Estas son tres historias de experiencias sexuales ocurridas en la vida real.
Me resulta difícil contarlas, pero ya que muchos no tienen la suerte de haber vivido estas excitantes experiencias, por lo menos las deben conocer para que tengan muy presente que nunca debemos obligar a las personas que hagan cosas que no deseen, que todo se hace con plena aceptación de las partes, de mutuo acuerdo, y en estas experiencias sexuales debe existir atracción, saber escoger a la pareja adecuada, siempre cuidándose, prevenir antes que lamentar… es decir en pocas palabras: sexo seguro.
Son tres historias diferentes ocurridas a tres amigos, yo tengo la suerte de haber vivido una de ellas. Todo empieza luego de recibir el año nuevo 2015, nos reencontramos tres amigos: Elías, Aquiles y el autor de la nota, todos profesionales, el primero Elías, es el menor de todos, Aquiles que es el mayor y yo. Todos con una edad promedio de 35 años. Fue un grato encuentro en la casa de Elías, una tarde del primer domingo del nuevo año. Comenzamos la conversación sobre lo rápido que se fue el año 2014 y de todos los acontecimientos ocurridos: políticos, económicos, sociales, deportivos, etc., una amena tertulia acompañado de unos tragos.
Luego la conversación fue más reservada, comentábamos problemas familiares hasta que tocamos sin querer cosas más íntimas: Nuestras experiencias sexuales. El que se animó primero fue el dueño de la Casa, Elías, un soltero empedernido que casi nunca lo he visto con una enamorada o novia estable. Nos contó su primera experiencia sexual:
Elías:
Recuerdo que cuando era joven, una de mis tantas tías, una joven simpática, prima de segundo grado de mi padre, pero muy allegada a la familia, estaba presentando oficialmente a su enamorado a toda la familia, que más tarde fue su novio y luego su esposo. Ella se distinguía por su porte muy femenino, de piel muy clara, blanquita, toda delicada, bien delgadita. Cuando se casó, toda mi familia fue al matrimonio menos yo y todos comentaban que la novia estaba hermosa (bueno, ¿que novia no luce radiante en la noche de bodas?).
Pasaron 4 años del matrimonio y resulta que la relación entre ambos se deterioró, se pelearon y se separaron, lo bueno fue que no dejaron niños, nunca lo tuvieron, la duda quedó flotando en la familia, no sabían si era por causa de ella o por él. Lo cierto que el tipo, alto y fornido, se fue a los EEUU preparándose para recibir el año nuevo. Saludamos a los presentes y llamaron a mí tía anunciando que habíamos llegado, ella hablaba por teléfono con unos amigos, quizás eran sus pretendientes, se despidió y se acercó a saludarnos. Yo no me daba cuenta de ella, porque conversaba con otros miembros de la familia y con unas de mis primas dueñas de casa. En eso la escuché decir:
– ¡Hola familia, que gran gusto de tenerlos en casa!
Me di vuelta para saludarla y ¡¡oohh maravilla!! La tía Yolanda estaba hermosa. Aquel cuerpo delgado y delicado ya no lo era más. Exhibía un cuerpo impresionante, con un vestido color verde metálico, ceñido a su escultural figura, que contrastaba con su piel blanca y su largo cabello negro color azabache, que le llegaba hasta la cintura. Presentaba un discreto escote que permitía apreciar sus apetitosos pechos. Me quedé impresionado al verla, la tía delgada que conocí, había desarrollado un hermoso cuerpo, tipo vedette, con una cintura maravillosa y unas caderas muy bien formadas y quebradita. De sus piernas ni que hablar, recuerdo que eran delgadas pero derechas, ahora era unas preciosas piernas y bien contorneadas que le daba mayor presencia a su esbelta figura& En conclusión mi tía era una diosa de la mitología, una tentación, un cuerpo no apto para cardíacos, ella estaba ¡para comérsela!!
Bueno la fiesta continúo, dieron las 12 de la noche, nos saludamos por el nuevo año, brindamos, cenamos, todos alegres, comenzó el baile y yo todavía no me animaba a bailar. Sólo conversaba con mis primos y hermanos. De pronto un familiar sacó a bailar a la tía Yolanda. Ella bailó muy sensualmente y me quedé observándola y no dejé de mirarla, inclusive visualmente comparaba su figura y su manera de bailar con las otras invitadas, hasta las comparaba con mis primas y nada que ver, mi tía estaba espectacular.
