Contesté el celular y efectivamente era Johanna: "Aló ¿Mario? ¿Cómo esta?, mire, es que dice mi mamá y mi tío que si quiere venir el sábado a visitarnos, si quiere se queda el fin de semana, ¿quiere?". Yo no pude menos que jugarle una broma, antes de pasar a asuntos serios… "Y usted… ¿quiere que yo vaya?, tal vez la deje sentarse en mis piernas otra vez…". Hubo un breve silencio telefónico, "No se, es que cuando usted está solo tonteras hago y me da miedo, ya vio usted lo que pasó la vez pasada". Ya pasando a asuntos más serios le dije: "Johanna, vea, ¿está sola, no hay nadie cerca en este momento?", "si Mario, ¿por qué?". Le expliqué que todo el asunto de la visita era un montaje, que se trataba de que le iban a contar la vida incestuosa que su madre y su tío llevaban y que la enviarían a la capital una semana para que se le pasara el acontecimiento.
El sábado viajé a San Carlos, cuando promediaba la tarde, ya el pleito era atroz: gritos y recriminaciones; sin embargo, por lo que escuché Johanna lo trató muy bien el asunto; no les recriminaba el terrible pecado de incesto, sino que la trataran como una niña, que se sentía herida por el engaño, etc. Yo hice mi pantomima de ofrecerle refugio por unos días, para que se tranquilizara; todos saltaron sobre la idea como la perfecta solución; en menos de diez minutos entre todos prepararon el equipaje de la chica y me la subieron al carro; así, sin querer queriendo iba a tener a esta morenaza en ciernes, pasando unos días en mi casa, y en estado de celo permanente, como me lo demostró al subirnos al carro: cuando cerré la puerta, estiró su mano derecha para despedirse de los otros, mientras con la mano izquierda me agarraba el pene, y me dijo; ¿cuando me da esto que le diste a mi abuela y a mi mamá?
Cuando tomamos camino a San José, Johanna empezó a hablar encantada del viaje; sin embargo yo tenía que tranquilizarla, así que le dije: "Negra, vea, yo se que usted va bastante emocionada, pero tiene que saber algo antes de que lleguemos: Yo, a como era amante de su abuela, también lo soy de mi otra criada, Rosa, además de su hija Mayra, y de una muchacha de tu edad, Gladys; la verdad es que soy hombre de tener amigas, no novias, y con algunas de mis amigas tengo sexo; así que por favor no vaya pensando que será una semana de luna de miel, disculpe que sea tan directo…". La chica me mira con cara de "¿y a usted que bicho lo picó?", y me dijo, seriamente: "Ayy Mario, yo no quiero un novio, yo se cómo es usted, ya mi abuela me contó de todas las mujeres que tiene, y lo experimentadas que son… ¿cómo cree usted que puedo competir con ellas?, yo no espero ni que me vuelva a ver, si quiere tener sexo conmigo bueno, pero yo no espero eso que usted dice; para mí, solo salir de San Carlos y quedarme una semana en una casa como la suya, ¡ya es una luna de miel!, además, soy una joven, pero no soy virgen!!". Ante este discurso solo me levanté y le di un beso rico en su boca, "gracias…".
Cuando seguimos el camino le pedí que me explicara eso de su virginidad; ella me observó atentamente y me dijo: "Invítame a cenar esta noche y te cuento"; "ok, como quieras", oye… que la chica sabía hacerse desear.
Al llegar a casa, nos encontramos a Mayra (la hija de mi criada), que venía bajando de la habitación de huéspedes, empacando su equipo de depilar, seguida por Gladys y Elvia; me imagino que venía de hacerle la línea del bikini a madre e hija. "Mariooo…" gritó mi amante. Corrió y me abrazó con esa efusividad propia de la juventud; al igual que las otras me estamparon besos por todo lado (viejas pegoste!!!); luego miró a Johanna y se presentó "Mucho gusto, soy Gladys, yo soy una de las tantas…", dijo con desparpajo para sorpresa de la recién llegada. "¿Y esta chica tan guapa?" preguntó Elvia (madre de Gladys y 100% lesbiana); mientras que Mayra, montada en la vaciladera que ya tenía a Johanna roja como un tomate, le dijo "mija, cuídese, porque ese carajo se la coge a usted en lo que dura en estornudar".
