Hola me llamo Daniel, quisiera contar una historia que me pasó hace dos años, tenía yo 18 años para entonces. Empiezo por describirme: soy alto, blanco, cabello negro, ojos marrones, nada del otro mundo.
La historia empezó cuando me gustaba mucho una vecina mía, se llamaba Carolina, medía como 1.65, delgada, morena, de larga cabellera negra, bellísimos ojos marrones de cara muy bonita y un cuerpo increíble, un culito grande y apretadito y unas tetas de ensueño, ella no me prestaba mucha atención me veía como un amigo y más nada para mi desgracia.
Muchas veces iba a su casa al venir de clases y hablaba con ella hablamos de todo prácticamente, una vez le dije que me gustaba, pero ella me rechazó, no me sorprendió mucho estaba seguro que diría eso, sin embargo seguí yendo a su casa como el propio estúpido enamorado, una vez ella no estaba, así que, me quedé hablando con su mamá que no estaba nada mal, aunque siempre se vestía muy conservadora, se le notaba su cuerpazo. Ella tenía unos 35 años bastante joven, aunque tenía un hijo de 18, medía como 1.65, blanca, de cara perfilada, con un enorme culo sorprendentemente firme y unas grandes tetas, nunca mas he visto semejante combinación, ese día me quedé hablando con ella nunca lo había hecho, pero me gustó mucho.
Pasó un año y Carolina empezó a estudiar de tarde y yo de mañana así que nunca la podía ver, pero en las tardes después de salir de clase yo iba a su casa a hablar con su mamá Dayana y poco a poco le tomé mucha confianza, un día llegué a su casa y tardó algo en abrir la puerta, me dijo que la disculpara que estaba viendo una película XXX y por eso no me había escuchado, estaba muy entretenida, a mí me dio mucha pena aquello, pero me excitó bastante, a partir de ahí siempre hablábamos de sexo y eso me excitaba mucho, a veces tenía que despedirme para ir a mi casa a masturbarme de la excitación que tenía.
Ella un día se dio cuenta y me dijo, si vete a bajarte esa erección si no te vas a morir, yo me sonrojé y me fui, al día siguiente me fue contando lo que hacía con su esposo en las noches, me decía que él era demasiado gentil, que ella quería que la trataran como a una puta como a las de las películas que veía que se masturbaba pensando que le llamaban perra y le daban duro, para entonces ya era bastante evidente mi erección. Me preguntó que si me masturbaba, yo le dije que si y ella me pidió que le enseñara, como yo no me podía mover, ella me quitó los pantalones y sacó mi pene, lo empezó a masturbar, que rico lo hacía, luego se lo metió a la boca, a mí me dolía al principio, pero después me encantó, estaba en el cielo no me quería correr todavía, así que me esforcé por no hacerlo. Ella se levantó y me susurró al oído: quiero ser tu perra… En ese momento reaccioné, la besé en la boca con lujuria metía mi lengua en su boca y masajeaba la suya, le saqué la franela que llevaba mientras la besaba, le quité el sostén y empecé a besar sus tetas, que grandes tetas, le dije: que ricas tetas tienes mami me encantan, cómetelas papito son tuyas cuando quieras, le quité el pantalón y llevaba un hilo, lo moví a un lado y metí mis dedos a masajear su cuquita rica, estaba muy mojada, sacó la mano de su chocho, chupó mis dedos y me besó, eso me excitó mucho.
La tiré en la cama y empecé a mamarle la concha, besaba sus labios, le metí la lengua, ella gemía ¡ahhhhhhhhhh, que rico papi! sigue así mi macho, que rico mamas cabrón, le metí dos dedos en el culo de una vez, ella lanzó un gemido mmmmmm… con una mano le masajeaba las tetas, con la otra le metía dos dedos en el culo, mientras le mamaba el chocho, gritaba como loca, que rico papi, eres un toro, soy tu perra, anda cógeme, mátame, hazme gozar métemelo, noté que estaba apunto de co
rrerse así que mordí su clítoris con mis labios y empecé a chuparlo, no lo solté hasta que se corrió, que rico sabían sus jugos, no hay sabor igual, ella gritaba mientras se retorcía ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.