Yo me la comía con la mirada y se dio cuenta que la miraba, se sonrió conmigo amablemente, mientras su cuerpo se contorneaba sensualmente al ritmo de la salsa. Terminó la música y se sentó a conversar con unas de mis otras tías, cruzó sus hermosas piernas, pero por más que se acomodaba su vestido para no mostrar sus piernas le era imposible evitarlo, al tratar de insistir y de acomodarse otra vez se sobrepasó y fue peor porque observé más allá de sus rodillas: unos provocativos muslos& yo me quedé algo así como atontado, impresionado por el cuerpazo que veía al frente de mi. Ella no le quedó otra cosa más que pararse para arreglarse mejor su vestido. Se volvió a sentar y discretamente me miró si yo le seguía observando sus piernas. La verdad que medio roche y todo avergonzado evite mirarla otra vez.
Luego, de un buen rato me animé a sacarla a bailar, me acerqué todavía algo avergonzado y la invité a bailar& y aceptó diciéndome:
– ¡Caray sobrino pensé que no querías bailar conmigo? Está bien que yo sea mayor que tú, pero no estoy vieja como para no bailar con los jóvenes
– Caramba tía Ángela, que es lo que dices? si estás guapísima… la verdad que no han pasado los años contigo y se te ve mucho mejor que antes. Le respondí,
– Discúlpame tía ¿cuántos años tienes?
– Aunque no lo creas sobrino tengo 42 años y tú sobrino, ¿debes tener 20 añitos?
– No tía acabo de cumplir los 24 …
– ¡¡ Oye sobrino prácticamente te doblo la edad!!
– Si tía. Pero la verdad, estás mejor que mis primas y te conservas muy bien, estás muy bien¡ ¿Bailamos?
MIentras nos moviamos con la música, sentí alrededor de mi sus piernas… sus grandes y hermosos pechos se pegaron a mis pectorales. Mi piel comenzó a ponerse como carne de gallina y dimos otra vuelta más, de pronto, justo, al ritmo de la música, sus caderas encajaron en medio de mi pelvis… ¡¡Sentía que perdía la razón!! Por unos segundos la sujeté firme, pero suavemente. Segundos que fueron eternos… el ritmo de la salsa me ayudaba a mantenerla en esa posición, sus caderas se contorneaban armoniosamente con mi pelvis, sintiendo un gran placer delcual ella se dio cuenta, llegó a sentir la presión en mi pantalón de mi erecto pene sobre sus anchas y quebradas nalgas .. se incomodó, pero a pesar de eso se dejó llevar y eso me excitó más. Ella, luego de unos segundos, se alejó de mí.. nos miramos fijamente a los ojos por unos instantes, como buscando una explicación a lo que pasaba me quitó la mirada y seguimos bailando normalmente, pero todo mi cuerpo quedó temblando y el corazón agitado. Terminó la música y me dio las gracias.
– Bailas bien sobrino… me dijo. Yo quedé, extenuado, casi desfallecido al sentir el contacto de su provocativo cuerpo que casi me hacen llegar al orgasmo.
La fiesta continuó, todos bailaban, pero yo ya no me atreví a sacarla a bailar. La fiesta terminó y al amanecer nos retiramos a descansar.
Al día siguiente, en horas de la tarde, mis padres me llaman y me dan un encargo, que lleve a la casa de mis tías…- si, donde vive mi tía la divorciada- unas hierbas medicinales para que las preparen en una infusión porque una de ellas había amanecido con malestar y la tenía que llevar urgentemente antes que se vayan a un compromiso. Bueno, no me quedó otra cosa más que obedecer, además quería volver a ver la tentadora figura de mi tía, así que me di un baño, me eché el mejor de mis perfumes y salí alrededor de las 6 de la tarde.