"Bueno, bueno, compórtense, viej
as locas. Ella es Johanna, es la nieta de Ángela, que viene a pasar unos días acá, porque allá en el pueblo se pusieron difíciles unos asuntos". Ellas reaccionaron con cariño y le dieron una bonita bienvenida; yo aproveché el tema para llevarme a todas las viejas a cenar. En la cena, ya habían hecho buena amistad y bastantes bromas a costa mío, cuando ya estaba avanzada la noche le dije a la nueva visitante, "oiga Johanna, por qué no nos cuenta eso de cuando perdió la virginidad". Ella me miró con los ojos abiertos como platos y me dijo con una sonrisa nerviosa: "¡Mario, no sea indiscreto…!"; todos al unísono brincaron tratando de tranquilizarla y de hacerle saber que en nuestra casa no hay ese tipo de temores; yo impuse el orden y le dije a la chica, "Créeme, este es el mejor lugar para que se lo cuentes a alguien, acá estas entre verdaderos amigos".
"Bueno, pero no se rían, ¿si?"; dijo compungida. "Nooo amorcito, cuéntanos", dijo Mayra, poniendo su brazo alrededor de los hombros de la chica, y dándole un beso cariñoso en la sien.
"Diay, la historia es corta, hace un año, para mi cumpleaños, el tío Marcos me hizo una fiesta, con mariachi y demás vainas, invitamos a todos los vecinos, amigos, compañeros de estudios, en fin como 60 gentes. La cosa es que había un muchacho que trabaja en las plantaciones de piña, que me gustaba; cuando la fiesta ya estaba avanzada mi mamá se perdió de vista, y mi tío también (ahora que lo pienso, ya sé porqué se perdieron), yo aproveché para meter a Crisanto (el chico) a mi habitación. Ahí nos empezamos a besar, luego me agarró las tetas, durísimo, muy grosero el cabrón; me dolía lo que me hacía, pero yo estaba decidida a probar el sexo. Luego de la manoseada, y aún con las tetas adoloridas, se levantó y se sacó la verga de su pantalón, y me agarró de las piernas, me las abrió, y cuando yo estaba esperando que me desnudara, que me hiciera algo rico, el muy bruto, nada más me hace a un lado la tanga y me la empujó en seco, me dolió montones, pero al muy idiota no le importaba, hasta que se le caían las babas, al muy bruto. Total, en menos de un minuto, cuando yo apenas estaba empezando a sentir rico, el hijo de su puta madre que lo parió eyaculó dentro de mi vagina. Como se imaginarán, no disfruté nada, y tras de eso me llevé el susto del siglo, porque creía que iba a quedar embarazada. Nunca más lo volví a ver, y del miedo nunca más lo he intentado con otro, porque la verdad es que no me gustó. Esa es la historia.
Los cuatro que estábamos ahí nos quedamos en silencio. La primera en romper el hielo fue la más joven: Gladys… "disculpen, pero… ¿ustedes están tan indignadas como lo estoy yo?", y todas respondieron que era una barbaridad, que qué hijo de puta, que esto y aquello, ustedes saben, muchas viejas con una buena razón para enojarse. La frase clave la dijo Elvia: "Mi chiquita, usted me disculpa, pero usted sigue siendo virgen, que tenga el himen roto es otra cosa, pero por lo que más quiera, olvídese de esa experiencia, usted, para mí sigue siendo una virgen". "Gracias" respondió Johanna, con cara de inocencia, "necesitaba contárselo a alguien, la verdad es que yo fui la que propició todo, yo me le ofrecí a él, pero ¡al final me sentí violada!".
