Era una mañana de verano, aunque el calor brillaba por su ausencia, me dirigí a la oficina como todas las mañanas, serian la 9 mas o menos. A media mañana sonó la puerta, era ella , mi cuñada que venia a realizar unas gestiones, estaba espléndida como siempre , un culo precioso y unas tetas que cualquiera desearía tener.
Se acomodo en uno de los despachos y yo continué con mi tarea. Serian las 12 y media cuando decidí ir al baño puesto que ya no aguantaba mas , y al abrir la puerta me lleve la mayor sorpresa de mi vida, allí estaba ella, con los pantalones bajados y sus braguitas a la altura de los tobillos. Se sorprendió y mas lo hizo cuando acerque mis labios a los suyos y nos fundimos en un cálido beso. Luego todo fue un camino de rosas, se desprendió de la poca ropa que tenia puesta y yo también me quite la mía , acerque mis labios a la entrada de su coño y me puse a chuparselo lo que la hizo estallar en un orgasmo casi instantáneo , ella para corresponderme me hizo la mas maravillosa mamada que un hombre puede recibir y como no, me corrí en su sensual boca lanzando grandes chorros de semen.
Nos colocamos como pudimos en la alfombra del suelo de la oficina donde ya con mas tranquilidad pude deleitarme con sus pechos y volverla a comer el coño tras lo cual le introduje mi polla en su caliente cueva. Estuvimos un buen rato follando en diferentes posiciones hasta que extasiado me corrí en su interior quedando ambos abrazados durante un buen rato. Nos besamos y nos vestimos como si no hubiese pasado nada pero yo confío en que el grato recuerdo de ese momento nos haga volver a repetirlo.
Autor: Anonimo