Hola. Mi nombre es Juan. Soy un chico delgado, alto, con muy poco pelo y con el pene algo pequeño. Desde pequeño supe que me encantaban los hombres, aunque hasta los 16 no fue que tuve mi primera experiencia con uno. Fue con mi primo Enrique, que era el mayor. El tenia 41 años por entonces. Somos una familia muy grande. A diferencia de mi, mi primo Enrique era un tipo muy alto, grande, fuerte y peludo. Y como averigüé pronto, tenía un pene enorme de 22 cm y muy grueso.
Mi primo, no se como, supo de mis inclinaciones sexuales. Aunque todo comenzó con una tímida conversación por WhatsApp, el tono de nuestras conversaciones se fue elevando. El me contó que también era gay. El fue contándome cosas de sexo, aunque, como es obvio, yo ya sabía cosas por el porno. Desde siempre supe que yo había nacido para ser pasivo. La conversación llegó a ese punto. Y fue entonces cuando el me dijo que el era puramente activo. Me dijo que si quería, él podía enseñarme y ayudarme con el sexo. Me propuso ser el primero que me desvirgara. Las conversaciones eran tan calientes, que en aquel momento, no pensé con la cabeza y le dije que sí. Me dijo «Está bien, pues entonces quedaremos en mi casa. Vente depilado entero, me gustan los chicos así. Es así como debe ser un pasivo sumiso, suave y docil. Además debes venir limpio, hazte una buena lavativa. Yo prometo ser paciente, enseñarte bien y cuidarte. Voy a descubrirte un mundo del que no vas a poder desengancharte.»
Y así fue como ocurrió. Esa tarde le dije a mis padres que iba a casa del primo a por algo de ropa que me quería prestar que se le había quedado vieja. No quería mentirles sobre mi paradero. Era mi primo y confiaba en él, lo que quería es que mis padres confiasen en mi. Que si llamaban donde mi primo, me encontraran allí. Hice tal y como me dijo mi primo. Me depilé enterito y me hice una lavativa buena, hasta que el agua que salía de mi coñito salió limpita. Lo llamo coñito porque mi primo desde el principio se refirió a mi culo así. Me decía «vamos a enseñar a ese coñito tuyo a tragar bien y a hacerte una buena vagina». Fui para allá. Mi primo me recibió vestido, en camiseta y en calzones.
– Que tal, primo ? – me dio dos besos – quieres algo de beber?
-Hola primo. No, muchas gracias.
Me empecé a quitar el abrigo y la chaqueta. Cuando me dí la vuelta, me encontré que mi primo se había quitado los calzoncillos y una enorme polla apuntaba hacia mi.
-Yo no soy nada tímido, primo. Te vas a estrenar con 22 cm de carne. Eres un privilegiado. – yo me quedé paralizado al verlo tan directo. Se rió. – no seas tímido anda! Ven, empieza chupandomela, anda tonto!
Aunque me quede paralizado un segundo, inmediatamente mis instintos despertaron y me arrodillé frente a él y metí su enorme pene en la boca. Dios mío, estaba deliciosa. No me lo había imaginado nunca. Chupé y mamé, mi instinto me dijo como. Mi primo empezó a gemir bajito «muy bien enano, tienes un don. Sigue así, lo haces fenomenal, seguro que te está encantando, verdad Juan ? No te la saques de la boca para contestarme, sé buen chico». «Me encanta» intenté decir con su polla ensartada. Me lo hizo repetir más alto. Se la sacó y me dio golpecitos en la cara con su enorme pene, que estaba chorreando con mis babas. «ven aquí anda». Me llevó a la cama, empezó a desvestirme hasta dejarme desnudo. Sentí su aprobación al verme como me dijo. «tumbate al borde de la cama boca arriba, deja la cabeza colgando hacia abajo y abre la boca» ordenó, y yo, cumplí. Ensartó su polla y la deslizó por toda mi garganta. Noté como me penetraba el esófago facilemente «Dios primo, tienes un don innato, tienes un coño en la garganta». Me folló mientras yo me ahogaba y escupia grandes cantidades de saliva y moco, que iban lubricando su polla. Me levanto las piernas y puso mi culo hacia arriba. De repente, comencé a sentir como me comía el coñito. Que placer tan inmenso sentí, sentí cosquillas en mi interior y mi garganta se abrió aún más. Así estuvimos un buen rato, hasta que yo acabé cubierto de mis propias babas y mi coño chorreando. Me la saco, me dio la vuelta y cariñosamente me limpio la cara con una toalla. «Ahora viene lo mejor primito. Confía en mi y relájate». Yo estaba à cuatro al borde la cama, mi primo colocó la entrada de su enorme pollon en la entrada de mi chorreante chocho y empujó. Yo estaba relajado, como me dijo mi primo. «respira hondo y visualiza mis genitales entrando en el tuyo, que es tu coñito. A partir de hoy será así, tu única fuente de placer será tu coño. Olvida lo que tienes delante. Eso es pequeño, parece un clitoris. Céntrate en el placer de tu vagina primo» mientras me decís todo esto había ido deslizando su polla por mi interior. Yo estaba tan cachondo que ni me enteré. «Joder primo, tienes un coño que es un regalo, calentito y húmedo» yo sentí toda su enormidad dentro de mí. Comenzó un vaivén suave y poco a poco fue cogiendo ritmo. Al principio no sentí placer, más bien incómodidad. Pero poco a poco fue tornando en placer, un placer inmenso.
