En ella Carlos recoge con su coche a mi esposa en la puerta de casa, sin ningún tipo de pudor y delante de todos los vecinos, besándola en la boca. Ella iba vestida con una mini falda, botas de cuero por encima de la rodilla y una camiseta muy ajustada y cortada por debajo de sus pechos. Parecía una auténtica puta y encima hacía todo eso a plena luz del día y delante de todos.
Me dijo el detective que le había costado mucho conseguir esas imágenes, y de paso a mí con un coste extra, que eran muy duras y que me aconsejaba que no las viera, conque supiera que mi esposa era, junto a otras damas, algunas de buena posición, la puta sumisa de un grupo de degenerados cuyo líder era el amigo de Carlos.
Hice caso al detective y guardé la cinta durante un tiempo, pero la malsana curiosidad hizo que me decidiera verla. Cuando la cinta terminó, estaba yo anonadado por las imágenes, sudaba pues había estado masturbándome como nunca antes lo había hecho. Las duras escenas que vi, donde mi mujer y otras señoras eran las protagonistas, me habían excitado como nunca.
Cuando Carlos y mi mujer, o quizás debería decir la puta esclava, llegaron a un chalet en las afueras de la ciudad nada más entrar fue desnudada por una señora de edad que iba vestida con unas cintas de cuero que dejaba sus pechos y su sexo al aire y a la vista.
Dicha señora le deja puestas las botas de cuero, le puso un collar y unas correas con anillas en las muñecas y los tobillos. Le ató una correa al collar y con un fuerte azote en sus nalgas la obligó a ponerse a cuatro patas, mi puta tuvo que ir como una perra detrás de la señora.
Entraron en una habitación donde había dos señoras de cierta edad, pero que no estaban nada mal y una joven, de apenas 18 años y que yo sabía era de buena familia. Tenían a las tres atadas de unas cadenas que colgaban del techo, con los brazos en alto y abiertos, también estaban atadas por los pies al suelo con las piernas exageradamente abiertas. Mi esposa fue atada al lado de la joven. La señora desapareció.
Al poco entraron el amigo de Carlos y un hombre con un antifaz y un látigo en la mano, se puso detrás de las cuatro mujeres y grito – ¿qué sois? mientras el látigo azota sus culos.
– Putas dijeron al unísono – ¡Más fuerte!, no os oigo otro azote descarga en sus nalgas – Somos putas de mierda gritaron las cuatro – ¿Qué más? y otro azote – Tus esclavas, ordena y obedeceremos – Bien, putas de mierda, estoy harto de que no seáis obedientes Con una furia untó vaselina en el agujero del culo e hizo entrar a un hombre de color con un enorme pollón. Sin darle tiempo a la señora el tipo le clavó la enorme tranca en el culo. Ella quiso gritar, pero la mirada de furia del amigo de Carlos bastó.
– Ahora puta de mierda chúpale la polla al perro o te echaremos a ellos.
La señora, con cara de asco, comenzó a tocar la polla del perro con la punta de su lengua – Toda dentro, perra Gritó el amigo mientras le azotaba los pechos.
El tipo de color le había metido su tranca hasta los huevos, la sacó y la volvió a meter esta vez con más facilidad, ella, obligada, tenía la polla del perro en su boca. Mi mujer y las otras dos miraban horrorizadas la escena, la joven gritó que ella no quería seguir con aquello El amigo de Carlos, al que llamaban Josef, se acerca a la joven y agarrando de su pelo tiró fuerte hacia atrás, con la fusta le azotó el clítoris al tiempo que le decía: – ¡vaya, vaya! Mi joven putita se quiere ir. Está asustada la besó en la boca – Doña Ana dijo dirigiéndose a la señora que ejercía de ayudante lleva esta perra con los perrosLa señora desata a la pobre mujer que estaba a cuatro patas y la ató en el lugar de la joven.
La chiquilla fue atada en el lugar de la señora, a continuación entraron los dos enmascarados con dos sendos perros.
– Como eres nueva puedes gritar perra le dijo JosefUno de los perros penetró a la joven por su coño mientras con las patas arañaba la fina piel de la chica. Luego cogieron al otro perro e hicieron que se la metiera por el culo.
Mi mujer, que era la tercera vez que iba allí le dijo a Josef que se estaba pasando. Este se acerca a ella y le dijo: – Vas a pagar por esto puta de mierda
Desataron a la joven de la mesa y pusieron en su lugar a mi mujer, la puso boca arriba atada por la argolla del cuello a la mesa, los brazos hacia atrás y las piernas hacia arriba separadas y atadas al techo. Doña Ana le puso una especie de arnés en la boca que le obligaba a tenerla desmesuradamente abierta. Doña Ana dio unas palmadas y apareció el hombre de color. Josef obligó a la joven a chuparle la polla, cuando estuvo dura agarró a la chica y le hizo lamer el culo de mi mujer mientras el hombre de color se follaba a la joven, luego el hombre apartó a la joven, se acercó al culo de mi esposa y la empaló. Mi mujer con el arnés apenas pudo gritar.