Ya media calientes por los tragos, Mayra y Gladys (las dos que en esa mesa tenían derechos de amante conmigo, aunque muy de vez en cuando a Elvia se le volvía la rosca y tenía sexo conmigo), hablaban seriamente entre ellas, como poniéndose de acuerdo con algo; al final de su discusión secretiva, Mayra dijo seriamente. "Mario, lo acabamos de decidir; durante esta semana ni Mayra ni yo vamos a acercarnos a vos, por favor dedícate a Johanna, trátala bien y enséñale todo lo que tiene que saber de sexo; y por lo que más quieras… hazla olvidar esa experiencia", y volviéndose a la morena le dijo: "Señorita, usted está por tener la semana más maravillosa de su vida sexual, aprovéchela, aprenda y disfrute; porque usted va a pasar la semana con un amante excepcional; no porque dure mucho cogiendo, o porque la tenga grande, o porque esté guapo; porque Mario no es naaaada de eso, pero es el tipo más tierno que conozco en la cama, y que conste que yo c
onozco a bastantes… ¡ya estoy media borracha!".
Ya en casa, subimos a nuestras habitaciones, la chica estaba seriamente tomada así que mejor me la llevé a dormir conmigo. Al entrar en mi habitación, me dijo, "Mario, ¿empezamos a coger desde ya, o nos esperamos a mañana?" "No, hasta mañana, tienes que estar perfectamente sobria, y además yo no me aprovecho de las ebrias". A ella le pareció bien, y sin miramientos se empezó a desnudar para dormir, dejándome admirar, por primera vez, su cuerpo. Como ya había mencionado, ella no era una flaca escuálida, más bien una bonita morena gruesita; no tenía un gramo de grasa, simplemente no tenía cintura muy marcada, lo que la hacía ver gruesa. Su piel era café claro, suave como era de esperarse, sus pechos eran como naranjas maduras, con unos pezones negros, del tamaño de un dedito pequeño (igual que la abuela), que coronaban aureolas de dos pulgadas de ancho.
Sus piernas eran fuertes y gruesas, unas piernotas deliciosas; su trasero era grande y redondo, no mucho, pero definitivamente apetitoso; y su pubis tentador; tenía el cabello muy negro y rizado, sus ojos igualmente negros y su cara de ángel. En conjunto, sus 160 cms, 88-75-90, la hacían ver definitivamente deliciosa. Se sentó desnuda en la cama a observarme mientras me desnudaba para dormir, y luego, al acostarme, se recostó en mi pecho, haciéndome sentir sus tetas de diosa, con los pezones duros como piedras. Solo me dijo… "Mario, quiero vivir una vida feliz, ¿verdad que puedes ayudarme?". "Si, mi reina, si…" fue mi respuesta, mientras le hacia más bucles con los dedos en su cabello rizado. Y pensando que esta podía convertirse en una semana muy interesante.
En la mañana del sábado me desperté solo, y me asomé por el balcón, donde observé a Johanna bañándose en la piscina, me imagino que no había traído vestido de baño, porque se estaba bañando en ropa interior, mientras conversaba animadamente con Diana, mi otra criada (TV). Cuando bajé desayunamos y le propuse ir al mall a comprar un vestido de baño para que no tuviera que seguir mojando su ropa interior. Ella accedió gustosa y subió a cambiarse. Cuando bajó casi me para la respiración (¡y la verga!), venía con una falta de jean que le llegaba casi hasta el culo, y que mostraba sus jóvenes y perfectas piernotas, con una blusa de tirantes blanca, no muy transparente pero cuyo escote posterior declaraba la ausencia de sostén, y cuyo escote frontal declaraba la existencia de un par de rotundas y morenas tetas.
Ya en el centro comercial, me hizo lo mismo que todas las viejas, que te pasean por todo el Mall como si fueras el carrito de las compras. Al final, y ya cansado, entramos a una tienda de ropa de playa, ahí empezó a escoger vestidos de baño como loca; entraba y se probaba uno, y salía y me lo mostraba, y luego otro y otro, claramente exhibiendo su culo delicioso Hasta que escogió uno de una sola pieza, pero realmente sexy, por detrás era hilo dental, y por delante, a la altura de los senos eran solo dos tiras de tela de tres pulgadas de ancho, que apenas cubrían el ancho de las aureolas de sus pezones. La verdad, yo estaba realmente excitado de la exhibición, y luchaba porque la erección no se me notara mucho. Cuando salimos con las compras ella decidió entrar al cine, era matiné, a las 12 mediodía, en el multicine exhibían varias cintas entre ellas una de terror, con pésima crítica; cuando la vi escoger esa le dije que era una cinta mala, ella solo respondió que no importaba.
