Voy a escribir lo último que ocurrió en mi vida de prostituta: Antes que nada, mi nombre es Karla, Karlita para los amigos, amantes, amigas y novias, que he tenido muchos y muchas de todo en mi vida… Mi cuerpo es una delicia para cualquiera (hombre o mujer) a quien le guste morder una nalga, acariciar una teta (o las dos) o poner su lengua traviesa en lo más profundo de una vaginita rosada, calientita y húmeda (me pongo caliente solo de pensar en mi cuerpito en la última y en cada una de mis aventuras sexuales…)
Bueno, antes de masturbarme (siempre lo hago cuando me pongo a escribir mis historias), a veces sola, a veces acompañada de una chica (nadie conoce mi cuerpo como otra chica ¿o no?) espero contar lo que ocurrió la última vez que estuve en la sala de masajes de mi primo…
Mi primo Eduardo posee uno de esos lugarcitos lujosos y sutiles donde las parejitas se reúnen solas o conmigo para disfrutar de buen sexo vaginal, oral, anal, con los dedos o como se les antoje; pronto espero contar cómo fue que me inicié en ese mundo, un mundo que recomiendo personalmente a todos los adultos (¡adultos!) que sientan curiosidad por él…. En fin, decía que iba a contar lo de la última vez… Fue agotador, cansado y delicioso (por encima de todo, extremadamente delicioso)
Serían como las 6:30 p.m. (salgo de la universidad a las 5:00 y paso a casa por algunas cosillas cada vez que voy al salón a «trabajar» y estaba tomando mi ducha previa al «calentamiento» para esa noche… (Siempre «caliento» con películas, juguetes sexuales o con mi cuerpo solito y desnudo cuando sé que vienen clientes que me han pedido exclusivamente a mí para su deleite. Aún no lo sabía, pero aquella iba a ser una de aquellas noches;) inolvidables para cualquiera, especialmente para mí, que amo el sexo como nada en la vida…
Veía una película mientras colocaba un condón con sabor a frutas tropicales en el consolador que utilizaría conmigo esa noche. (Sabía que las clientas también querrían utilizarlo y quizá hasta compraran uno como recuerdo de aquella noche) Además de eso, empecé a untar tinta de sabores en mis partes íntimas… Me encanta lo clásico: fresa-vainilla-chocolate en las partes que parezcan estar hechas de fresa, vainilla o chocolate (¡pues claro!).
Luego empezó la lenta y satisfactoria masturbación de esa noche húmeda… Mis deditos acariciaban mi cuerpo pintado, sudaba, reía y jadeaba según mi ánimo… No me gusta el sado, pero hasta a las mujeres como yo nos gusta imaginar de vez en cuando algo que no puede pasar en la vida real…
Me imaginé encadenada y sometida en un harem, de esos que se ven en las películas del desierto; mientras yo ponía ojos de gata enamorada a otra de las prostitutas del rey, un esclavo entró; era simplemente hermoso, provisto de un pene que solo de verlo se antojaba tenerlo entre mis labios; era como una enorme y redondeada estaca de madera lista para empalarme…
La vi largamente, hasta que noté que su dueño me observaba y sin mediar palabras empecé a acariciársela de forma suave y dulce… Al poco rato había soltado mis cadenas y bailábamos desnudos uno sobre el otro, mientras las mujeres nos veían, nos acariciaban descaradamente y me tocaban las nalgas (eso me encanta, casi por encima de todo…), sin poder evitarlo, me vine en un largo y sabroso orgasmo, mientras me sentía desfallecer… De repente, el sonido del teléfono me hizo despertar… ¡A trabajar, Karlita, las clientas han llegado!
Tomé un poco de loción íntima, una tanga semitransparente y una bata de seda; me di un par de azotes en el culito y me preparé para salir al lobby, donde sabía lo que encontraría… Dos jóvenes mujeres, entre 20 y 25 años de edad, habían decidido tener una aventurilla erótica con chicas, y dada mi fama dentro del salón de masajes (mi primo se encargó de ello), querían coger conmigo… Es lindo sentirse la prostituta más deseada de todas…;)
Al verlas casi me desmayo de la emoción: Laura y Cristina (nombres supuestos, claro) estaban como para comérselas a besos, com
enzando por la carita de ángel de Laura, los pechos de Cristina, el abdomen de cualquiera de ellas o las nalguitas que se adivinaban por debajo de sus pantalones de cuero negro reluciente… ¡Muy buenas! dije, saludando y dirigiéndoles un cumplido por demás sugerente, que ellas aceptaron de buena manera, dándome sendos besos, uno a cada lado de la boca.
Una de mis políticas es la de permitir que el cliente siempre tome la iniciativa, dado que mi primo ya les ha explicado previamente mis límites, mis gustos y preferencias… -Bien, dije, abriendo mi bata para que pudieran verme bien los senos, -vamos a la habitación… Ellas sonrieron, me tomaron de las manos y empezamos a caminar, no sin que antes me dijeran que querían gozar como nunca… -¿Gozar? ¿Y cuánto? pregunté – Todo lo que tu quieras, dijo Laura, mientras descaradamente me tocaba el hilo de la tanga, jalándolo hacia arriba y presionando con ello mi dulce vaginita rosada…
Me hice un poco a un lado, hacia Cristina, y tomándola por la nuca, besé sus labios con pasión. Ya habíamos llegado al cuarto, una habitación con todo lo que una puta como yo puede desear para hacer bien su trabajo: películas eróticas, ropa interior, consoladores, hielo y champagne, etc…
Me tumbé sobre la cama, abriendo bien las piernas a la vez que decía -Hagan lo que quieran niñas. Tomé un poco de hielo, lo unté sobre mis pezones (el frío en ellos es simplemente delicioso) y me quité totalmente la bata, quedando solo en tanga (ya un poco húmeda) y mis zapatos de tacón…
Lo que vi mientras hacía eso fue fantástico: Cristina estaba detrás de Laura, le había bajado los pantalones así como los suyos y le agarraba los pechos con una mano, metiéndole los dedos en el culito con la otra, poniéndose de lado para que pudiera verlas bien, mientras se daban un húmedo beso que parecía no tener fin; sus lenguas entraban y salían de las bocas de ambas, con lo que comencé a gemir para que pudieran oírme y recordaran que yo también era parte de la fiesta… -No, dijo Laura, separándose un poco de Cristina, -Tu serás la que hagas lo que más te guste.
