Ahora tengo 32 años, la evoco con mucho cariño y recuerdos super ardientes, por ser una gran hembra, la mejor que yo había visto. Cuando yo tenía 21 años, aún yo no terminaba la universidad, vivía en la ciudad de Torreón, al norte de México, comencé a impartir clases en una escuela preparatoria, los jóvenes alumnos tenían entre 18 y 20 años, casi eran de mi edad, pero yo tenía que vestirme como un viejo adulto para que me vieran con respeto mis alumnos, y lo logré, un poco de seriedad, pero mi trato hacia ellos siempre fue de sumo respeto.
Una de mis alumnas preferidas era ella, Fabiola, con 18 años, una excelente alumna, estudiosa, actriz de teatro, excelente oradora y no tenía que ayudarla porque en todos mis exámenes sacaba el 100 limpio, pero era mi favorita por ser excelente y educada, bonitos labios carnosos, cabello corto no muy arreglado y siempre usaba ropa muy holgada y larga, una niña bonita, pero nada fuera de lo común, aunque su rostro tenía siempre un gesto entre sensual, erótico e inocente, y siempre me sonreía como una felina fina, enseñándome sus dientes, solo que mi mente trataba de no maliciar porque hacia 2 meses atrás había expulsado a un maestro que solo se rumoraba que se había metido con una alumna, y eso me daba mucho miedo.
Cuando el grupo de alumnos se amontonaban para revisar sus tareas, ella siempre se ponía detrás de mi y me montaba sus senos en mi espalda pidiéndome que le revisara la tarea, no sabía si era casualidad o era mi imaginación que ella quería provocarme, ahí fue donde me di cuenta que eran grandes sus senos, pero la imagen del maestro expulsado sacaba toda morbosidad de mi mente hacia ella, además cuando volteaba a verla ella no tenía ninguna expresión en su cara que delatara alguna intención.
En cierta ocasión fui invitado a realizar un schetch en un evento de los hijos de los maestros y ella fue la maestra de ceremonias, y usando el micrófono me piropeaba mucho, eso me dio miedo, pero también me causó cierto morbo.
Cuando finalizó el evento ella se acercó diciéndome, "Que bien actuaste", Me tuteó, nunca lo había hecho. Dime algo, pero que sea verdad, -me dijo, ¿Te gusto yo a ti?, Una pregunta muy rara por ser ella y eso me dio mucho miedo a perder mi trabajo al pensar en seguirle la corriente, además que no se me hacía tan atractiva, bonita niña, pero demasiado seria como siempre iba vestida holgada y no maquillada quise cortarle cualquier intención, le dije para tratar de asustar a una muchachita puberta, recatada e inocente (bueno al menos eso aparentaba).
Mira, estás guapa (mentira estaba hermosísima), pero tú sabes que yo estoy casado, y ella me respondió que no importaba, que los casados tienen fama de poder enseñar a muchachitas, como niña super sexy, muy guapa, volteó, me sonrió – me dijo ¿nos vamos?, solo asentí con la cabeza, nos fuimos caminando, pero era una transformación total, en verdad era otra, muy extrovertida, guapísima, y esa blusa que llevaba me dejaba ver que tenía unos senos muy grandes, tal como me gustan, así que no dejaba de ver esos grandes senos mientras caminábamos. Platicábamos cosas sin relevancia y pasamos por un hotel rustico, antiguo que olía hasta un poco a humedad, mira, aquí quiero llegar, una cosa es que nunca quitó su cara de niña inocente, pero notaba que paraba más los labios para hacerse ver más sexy, que en verdad me di cuenta que lo era.
Entramos al cuarto del hotel, sacó su libro, se semi acostó en la cama y se puso a leer el libro, ahí fue donde la pude contemplar y vi que no era una niña, era una hembra hermosa, el contemplarla, estar en ese lugar, mi pene obtuvo un gran tamaño, le llamó la atención y me dijo, ¿qué es ese bulto?, sin quitar su pose de niña, le dije, algo que te va a gustar, quieres verlo, como niña me dice, No, y volvió al libro. Me daba cuenta que ella estaba tomando el control de las cosa
s, no aguanté más me acosté junto a ella, comencé a besar su cuello, pero no veía reacción alguna, seguía leyendo su libro, ya extremadamente excitado comencé a tocar sus duros y virginales pechos por encima de la blusa y solo me dijo, ¡quieto cabrón!. Y siguió leyendo su libro. La verdad que no entendía, ella fue la que me propuso salir, ella me dijo que quería estar conmigo y ya estando ahí no quería nada.