Ya una vez adentro, me hizo sentar en un rincón de la sala, con el pretexto de que no quería hacer el ridículo por si se asustaba. Total, la cinta inició… cuando a los diez minutos el asesino en serie ya había matado a la primera rubia tonta de la película, Johanna se acercó a mi oído y me dijo en vos suave, sin dejar de mirar la pantalla… "Mario, te gustó la exhibición de trajes de baño?", yo sonreí, y sin dejar de ver la pantalla le respondí afirmativamente "es más, se me paró el cacho, de solo pensar en cogerte ahí mismo en el probador de la tienda". Ella no dijo nada, solo extendió la mano y la posó sobre mi verga, agarrándomela suavemente por encima de la tela del pantalón. La verdad es que estos cines no tienen acomodador, y dada la cinta (tan mala) y la hora (tan temprana), so
lo habían dos muchachas de la misma edad de Johanna muy pegaditas y concentradas en si mismas (mhmhmh), a dos filas hacia adelante.
Cuando ya tenía mi verga bien dura, ella descaradamente me la sacó del pantalón y empezó a masturbarme mientras el asesino en serie seguía matando rubias tetonas. Yo la abracé más estrechamente, pasando mi mano por su espalda, y metiéndola por entre el escote trasero de la blusa, una vez que ella se recostó aún más hacía mi, pude poner mi mano en su teta derecha, amasándola por unos minutos (en eso, una de las muchachas del frente se volvió a mirarnos y se dio cuenta de lo que sucedía, pero no dijo nada). Cuando teníamos unos diez minutos en el jugueteo saqué mi mano de su espalda y la puse en sus piernas, que ella abrió instantáneamente, permitiéndome llegar hasta su chochito. La bella sorpresa fue sentir que la chica no usaba ropa interior del todo. "Pícara" le dije, al momento de presionar su clítoris entra las yemas de mis dedos. "ahhgh, siii, lo tenía planeado, quería que viniéramos al cine a manosearnos, siempre he querido probar la experiencia… ahhhyy sii, que rico me tocas mi cosita… no pares…". Yo, la verdad, estaba cerca de la eyaculación, y se lo dije; ella me acercó su boca a mi oído, y pasándome su lengua lascivamente me dijo, "nada más me avisas para agacharme a comerme toda la leche"; hombreee, esta morenita estaba desatada.
Yo me propuse no ser el primero, e intensifiqué la velocidad y diversidad de la masturbada que le daba, metiendo uno y dos dedos en su chochito, hasta que ella llegó al orgasmo en medio de gemidos mal contenidos, para que la gente en el cine no se diera cuenta. Ella simplemente respiró profundamente y me presionó la verga con su mano, cuando le pasó el orgasmo me quitó mi mano de su entrepierna, y decididamente se agachó (en una posición bastante incómoda dicho sea de paso, y torpemente se metió mi verga a la boca, por dicha no tuvo que esperar mucho antes de que yo eyaculara y le llenara su boquita de rico semen. Yo tampoco grité, pero hice un poco de ruido con los pies, de tal suerte que las dos muchachas frente a nosotros volvieron a ver, y notaron la deliciosa mamada que me estaban dando. Nos sonrieron cuando Johanna levantó su cuerpo y, limpiándose el semen que le salía por las comisuras de los labios, se volvió a acomodar en su posición.
