De lo acontecido en este relato me enteré en parte por accidente y en parte por que viví la experiencia, por así decirlo. Un buen día me encontraba en mi bufete cuando entró una joven despampanante, alta ni muy delgada ni gruesa, es decir en su justo punto.
De lo acontecido en este relato me enteré en parte por accidente y en parte por que viví la experiencia, por así decirlo. Un buen día me encontraba en mi bufete cuando entró una joven despampanante, alta ni muy delgada ni gruesa, es decir en su justo punto. De cabellera negra y abundante que le caía sobre los desnudos hombros, con ojos negros algo rasgados, y unas curvas que harían estrellar al mejor piloto de formula uno. En fin como ya les dije toda una hembra.
Me preguntó sencillamente si yo era el Doctor, a lo que le respondí en la afirmativa, ya que tengo mi Doctorado en Derecho, aunque mayormente me basta que me digan Licenciado. Bien de inmediato se presentó como Julia XXX (entenderán la razón de que no les de su apellido), y sin más me comenzó a contar su situación.
Doctor tengo un enorme problema, que no me deja dormir, ni comer, me la paso llorando día y noche, no quiero salir de casa, en fin estoy echa un desastre. (Claro, que mi punto de vista era otro, Julia continuó hablando sin detenerse, y yo continué escuchando, esperando que me indicase en que podía ayudarla como abogado) Doctor mi prima Luz y yo desde muy niñas somos muy amigas, casi hermanas. (De inmediato pensé, un pleito de herencia, pero me equivoqué de banda a banda, ella continuó diciendo) Pero sucedió que a ella la botaron de su trabajo, por estar teniendo relaciones con un supervisor, en horas laborales y dentro de las instalaciones de la empresa (Nada esto es algo de Derecho Laboral, pero por suerte no acostumbro a expresar mis pensamientos a la primera oportunidad que se presenta, desde luego Julia continuó hablando sin parar, contándome con lujo de detalles lo sucedido a su prima) Luz es algo alocada desde niña, y siempre a hecho lo que le viene en su santa gana. Resulta que estaba encargada de colocar un embarque de telas en el almacén, y se encontró con un compañero de trabajo, que siempre le ha llamado la atención a ella, en principio se pusieron a conversar de manera inocente, o por lo menos eso fue lo que ella me comento. Pero ella entre risas, pasarse su mano por su larga cabellera rubia, de manera seductora, logró que las cosas se fueran poniendo un poco más calientes. Al punto que su compañero de trabajo, se la llevó a un rincón del almacén y ambos comenzaron a besarse como un par de locos, de eso pasaron a las caricias, y cuando ya estaban bien excitados mi prima se tendió sobre uno de los fardos de tela, y el tipo se le fue encima, en cosa de segundos ella se subió la falda y el bajó sus pantalones, y sin más sobre el fardo de tela comenzaron a tener un sexo salvaje, ( En esos momentos, yo me comenzaba a excitar por las palabras de Julia, y ya había dejado de pensar en los aspectos legales del caso)
Al parecer mi prima Luz y su amante se olvidaron de todo a su alrededor, ya que continuaron quitándose la ropa a medida que mantenían sexo, en cierto momento ella alcanzó un tremendo y sonoro orgasmo, tras lo cual él se debió haber venido. Luego continuaron besándose, comenzaron a levantarse y a vestirse, cuando apenas y habían terminado de ponerse la ropa, apareció Doña Gertrudis la supervisora, realmente Luz cree que la tipa estuvo un buen rato observándolos.
Sencillamente a los dos les indicó que pasasen por su oficina, ellos caminaron tras la supervisora algo avergonzados, y al entrar a la oficina de esta, la señora regaño al empleado, diciéndole, como era posible que él hiciera eso, que su esposa la que ella conocía recién y había dado a luz a un bello par de gemelos hacía dos días. Sin más le indicó que se presentase con su supervisor, que ella luego se reuniría con su jefe para tomar una decisión entre los dos.
Una vez que el empleado todo asustado, salió de su oficina, la señora Gertrudis se dirigió a mi prima y sencillamente le dijo, estas despedida. Cuando mi prima, comenzó alegar que razones tenía ella para despedirla, la señora le enumeró un como cinco o seis situaciones en las que mi prima se había puesto a joder, con la mayoría de los varones de esa planta, entre ellas un día en que Luz,
para llamar la atención de un compañero de trabajo, se levantó la falda y le mostró su culo completamente desnudo, eso produjo un accidente en que otro empleado por estar viéndole el culo a Luz se distrajo y una maquina le tronzo los dedos medio y el anular. (Yo pensé, sí tienen todo debidamente documentado, será cuesta arriba utilizar un alegato de discrimen al momento de llevar una demanda, pero permanecí en silencio, mientras Julia continuaba hablando).