Me paré de la cama, comencé a arreglar mi ropa molesto por tenerla ahí conmigo y no poder hacer nada, aunque mi bulto seguía, volvió a verlo y me dijo otra vez, ¿qué es eso?, yo molesto le dije: Nada, a ver enséñamelo, se enderezó bajó mi zipper y lo tomó con sus manos, y comenzó a darle chupadas como si tuviera una paleta, muy inexperta, quise volver a agarrarle sus tetas, soltó mi pene y se puso de pie, se paró frente al espejo, comenzó a quitarse la ropa sin dejar de verse al espejo como si estuviera ella sola y quisiera admirar su cuerpo, cuando quedó totalmente desnudo tal fue mi sorpresa de ver la perfección de cuerpo que tenía siempre escondido bajo esa holgada ropa, unos senos grandes, pezones muy cafés y grandes, sus nalgas paradas como de modelo de televisión, cintura perfecta, un pubis muy tupido de vellos.
Tal fue mi shock de verla que hasta soltó una carcajada al ver mi cara de estúpido de verla, se acercó, y comenzó a besarme, pero como loca desesperada, yo no entendía, pero de tener a la hembra así inmediatamente seguí el juego, y cambiando totalmente su pose de niña a una gran mujer me dijo, mámame las tetas, comencé a besar y chupar tratando de succionar como desesperado ese par de hermosos senos, luego, inmediatamente me quité yo mi ropa, la acosté y ella abrió sus piernas, como pidiéndome en silencio que continuara usando mi lengua en su vagina, besé sus piernas hasta llegar ahí, su hermosa vagina, el sabor era delicioso, estaba exageradamente mojada y lo que más me llamó la atención era que olía a perfume, o sea que preparó el terreno.
Mientras usaba mi lengua en su clítoris y metía mi lengua en su rajita, ella arqueaba su espalda agarrándome de los cabellos gimiendo exageradamente, luego me dijo: Párate, y metió mi pene en su boca, lo comía todo y ahora si lo hizo como una experta, tuve que pedirle que ya no lo hiciera porque estuve a punto de terminar, saqué mi pija, le abrí de piernas, era maravilloso el espectáculo, su cueva me llamaba, besé, lamí su conchita, y lentamente se la introduje en medio de sus grititos de placer, me movía despacio, sintiendo en la piel de mi verga los jugos de su concha, le chupaba las tetas mientras la cogía, estábamos gozando a pleno, mientras la besaba seguía moviéndome lentamente y sentir su joven vagina caliente y super mojada, ella se corrió dos veces y yo no aguanté más, le chupe una teta y juntos nos unimos en un grito muy fuerte que era el aviso que ambos estábamos terminando en un largo orgasmo con muchos espasmos.
De pronto golpes en la puerta del cuarto, toc, toc, toc, inmediatamente nos levantamos y comenzamos vestirnos extremadamente rápido, quien puede ser pensamos con mucho miedo, ¿sus papás nos habrán visto entrar al hotelucho?, ¿mi esposa estará afuera?, y con voz temblorosa grité ¿Quién es?, y gritó un hombre, ¡se acabó el tiempo!, ufff, soltamos aire de alivio y comenzamos a reírnos, me abrazó me dio un tremendo beso y me dijo, profe, mañana no creo poder llevar la tarea, espero me la perdone.
Seguimos después saliendo y teniendo unas sesiones hermosas de sexo, hasta que me pidió que nos casáramos y me divorciara, tuve que hacerle entender que esto en realidad era un free, que haya sexo sin compromiso, porque no tenía la intención de dejar a mi esposa que estaba recién parida de mi primer hijo.
Autor: El Juan