"¡Que dichosa!" le comentó una de las vecinas a Johanna, que le respondió "ay, gracias, es mi primer mamada!". La otra le dijo, antes de volverse de frente, "que diosito le repare muchas más en la vida, amorcito". Y se volvieron de nuevo, abrazándose libremente dejando claro que ellas habían venido al cine a hacer lo mismo que nosotros, y que dado el espectáculo que dimos se sentían libres de empezar el de ellas. Nosotros nos quedamos hasta el final de la cinta, primero por curiosidad de ver quién era el asesino en serie, pero más por poder observar el agasajo que se estaban dando las lesbianitas. Cuando ya bien avanzada la cinta una de las chicas estaba abiertamente chupándole los senos a su amiga, Johanna se acerca y me dice: "Mario, algún día quiero probar eso también, se ve tan rico…", decididamente esta chica quería empezar su vida sexual por todo lo alto.
Cuando llegamos a casa, me dice: "Vamos a dormir, porque esta noche quiero ir a bailar". Algo me decía que iba a ser una noche muyyy larga. Ya a las nueve de la noche salimos, y por fin conseguimos un lugar para bailar. Bailamos como locos, mucho más ella que yo, pues cuando me cansaba me sentaba y siempre venía alguien a sacarla a bailar porque la chica era un tornado bailando, además su vestido corto y escotado tenía a más de uno (incluyendo a este servidor), al borde de una paja. Ya como a las dos de la mañana, fue al baño y se tardó un poco más de lo normal, regresó mordiéndose los labios con cara de zorra, se sentó junto a mi y me agarró la pinga, acercándose me dice "Mario, acabo de ver a una pareja cogiendo en el baño. Abrí una de las puertas y el tipo le estaba dando de pie a la tipa, cuando me vieron me hicieron caras, así que cerré y me vine. Mario, que ricoo, vámonos a casa ya, no aguanto las ganas, todo el día he estado mojada…". Fueron como palabras mágicas para mí, no duré ni quince minutos en
llegar a casa.
Entramos y la jalé del brazo hacia la piscina, pasamos a la cocina por la última cerveza, y aprovechando las estrellas de la noche (algo raro en esa época del año), empezamos a bailar en silencio. Yo sentía su respiración como un tren, ella se repegaba a mi sintiendo mi verga en todo su esplendor (16 cms, no es mucho esplendor, pero ellas parecen no quejarse). Yo empecé a besarla, aunque ustedes no lo crean hasta ese momento solo nos habíamos dado unos tres o cuatro piquitos. Los besos nos fueron calentando, pues se fueron haciendo cada vez más lascivos, y salieron de las bocas para cubrir cuellos, orejas, mejillas, etc. Yo tomé el lazo que le sostenía la parte alta del vestido (en su cuello), y lo solté, liberando sus senos. Ella se separó un poco y se los agarró con ambas manos, apretujándolos y mostrándome las que "serán tuyas", según sus palabras. Continuamos de pie, en el baile silencioso, y en un proceso inexorable de desnudamiento; con la misma delicadeza que le quité el lazo ella me desnudó, y yo la desnudé. Nos separamos un poco y ella empezó a tocarme la verga, con su mano desnuda, mientras yo me estiraba para tocar su vagina.
La tensión fue demasiado, así que la empujé suavemente hasta sentarla en una de las tumbonas, y agachándome metí mi cabeza entre sus piernas, besándolas y chupándolas, en anticipo a la mamada de concha que le iba a pegar a esta puta. "Ahyyyyy siiiiii…" gimió al sentir mi lengua en su vagina, "huyyy que ricoooo, esto es lo que quería, tengo dos años de masturbarme pensando en estooo, siii Mario, no pare de chupar…. Huyyy que riicoooo…. deme lengua,… deme más…". Yo empecé a meterle el dedo en la vagina, y pude sentir como el himen estaba roto, pero solo a medias, tal y como me lo imaginaba, iba a tener que completar la tarea del desvirgamiento. Empecé a meter y sacar el dedo, luego le metí dos dedos y seguí mamando; ya se movía como si la hubieran acostado en un hormiguero, gemía como loca y gritaba sin parar "ahhy ahyyy, ayhhh, ayyhh, sii, sii, sii, no pares, no pares…". "Ayyy que riiicooooo", gritó en el momento en que sintió que uno de los dedos no estaba alojándose en su vaginita sino en su negro culito virgen.
