¡Hola! Me llamo Carolina, soy ingeniera químico, tengo 29 años, vivo en Venezuela y estoy casada con un hombre que también es bisexual. Soy una trigueña bonita, sin llegar a ser una bomba sexy, aunque siempre he atraído a muchísimos hombres y mujeres. La historia que les voy a contar es la de mi primera experiencia con una mujer, lo que ocurrió hace 9 años mientras era estudiante de ingeniería en la universidad. Para ese entonces tenía un novio al que le debo el haber podido realizar mi mayor fantasía y decidirme a ser bisexual.
Recuerdo que cuando era adolescente tuve un sueño con Norma, mi amiga de la secundaria con quien después, en una ocasión mientras estábamos estudiando en su casa, me besé en la boca… Todo ocurrió sin mediar palabra. Ella acercó su cara a la mía y sin darme cuanta nos estábamos besando a boca llena. Para ese momento yo tenía 18 años y esa situación me asustó muchísimo. Recuerdo que cuando reaccioné me separé de ella, recogí mis cosas y me fui muy asustada a mi casa, pensando en lo que había pasado. Me di cuenta que me había excitado muchísimo y que en realidad me gustaba Norma, y por eso es que me sentía tan bien con ella y éramos tan buenas amigas. Pensaba en que lo que había ocurrido era un error y debía alejarme de ella… Me aterraba la idea de ser lesbiana o bisexual, porque pensaba en lo que iban a decir mis padres, mis familiares y mis amigos. También tengo que decir que estaba muy confundida, porque también me sentía atraída por los hombres.
Después de unas semanas de evitar a Norma, ella y yo nos reunimos para hablar. Me confesó que era bisexual y que se sentía atraída por mí. Me contó que ya había tenido relaciones sexuales con su novio y con otras mujeres, mientras que yo le confesé que aún era virgen y que no sabía que hacer ante lo que había ocurrido. Después de eso seguimos siendo amigas, nos graduamos de bachilleres y cada una inició una carrera en la universidad, y mantuvimos el contacto como buenas amigas que éramos, pero sin que nada volviera a ocurrir.
Pues sí, nada volvió a ocurrir durante cuatro años, aunque en ese tiempo nunca pude evitar tener fantasías en las que siempre estaba con Norma. Nada ocurrió hasta el año 1994 (yo tenía 22 años), en el que era novia de un hombre que significó mucho en mi vida, ya que fue el que me hizo ver al sexo como algo bello, que todos deberíamos disfrutar sin tabúes ni temores. JL (como voy a llamar a mi ex-novio) es heterosexual, pero de mente muy abierta.
Un día, después de haber tenido relaciones en un salón de clases (me gustaba mucho quedarme totalmente desnuda en un salón de clases y que él me lamiera los pies, me chupara los pezones y me lamiera y chupara el clítoris, y después yo darle una buena mamada) él me volvió a preguntar por mi mayor fantasía sexual. Yo había rehuido el tema en varias ocasiones, pero ese día, desnuda y excitada como aún me encontraba, le confesé que quería saber qué se sentía tener relaciones con otra mujer. Le conté lo que me había ocurrido con Norma y mis fantasías con ella.
Debo confesar que durante los cuatro años que pasaron desde lo ocurrido con Norma hasta ese día, y pese a mis fantasías, me había considerado totalmente heterosexual, pero en ese momento comencé a pensar en la posibilidad de ser bisexual. JL no pudo evitar asombrarse, aunque su cara me revelaba la complacencia que sentía ante mi revelación. Me dijo que a él también le gustaría verme con otra mujer y que si quería hacerlo pronto, a lo cual no contesté porque aún me asustaba un poco la situación.
Después de varios meses en los que siempre, después de tener relaciones, hablábamos de mi fantasía, él me pidió y me sugirió no darle más largas al asunto y nos decidimos a cumplir mis su
eños. Por supuesto, pensé en la reacción de mis padres y mis amigos si llegaban a enterarse de todo, pero la verdad es que en ese momento ya casi no me importaba.
Nos pusimos en contacto con Norma y salimos con ella a tomar café en varias ocasiones previas, para que ella y JL se conocieran y para ir creando un cierto ambiente que me diera confianza para dar ese gran paso. Por fin el gran día llegó. Fue el 25 de marzo de 1994, durante un bello día en la ciudad de San Antonio de Los Altos. Aprovechamos que la madre de Norma trabajaba en la ciudad de Caracas, y pasaba todo el día allí. El departamento en el que vivían quedaba a nuestra absoluta disposición.