Sentía como mi primo me llenaba por dentro. Me sentí completo. Estaba muy cachondo, pero sin embargo mi pequeño pene estaba flacido y volaba de un sitio a otro. Mi primo me sacó la polla y me la dio en la boca. Que deliciosa me supo ahora que estaba empapada en los jugos de mi coño. Se la lubriqué bien y volvió a metermela. Lo hizo en varias posiciones, mi coño super dilatado y lubricado invitaba al pollon de mi primo a entrar dentro de mi. Me folló a cuatro, yo debajo, encima, misionero, de lado. Cuando cambiabamos siempre me la daba en la boca. En cierto momento me dijo «ven primo, vamos a la ducha, quiero hacerte algo». Me introdujo en la ducha, me metió la polla y se paró en seco. Aguardo un momento y comenzó a orinar dentro de mí. Me sentí hinchado, me puso supercachondo. En ese momento de mi flacido pene empezó a chorrear semen. No lo podía creer, estaba teniendo un orgasmo anal. Sentí muchísimo gusto, me temblaron las piernas, empecé a llorsr de gusto. «Gracias primo, me has hecho descubrir un gran placer» le dije. Me beso en la oreja y me dijo «me alegro mi niño. Ahora volteate y agachate. Ya te has corrido como una niña, ahora quiero ver como meas como una niña». Me puse a cuclillas y empecé a soltar todo el pis que me había dejado mi primo dentro. Luego fuimos a la habitación, me siguió follando un rato mientras me daba azotes. Tan cachondo estaba que eyacule una vez más. Mi pene en ningun momento estuvo duro. Lo comprendí. Mi órgano sexual era mi coñito, mi pene no. Era tan solo una vía de paso para el pis y el semen.
«te voy a preñar nene» allá voy. Mi primo gimio fuerte y me embistió, se corrió en lo profundo de mis entrañas. Mi primo no solo me regalo orgasmos, me regalo su leche. Cuando la saco me puse a limpiarsela con mi boca, mientras que el seguía jugando con mi coño, que estaba encharcado de semen. Mientras le limpiaba el pollon, me llamo. «primo, mira lo que ha hecho tu chochito». Me volteé y vi que mi primo había metido toda su mano dentro de mi. Empezó a meterla y sacarla lentamente, yo sentí un inmenso placer. «disfrutalo mi niño» me dijo. Me estaba masturbando. Me fisteo hasta que tuve un super orgasmo, ya casi no salió nada de mi pene, mis pequeños huevos estaban sequitos.
Mi primo y yo, como podéis imaginar repetimos habitualmente. Soy su putita, me fistea, me mea, me preña (en el coño y en la garganta), me azota y me regala siempre su leche y miles de orgasmos anales. Mi pequeño pene se ha acabado atrofiando, porque me he acostumbrado a masturbarme anualmente. Me pagó la depilación láser. A día de hoy mi coño está tan dilatado que me hace doble fisting sin problemas. Soy su primito con coñito.