Al llegar a su casa, que es una vivienda bonita con hermosos jardines y de dos pisos, encontré que todos estaban por salir. Mi tía la mayor me recibió las hierbas y me dijo:
- Estas son para tu tía Yolanda que amaneció un poco mal, con leves cólicos y las infusiones son para ella. Pero ya está mejor, dile a tus papis que no se preocupen… Tu tía no va poder asistir a la reunión con nosotros, ella se quedará en casa. Si gustas puedes quedarte un rato más para que le acompañes. No queremos que se quede sola…
Me sentí gratamente extraño, cuando me dijo que me quedara en la casa acompañando a mi tía, fue entonces que se me vino como una extraña sensación, agradable, pero extraña sensación de quedarme completamente solo con mi escultural y tentadora tía. La tía Yolanda, desde su cuarto me dijo:
– No te molestes sobrino, si estás ocupado o tienes que hacer, puedes irte, no te preocupes por mi, me puedo quedar sola en la casa.
Al escucharla me desanimé, como un sentimiento de frustración cuando me dijo que me podía ir. La verdad sólo quería verla y conversar algo con ella, no era mi intención quedarme, pero mí tía la mayor le volvió a decir, que es mejor se quede un rato más, por seguridad, para que la casa no se quede tan sola…
Pero mi tía Ángela se animó y dijo que si yo no tenía algo importante que hacer podía quedarme acompañándola. Yo le contesté:
– no te preocupes tía me puedo quedar, hasta que regresen todos.
- Estupendo sobrino dijo la mayor de ellas – ahora nos vamos tranquilos a la reunión, y todos se fueron quedándonos completamente solos la tía y yo.
Cuando el resto de mi familia se marchó, nos quedamos solos. Mi tía, que, de repente parecía que se sentía mucho mejor, me comentó que iba a darse una ducha, y que si me aburría, podía ser un sobrino bueno y podar y recortar los arbustos del jardín. Debía alejarme de ella, los malos pensamientos me cruzaban la mente con la potencia de un cohete, y dejaban a su paso el mismo rastro caliente que turbaban mis pensamientos. Salí al jardín con la podadora, y cuando llevaba un rato mirando las plantas sin saber muy bien que hacer, mi tía apareció con un camisón transparente, parecido a un baby doll, con un lazo que le sujetaba por la cintura su excitante bata de dormir, y que le ayudaba a formar más su esbelta figura y resaltar su bien contorneado y hermoso culo redondito y parado. A pesar que la bata le llegaba a la altura de sus rodillas, se traslucía sus hermosas y contorneadas piernas. En conclusión, su transparente pijama dejaba ver algo más de la imaginación.
Mí tía me daba indicaciones, para continuar podando el arbusto, pero yo estaba aturdido con su perturbadora presencia. Me dijo:
– Dame un permiso sobrino, te voy a indicar que ramas vas a cortar. Sólo agárrame la escalera para no caerme.
Me hice a un lado y su fresco y perfumado cuerpo recién salido del baño penetró en todo mi ser subió suavemente, levantó su delicado pie y su bata de dormir se deslizó dejándose ver su blanca, hermosa y tersa pierna, trató de cubrirse con la bata, pero al subir un poco más, sus contorneadas caderas quedaron a la altura de mi rostro, trasluciéndose su diminuta y atrevido calzoncito color vino tinto frente a mis ojos y me sentía morir… no sabía que hacer. De pronto me dice:
– Agárrame sobrino que no quiero caerme. No me quedó otra cosa más que agarrar sus firmes y lindos muslos, no me dijo nada, estaba más preocupada con el arbusto de su jardín y seguía indicando donde cortar, pero yo ni la escuchaba, estaba aturdido agarrando sus muslos y con mis narices casi rozando su excitante y quebrado trasero. Mis manos comenzaron a temblar y no pude resistir la tentación de acariciar suavemente sus muslos. Ella por unos instantes dejó de hablarme… no sabía si su silencio era cómplice de mis suaves caricias o estaba esperando que retire mis manos para evitar una incómoda llamada de atención.
Reaccionó y se bajó rápidamente, pero al bajar el último peldaño, resbaló y por más que la sujeté, no pude evitar que cayera al jardín. Cayó suavemente de costado, gracias a que pude amortiguar su caída. Quedó ligeramente semi tendida en el jardín. Su bata de dormir se soltó casi totalmente de su cuerpo, y su esbelta figura quedó a disposición de mi aturdida visión, como si posara para una pintura y yo inclinado frente a ella, apreciando todo su cuerpo… el brassier del mismo de color vino tinto apenas sujetaba sus redondos y pronunciados pechos, su estrecha cintura era resaltada por su precioso ombligo, sus piernas sobre recogidas invitaban a las caricias y su exótico calzón color vino tinto realzaba la redondez y blancura de sus caderas. Ella soltó una sonrisa avergonzada, pero algo adolorida… Yo alcance a decirle si se había golpeado fuerte…
– No te preocupes sobrino sólo un leve golpe en al costado de mi cadera
– ¿Donde tía, donde te lastimaste? – Aquí en esta parte de la cadera. Me respondió señalando con sus dedos su cadera adolorida. Todavía confundido por lo que estaba pasando, me atreví a poner mis manos y acariciar suavemente la parte de su cadera que se había golpeado.