Al principio los tres nos pusimos a hablar y a tomarnos unas cervezas. JL y yo estábamos muy cohibidos, hasta que Norma nos dijo que nos relajáramos y disfrutáramos el momento, a lo que JL reaccionó besándome y acariciándome. Luego comenzó a desabotonarme el sweter que llevaba puesto mientras me besaba y mordisqueaba el cuello. Después me quitó las sandalias y me besó y lamió los pies, mientras Norma nos observaba con cara que reflejaba el placer y la excitación que iba experimentando.
Era la primera vez que otra persona me observaba en esa situación, y la sensación era muy rica y excitante. De pronto Norma se acercó y comenzó a acariciarme las manos y a darme dulces y suaves besos en las mejillas, en el cuello, la frente, la nariz y las orejas. Justo cuando empezaba a sentirme perdida sus labios se posaron en los míos y después me besó de una forma tan dulce y apasionada que aún hoy me excita bastante. Sentir su lengua con la mía ha sido una de las experiencias más divinas que he vivido. Cuando abrí los ojos, JL nos observaba con la cara más tierna que he visto en un hombre…
Ambos se apoderaron de mí. Norma me desabrochaba el pantalón, mientras que JL me quitaba la camisa y metía su mano por debajo de mi brassier, apoderándose de mis más que erectos y endurecidos pezones. Justo cuando Norma me quitó el pantalón JL me dejó a merced de ella, y fue cuando me terminé de abandonar y a entregar al placer. JL se sentó para observarnos. Norma seguía besándome y acariciándome mientras me encontraba en ropa interior, y cuando menos lo esperaba ella me quitó el brassier y comenzó a besarme los senos muy suavemente. Estaba tan fuera de mí, que no recuerdo cuando fue que JL se desnudó, pero lo cierto es que así estaba y había comenzado a desnudar a Norma, mientras ella me mordisqueaba y chupaba los pezones.
En menos de lo que creí ya me encontraba totalmente mojada y fue cuando ella me dejó completamente desnudita. JL la terminó de desnudar delante de mí, y cuando los tres estuvimos totalmente como Dios nos mandó al mundo fue que en realidad se inició mi fantasía.
Norma me dejó sentada en el sofá, y se puso de rodillas frente a mí. Me volvió a chupar los senos, pero en esta ocasión con mucha más fuerza que antes. Me volvía loca verla y sentirla, pero de pronto paró y me dijo "ahora vas a sentir el verdadero placer", y fue cuando separó mis piernas y sus dedos se apoderaron de mi almeja. Ella empezó a entrar y salir, a lo cual respondí con movimientos que eran casi inconscientes e involuntarios. De repente vi que se inclinaba más y empecé a sentir su lengua lamiéndome de una forma muy deliciosa y especial. Su lengua subía, bajaba, entraba y salía, y yo lo único que podía hacer era gemir y temblar, mientras JL nos observaba con mucha excitación. Él decidió participar de la fiesta y empezó a chuparme los senos.
En ese momento sentí que terminaba de perder el control de mí misma y me volvía loca de placer. Norma se hizo de mi clítoris y comenzó a lamerlo y a chuparlo, lo que hizo que tuviera un orgasmo y me corriera en su cara. Se levantó y me besó mientras sus dedos volvían a entrar y salir de mi concha.
El sabor y el olor de mis propios jugos no hicieron más que excitarme muchísimo más y fue cuando decidí que ya era hora de pasar yo a la acción. Los senos de Norma eran como los míos: pequeños, redondos y paraditos… En pocas palabras me parecían bellos y muy provocativos. Empecé besándolos, pero (tal vez por mi falta de experiencia en ese entonces) comencé a comérmelos y a chuparlos con un
gran frenesí que parecía una loca. Nunca imaginé que se sintiera tan delicioso tener en la boca el pezón erecto y duro de otra mujer y sentirlo con la lengua. Mientras, JL me observaba muy de cerca, para no perderse de ningún detalle (como me confesó después). Su cara había perdido los rastros de ternura, y ahora reflejaban puro placer y excitación.
