a dejar así, cachonda. De repente entró a la habitación con su polla tan erecta y le pregunté que, ¿qué habia pasado?
El solo se acercó a mí y me dio la vuelta con suavidad y quedé completamente boca abajo, luego se dirigió a mí diciéndome que me colocara en la posición del perrito. Se colocó detrás de mí y con una mano comenzó a abrirme las nalgas. Con la otra guió su verga hasta apoyar la cabeza en el agujero de mi ano.
De repente se me contuvo la respiración, volvía a sentir desde hace años una polla en mi ano, que para ese día estaba ya muy cerrado.
Comenzó a echarme vaselina por todo mi agujerito trasero y luego en su polla. Despacio cariño, hace mucho tiempo que no me rompen el culo -le dije. Comenzó a introducirme su enorme polla, poco a poco, aunque no dejaba de ser salvaje en su penetrada, me estaba doliendo y eso que me había echado vaselina para suavizar mejor la entrada por allí, pero no había nada que hacer, el agujero de mi culo estaba ya cerrado.
De repente empujó con fuerza y grité de dolor cuando me abrió el ano. Sentía cada centímetro de su polla abriéndose paso, avanzando sobre mi esfínter, mientras yo mordía las sábanas y clavaba mis uñas en ellas. El me avanzaba más y más por mi ano. Sus penetraciones eran leves al comienzo, pues le rogué que así fueran hasta que mi ano se adaptara a su enorme trozo de carne. Cuando entró hasta el fondo se quedó quieto un momento y me dijo:-Tía tienes un culo tremendo, desde que te lo veía en el gim
nasio y en casa, soñaba con el momento de rompértelo.
Empezó a moverse, lentamente al principio, acelerando poco a poco. Al cabo de un rato el dolor desapareció y empecé a gozar de sus empujones. Alzaba mi culo, con la espalda quebrada y la cabeza sobre las almohadas que mordía del placer de sentir esa polla en mi interior que parecía que fuera a partirme en dos. Él flexionaba sus piernas y caía con fuerza sobre mí, manteniendo mis nalgas separadas todo lo que podía con sus manos.
Mientras eso me hacía, él se dirigía a mí diciéndome:-Quiero abrirte el culo así como te abrí tu vagina. Para ese entonces, yo acariciaba mi clítoris y gozaba más y más, mi sobrino penetraba por atrás hasta que logró metérmela hasta el fondo y sacarla por completo y volvérmela a meter sin ningún esfuerzo. La tenía cada vez más dura.
Así, Mario comenzó a decirme:-Así, asíííí, ahhh tía, muévete así, quiero ver salir mi semen de tu culo rosado y húmedo, tienes el agujero del culo completamente abierto. De la excitación extrema que tenía en ese momento, me toqué y quedé impresionada por estar tan dilatada. Metí tres dedos que me entraron sin esfuerzo. Me matas Mario, hazme gozar como nadie –le gritaba. De repente, con un alarido de placer, mi sobrino me echó gruesos chorros de esperma en las nalgas y la espalda, aunque también cayeron a mi lado.
Dejé que su polla saliera por si sola, mientras se volvía flácida en mi ano, me gustaba sentir de nuevo esa sensación en mi ano que por muchos años se mantuvo cerrado, pero mientras pasaba eso, Mario acariciaba mis senos y también me daba besos tan profundos, cuando salió completamente su polla, él me dijo: -Deberías verte el culo tía, es mi primera experiencia anal y fue muy deliciosa y mejor que fue contigo, la mujer que tiene un culo espectacular.
Lo que se me ocurrió decirle de repente fue:- Gracias, eres muy amable; no se porque le dije eso, pero solo eso me salió de la cabeza, además seguía pensando en lo grande que tenía ese chico la polla que estuvo a punto de partirme en dos.
Luego de eso, me senté frente a el con mis piernas abiertas, él comenzó a acercarse poco a poco, hasta que se arrodilló y comenzó a lamer mi vagina, cuando de repente pasó a lamer mi ano, intentaba meter toda su lengua en mi ano, eso me provocaba más y más; no paraba de lamer mi culo, fue tal la excitación que me vine, sentía como mis líquidos se iban hacia mi culo y mi sobrino los lamía e intentaba que le llegaran a sus dedos para así podérmelos meter por el culo; así fue como poco a poco, introdujo uno, luego dos y luego tres dedos en mi pobre ano, que ya estaba más dilatado, que le podía caber toda la mano si el quería.
