Jóvenes y cachondas, sexo con maduros interesantes. Recordando las lecciones de su maestro del sexo.
Mientras paseo con mi esposo veo que en la mesa del fondo, justo la estará junto a la nuestra está aquel hombre. Juan de Dios, qué nombre tenía aquel hombre que en mi pasado como estudiante de la facultad de medicina me enseñó todo lo debía saber para dar placer… Aquel incómodo momento se transforma en sorpresa al ver cómo mi novio se dirige hacia el.
- «Doctor, maestro, gran profesor, como está usted? Permítame estrechar su mano!»
- Hola hijo, que bien te ves se nota que llevas una buena vida! … Y mira qué bien acompañado estas, como podría olvidarme de una de la mejor alumnas de la facultad, Carla, como estas?
- Muy bien profesor, veo que su señora sigue tan espléndida.
No podía creer la situación, todo era extraño, incomodo pero extrañamente no me logre alterar como para que mi novio sospechara de mi pasado.
Mi novio es dueño de una clínica y si bien al igual que yo es médico, la medicina está presente en toda su familia, por otra parte yo soy la primera en llegar a la universidad y mi familia es de un origen humilde.
La velada acabo bien, sin sobre saltos, pero los recuerdos de mis piernas abiertas albergando a aquel hombre rondaban en mi mente, la humedad de mi cuerpo me pedía a gritos hacer un gesto para que Juan de Dios recordara todo lo que me había enseñado, entonces cuando ya pedía la cuenta, me levante y fui a los baños…
- Juan! te vas y sin despedirte! – la distancia me permitía hablar sin problemas de ser oída.
- Carla, amor… Estás con Mario y es el buen hombre, aunque reconozco que esos labios y tus curvas me traen recuerdo y deseos increíbles.
- Si, tienes razón serán recuerdos y nada más, pero quería agradecerte, no podría tener un mejor maestro en el plano sexual que tu. Mario ahora disfruta de todo lo que me enseñaste.
- Qué gran halago me das espero que algún días nos volvamos a encontrar.
- Por supuesto.
Le beso la cara y me regreso a mesa, me despido de su señora y mi mente vuela casi 8 años hacia el pasado y las clases de farmacologia 3 vuelven a mi mente.
En aquella época mi pecho estaban más abultados por la ansiedad y si bien tuve un lindo culo, no era tan respingón como en la actualidad, mis cabellos llegaban casi a mi cintura y su volumen me permitía hacer más de una trenza bien gruesa. El ramo está muy complejo y necesitaba ayuda, un texto o lo que fuera para estudiar mejor… Una pequeña guía sería suficiente.
A la mañana siguiente me sentía especialmente linda, algo que con mi experiencia me indicaba que debía ir algo arreglada para hablar con el profesor del ramo, un hombre de apariencia fría, con fama de cruel y que compartía oficina con su señora, un mujer de carácter dulce pero que a diferencia de el, ella era la más temida de la facultad, pues era capaz de reprobar un curso completo si no estaban a la altura.
Tome los tacos negros, mis ligas negras, un hilo como braga para evitar que se marcará la ropa, adiós al sujetador, mi vestido negro hasta la rodilla suelto para evitar provocaciones, un escote reducido y el abrigo grueso para el regreso a casa… Al llegar a la facultad el viento ajustaba la tela y mis pechos turgentes dejaban a más de alguno con boca abierta. Llegando a la oficina del profesor pide advertir que su señora está discutiendo con un alumno y que están sola en aquí e habitáculo. Decidí esperar en una banca al costado de la entrada, a los minutos salió ella con su alta y estilizada figura, sus tacos azules medias del mismo color, falda ajustada, blusa suelta pero muy escotada que dejaba ver sus enormes pechos, creo que fácilmente tenía 110cm de busto, su cuello delgado y aquel rostro que combinaba belleza y seriedad que a muchos enloquecía pero a la vez intimidaba.
- Qué quieres niña?
- Espero a su esposo, el es mi profesor de farmacología 3 y quería consultar sobre algún texto guía, ya que enfoque que él le daba era diferente a las 1 y 2.
- Ven hija, yo te ayudaré, al fin una alumna que viene a pedir ayuda antes de que comiencen las pruebas.