Habría podido pasar toda la vida así, pero Norma me pidió a gritos algo que en realidad me daba temor y había creído que no iba a hacer… Norma me pedía a gritos que le comiera su almeja, que me la cogiera toda. Al principio dudé un poco en hacerlo, pero en medio del placer me atreví. Me agaché, pero lo primero que hice fue besarle las piernas (que es algo que me gusta que me hagan a mí). Ella volvió a pedirme que me la comiera, por lo que acerqué mi cara a su concha, aparté los vellos y la besé como si besara los labios de su boca.
Al principio sentí un poco de nauseas, pero el olor a sexo húmedo me hizo reponer y me volvió a excitar. Además JL había comenzado a comerme mi concha de la forma en que me gustaba que él lo hiciera. Eso fue lo que me ayudó a animarme y cuando menos lo pensaba mi lengua estaba lamiendo la cuquita húmeda y roja de otra mujer. Fue en ese momento que completé mi viaje hacia la total bisexualidad. Había tenido fantasías con Norma, pero en ellas solo estábamos juntas, besándonos y acariciándonos. Jamás imaginé en forma realmente seria que llegaría a comer del manjar de otra mujer. Y debo decirles que es lo más delicioso que he probado en mi vida.
Con mi lengua seguía lamiendo el sexo de Norma, mientras JL se levantó y nuevamente se puso a observarme detalladamente. Después decidí experimentar otras cosas, como penetrarla con mi lengua y chupar y lamer su clítoris. Cuando empecé a chuparle el clítoris noté que ella comenzaba a temblar y a moverse y sus gemidos aumentaban, por lo cual empecé a hacerlo más fuerte y seguido hasta que después de un rato ella se corrió. El beber sus jugos fue algo extraordinario y sentí como que saciaba mi sed.
Ambas nos incorporamos y ella me pidió que le diera una mamada a JL, lo cuál hice inmediatamente. Él estaba muy excitado y estaba a punto de reventar. Comencé besándole el pene y luego me lo metí en la boca. JL empezó a gemir cuando yo empecé a darle una mamada que creo que jamás se la había dado así. Era como una especie de recompensa (según sus propias palabras) por haberme permitido cumplir mi fantasía.
Para sorpresa mía, Norma se había puesto de rodillas y estaba chupándome la conchita y el culo. De repente sentí como sus dedos me penetraban por el culo de una manera firme. Eso hizo que me excitara mucho más, lo que a su vez hizo que acelerara mis movimientos de boca y mano en el pene de JL. Después de un rato, cuando ya ninguno aguantaba más tanta excitación, él vació su leche en mi boca y en mi cara. Jamás había disfrutado tanto mamarle el pene a un hombre, como en esa ocasión mientras Norma me cogía por el culo con sus dedos. Ella se incorporó y empezó a lamer de mi cara toda la leche de JL mientras nos besábamos.
Así estuvimos muchas horas los tres juntos, haciendo el amor entre los tres. Mientras estábamos descansando (totalmente desnudos) nos pusimos a hablar y Norma preguntó si alguna vez me habían penetrado de manera doble, por delante y por detrás al mismo tiempo, a lo cuál contesté que no. Ella sugirió que lo hiciéramos y nos mostró un pene artificial con correas, como el que usan las lesbianas.
Debo confesar que al principio me horroricé por el tamaño de aquella cosa y me negué a hacerlo, aunque en realidad mi negativa no fue muy contundente y convincente. Les dije que nunca había tenido sexo anal y que no me parecía, pero una vez más JL fue muy convincente y persuasivo y me animó a hacerlo. Llegamos al acuerdo de que primero yo me cogería a Norma y luego (si yo lo consideraba apropiado) ella me lo haría a mí.
