Infidelidad, Infidelidad Consentida, cuernos consentidosd. Mi nombre es Emilio un profesor jubilado de 70 años casado con Maribel una bella mujer madura de 42 años. Lo que les voy a relatar lo mantuve oculto por varios años pensando que fui de lo peor por permitir que mi esposa mantuvieran relaciones con otro hombre. Después de aquel día y por mucho tiempo soporte las crudas morales que me producía al ver a mi mujer gozar en brazos de otro hombre sin tabúes, sin celos o resentimientos.
Fui educado a la antigua y crecí viendo el sexo como un tema tabú.
Cuando conocí a mi actual esposa me atrajo todo de ella, su figura, su carita angelical, su forma de pensar en el sexo mas liberal que yo, no es una modelo de mujer como todos los que aquí narran pero es una mujer sumamente sexi, era prácticamente imposible que no la regresaran a ver cuando salíamos juntos, sus caderas, sus piernas hacían que hasta el mas santurrón regresara a verla al menos de reojo.
Es de piel clara, no gorda, no flaca, senos normales, a pesar de los embarazos mantiene un cuerpo firme, ya que por muchos años fue maestra de ballet y danza. Por lo cual se mantiene en forma.
— a pesar de que ella no se oponía al sexo anal nunca se lo hice por mis tabúes sexuales.
Descubrí en ella algo que por muchos años mantuve oculto “mi lado voyeur se dejaba que la fotografiara, semi desnuda o en poses sexis para alimentar nuestro libido sexual y aceptaba fantasear con que otro hombre la cogiera”
Me contó como fue su vida sexual antes de conocerme, quien había sido el hombre que la había hecho mujer y a que edad entrego su virginidad.
El amante de su madre la hizo mujer, fue su decisión entregarse al hombre de su madre para que la desvirgara y la hiciera gozar, cuando me lo contó me quede sin saber que decirle, simplemente esa confesión rebasaba mi libertad sexual y no podía concebir que hubiera tenido sexo con el amante de su madre.
Me dijo que ella escuchaba los gritos de gozo y placer cuando su madre tenia sexo y que eso había despertado en ella un deseo enorme por sentir el mismo placer que su madre sentía. Y compartió con su madre al mismo hombre por varios años.
Después me confesó que su hija Lorena la mayor era hija de ese hombre que la había desvirgado.
Mi vida cambió en uno de esos golpes que te da la vida y por un lío judicial termine en la cárcel. Ingresado al penal, conocí la corrupción carcelaria, y pasé 8 meses en prisión antes de obtener mi libertad.
Compartía celda con Oscar en ese tiempo de 27 años un tipo correoso moreno claro fuerte alto de 1.85 Metros de mirada penetrante, al cual apodaban el gato y rolando un hombre de 69 años así que los demás internos nos llamaban abuelos.
Le pedí a mi mujer que dejara de visitarme tratando de protegerla por que cada vez que me visitaba podía observar la cara de lujuria de los demás internos que prácticamente la desnudaban con la vista. Cuando mi mujer me visitaba veía en los ojos de Oscar el deseo y la lujuria. Paso el tiempo mi esposa y Oscar comenzaron a tener una cercana amistad – le llevaba comida – ropa limpia –nunca tuve el valor para preguntarle por que lo hacia.
Fue mi esposa quien a pesar de mis negativas logró que nos autorizaran visita conyugal. Ese día de la visita no logre la erección. Los nervios y la tensión me impidieron cogerme a mi mujer y me salí del dormitorio enojado dejándola desnuda sobre el colchón. Después me arrepentí de mi arrebato y regresé con ella pero me encontré a Oscar saliendo del dormitorio con las pantaletas de mi mujer en las manos y salió mi mujer ya cambiada. Sentí celos y coraje pero también sentí la sangre correr por mis venas imaginando la escena de ver a mi esposa desnuda y Oscar oliendo sus pantaletas.
