Embriagada de placer, así me sentí aquella noche cuando pude sentir su verga golpeando mi clítoris luego de haber sido penetrada una y otra vez; chorreaban mis jugos entre mis piernas y recorrían espasmos permanentes por todo mi cuerpo, era como estar sumergida en un mar de vino, a cada golpe de su verga mi cuerpo respondía contorsionándose como en una danza interminable de estallidos eléctricos que sentía que no iban a parar, y ese era solo el comienzo de un placer inimaginable.
-Te gusta ah? No quieres que pare?
-No, no la saques !!!
Le grite con un sonido ahogado por la sensación de tener su miembro clavándose en lo mas profundo de mi ser palpitante.
-Sigue que me corro, dame tu leche, lléname de tu leche…….
Yo con mi cabeza hundida en la almohada solo podía sentir como apretaba con sus fuertes manos mi cintura, empujando fuertemente su cuerpo contra el mío en un balanceo loco. Estiraba mis manos hasta sentir sus huevos y su verga a punto de estallar, de pronto un chorro caliente salió llenándome y derramándose entre mis piernas.
Caímos de pronto en una especie de trance que solo pudo ser detenido por la premura de nuestras responsabilidades laborales de ese día, nos vestimos de prisa no sin antes fundirnos en un largo beso y tocando nuestras partes íntimas sobre la ropa, de esta forma culminó ese día llevándome su delicioso olor en mi cuerpo como tantas veces pude hacerlo. Disfrutaba llegar a casa y sentir su aroma luego de tener sexo porque sabía que él también se llevaba el mío entre sus dedos y lo disfrutaba en el camino hacía su trabajo.
Era un hombre maduro, muy atractivo, gran profesional con un poder de decisión a prueba de todo, varonil y audaz, lo tenía todo para poder disfrutar de un sexo maravilloso a cualquier hora, nos gustaba ir a su oficina por las mañanas muy temprano antes que todos llegaran para hacerlo sobre el escritorio o sobre las sillas, que si hablaran contarían muchas historias de cuantos orgasmos había tenido y cuanta leche deliciosa él había derramado.
El morbo que me producía pensar en él luego de esas faenas mañaneras era insuperable, trabajaba en mi escritorio solo imaginándolo desnudo sacando su rica verga del pantalón y poniéndola en mi boca, eran muchos pensamientos a la vez y era delicioso trabajar así con el clítoris muy parado pensando en nuestro próximo encuentro.
Hace mucho tiempo me había hecho la propuesta de tener sexo anal, me pareció al principio un poco descabellado pero finalmente empezamos a tener algunas sesiones de práctica entre un encuentro y otro, primero con cremas y solo rozando la punta de su verga en mi culito apretado o utilizando su dedo masajeándolo suavemente. Me gustaba la sensación que producían sus dedos en la entrada de mi culo porque al mismo tiempo podía disfrutar de su verga en mi chochito, el doble placer mas delicioso que hubiera podido probar.
Una noche luego de terminar de trabajar recibí su mensaje pidiéndome que nos viéramos, quería tenerme ese día y yo con profundos deseos de abrir mis piernas para él. Esa noche nos vimos en un motel cercano. Camino al motel ya estaba imaginando ese momento y apretaba mis piernas con intensidad y ganas de llegar rápidamente al lugar.
Una vez llegamos empezamos a acariciarnos y a besarnos con locura como si no nos hubiéramos visto en años, me quitaba la ropa con rapidéz mientras yo bajaba su pantalón para poner su verga en mi boca y mamarla, quería que sintiera mi lengua bajando y subiendo por su miembro hasta lamer sus huevos, era una sensación maravillosa sentir ese delicioso trozo duro en mi garganta entrando y saliendo.
Acariciaba mi chochito con sus dedos y jugaba con mi clítoris, ya deseaba que estuviera dentro pero le gustaba postergar un poco el placer para que yo pudiera tener varios orgasmos antes de penetrarme, pude venirme una y otra vez y no soportaba la idea de no sentir su miembro en mi chochito palpitante, de pronto sentí como la cabeza de la verga rozaba mi clítoris y en ese momento sabía que iba a penetrarme. Sentía sus embestidas mas fuertes cada vez mientras yo me derretía y chorreaba hasta sus huevos, mi mente se perdía en ese placer delicioso sintiendo sus dedos jugando con mi culo mientras su verga me clavaba con locura.
Cambió de posición y me colocó de lado con una pierna sobre la cama y la otra ligeramente arriba, me colocó lubricante en mi culo y la cabeza de su verga se introdujo poco a poco, se sentía muy apretado, era la primera vez que iba a penetrarme, poco a poco su verga fue entrando hasta que ya no quedaba nada afuera y empezó a moverse dentro de mí, sentí espasmos por todo mi cuerpo y me perdí en ese momento en un éxtasis que jamás había vivido, pude sentir como chupaba mis senos al mismo tiempo que su verga se iba clavando en mi culo deseoso, le pedía a gritos que no la sacara, que la dejara ahí, quería que ese momento durara eternamente, pude sentir como me corría y mis jugos salían con fuerza mientras su verga palpitante me llenaba de su deliciosa leche. Temblaba como una hoja al viento, mi culo apretado por fin era suyo y ya no iba a poder olvidar aquel momento que se ha venido repitiendo cada vez que nos vemos, sentir su verga ahí es la sensación mas deliciosa que haya vivido jamás.