Luego se paró, y me penetró de nuevo la vagina, le dije: -Mira como tu polla entra y sale en mi vagina hasta el fondo. Él solo daba quejidos de placer y me decía que moviera las caderas como yo las sabía mover y eso empecé a hacer; así los dos nos movíamos y sentíamos nuestros fluidos y cuerpos.
Cuando estábamos en pleno folleo, a mi sobrino se le salió la polla, cuando la iba a volver a meter, yo la tomé con mis manos y la dirigí a mi ano diciéndole: -Cariño, quiero que me rompas el culo de nuevo, pero ahora con más fuerza; la comencé a dirigir hacia mi ano, suave y lentamente, hasta que sentí su punta en mi anito que sabía que estaba por entrar y yo ya me preparaba para dar el grito de nuevo, de repente sentí toda esa polla dentro de mí, cuando comenzó a penetrarme, yo con mis dedos frotaba mi vagina, movía mis labios tan rápido como podía, mientras Mario metía y sacaba con rapidez su polla de mi culo que estaba por estallar. Luego decidí abrirme de piernas, las abrí lo más que pude, mientras él las tomaba con sus manos sin dejar de penetrarme.
El dijo, ufff esto es maravilloso.
Mientras yo le gritaba a todo tono: -Métemela fuerte Mario, fuerte, párteme en dos. Comenzó con tal rapidez que me vine primero que él, pero fue mejor porque así mis líquidos iban a parar a su polla que entraba y salía de mi culo, hasta que él también se vino dentro de mi culo, eso fue lo mejor, cuando sacó su polla, toda su leche sal
ió expulsada por mi culo, mientras yo seguía frotando mis manos en mi vagina, hasta el punto en que me vine de nuevo, y la mayor parte de mis jugos cayeron sobre la polla de mi sobrino.
Al terminar, le dije a Mario: -Cariño eres asombroso, un orgasmo tras otro, nunca lo hubiera imaginado. Y él me dijo: -Tía, todavía puedes uno más. Y mi respuesta fue que por ese día ya no, pero que si podía hacerle una mamada más y él aceptó, era increíble, cuando inicié con la mamada, su polla se erectó de nuevo, ese chico parecía un toro, no quería parar. Le hice una mamada más y así quedó contento.
Luego me bañé y fui a hacer la comida, me coloqué una levantadora transparente y una braga solamente, cuando Mario bajó a cenar, él estaba en bóxer, se le podía notar que su polla estaba erecta. Estuvimos hablando durante la comida de varios temas, aunque más de sexo que de otra cosa. Luego de eso, nos dirigimos a su habitación a mirar una película, él colocó una de porno; esa película volvió a encenderme, de pronto nos dimos un beso, mientras nos lo dábamos, él mandó una mano a mi seno y la otra a mi pierna.
Luego comenzó a besar mis senos y por encima de mi braga frotaba mi vagina. Luego metió su mano en medio de mi braga y comenzó a darme dedo, y con su otra mano y lengua jugaba con mis tetas, que ya estaban tan duras como piedras. Luego me coloqué en la posición del perrito para lamer su polla, que estaba tan caliente, que podría decir que parecía el infierno aunque mi vagina también lo estaba, luego él se dirigió a mis nalgas y comenzó a lamer mi clítoris y vagina, pero me daba dedo en el ano. Se colocó de pie, y apoyó sus manos contra mi espalda inclinada en ángulo recto hacia delante.
Mario me la metió en la concha y en el culo alternativamente, en el agujero que dejaba libre de su polla metía sus dedos. Era increíble, su erección no terminaba nunca y mis orgasmos tampoco. Finalmente me puse de rodillas ante él para mamársela, y recibí con infinito placer la descarga de su leche cremosa en la boca, mientras mi vagina soltaba chorros de mis jugos que por ese día habían sido los últimos. Ese día y el anterior fue el mejor para los dos, de una hora a otra nos quedamos dormidos hasta el otro día cuando cada quien por su lado se bañó, cuando terminamos de bañarnos, salimos y nos dimos un beso tan apasionado que sentí su polla erecta, pero por el momento teníamos que dejarlo así, él tenía que ir a su estudio y yo al trabajo. Cuando estábamos desayunando, mi hermana y mi cuñado llegaron, nos preguntaron como nos había ido, y con Mario solo nos miramos y reímos.
Desde ese día, tenemos una relación de tía-sobrino-amantes, buscamos todas las oportunidades para estar juntos y hacer lo que nos plazca. Y este fue mi relato, mi relación con mi sobrino, espero que les haya gustado mi historia. Como les dije me llamo Pilar y pueden escribirme a mi correo y darme tu opinión u otras historias.
Autor: Camila camilatorres_05 (arroba) hotmail.com