Ella se incomodó por un momento y trató de cubrirse con su transparente pijama yo insistí nerviosamente y le dije . Sólo trato de aliviarte el dolor… Se quedó mirándome sorprendida, y casi desanimándose se inclinó en el grass del jardín y tomó una postura excitante echándose de costado, aceptando que le de suaves masaje. En esos instantes muchas ideas perturbadoras cruzaban en mi cabeza. Algo asustado, la comencé a acariciar suavemente su contorneada cadera al mismo tiempo que mis dedos acariciaban su caballera negra… Me envalentoné y deposité un beso en la cadera dolorida, beso que repetí bajando hacia su pubis, esquivando su pequeña tanga.
De repente, mi tía se levantó, entrando a la casa de un golpe. La seguí preocupado, subía su cuarto, donde se había encerrado y desde la puerta le dije:
– Tía discúlpame, no quise faltarte de esa forma, Ella no me respondió ingresé a su habitación repitiendo:
– Tía Yolanda discúlpame por favor. (Mientras me acercaba lentamente hacia ella) No me respondía estaba muda, toda misteriosa, quizás molesta por culpa mía o tal vez porque ella se sentía en parte culpable. Sentía una extraña sensación. Insistí y me acerqué hasta tomarle de la mano..
– Tía Yolanda discúlpame por lo que pasó, de pronto giró delante de mí y sus dos delicadas manos tomaron la mía, levantó mis manos y la acercó a su suave y terso rostro, me dijo
– No te preocupes sobrino esto queda entre nosotros será un secreto y colocó mis manos sobre su estrecha cintura.
Me sentí morir, me besó tiernamente, sentí sus labios carnosos que eran deliciosos, sus besos se tornaban cada vez más profundos, al mismo tiempo nos comenzamos a besar ardientemente su lengua penetró en mi boca y yo se la hice igual… Abrió sus ojos, y me besaba mirándome fijamente nos abrazamos y nos comíamos a besos, seguíamos parados a acariciándonos sin tocar las partes íntimas, ninguno de los dos nos atrevíamos aún hacerlo, parecía que esperábamos quien lo hacía primero… de pronto ella me desabrochó la camisa y suavemente sacó la correa de mi pantalón mientras no dejaba de besarme, sin darme cuenta me quedé en calzoncillos. Ella abrió su pijama transparente delante de mí, haciendo lucir su despampanante figura, y dejando caer su pijama me dijo:
- Ahora soy toda tuya tus deseos se están haciendo realidad
– ¿Como lo sabes, tía?…
– Por la forma como me mirabas esa noche, sobrino, tampoco imaginé que iba a pasar esto – Mientras me hablaba yo le comencé besarla más atrevidamente.
Al verla prácticamente desnuda sólo con su ropa interior que con las justas sostenía sus redondas intimidades, le empecé a besar su cuello, sus hombros, traté de sacarle sus brassier… ella se sonrió y me dijo te voy a enseñar como se desabrocha este sostén, me dio la espalda y otra vez sentí morirme al observar su respetuoso y parado culo que estaba cubierto apenas por su diminuto calzón color vino tinto.. Mira, me dijo, desabróchalo así y al hacerlo observé por el espejo de su tocador como caían suavemente sus apetitosas tetas con unos pezones impresionantes. Antes de besar sus pechos no soporté la tentación de acariciarlos suavemente y observarlos. Ella con sus manos se levantó más sus tetas y me decía:
– ¡¡ así sobrino, así… sigue acariciándolos!, luego suavemente puso sus manos hacia mis glúteos y deslizó sus manos hacia mi prominente bulto protegido por mi calzoncillo&
-Sobrino vas a reventar- me dijo yo le respondí:
- Quiero reventar dentro de ti tía
– entonces ven sobrino, mi papacito… y me llevó entre besos y caricias a su cama …
Nos echamos en la cama, nuestros ardientes cuerpos sólo eran cubiertos por nuestra ropa interior, quedando al descubierto sus grandes tetas que no dejaba de acariciárselas. De pronto me toma de la cabeza y casi gimiendo me dice.