Cuando el tipo de color se cansa de encular a la puta de mi mujer se puso encima de la mesa y comenzó a mear en la boca de mi esposa. Esta intentó moverse, pero estaba completamente inmovilizada y le habían tapado la nariz obligándola a tragar toda la orina. Mi mujer, la chica joven y una de las señoras fueron desatadas y llevadas como perras, a cuatro patas, a una gran habitación con una gran bañera de agua caliente donde varias criadas desnudas ayudaron a las chicas a bañarse, después les dieron unos masajes y a continuación se recostaron en grandes almohadas que había por toda la habitación.
La cuarta mujer que seguía atada fue follada y enculada por los dos enmascarados, cuando terminaron con ella la llevaron con las otras. Al día siguiente entró Doña Ana a despertar a las cuatro mujeres, les sirvieron el desayuno y a continuación las cuatro fueron atadas de cara a la pared. Doña Ana llama a las sirvientas y estas colocaron un arnés provisto de un enorme consolador en el culo de cada una de ellas, la joven gritó de dolor y Doña Ana le dijo: – Tú tendrás al mejor jineteUna vez atado el arnés a sus cinturas y el consolador en su culo fueron desatadas de la pared y llevadas al clavaron sus pollas en el culo mientras se sujetaban con las correas que salían de las bridas de las mujeres. La más joven fue montada por el hombre de color. Dio la señal de salida y las cuatro comenzaron a andar a cuatro patas, enculadas y fustigadas por sus jinetes.
Las cuatros se caían, los jinetes se desmontaban, en fin emplearon, casi 15 minutos en recorrer los 20 metros. Una de las mujeres de más edad fue la primera y la otra la última, esta estaba pálida pues conocía bien el castigo. Mi mujer llega en segundo lugar y la joven en tercero. La primera fue desatada, lavada, y perfumada allí mismo, luego la llevaron a una gran cama donde la esperaban tres hombres, siempre enmascarados, los cuales la colmaron de atenciones sexuales. Mientras, mi mujer y la joven fueron obligadas a chupar la polla a dos perros. La mujer perdedora está arrodillada suplicando clemencia a Josef, pero este se muestra impasible.
– Vieja puta de mierda. Calla o será peor. le gritó Doña Ana, la cual iba vestida con una mono de látex con sus pechos al aire, así como su culo, en la parte delantera llevaba sujeto un enorme consolador.
Josef le puso la correa al collar de la mujer, la sujetó fuertemente y Doña Ana se acerca a la perdedora y le clavó el consolador en el culo. La mujer grita de dolor, pero Josef le arreó una bofetada que casi la tira al suelo. Las lágrimas le caían del dolor de la empalada con semejante polla de látex.
– Basta dijo Josef, llevarla al circo – No, no por favor, el circo no decía en voz baja y llorandoDoña Ana la sujetó con fuerza y una de las sirvientas, que sólo iban todas con botas altas, por encima de la rodilla y largos tacones y unas correas de cuero que iban desde el cuello pasando por sus pecho y finalizando por su coño y culo de tal forma que si deseaban podían ponerles unos consoladores bien hacia fuera o bien hacia dentro, le puso una mordaza en la boca.
La mujer fue llevada a una gran sala donde había un montón de gente sentada alrededor, unos con antifaz y otros no. En el centro había dos postes verticales, separados unos 2 metros entre sí y unidos por arriba con otro poste. De este pendían sendas correas. En el suelo había varias argollas puestas estratégicamente. La mujer fue atada en el poste, las muñecas de las sogas que colgaban y los tobillos de las argollas del suelo. Apareció Doña Ana y una sirvienta, tomó dos consoladores de buen
tamaño y se los puso a la sirvienta, esta gimió, no se si de dolor o placer. Luego la sirvienta, follada y enculada le puso unas pinzas en los pechos con unas pesas a la mujer que estaba colgada. Esta gemía, pero al estar amordazada no se oía apenas, luego hizo lo mismo con los labios vaginales.
Doña Ana tomó un látigo y la sirvienta otro, ambas comenzaron a azotar a la mujer una por delante y la otra por detrás. A cada golpe el público gritaba – ¡más fuerte!, ¡A esa puta, más fuerte!Cuando la mujer estuvo bien azotada le pusieron una correa en el collar y bajando sus brazos ataron la correa al suelo de tal forma que ella soportaba el peso de su cuerpo con sus brazos tirados hacia atrás de forma que su culo y su coño quedaban listos para ser usados.
Una fila de hombres de todo tipo comenzó, por riguroso turno, a follarla o encularla, la mujer con el dolor perdía a veces el conocimiento, pero la sirvienta le arrojaba agua al rostro.
Cuando terminaron volvió ser puesta recta, entonces apareció un hombre vestido todo de cuero, con un consolador. La particularidad de este hombre es que el traje estaba erizado de agujas a la altura del consolador de forma que cuando penetró a la mujer las agujas se clavaban en su culo y alguna e sale una escena donde está mi mujer atada de cara a la pared y siendo enculada por un hombre enmascarado, cuando termina el tipo de dejarle el culo como el túnel del metro la desata, ella mira hacia la cámara y dice: – Te ha gustado cabronazoEl hombre de la máscara se la quita y mierda ES EL DETECTIVE
Autor: Juan juanpn00 ( arroba ) hotmail.com