"Ayyy que ricoo… Huy, ¿esto también se hace?, me preguntó con la cara desencajada de placer; "si amor, de hecho dentro de un rato le voy a meter la verga por este culito negrito, para desvirgarla del todo". "Huyyy si, que ricooo, deme dedo en el culo siii… siii…", no paraba de gritar. Inclusive pude observar que Diana se despertó y se asomó por su ventana a oscuras, y creyendo que no la veíamos se quedó observando el show. Ahora fueron tres dedos, el del centro en la vagina y el índice y anular en el culo, con un movimiento mucho más rápido; ya se me estaba cansando el brazo y ya quería cogérmela, así que le quería sacar el orgasmo lo antes posible. Para ello simplemente volví a poner mi boca sobre su clítoris y empecé a succionarlo con suavidad. "Ayyyyy me llega, si, si, si, si, ah, ah, ah, ah, ah, ahyyy, siiiii, agrhghg… bruuuutoooo", fue su grito, al obtener su ansiado orgasmo en pareja.
"Venga mamita", le dije sentándola, y acerqué su cabeza a mi pene. Ella entendió que era hora de darme una mamada en toda regla. Empezó con suavidad, sabiendo que era ignorante en la materia, preguntando cómo debía hacerlo. A los dos minutos ya era una experta mamona, casi tanto como la puta beata de su abuela. Mientras mi verga desaparecía en su boca, ella empezó a tocarse las tetas y luego el chochito. "Mhmhmh. Mhmhmh. Que rica pija Mario, deme para mamársela más… mhmhmh… mhmhmh" decía la morena. Cuando a los cinco minutos ya mi erección estaba en su apogeo, la recosté en la tumbona, y me agaché frente a ella, poniendo la punta de mi verga en su mojado chochito. "Ahora vas a saber lo que es que te cojan cabrona"… "que rico Mario, culéeme, cójame viejo sátiro"… sin pensarlo mucho le empecé a meter la verga, suavemente, porque la estrechez de su vagina adolescente, empapada de jugos, no permitía que se la empujara de golpe. "Ayyy siii hasta adentro, viejo sucio, métamela hasta adentro… ahhhghghg siiii, así, así, máteme a punta de pija", gritaba la chica (porque resu
ltó ser una gritona, igual que la abuela).
Cuando iba a empezar a moverme hacia adentro y hacia fuera, levanté la cabeza y pude ver la silueta develada de mi criada, que no se perdía detalle del evento. Así, empecé la primer culeada en forma que le pegaba a esta joven morena, mi verga entraba y salía, primero lentamente, luego con más velocidad y luego otra vez lentamente, mientras le sostenía las piernas sobre mis hombros, para lograr una mejor penetración. "siiii huyyy me pega hasta el fondo, que ricoooo, deme verga Mario, deme verga, huyyyy yo sabía que iba a ser ricoooo, aghghaghghgahghgh, maaaaasssss, dameeeeee, me vengoooooooo, shihishishihisssss", gritó la mujercita mientras se venía en el segundo orgasmo de la noche (parecía que no le costaba mucho tener orgasmos). Yo le saqué la verga de la vagina, y me levanté un momento, la posición en la que estaba era muy cómoda para ella, pero era una mierda para mi espalda de cuarenta años.
La levanté y la hice abrir las piernas un poco, de pie, y agacharse totalmente, para continuar la cogida de a parado (igual de cansado, pero menos incómodo, y no quería ir a la cama porque quería que Diana aprovechara todo el espectáculo). Apenas empecé a cogérmela, la morena empezó a gritar como loca, haciendo ella misma furaza hacia atrás, facilitándome la penetración. Un par de minutos estuve en esta posición, cuando decidí que ya era hora de empezar el acto final, y agachando la cabeza le solté abundante saliva sobre el canalito del culo, procediendo a ponerle el pulgar en la entrada del ano, y a penetrarla con el dedo, hasta donde pudiera entrar. "Ayyy hijodeputa… me dolió, pero no lo saque, no me saque el dedo… mhmh… se empieza a sentir ricooo", fue su reacción al sentirse penetrada por ambos agujeros. Mientras yo aceleraba la penetración y trataba de meter el dedo pulgar lo más profundo, para que se le fuera abriendo el culo negro a esta morena piernuda y putona.
