Me llamo Pedro y esta es la continuación de mi relato anterior en el que les describí el desvirgue de una compañera de colegio de mi sobrina estando presente ella y hasta participando en una sesión de sexo muy excitante.
Pues bien, cuando terminé de desvirgar a Carolina, esta quedó exhausta y dormida en el sofá de su casa, posiblemente afectada también por el vino que estuvo tomando, mientras yo recuperaba fuerzas al lado de mi sobrina Emma quien me abrazaba buscando mis labios para que la besara e intentaba excitarme con caricias. Los dos desnudos y yo le sobaba sus preciosos pechos puntiagudos, Emma estaba muy excitada luego de la tremenda mamada que le propiné durante mientras cogía a su compañera, pero su calentura era casi incontrolable después de vivir el espectacular desvirgue de su compañera desde un primer plano y hasta llegar a tocar el pene durante la penetración. Emma sencillamente deseaba perder su virginidad ese mismo día, y a mi me parecía estar soñando, porque en una misma tarde cogería con dos preciosas chicas vírgenes y una de ellas era nada menos que mi preciosa sobrinita de 17 años.
Cuando observé mi pene flácido luego de la tremenda eyaculación al desvirgar a Carolina, noté que mantenía un apreciable tamaño, pero tenía unas manchas de sangre, posiblemente producida al desgarrarse el himen de Carolina. En ese momento le dije a Emma que necesitaba darme una ducha y ella feliz dijo que se ducharía conmigo, que había fantaseado hacerlo desde hacía mucho. Pues bien dejamos a su compañera tranquila durmiendo y nos dirigimos a la ducha abrazados como dos enamorados.
Abrimos el agua caliente mientras nos fundimos en un beso. Tomé el jabón y lo pasé por toda su espalda y luego haciendo bastante espuma le acariciaba el pubis, mientras ella me pasaba jabón por todas partes. Hizo espuma y tomaba mi pene con sus dos manos acariciando muy suavemente. En un momento la abracé nuevamente, quedando mi pene en contacto con su pubis lleno de espuma donde ambos sentíamos sensaciones ricas y placenteras. Nos dimos un gran beso mientras yo acariciaba sus nalgas redondas y muy duras, pasando mis dedos por la raja de su culo delicadamente donde resbalaba gracias al jabón. Ella suspiraba y abría sus piernas buscando un mejor contacto con mi pene que aún no reaccionaba, pero lograba frotarse hábilmente. Sus pechos muy parados parecían lanzas punzantes que empecé a mamar una vez que se quitó el jabón con el agua. Unos instantes después, nos quitamos el jabón y yo fui bajando chupando todo su cuerpo, pero deteniéndome mucho rato en sus pechos porque me tenían alucinando. Mis dedos rozaban sus labios vaginales que se mantenía muy hinchados y resbalaban en su abundante lubricación hasta tocarle el clítoris. Ella se sentía como loca en celo deseando y pidiendo ser penetrada, pero yo me sentía incómodo porque aunque empezaba a reaccionar mi pene no lograba una erección completa. En estos momentos sugerí secarnos con la toalla que tuvimos al alcance e irnos a la cama. No tardamos ni un minuto secándonos y ya estábamos dando vueltas en la cama como desesperados. En un momento logramos colocarnos en posición de 69, donde Emma quedaba arriba mío a gatas, empezó a darme lengüetazos a mi pene, mientras que yo en forma delicada, abría paso con mi lengua entre sus bien formados labios vaginales. De abajo arriba en forma adrede pasaba mi lengua por el hoyo de su culo y ascendía hasta su clítoris. Emma parecía no resistir y emitía unos gemidos mientras se movía en forma ondulante como queriendo meter toda mi cara. Dichosamente mi pene empezó a reaccionar, se fue poniendo duro y a alcanzar el monumental tamaño del cual me enorgullezco. Emma se excitó aún más y ya mi pene no cabía en su boca por lo que pasaba su lengua por mi glande poniéndome a mil. Yo le pasaba con más pasión mi lengua haciéndola chorrear sus flujos por mi cara. Emma gemía y decía aayy tío mi tío rico, que rico que rico que siento&por favor quiero ser tuya, quiero sentir tu cosota dentro de mi&tiito tu pichota&que pichota tienes tío& aquí me recordaba lo que me decía Carolina cuando me estuvo chupando y parecía que a Emma también le había gustado esa expresión.