Es más Doctor, antes de que mi prima saliera de la oficina de la supervisora, la tal Gertrudis le indicó que se limpiase entre las piernas que algo del semen le estaba chorreando.
(En ese momento decidí tomar la palabra y preguntarle a Julia que era lo que ella deseaba, a lo que me respondió) Doctor como ya le dije no puedo dormir, no hago otra cosa que llorar encerrada en mi casa, estoy muy deprimida, pero deje que termine de contarle lo que me pasa. Mi prima se reunió conmigo, y me contó lo sucedido, y como siempre hemos sido muy unidas las dos decidimos vengarnos de Doña Gertrudis. Resulta que ella es casada, y a su esposo mi prima lo conoce, él es dueño de un negocio que se dedica a la hojalatería y pintura de auto. El plan era que yo lo enamorase, y cuando me estuviera viendo, Luz iría con el chisme a la tal Gertrudis. Pero la verdad fue que me enamoré yo de él y él de mí, y ahora no puedo vivir sin Ricardo. (En ese momento entendí que la joven se había equivocado de profesional, ella pensaba que hablaba con un psicólogo y no con un abogado, traté de aclarar su confusión pero Julia continuó hablando).
Doctor lo que sucede es que lo que comenzó como un juego, se ha convertido en algo serio, yo llevé mi auto a repara un pequeño rayón que tenía en una de las puertas, ese día me presenté lo más llamativa que pude, y a medida que él chequeaba el auto yo dejaba distraídamente que me observase las piernas, me senté de manera tal que sin mucho esfuerzo se diera cuenta del color de mis pantaletas, y Ricardo no retiraba los ojos de mis muslos y piernas, me di cuenta de que se estaba excitando, y aproveche para comprometerlo más, haciendo que uno de los botones de mi blusa se soltase, dejando parte de mis senos ante sus ojos, luego acariciaba mi cabellera seductoramente, y él se me fue acercando, comenzó hacerme algunas preguntas indiscretas, que si tenía novio o marido, y a todas estas le respondí que no, ya que no había encontrado a un hombre que me atrajera.
En fin quedamos en vernos lo que hicimos en par de ocasiones, y a la tercera salida me llevó a un salón de baile, Ricardo me comenzó a besar y lo dejé continuar, me decía a mi misma todo sea por vengar a mi prima. Pero la verdad es que cuando estábamos en el reservado, entre besos y caricias él me comenzó a subir la mini falda que estaba usando esa noche, y yo sin perder tiempo coloqué mi mano sobre su miembro.
Una cosa nos llevó a la otra y cuando me di cuenta estaba semidesnuda con él parcialmente sobre mí cuerpo, Ricardo se arrodilló ante mi y sin más me comenzó a besar el coño, no es que nunca me lo hubieran hecho, pero Doctor no es lo mismo que se lo haga a otra chica, a que se lo haga un verdadero hombre como Ricardo. Esa noche los dos salimos del reservado y nos fuimos directo a mi apartamento, Ricardo como amante es magnificó y lo mejor de todo es que no es celoso. (Eso último me lo dijo con cierta picardía, tanto en sus ojos como en su voz).
La cosa es Doctor que estoy enchulada de Ricardo, finalmente no pude y le conté que la verdadera razón de mi interés hacía él en principio, pero también le dije que ya no quería continuar por que estaba enamorada de él. Lejos de molestarse ese día tuvimos el mejor sexo del mundo, pero lo que yo no sabía era que Luz había continuado con el plan, y le había hecho saber a Gertrudis, lo que estaba sucediendo entre su marido y yo, es más ese preciso día, mi prima Luz, sin decirme nada, se coló en mi apartamento con Gertrudis, y se escondieron en la habitación donde guardo algunas cosas y tengo una cama para cuando algún familiar me visita.
Cuando Ricardo y yo llegamos, comenzamos a besarnos, y desde luego acariciarnos, aunque le pedí que me permitiese ponerme más cómoda, por lo que me di una rápida y refrescante ducha, y enrollada en la toalla me presenté a la sala donde él me esp
eraba mientras escuchaba algo de música, los dos continuamos besándonos, Ricardo estaba bien excitado, yo no noté rápidamente, por lo que sin más ni más me despoje de la toalla quedando completamente desnuda ante él, en esos momentos me pareció escuchar un ruido en la habitación pero pensé que tal vez fuera Fígaro, un gatito que en ocasiones mi prima me deja en casa, para que se lo cuide.