Dentro del penal a falta de mujeres tener sexo anal era una práctica común pero algo dentro de mí cambió por mi mente pasaron las imágenes de ver a mi esposa ensartada por otro hombre y escucharla gemir y gritar cuando la rompiera del culo algo que yo jamás había logrado en todos los años de casados y sin mas tuve una erección con solo imaginar.
Unos días antes de salir de la cárcel escuche su voz junto con la de Oscar
— ¡ay que cochino eres eso no se le hace a una mujer! -¡no puedo soy una mujer casada! – ¡Estás loco como crees es antinatural hacerlo por ahí –anti higiénico –además a de doler bastante! “la tienes muy grande” ¡Ay no, que asco a de saber horrible!
Sentí celos –coraje, pero también sentí una excitación enorme cuando escuche la voz de el decirle,
–¡No lo muerdas solo chúpalo! — me quede frío –sabía que le estaba mamando la verga –cuando la escuche decir ¡no puedo!
– abre la boca si puedes chupa
–ves que si puedes
–así trágatelos no escupas
– ¡ay que asco! – solo una pared de tabla roca separaba ese cuarto de la celda de nosotros.
Reaccione cuando ella le dijo
– por favor saca el dedo de ahí no te da asco – ya te dije que nunca he hecho el amor por ahí ni con Emilio ni con ningún otro
Él le contesto
– conmigo vas a coger hasta tres veces en un solo día y voy a romperte el culo para que sepas quien será tu hombre de hoy en adelante
Aún tengo grabada en mi mente cada palabra que ella le contesto
–Tengo miedo a perderlo todo por una calentura pero te deseo como hombre” Él le contestó
– no tengas miedo, voy a hablar con tu marido y ella le contesto
– no lo hagas deja que yo hable con Emilio.
– Y te pido que uses preservativo, no quiero quedar embarazada, no me cuido y no quiero contraer una enfermedad,
– no quiero que seas brusco con mis hijas, quiero que ellas disfruten su despertar sexual, son señoritas, dame tiempo a que ellas te vayan conociendo.
-Pídeme lo que quieras fueron las palabras de oscar menos que use condón- te quiero coger al natural.
Nunca se había tragado mi semen y cuando salió del dormitorio venía con los pechos hinchados, el cuello con chupetones, los labios y su cabello con residuos de semen y ahora ella misma estaba de acuerdo de que la rompieran del culo por primera vez en su vida, estaba permitiendo que se la cogieran sin preservativo que se viniera dentro de ella con el riesgo de quedar preñada.
Estaba permitiendo que sus hijas – fueran desvirgadas por el hombre que ella estaba aceptando como amante y que hacia un año ni siquiera conocía.
Un día antes de salir libre, Oscar habló conmigo, no se anduvo con rodeos
– deseo a tu mujer estoy enloquecido por ella por besarla por acariciar su piel por oler su perfume, por mamar su sexo, oler su culo morder sus nalgas por cogerla para hacerla gritar de placer
– Y por romperla del culo, perdóname pero es la verdad deseo tener a una mujer como la tuya fina –bonita – toda una real hembra.
-se que está casada contigo que legalmente es tu mujer pero la quiero conmigo a la buena sin engañar a nadie. Tú serás siempre su esposo ante la gente y el padre de tus hijas pero yo seré el hombre que las haga feliz en la cama, el macho que ellas necesitan.
Me quede pensativo sin saber que decir.
Salí de la cárcel durante meses no paso nada pero ya la semilla estaba dentro de cada uno de nosotros. Cuando salí de la prisión enferme y el doctor me diagnostico diabetes y mi ritmo sexual bajo de nivel tuve muchos problemas para lograr una buena erección.
Anteriormente nuestra vida sexual había sido intensa – a pesar de mi edad trataba de satisfacerla y cogíamos en cualquier lugar de la casa. Pero siempre estuve consiente de la diferencia de edades que había entre nosotros y que un día ya no podría satisfacerla íntimamente y tendría que ceder mi lugar de macho a otro hombre para que la satisficiera sexualmente y comprendí que ese día había llegado.