En ese momento decidí que ya era hora de hacerla mía y desvirgarla como tanto había soñado. Emma se puso de espaldas y abrió sus ricas piernas hacia mi, llamándome con sus manos para que la montara, mientras me hacía unas miradas llenas de lujuria y pasión. Mi pene estaba como una piedra y así apunté hacia su entrada mientras me acercaba suavemente. Apenas hizo contacto mi glande con sus labios vaginales por primera vez, Emma se estremeció y lanzó un gran gemido mientras se movía hacia delante como buscando una pronta penetración. Yo tomé mi pene con una mano y empecé a pasarlo por toda la rajita donde resbalaba deliciosamente, buscando también pasarlo por el hoyito del culo, haciendo que ella reaccionara con unos temblores de tipo involuntarios que me hacían suponer que tenía un orgasmo. Pero luego, sentí encontrar su entradita y mi glande se hundió ricamente entre sus estrechos labios vaginales. &ho Emma que rica estas, vida mía& alcanc&ea mientras decía esto era ella la que hacía el movimiento de mete y saca y en una de estas…y sin aviso previo, le di tremendo empujón que se le fue todo mi pene adentro y aquí Emma sólo emitió un gran gemido de » aaaaggghhhhhhhhhh…» y pareció desfallecer. Yo me quedé quedito al igual que ella y logré sentir palpitaciones de su vagina que apretaba fuertemente mi pene, pues ella era sin dudas más estrecha que su compañera Carolina. Poco a poco se fue acostumbrando al tamaño de mi pene y me empecé a mover suavemente hasta que ella fue llevando el ritmo conmigo. Luego empezamos a acelerar y acelerar y le fue entrando el pene más rico y podía sacarla hasta la mitad y volver a meter, aquí fue donde ella llegó a un gran clímax metiéndome las uñas en la espalda como queriendo que se fundieran nuestros cuerpos. Hacíamos tanta bulla que despertamos a Carolina, quién entró a la habitación aún desnuda y quedó como hipnotizada viéndonos coger tan rico. Luego cambiamos de posición quedando Emma arriba, y aquí si sentí una gran diferencia. Emma se movía con mucha energía cayendo sobre mi pene y metiéndoselo profundamente mientras sollozaba de placer. En un momento miré que Carolina estaba muy excitada tocándose para pasar luego a una abierta masturbación de su clítoris. Luego de un rato en estos lujuriosos movimientos no resistí más y sentía que me venía por lo que intenté quitar a Emma para soltar mi lecha afuera, pero ella no me lo permitió. Se aferró fuertemente a mi diciendo que quería toda mi leche adentro, que lo hiciera sin preocupación pues hacía sólo dos días se le había ido la menstruación. Entonces seguí y le hice bien duro ayudando a ella que parecíamos querer destrozar la cama. Ahí exploté y sentí que soltaba chorros de semen dentro de mi sobrina, mientras ella simultáneamente tenía otro orgasmo, quedando los dos exhaustos. Sólo puedo recordar que este ha sido el mejor polvo de mi vida. Pero no todo terminó ahí, pues Emma se desmontó y cayó en la cama prácticamente desfallecida, mientras yo quedaba boca arriba con mi pene nuevamente ensangrentado y aun conservando su dureza. Cerré los ojos, pero en eso sentí que Carolina me tomaba el pene y se lo colocaba pasándolo por su vagina intentando introducirlo nuevamente. La verdad es que a mi no me quedaban fuerzas ni para reaccionar, la dejé llegar hasta donde pudiera, ella se lo metió y a como pudo empezó a moverse por un rato hasta que mi pene perdió fuerza y ya no se pudo más, decidí entonces recompensar a Carolina con una tremenda mamada que la volvió a dejar dormida. Yo aproveché para limpiarme, vestirme y salir hacia mi casa.
La siguiente semana me esperaba todavía algo mejor, que luego les contaré, ya que Emma parece querer hacerme el hombre mas feliz de la tierra, haciéndome cumplir las más inimaginables fantasías.
Autor: Pedro
Pedro5066 ( arroba ) hotmail.com