No necesitaba que me dijeran más… Tomé el consolador que había estado usando antes, cuando recordé que tenía uno de doble cabeza. Mientras me volteaba para abrir el cajón donde lo guardaba, sentí unos traviesos deditos en mi raja -Sigue cariño, no pares; dije, en un gemido…
Cuando tuve el consolador en mis manos, ya estaba en el cielo, con los dedos de ambas acariciándome la vaginita, mientras con sus lenguas lamían mis nalgas, ante todo esto, susurré: -Tengo un regalito para la que chupe mejor mis pezones, aquello fue como una descarga eléctrica para las dos, sin darme tiempo a resistirme, me voltearon, acostándome sobre mi espalda, levantaron mis piernas apoyando sus clítoris, uno en cada una de ellas y sus bocas atacaron mis pezoncitos… Uuuuuuuffff, solo recordarlo hace que me den ganas de vivirlo de nuevo… Estaba a punto de tener un orgasmo fantástico.
Sabía que ellas también querían que yo las disfrutara un poco, por lo que dije -De acuerdo, aquí está el premio para las dos… Laura tomó el consolador con sus manos y se alejó un poco, mientras Cristina me besaba en los labios, como nadie me había besado jamás, sentía que toda la sensualidad de su cuerpo desnudo era poca comparada con la humedad de sus labios; mis manos recorrieron su cuerpo, mientras ella gemía de placer; me sorprendió que, al llegar a su rajita, el consolador ya se encontraba introducido en ella; abrí los ojos y contemplé a la otra chica con el otro extremo del aparato dentro de ella, iniciando un movimiento de vaivén simplemente enloquecedor….
Dejé a Cristina en cuatro y me coloqué detrás de Laura, mientras acariciaba sus tetas, bajaba mis manos hasta su ombligo y seguí bajando hasta su raja -Detente dulzura, le dije -Es hora de darte un poco de ayuda. Los gemidos de las tres llenaban la habitación…
Mi mano cobró velocidad, sujetando la parte media del consolador, al moverlo de atrás hacia adelante, podía sentir como entraba dulcemente en el culito y la vagina de cada una de mis clientas, hasta que después de un rato, sentí estallar un orgasmo en Laura, confirmándolo con la expresión de su rostro; al oír el gemido que escapó de sus labios, Cristina movió frenéticamente su mano izqui
erda sobre su propio clítoris, mojando la cama con sus jugos…
Dejé que se derribaran y les pedí que se tendieran boca arriba, para darles a probar de mi «fresa» (esa es la frase que utilizo antes de dejar que los clientes me hagan sexo oral). Ellas obedecieron, hacía mucho tiempo que yo misma había desgarrado mi tanga (cuando empezaron a manosearme mientras buscaba el consolador doble en la gaveta), pero aún conservaba los zapatos de tacón -Mírenme bien, ordené, mientras me sentaba en un sillón de cuero negro frente a la cama; me quité rápidamente los zapatos, a la vez que abría bien mi fresita y depositaba un poco de champagne sobre ella… -¿Quieren probar? Si lo desean, bésense de nuevo, con ganas de tenerme en medio de ustedes -¡Síiiiiiiii! oía que decían al unísono.
Cerraron sus ojos mientras sus bocas se unían salvajemente; aprovechando, me coloqué detrás de ellas, y me puse a tocarles las tetas a las dos; me puse de pie sobre la cama y lentamente fui bajando hasta dejar mi vagina a disposición de Laura; esta me besó mientras Cristina manoseaba mi culo; era fantástico, y lo fue mientras estuvieron turnándose para darme ambas placer oral…. Un poco de hielo siempre enfría las cosas, pero cuando tomé los cubos y empecé a pasarlos por sus cuerpos desnudos, las tres nos calentamos todavía más. Cristina fue la segunda en darme una sesión de sexo oral inolvidable.
Aunque un poco cansadas, aceptaron mi propuesta de ver una película XXX, una de las muchas que tenía disponibles. Mientras veíamos a una chica ser víctima de una violación colectiva en la pantalla, nos manoseábamos, besábamos y sentíamos nuestras manos jugando con los cuerpos de las otras dos; de repente, Laura dijo: -Hermanita, creo que volveremos por aquí ¿no es cierto? No lo podía creer, aquellas dos hembras eran hermanas, y me habían cogido deliciosamente… La noche era aun joven…
Actualmente las tres seguimos frecuentándonos dentro y fuera del salón de masajes… Una de las mejores parejas que he tenido (literalmente). Prometo responder comentarios siempre y cuando sean corteses y respetuosos, me encantaría conocer gente por este medio…
¡Arriba el sexo! Voy a masturbarme…
Autor: karlitachocolate karlitachocolate (arroba) yahoo.com
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