Nunca pense que estaria en una situacion tan especial y caliente
Hola, me decidí a contarles la mayor experiencia sexual que he tenido en mi vida, que me ha ocurrido en el verano pasado y a mis 38 años nunca había experimentado una situación parecida. Vamos a los hechos
Participan de este relato:
YO, coco, 38 años, casado, 2 hijos, 190 cm, ojos verdes, cuerpo atlético y todavía en forma, agradecido a la vida por lo que le dio y muy sociable con la gente (gracias a eso es que me sucedió lo que les voy a contar)
Martha, casada con Juan, ex -compañero de estudios, 1 hijo, 29 años, rubia natural, ojos celestes, 170 cm, pechos y cola excelentes, piernas largas y un andar de gata que hace que los hombres se den vuelta a mirarla.
Lugar en que se desarrollan los hechos
Argentina, Buenos Aires, San Isidro, un barrio muy tranquilo de casas bajas tipo chalets, con gente muy amable que todavía se saluda cuando pasa
Los hechos se desarrollan así
Como todos los fines de semana, hago un asadito en el quincho que tengo en el fondo de mi casa, así que voy los viernes a la carnicería a elegir yo mismo la carne que voy a asar. Un viernes coincidí en la carnicería con Juan, un ex –compañero de la escuela secundaria, que alegría volver a verlo después de tantos años de no vernos, luego de hacer las compras nos fuimos a tomar un café para ponernos al día con relación a nuestras vidas.
Me contó que vivió en el extranjero (España) durante 15 años, que se había casado con una chica de allá, que se llamaba Martha, que tenían una niña de 11 años llamada Inma y que las cosas no le había ido muy bien con los negocios, así que optaron por venirse a vivir nuevamente a Argentina y que hacía 2 años que habían llegado y vivían en casa de los padres de Juan. Yo por mi parte le conté mi vida, que me casé con 26 años luego de recibirme de abogado, con Laura, una chica de mi barrio, que tenía una niña de 10 años y un niño de 7, muy buenos y sanitos gracias a Dios, y que mi vida era muy tranquila y agradable. Al rato me dijo que debía irse, que lo esperaba su esposa y luego de darnos los respectivos números telefónicos nos despedimos hasta otra vez. A la semana me llamó desde el móvil a ver si nos encontrábamos el fin de semana a comer y a presentarnos a nuestras respectivas familias, quedamos en el domingo al mediodía, y le dije que si estaba lindo que se trajeran malla para meterse a la pileta. El domingo me levanté temprano, y mientras preparaba el fuego para el asado me tiré unos largos a la pileta, porque me gusta mucho nadar. Cerca del mediodía Laura me avisó que habían llegado y que fuera a recibirlos. Cuando abrí el portón lo primero que vi fue a ella, me quedé duro, por lo bella que resultó
Juan: Hola coco, como te va, te presento a mi familia
Martha: Hola soy martha, que tal como estas
Yo: bi..bien, muy bien, y dirigiéndome a la niña, tuuuuu debes serrrrr………….Inma, no?
Inma: Si, me ha dicho mi padre que tiene hijos, están ellos?
Yo: si Inma, están adentro, pero pasen por favor que el sol esta bravo y quema mucho.
Ya dentro de la casa les presenté a mi familia y los invité a pasar al quincho, mientras hacía la picadita, ellos se fueron a poner la malla, primero apareció Juan y lo primero que hizo fue tirarse a la pileta porque tenía mucho calor, yo lo imité y mientras el nadaba yo me refrescaba en una esquina, al rato aparecieron las mujeres. Santo Dios exclamé cuando la vi a Martha, enfundada en una bikini verde, era una diosa, que gracias a que estaba en el agua no notaron la carpa que se me había formado en la malla, por lo que me puse a nadar yo también para pensar en otra cosa y que se me baje la hinchazón. Al rato salí del agua y puse la carne a asar, mientras me prendí a la conversación de la mujeres, mientras tanto Juan no quería saber nada con salir del agua, al rato mi mujer se quiso meter también al agua pero Martha no quiso, por lo que nos quedamos hablando en el quincho de nuestras familias, pero ella me lanzaba unas miradas y unas indirectas que hacía verdaderos esfuerzos para no lanzarme a la carga.
Luego de comer y los chicos quisieron helado por lo que Juan se ofreció a llevarlos y mi mujer aprovechó el viaje para dejar unas cosas en cas
a de una amiga que vivía de paso, así que mientras nosotros levantamos los platos y acomodábamos las cosas charlábamos.