Al ingresar advertí que los espacios estaban muy buen delimitados y se notaba quién era amo y señor del metro cuadrado asignado.
Se sentó, cruzo sus piernas delgadas pero muy firmes, como si practicara algún deporte y pude advertir que llevaba ligas además de que su ropa interior debía ser muy pequeña para que no se marcara nada en esa falda tan ajustada.
- Mi niña, tu nombre era…? – en un tono dulzón
- Carla, soy Carla estudiante de medicina de cuarto año.
- Bien Carla, te diré que este hombre tiene muchos textos, pero para las clases usa estos dos texto a mientras extendía la mano con ambos libros.
- Muchas gracias m, anotare los libros y los descargarlos en casa.
- Ah! Veo que además eres rápida, bueno creo que serás una buena colega si no cambias en tu entusiasmo.
- Mucha gracias, espero ser tan buena alumna como la impresión que hasta ahora tiene de mi.
- Ya nos veremos más adelante en cirugía mayor.
- Eso espero doctora, ahora me retiro, muchas gracias nuevamente.
Me levanto de la silla y puedo ver el bello escote que tenía la profesora… Mi ojos se fueron y no puede evitar ruborizarme al notar que ella se había percatado de mi mirada.
- nunca habías visto un escote así?
- Lo siento doctora, no fue quise…
- Shhhh! Silencio! No te preocupes, si no quisiera que me vieran usaría algo más cerrado.
- Es que usted tienes una delantera muy llamativa y fue…
- Silencio Carla, ya lo hiciste, espero que sigas así de estudiosa, así de linda, porque veo que te cuidas y que seas igual que yo si llegas a ser doctora algún día…
Esas palabra se grabaron mi mente, porque no la comprendí, algo confundida camine por el pasillo hasta llegar a donde había una corriente de aire muy fuerte que ajustó mi vestido al mismo tiempo que chocaba con el doctor Juan de Dios, el profesor al que había intentado ubicar.
- oh discúlpame Carla, no fue mi intención
- Discúlpeme usted, no quería… Es venia de su oficina… Y no mire… De verdad… Es que…
- Vaya Carla, no te pongas así, tranquila… No fue nada… Veo que el viento favorece a quienes andamos caminado cerca…
- Que? A qué se refiere?
- A nada, veo que estás algo confundida… Te puedo auditar?
- Bueno la verdad es que quería saber si me recomienda algún texto para estudiar.
En ese momento me señala hacia una pequeña sala que estaba abierta y me invitar a tomar asiento… Al ingresar puedo notar que era una sala habilitada para reuniones de pocas personas con butacas muy cómodas y una mesa firme clavada al suelo.
- Qué bella has venido a verme!
- Es que… Disculpe espero no le moleste mi ropa, solo quería lucir algo más mona para una pequeña reunión?
- No te preocupes, al contrario Carla, te ves muy bien y veo que tela tan suave usas para tus vestidos… – en ese instante él tocaba la parte inferior de mi vestido.
Casi de manera natural cruce mis piernas y su mano rozó mis muslos, la libido que se me produjo por esto fue increíble y mis pezones delataron mi cambio hormonal. Su mano se quedó en mi muslo y subió lentamente unos centímetros hasta encontrar el encaje siliconado de mis ligas… Su rostro cambio, su respiración cambio y el busto de su pantalón cambio de tamaño, el volumen fue notorio, hermoso a mis ojos y no pude evitar morder mi labio inferior.
- Carla estás nerviosa?
- Mucho, espero esto no me juegue encontrar en su ramo.
- Para nada, mientras no intentes sacar provecho…
- Nunca ha sido mi idea hacerlo, esto va más allá de la materia
- Entonces todo irá de maravillas – en ese instante su mano subió aún más y separó mis piernas…
- No, no es una buena idea… No puedo. – estaba húmeda, excitada, con mis muslos abiertos y braga pedía a gritos ser removida pero no podía…
- Por qué? Acaso no tienes ganas, tu cuerpo me dice que siga adelante…
- Es que… Deseo que me hagas lo que quieras ahora mismo, pero el lugar es muy silencioso y yo no controlo mis orgasmos.