Luego me arrodillé frente a Ricardo y con suavidad comencé a abrir la cremallera de su pantalón, extraje de su encierro a su pene que se encontraba, completamente duro y parado, y mientras lo observaba a los ojos me llevé a Riqui, que es como me refiero a su miembro, a mi boca. Sin quitarle los ojos de su rostro a Ricardo, comencé a lamer la colorada cabeza de Riqui, Ricardo me miraba extasiado, su rostro reflejaba que se encontraba totalmente a gusto, con lo que yo le estaba haciendo. Entre lamida y lamida comencé a introducir a Riqui dentro de mi boca, todo esto sin quitarle la mirada a Ricardo, él mantenía sus brazos bien abiertos agarrándose del sofá, mientras que mi cabeza bajaba y subía succionando todo el cuerpo de Riqui, con mis dedos comencé acariciar sus bolas, hasta que Ricardo me dejó saber que deseaba hacer algo diferente, me ayudo a levantarme y me plantó un tremendo beso, su lengua entraba dentro de mi boca haciendo que yo me derritiera por él.
Sus manos fueron palpando toda mi piel, hasta que una de ellas se comenzó a enterrar dentro de mí vulva, haciéndome sentir en la gloria. Sin perder más tiempo me dediqué a quitarle toda su ropa, mientras él me besaba por todas partes. Cuando finalmente ambos estuvimos completamente desnudos, nos tendimos sobre la alfombra de la sala y frente a frente, yo abrí mis piernas lo más que pude y él me sentó sobre sus muslos, vi claramente como Riqui comenzaba a entrar y salir repetidas veces, en mi Julita, que es como Ricardo llama a mi coño de cariño.
Mientras que los labios de Ricardo se deslizaron de mi cuello a mis senos, para comenzar a besarlos y a chuparlos como solo él sabe hacerlo. Yo como se podrá imaginar Doctor estaba en las nubes, al punto que ni cuenta me di de lo que pasaba en la habitación de huéspedes.
Luz y Gertrudis nos habían estado observando por la puerta entreabierta, pero como le dije mi prima es loca, y al parecer al vernos a Ricardo y a mi manteniendo un sexo tan salvaje, ella se calentó, y según me contó luego comenzó acariciarse ella misma frente a Gertrudis, la que más que observar a su marido ponerle los cachos a ella conmigo, se dedicó a ver como mi prima se auto gratificaba, y en cierto momento Luz la tomó del cuello y acercó su boca a la de ella, al principio Gertrudis como que opuso algo de resistencia, pero finalmente se dejó llevar por la mano de Luz hacía sus labios, y comenzaron a besarse como desesperadas, Luego entre sus besos y caricias, mi prima le subió la falda comenzó a quitarle a ropa intima a la que había sido su jefa y sin decirle nada enterró su rostro entre las piernas de Gertrudis, mientras que ella no dejaba de observarnos a nosotros.
Cuando Ricardo y yo nos encontrábamos en pleno éxtasis, comenzamos a escuchar a Gertrudis gimiendo de placer, realmente no le pusimos atención hasta que habíamos terminado, nos estábamos besándonos nuevamente, cuando las escuchamos, la curiosidad nos llevó a asomarnos a la puerta y lo que vimos nos dejó asombrados, mi prima Luz y Gertrudis estaban ambas casi del todo desnudas, y mutuamente se lamían el coño la una a la otra. En ese momento me acordé de una cámara digital que tengo, y sin perder tiempo la busqué y comencé a tirarles unas cuantas fotos sin que se dieran cuenta de ello, luego Ricardo y yo nos retiramos dejando a las amantes en su mundo, nos vestimos y salimos a celebrar lo sucedido.
El problema Doctor es que desde hace unos meses Ricardo y yo somos marido y mujer, el abandonó a Gertrudis, de hecho ella le dio el divorcio sin discutir, una vez que le mostró las fotos. Pero ahora él me quiere penetrar por detrás, y a mi eso me da mucho miedo, pero también me siento deprimida por no poder complacerlo como él quiere, y temo que se canse de pedirme que le de el culo y busque a otra que se lo de. (Yo me quedé viendo a Julia, y decidí que era el momento de sincerarme con ella, o sea clarificar su confusión).