Martha: Dime Coco como están tus negocios
Yo: Bien, no me quejo y tú, como te encuentras en esta ciudad?
Martha: Y mas o menos, extraño bastante a mi familia y mis amigos, con quien salir a bailar y pasear, aparte de los míos obvio.
Yo: si claro, te entiendo, pero bueno si quieres puedes salir con Laura, ella gusta mucho de salir a pasear
Martha: Gracias, es muy buena tu mujer y muy linda por cierto
Yo: si, bueno tú también eres muy bella y esa malla te queda de lujo
Martha: Gracias por el cumplido, se ve que te diste cuenta, por lo que a mi marido respecta, nada
Yo: No me digas que Juan no te ha dicho nada?
Martha: No, la verdad es que hace rato que Juan no me dice nada
Yo: mmmmm, que pena, lo siento, no debí decirte nad… y me tapó la boca con la mano
Martha: (con los ojos vidriados) es que me siento tan sola
La agarré por los hombros y la abracé, en ese instante rompió a llorar, así que traté de consolarla con palabras dulces, le tomé la cara y le di un beso en la frente y luego en cada ojo y luego nos miramos y nos fundimos en un beso apasionado. Al rato ya le había desabrochado los breteles, pero ella me frenó y me pidió que parara que podían volver nuestras parejas con los niños, y entonces nos separamos. Fue la mejor decisión ya que al cabo de un ratito llegaron todos. Pero igual quedamos en encontrarnos al otro día cerca de mi oficina. La tarde transcurrió sin mayores comentarios, por lo que al anochecer se despidieron hasta otro día. Al otro día, a la hora señalada, me dirigí al punto de encuentro en mi auto de vidrios polarizados, al llegar a esa esquina la vi parada, llevaba una camisa rosa con volados y una minifalda azul, con zapatos de taco y una cartera muy bonita, en resumen era una modelo para un desfile de modas. Al llegar a su lado, le abrí la puerta y subió raudamente, arranqué y le pregunté donde quería ir, me respondió a un lugar donde estar solos. Así que me dirigí a un hotel que quedaba bastante oculto, y entramos. No fue mas que entrar cuando se tiró a mis brazos y nos besamos largamente, acariciándonos y empezando a sacar la ropa, con mucho cuidado la acosté en la cama y la terminé de desvestir, que linda que era, no podía creer lo que me sucedía, mientras tanto ella ya me había de desabrochado el pantalón y estaba bajándome los slip, nos fuimos acomodando en un perfecto 69, ella quedó sobre mí, empecé a pasar la lengua por toda la raja y por los muslos , haciendo trabajar a mis dedos por toda la superficie y también acariciando su cola, ella tampoco se quedaba quieta, ya se había engullido la mitad de mi verga y luchaba por más, como chupaba, era una profesional, al ratito gemía y me pedía más por lo que empecé a chupar el clítoris, eso terminó de descontrolarla, arqueó su espalda, gimió muy fuerte y volvió a chupar mi verga, y yo que ya estaba pronto no me aguanté y terminé en su boca, ella trató de tragar algo, pero era tal la calentura que yo traía que no pudo contener todo lo que le eché y parte fue a parar a las sábanas, luego se fue acomodando hasta quedar a mi altura y con muchos besos y caricias nos quedamos un rato. Ella me agradeció todo lo que le hice sentir, que hacía rato no sentía todas esas cosquillas que acababa de sentir, y nos fuimos a bañar.
Al rato volvimos a la cama, y con ello volvieron las caricias y los besos y me fui situando sobre ella, hasta mi miembro quedó a la altura de su concha y muy suavemente fui penetrando esa gruta estrecha y caliente hasta que mis huevos chocaron con su entrada, empezamos a movernos primero muy despacio y muchos besos y nos dimos vuelta y yo quedé debajo de ella, y Martha empezó a saltar, a pedir más y más, a decirme que era lo mejor que había conocido y gemía, hasta que se tensó, los ojos se le pusieron en blanco, lanzo un alarido y cayó sobre mi. Había llegado al orgasmo más lindo y largo de toda su vida, como después me contaría, y yo también llegué y le inunde toda su cueva, ella cayó sobre mi, y mientras le acariciaba la espalda y el pelo, le comenté que era una mujer muy bella y agradable, que nunca me había echado un polvo así. Ella por su parte me miró con m
ucha sensualidad y me besó de una manera que jamás nadie me besaría.
Bueno esto termina acá por ahora, el resto….., el resto todavía lo estoy disfrutando, luego se los cuento
Autor: Cocorobles
cocorobles ( arroba ) hotmail.com