Cabrón que rico, mátame, dame duro, ahhhhhhhhhhhhhhhhhh, métemelo, me levanté, apunté mi glande en la boca de su vagina y se lo metí de golpe, ella gritó cuidado que lo tienes más grande que mi marido papi, no me importó, yo siempre fui muy respetuoso y muy racional, pero en ese momento era un completo animal, lo único que quería era cogerla culearla hasta morirme, con mis brazos abrí sus piernas lo más que pude y empecé el mete y saca mientras le mamaba las tetas, ella me decía, dame más duro papi, anda parte a tu puta, soy tu puta verdad papi; si eres mi puta Dayana, eres mi perra, esa concha es mía, que rica cuca tienes, le daba muy duro, utilizaba el peso de mi cuerpo y ella me pedía más y más, me corrí, tuve un grandioso orgasmo, pero nunca me detuve hasta que ella se corrió, me dijo me corro, me corro, tu puta se viene papito, empecé a darle más duro y ella se corrió.
La puse en 4 patas sin decir nada le abrí las nalgas y le empecé a mamar el culo nuca pensé que podría hacer eso y ella gemía me decía que rico mamas papi, más, más, dame más, métemelo, culeame como la puta que soy, parteme el culo, le metí el huevo en el culo de un solo golpe estaba muy estrecho, le abrí las piernas y empecé a clavársela, que rica puta era, con una mano le masajeaba el clítoris y con la otra las tetas, le daba durísimo y me pidió que la nalgueara, así que le di dos nalgadas durísimo, nunca pensé en hacer eso, pero me excitó muchísimo como gemía, eso es lo que más me excita, dar placer, escuchar gemir a una mujer, ella gemía como perra en celo, que rico huevo tienes papi, dame más, más, reviéntame ese culo, que es tuyo, así mi semental, dame duro, ahí se corrió, sentí todos sus jugos en mis manos y le di mis dedos para que los lamiera, lo hizo con gusto y caímos exhaustos ella se acomodo en mi pecho y me dijo seré tu puta para siempre, quiero que me culees todos los días, yo le dije que mi huevo estaba a su disposición y que siempre me tendría que dar esa cuca tan rica.
Ella sonrió bajó y empezó a lamer mi pene hasta que se paró de nuevo, se puso muy duro, se sentó y me dijo ahora me toca a mí, se clavó todo mi pene en la concha y me empezó a cabalgar como nunca nadie me lo ha hecho, se clavaba todo mi huevo, que rico, estaba en el cielo, le decía: si, así puta, muévete así, que rico te mueves ay, ella me decía que rico huevo tienes lo quiero toda la vida, jugaba con sus tetas mientras me cabalgaba, se corrió, vi sus jugos bajar por mi pene y yo me corrí al verlo. Se tiró encima de mí con mi pene aún adentro, le dije que ya era mía y que la cogería todos los días, ella dijo gracias mi macho, ahí quedé dormido por media hora y me despertó para volver a coger, no se por cuanto tiempo cogimos, pero me tuve que ir antes de que llegara Carolina, me fui apuradamente, me asusté por que no nos habíamos cuidado, pero ella me dijo que estaba operada y no podía tener más hijos.
De ese momento en adelante cogimos todos los días y en todas las formas y posiciones, ella me convirtió en un animal sexual, ella se mudó con su familia hace más de un año y nunca he sabido más nada de ella, pero siempre la recuerdo y me masturbo con su recuerdo, a la putita que se me fue, a mi putita, la primera la que más he querido.
Espero les haya gustado, manden sus comentarios.
Autor: Perro _ caliente peterthegreat2 (arroba) hotmail.com