Me puse el aparato y Norma se arrodilló frente a mí para chuparlo. El estar en esa posición, dominante, y ver una mamada desde la perspectiva de un hombre, fue algo muy divertido e interesante. Ella le pidió a JL que se recostara en el sillón y se puso de rodillas frente a
él. Luego levantó el culito y me dijo "¡penétrame, cógeme que soy toda tuya!". La verdad es que no sabía que hacer, así que empecé a meterle el aparato suavemente, pero para sorpresa mía entraba muy bien en aquel hueco que ya había sido explorado. Mientras tanto ella le mamaba el pene a JL, quién no tardó en apartarla y levantarse para poder ver como me la cogía. Yo me movía igual a como lo hacía JL conmigo cuando él me cogía por delante, y a la vez metí mis dedos en la conchita de Norma, que gemía y gritaba de placer. Así estuvimos un buen rato hasta que JL me dijo: "Caro es tu turno"…
Norma se incorporó y me quitó el pene de plástico, se lo puso y me dijo que me sentara sobre ella mirándola de frente. Me metió el pene en mi cuquita y empezó a cogerme suavemente, mientras JL me lamía los senos. Yo empecé a gemir mientras empezaba a subir y bajar al ritmo de las embestidas de Norma. Fue algo maravilloso. Me cogió duro durante bastante rato, lo cual me tenía al borde de un estallido. Hubo un momento en el que pensé en todo lo que había pasado y estaba pasando, en mis padres, mis amigos y amigas, en lo que dirían si me vieran, y hasta me dije: "¿qué estoy haciendo?. ¡Carolina te volviste loca!", pero la excitación y el placer eran tantos que me respondí:
"¡Nada!, esto te está gustando muchísimo y nada más". Norma paró y me pidió que me pusiera boca abajo y levantara la colita, lo que hice de forma inmediata, pues quería experimentar que se sentía. Ella también me metió su pene de plástico muy suavemente, ya que todavía era virgen por el culo. Al principio me dolió mucho y grité de dolor. Se me salieron las lágrimas y le pedí que parara que ya no quería, pero ella (gracias a Dios) no me hizo caso y siguió. Ya cuando estaba totalmente dentro de mí, empezó a moverse y comencé a sentir una mezcla de placer y dolor, que hacían que cada vez me excitara más. Tengo que confesar que, aunque siempre disfruté que JL me cogiera, él nunca me había cogido tan duro y sabroso como lo estaba haciendo Norma en ese momento. Lo hizo durante un largo rato, hasta que dijo: "Ahora te lo vamos a hacer JL y yo al mismo tiempo"…
Estaba tan fuera de mí, que no protesté ni me negué, si no que me entregué al placer. Ella me pidió que me pusiera frente a JL y este me empezó a coger por mi concha hambrienta. De pronto otra vez sentí el pene de Norma en mi culo, pero esta vez había entrado con mucha más fuerza y violencia, por lo que grité. Sin darme cuenta en realidad, me había convertido en el objeto de placer de esos dos seres: un hombre y una mujer… Ambos se estaban moviendo al mismo ritmo. Entraban y salían de mí al mismo ritmo, mientras que yo también había empezado a moverme de manera totalmente involuntaria… Jamás me había sentido así. Creí que iba a morir de placer. Empecé a gemir muy fuerte, y de repente me di cuenta que estaba gritándoles que me cogieran, que me cogieran fuerte y duro.
Luego descansamos. Norma y yo hicimos el sesenta y nueve, le comí la conchita y le chupé las tetas varias veces en la tarde. Los tres hicimos el amor hasta la tarde, antes de que llegara la madre de Norma. Nunca en mi vida había tenido una experiencia tan fantástica como esa y creo que jamás se va a repetir, porque esa fue mi primera vez con otra mujer y la atesoro como unos de los momentos más felices de mi vida. Los tres volvimos a estar juntos al día siguiente y en muchísimas otras ocasiones. También Norma y yo lo hicimos muchas veces las dos solas y otras tantas ella, su novio y yo. Aunque JL y yo terminamos hace varios años, le estoy muy agradecida por haberme enseñado tanto y haber hecho que asumiera y aceptara mi bisexualidad. Gracias a él no soy una mujer frustrada. Gracias a él soy una mujer bisexual feliz.
Como les dije al principio, estoy felizmente casada con un hombre (lo llamaré JF) que también es bisexual. Nos conocimos en la universidad porque estudiábamos juntos.
También tengo una pareja femenina (Gladys), con quién llevo una relación maravillosa. Con ella y mi marido he seguido compartiendo grandes momentos con mis amigas y también con él y sus amigos (créanme que es sabroso y excitante hacerlo con dos hombres, y ver com
o se cogen a tu marido). Por supuesto Norma también sigue siendo partícipe de esos momentos. Ella y yo sí seguimos en contacto y aunque ya no es mi pareja femenina, aún (de vez en cuando) hacemos el amor…
Autor: mujik_manriq