Le dije, Julia quien se cree usted que soy, a lo que ella
me respondió el Doctor Fulano de tal, yo le aclaré su confusión, a medida que me acercaba a Julia, la joven se puso roja como un tomate, manifestó estar muerta de vergüenza, a lo que yo le aclaré que si ella me lo permitía, quizás podía ayudarla, con rostro de sorpresa, ella me preguntó ¿Cómo?, a lo que le comencé a indicar a medida que mi mano se la colocaba sobre sus bellos y desnudos hombros, que para superar ese temor al dolor sería recomendable que poco a poco se fuera sensibilizando, pero al colocar mi mano sobre su nuca, ella pareció quebrase bajo mi mano, sus pecho los echó hacia delante, y sus nalgas hacia atrás, sin quitar mi mano de su nuca continué hablándole, me acordé que me dijo que Ricardo no era celoso, y se lo mencioné con la misma picardía que yo había observado en ella, sin más la ayudé a levantarse.
Nuestros labios se unieron, mis manos comenzaron acariciar su bello y escultural cuerpo, mientras que ella me permitía continuar avanzando, lentamente comencé a subir su vestido, dejando a mi alcance sus bellas y firmes nalgas, su caliente cuerpo lo sentía contra el mío, estaba loco por meterle mi verga entre su culo, pero sabía que debía hacerlo bien, o perdería esa bella oportunidad que tenía.
A medida que nos besamos, le fui quitando su vestido y ella me soltó la corbata y comenzó a desabotonar mi camisa, luego se dedicó a mi pantalón hasta que ella se quedó en su ropa intima y yo en mi ropa interior, la conduje al sofá que tengo en mi oficina, y brevemente la dejé, para cerrar la puerta, no fuera que mi secretaria le diera por entrar, luego busqué en el cajo de mi escritorio, una crema que guardo normalmente para cuando salgo con alguna amiga mía.
Comencé a masajear su cuerpo con calma, lentamente le fui desprendiendo el resto de sus prendas intimas y con mi lengua comencé a pasarla por sobre baraja de sus nalgas, a lo que Julia respondía poniendo en tensión su hermoso cuerpo, luego embadurné mis dedos con dicha crema, y con mucha delicadeza y cuidado comencé a untárselo sobre su colorado esfínter, lentamente comencé a introducir suavemente mi dedo índice, a todas estas mi boca y lengua las pasaba por sobre su orejas y nuca. Unos gemidos de placer Julia dejó escapar, dándome la señal de que era hora de que le fuera introduciendo el dedo medio, sus gemido aumentaron de tono, y tras meterlos y sacarlos introduje el anular, a ella eso pareció complacerla al extremo de que sus piernas se abrieron al tiempo que comenzaba a levantar sus nalgas moviéndolas cadenciosamente al compás que le marcaban mis dedos.
Por aquello de mantenerla bien excitada, mi otra mano se la comencé a pasar por sobre su coño, lentamente comenzaba a enterrársela hasta un poco más adentro de sus labios vaginales.
En esos momentos Julia estaba más que caliente y deseosa de ser penetrada, por lo que me fui acomodando tras sus nalgas, y tomando mi verga a la que jamás le he puesto un nombre, por considerar que eso es inmaduro, la apunté a su culo, toda envuelta en la susodicha crema, que actuaba como el mejor lubricante que jamás haya existido para ese fin.
Vi como mi colorado y duro glande se abría paso entre su esfínter, y como este se tragaba lentamente a mi verga, ella dejó escapar unos ligeros quejidos de dolor o placer, realmente no se sí le dolió o no, pero lo que sí se que es el culo más sabroso que me he comido hasta los momentos, mi verga desaparecía entre sus nalgas y lentamente Julia las continuaba moviendo de un lado a otro.
Nuevamente volví a enterrar mi mano dentro de su coño, haciendo que ella sintiera el mayor placer posible.
Julia y yo continuamos deleitándonos mutuamente, ella me decía dame más duro, parecía ser insaciable, y yo continuaba jineteándola hasta que finalmente, la domé del todo. Cuando terminamos permanecimos callados por un buen rato, hasta que sin más nos levantamos, la conduje a mi baño privado para que se asease, y luego nos vestimos.
Esa tarde le ordené a mi secretaria que cancelase todas mis citas, luego invité a Julia a cenar. Charlamos por un buen rato, hasta que sonó su teléfono celular, el brillo de sus ojos la delataba, era Ricardo deseaba encontrarse con ella.
Yo entendí que ella realmente lo amaba, y que lo nuestro solo fue algo circunstancial, sin trascendencia. Por lo que nos despedimos si
n mayor protocolo. Todavía hoy, hay días en que espero que nuevamente atraviese la puerta de mi oficina y se ponga hablar como una loca.
Atentamente .
Autor: Narrador
narrador ( arroba ) hotmail.com