Entonces se levanto de silla, retiró su mano, me besó y tomo mi mano, me levanto y me dijo que nunca más lo dejara con esas ganas, ya que no era algo que pudiera olvidar… Mi libido aumentaba al tenerlo cerca, lo bese dejando toda mi lengua en su boca y sentir cómo sus manos se deslizaban con mis glúteos, espalda y subían hacia mis pechos, decidí hacer algo que abrió mis puertas a una mis relacionas más intensas… Puse una de mis delicadas manos en su entrepierna, la erección que tenía no hizo más que mojarme más, la dureza de su miembro me hizo salivar… Lo mire fijamente
- No te voy a dejar con ganas… En ese instante solté su correa, baje la cremallera y solté el botón, todo con una mano, lo que generó sorpresa en el.
- Que vas hacer entonces…
- Lo que más me gusta y espero que también lo disfrutes. Al mis tiempo que decía esto lo tome de la mano lo lleve a una esquina…
- Me vas dar un pequeña muestras?
- Disfrútame…
Lo deje contra la muralla, me arrodillé, baje su pantalón y libere su miembro duro y grueso, circuncidado y de venas prominentes que le daban un aspecto del falo de un guerrero… Mi asombro antes un pene llamativo sin ser grande pero tamaño más que perfecto para cualquier mujer fue notorio…
- Esta verga la voy a disfrutar… Y espero que tú también
- Qué esperas, mételo en tu boca
Dijo esto y me dedique al menester que más me gustaba y que lo sigo disfrutando hasta ahora. Comencé saboreando su glande puntiagudo ideal para clavar, pase mi lengua por todo su largo y lo deje caer sobre mi cara, para que sintiera como disfruto hacerlo, lo tome desde la base y lo pase por toda mi cara… Libere una gran cantidad de saliva sobre su verga y comience con una pequeña paja para ver si aumentaba su tamaño.
Los ruidos del exterior parecían no existir, mi deseo era increíblemente superior al sentir el poder que podía llegar a tener si mi felatio era de su agrado… Entonces y de imprevisto lleve todo ese miembro hasta el fondo de mi garganta, me lo estaba tragando todo, mi nariz tocaba su abdomen y el asombro estaba instalado en su faz, saco su pene y lo vuelvo a introducir del mismo modo pero estaba vez menos profundo para aumentar la velocidad de embestidas que mi boca le pega a esa verga mis dientes parecían no existir y como ya sabia no tragaría la saliva para mantener la humedad, su cara me decía cuanto lo disfrutaba y mi vagina lubricaba con la esperanza de recibirlo, pero no podía a pesar de mi enorme deseo, sentía como mi cuerpo comenzaba a generar un verdadero orgasmo solo con mamar ese pene.
- Vamos Carla sigue sin parar…
- Sigue y no pares eres increíble…
- Me vas hacer acabar, es la mejor mamada que han dado… Sigue!!!!
- Me voy a correr, cuidado… Ya me tienes…
Entonces al oír eso y sin parar mi menester, mi cuerpo liberaba en mí una enorme cantidad de lubricación, que hizo manchar mi bragas y dejar una pequeña mancha en el piso de la sala, su pene parecía cobrar vida y comenzaba con movimientos involuntarios, sentía como sus ductos iniciaban el proceso que daba inicio al bello proceso de la eyaculación, la leche venía en camino y su pene parecía aumentar su grosor, su venas elevaban su temperatura y … No lo quise sacar, quería que el acabara unido a mi, aunque fuera en la boca y no fuera con una paja, su leche salía como si fuera un púber, era mucha, de buen sabor y textura suave, fruto de una nutrición balanceada. Trague, con dificultad, todo su semen, el asombro no salía de tu cara y la felicidad que estaba dando mi felatio estuvo por sobre lo que él esperaba…
- No pensé que me fueras a hacer esto
- Te gusto?
- Me encanto, Carla donde lo hayas aprendido da lo mismo es sin lugar a dudas la mejor escuela…
- Entonces espero que la próxima vez no me cite en un sala de esta universidad.
- No lo dudes, nos volveremos a ver y te enseñaré muchas cosas.
- Ahora me iré para no despertar sospechas
Tome mis cosas, arregle mi vestido, saque mi labial, revise mi maquillaje y salí de aquella sala como si nada hubiera pasado… Aquel día comenzó algo que ahora ya mayor recuerdo como una experiencia única y excitante que volvería a vivir sin lugar a dudas.
Pronto les contaré más sobre mis historias…