– ¿Que esperas que no me mamas las tetas sobrino? y al instante comencé a mamar sus apetitosas y blancas tetas así como de disfrutar de sus parados pezones… Luego me hace girar y me hecha en la cama y comienza a besarme las orejas el cuello mis pectorales… no lo podía creer, sus carnosos labios se estaban dirigiendo más allá de mi ombligo comencé chupármela y me dijo.
– Cambiamos sobrino ahora quiero ver como me lo haces.
Me levanté, hice también que se levanté, nos arrodillamos en la cama y nos posesionamos frente a frente, acariciando sus redondos y grandes pechos, comenzamos a besarnos apasionados y ardientemente, besé sus pechos, le acariciaba sus espalda, bajé mis manos hacia su trasero, que lo sentíacute; grande y bien firme, metí mis manos debajo de su calzón, se lo bajé hasta su muslos, ella comenzó a respirar aceleradamente, y mis dedos acariciaban suavemente sus pelvis, sus bellos púbicos eran abundantes, sus concha estaba completamente húmeda y caliente& comenzó a gemir suavemente& ¡Ahhhh& Ahhhh& sobrino acaríciame así… así& ahhhh&, la eché a la cama y me puse encima de ella, nos devoramos, a besos con leves mordidas,& pero todavía no se la penetraba& quería besar su vientre, entró en la desesperación, comenzó a gemir buen rato y empecé a besar toda su concha caliente& era como un manjar para mi lengua y para ella mi lengua su rica miel&
Ella se retorcía de placer en la cama, de tanto besar su rico coño hasta que la hice girar y quedó boca abajo y continué besándola toda su espalda, su cintura, sus grandes y duros glúteos que al fin estaban a mi entera disposición, su culo era medianamente grande, blanco y rosado, no aguanté más y le llené de besos y mordiscos .. ella seguía retorciéndose de placer, era tan hermoso su culo que no aguanté más y la puse en cuatro, ella se dejó y levantó sus caderas hacia mí, posición que hizo más quebrada sus caderas y pude observar su mojado clítoris y su rico y rosado ano cuando me disponía a introducir mi pene desde esa excitante posición dentro de su concha ella me dijo espérate sobrino, me lo agarró y comenzó a acariciarme mis testículos hasta llegar a la punta de mi pene imagínense era una posición muy excitante ver su concha mojadita y su ano rosado con sus manos acariciándome suavemente todo mi miembro haciendo rozar mi glande con su concha. Eran eternos momentos de placer, los dos comenzamos a gemir, sentía que se me venía y ella me decía:
– ¡ ya sobrino..¡, ya sobrino. Yo le dije
– y tu tía se te viene dime si se te viene.
De pronto cuando ya estaba por chorrearme, me sorprendió como con sus manos dirigió mi pene hacia su rosadito ano, y me dice.
- sobrino esto nunca lo hice porque mi marido lo tenía muy grande, pero contigo tengo confianza yo sé que no voy a sentir dolor, quiero sentir placer y tu pene no me va hacer daño..
Diciendo eso colocó la cabeza de mi glande en su excitante huequito, no soltaba mi pene y me dijo con una voz muy excitada
–¡despacio sobrino, despacio!..
Y empecé a introducírselo suavemente. Ella, en un comienzo, se quedó muda, pensé que la estaba haciendo daño, a pesar que se lo metía suavemente
- tía, ¿estas bien? dime algo tía, sigo? sigo? tíaa!, de pronto ella rompió el silencio y con su voz excitada me respondió:
– no lo saques sobrino, no lo saque, muévete suavemente así sobrino, sigue sobrino sigue papacito
- ¿Qué sientes tía? dime qué sientes?
– Sobrino, lo siento rico… muy rico… nunca sentí placer por ahí, así sobrino así, mete más tu pene sobrino, así suave… mételo sobrino& asiii.
No pude aguantar más y todo mi pene logró entrar dentro de su prominente y redondo culo, un inmenso placer se apoderó de mí, y comencé a mojarme dentro de su rosado culo…