Fue mi mujer la que habló conmigo,
– amor no quiero engañarte quiero que las cosas sigan como antes entre tú y yo
– te he respetado como hombre de la casa pero ya no aguanto más. Por las noches siento que me quemo, que me consume el ansia de sentirme penetrada. Me masturbo pera calmar mi sed de sentirme mujer pero no me calma.
– No quiero engañarte ni hacer nada a escondidas tuyas.
Fue en ese momento que la escuche decirme:
-tengo el deseo enorme de mantener una relación con oscar. Me gusta. Me estoy muriendo por sentirme mujer con él -por sentirlo dentro de mi– por besarlo – perdóname pero creo que me he enamorado de él lo deseo y no lo puedo evitar
– Quiero que me haga el amor y desvirgue a las niñas”
Me quede sorprendido, como hipnotizado cuando la escuche hablar,
-las niñas ya son unas señoritas, amor y tu sabes que yo no tengo secretos ni tabúes con ellas sobre el sexo.
Esa noche le hice sexo oral y ella comenzó a jadear al sentir mi lengua en su raja le separe su sexo con mis manos comencé a mamarla completa de arriba abajo no dejando ningún solo lugar sin mamar.
En el fondo me moría de celos al solo pensar que otra verga la clavara y la hiciera gozar. Y con más furia mi lengua busco su clítoris provocándole un orgasmo.
Me quede pensando toda la noche sobre el tema, la regrese a ver y la contemple dormida a mi lado a sus 40 años estaba en plena madurez de su sexualidad.
Cuando oscar salió libre comenzó a visitarnos en la casa, paso a ser una necesidad en la vida sexual de mi mujer, yo era ahora un excelente padre para nuestras hijas y para ella un mejor amigo, compañero conyugal, y el amor de su vida pero yo ya no era más su macho, el único que podía saciar su deseo y que la hacía temblar en nuestra cama.
Como un feliz perdedor me hice a un lado y le cedí mis derechos maritales a Oscar al traerlo a casa tan seguido para que se acostara con mi mujer. Ella se acostumbró muy pronto a la fogosa manera de coger de él, ya que yo no los molestaba al mantenerme cerca de ellos en la cama o sentado en una silla dándome mi propia dosis de morbo y placer al mirarlos hacer el amor.
Acepte compartir a mi mujer y desde ese momento comenzó mi nuevo secreto. Mi mujer se desnudó lentamente y la vi más linda que nunca.
Sus hermosos senos, su cintura angosta, sus sensuales caderas y su pubis de tenue vello serían ahora para oscar – Desesperado quise retirarme pero algo me lo impidió al tiempo que me decía: «quédate y goza” me senté lentamente en una silla con la boca reseca con la mirada fija en ellos.
Así desnuda como estaba se sentó sobre la cama y se acurrucó tomando sus rodillas con fuerza hacia su pecho y al encoger las piernas su concha se mostró abierta, su sexo expuesto y en medio su vulva con su clítoris rosado, carnoso.
El clavó su mirada en esa zona, se acercó y acarició los pies de mi esposa. Temblaba, sudaba, parecía sentir una pasión incontrolable por ella.
Deslizó sus dedos por la fina piel de sus piernas y recorrió sus muslos. Lentamente se acercó hacia su entrepierna pero al llegar a su concha… cambió la dirección de sus manos deliberadamente, postergando el placer de tocar la vulva de mi mujer.
Sus manos apretaron su cintura y le pidió que se acostara miró su cuerpo espléndido y acarició sus senos al tiempo que dibujaba con sus dedos el contorno de sus pezones.
Luego con su lengua fue dejando una estela de saliva sobre su piel. Jugueteó con sus pezones y llegó hasta su pubis. Ahora sí, separó lentamente la vulva y su boca comió el clítoris de mi mujer. Al sentir sus jugos, su aroma a sexo, se descontroló.
Note como en su pantalón un bulto inmenso se erguía.
Se desabrochó el cierre de la bragueta y de su interior emergió un miembro rígido.
Él tenía un pene mucho más grande y grueso que el mío con una erección que parecía a punto de estallar.
Tomo la las manos de mi mujer y sin dejar de chuparle la concha llevo sus manos de ella a su verga. Ella la tocó al hacerlo abrió los ojos hasta ese momento cerrados y la palpó. Vi cómo sus dedos se afirmaban a esa carne eréctil, cómo recorría y acariciaba todo su grosor, acaricio su glande provocando en el un estremecimiento.
Ella comenzó a arquear su espalda como tratando de entregar más profundamente su concha a esa boca intrusa que la devoraba al tiempo que le apretaba la verga con fuerza.
En un momento él, con su rostro enrojecido y su boca llena de flujos, se levantó y tomó las piernas de mi mujer, las separó bruscamente y la atrajo hacía el. Acomodó su pene entre los labios vaginales y aprovechando la excitación que ella sentía en esos momentos comenzó a penetrarla, lentamente disfrutando cada segundo hasta llegar al fondo de su vagina.
Ella apretó sus labios, deseaba gemir pero se contenía. Una tras otra llegaron las embestidas. El cuerpo de mi esposa vibraba. Sus senos se movían sensualmente.
Y por fin comenzó a gemir, a gritar a rotar sus caderas, buscando que el la penetrara profundamente.
El sudor ganó su piel y la mire enroscar sus piernas sobre la espalda de el y de su interior surgió su primer y estruendoso orgasmo que explotó en vibrantes gemidos.
Fue tal su pasión y fogosidad que entre mis piernas una dolorosa erección sorprendió mi dignidad.
Estaba terriblemente excitando verla que otro la estuviera cogiendo.
El se aferraba a sus senos apretándolos con fuerza y la embestía con brutalidad una y otra vez mire el martilleo de su verga hasta que acabó furiosamente y comprimió sus gestos emitiendo un sonido profundo.
La noche terminó esa primera noche la llevo tatuada dentro de mi mente como si fuera ayer –Mi mujer, aun desnuda, se arrodilló frente a mí y me mamó mi pene tratando de apagar el fuego que su actitud había encendido. Acabé rápidamente. Extenuado y tenso por lo vivido, me senté en el piso las piernas las sentía flojas.
Ella se paró y todavía escurría por sus piernas la leche de su nuevo macho – Puso su mano sobre su sexo conteniendo el semen y se fue a lavar.
Me quedé pensando en el placer que ella había sentido al ser penetrada por otro y en el mío propio al verla en esa situación. Sin duda, esa noche marco el comienzo de una nueva relación — mi mujer se hizo amante de oscar empecé a escuchar el grito de cornudo – pero rolando siempre me daba ánimos y me decía recuerda que nadie sabe lo que paso entre tu mujer y óscar.
-Rolando era el único que sabia mi secreto y que compartía conmigo esos momentos de pasión—seguí disfrutando de verla gozar en brazos de oscar a un que por dentro me estuviera muriendo de celos. De pensar que les rompiera el virgo a mis hijas.-
Buenos dias . Como te contacto me gustaria ayudarte a cumplir tu fantasia. . Wahtsapp 2293904135
Muy caliente el relato,pero..mas morbo si el lo hibiera visto en video,y no en persona,..mas morbo el dejarlos solos y tu mirar voyeur!!
asi quisiera yo un macho para mi esposa, ella ya me lo a pedido, lo necesita y yo……tambien, pero y mis hijas ¿que dirian? seguro se darian cuenta.
pues habla con ellas y diles la situacion seguro entenderan
Diles bien y no temas. Si quieren verlos y luego unirse a cojer pues la guias, asi aprenden. Todo queda en ustedes.
Muy exitante me calentó a madres y una vivencia muy chingona para andar bien erecto
Muy exitante me calentó a madres