"Ya, cambiemos de posición, me duelen las piernas", me dijo ella. Yo asentí y me recosté en la tumbona, la hice poner los pies a ambos lados de mi cuerpo, y la ayudé a a sentarse en mi verga, pero cuando ya se estaba poniendo la verga en la entrada de su concha, la detuve y le dije "no amor, ahí no, vamos por el culo de una vez, así vos vas sintiendo como vos misma te lo metes, y si te duele mucho puedes para", en voz alta, quería que la joven tv que nos miraba desde su habitación escuchara. "ok, pero voy despacito Mario". Y empezó despacio a meterse mi verga en su moreno culito. "Ayy, si, suavecito, mhmhm, siii, mhmhm, siiii" gemía fuertemente, mientras la frente se le llenaba de sudor por el esfuerzo de abrir el culo para darle campo a la verga que le iba a quitar su ultimo hueco virgen. Hasta que ya, cuando iba por la mitad, no pudo mantener el equilibró y cayo de golpe sobre mi verga, clavándosela hasta los intestinos "ayyyyyyyyyyyyyyyy, jueputaaaaaa, ayyyyyyyyyyyyy", fue el grito que le salió desde lo más profundo, sin querer se había maltratado sola. Cayó sobre mi pecho, sin salirse de mi verga, y con lagrimas en los ojos me dijo, "Mario, casi me mato sola, me esta doliendo muchoooo, pero no la quiero sacar…", "tranquila mi amor, dale un momentito, y cuando te acostumbres te empiezas a mover suavecito, por ahora, déjame chuparte las tetotas amor", y ella levantó el torso, dándome a chupar el manjar de sus pechos morenos y sus pezones grandes como dedos de bebé. Al minuto, empezó a moverse, y a gritar como loca. Cada vez más rápido… gritando sin parar "si, si, siiii, que rico, duele, pero que rico, ay, ay, ay, ay, que ricooooo, más, más, más", gritaba como loca, mientras se levantaba y se dejaba caer, literalmente, sobre mi verga, y mientras el sudor le bajaba por las tetas, como puta de película porno.
No tardó un minuto en empezar a cambiar de movimiento, moviendo su culo en mi pinga, como si estuviera bailándome el reggaetón de la verga, hacia delante y hacia atrás, hacia un lado y al otro, mientras yo le chupaba una teta con furia y la otra se la apretaba como esperando sacarle la leche. "me venngooooooo" gritó la zorrita cuando tuvo su primer orgasmo anal. "¡Aaghagh que ricoooooo, aghaghgh Marioooooooo me riegoo!", gritó en el límite del paroxismo, como si hubiera descubierto el sentido de la vida. Fue tan deliciosa la pre
sión que me hizo con su esfínter, que no bien ella terminaba de tener su orgasmo yo empecé a tener el mío… "puuutaaaaaaa… toma mi leche, ¡voy a llenarte el culo de leche zorra!", y empecé a soltar todo el semen acumulado durante la noche de baile y la deliciosa culeada en la piscina. Ella cayó sobre mí, sin sacarse la verga, que se salió sola al momento, cuando ya suave fue expulsada por la presión del esfínter, dejando salir una mezcal de semen con un poco de suciedad y sangre. Nuestros cuerpos sudorosos y agitados estaban, por fin satisfechos. Luego de un momento nos levantamos, y cuando ella recogía la ropa para subir a mi habitación a ducharnos y dormir, pude observar como Diana corría la cortina y volvía a su cama, después de haber disfrutado un espectáculo de sexo.
El día siguiente ya estaba solo al despertarme, solo oía el chapoteo y las risas en la piscina; Johanna había convencido a Diana que se bañara con ella. Bajé y las saludé, al verme Diana se disculpó por estar bañándose en horas de trabajo (algo que tenía permitido, o sea la disculpa era innecesaria), al salir de la piscina empezó a caminar hacía la cocina con andar de gacela, diciéndome "ya le hago el desayuno patrón", yo me quedé como loco viéndola en ropa interior, mostrándome sus senos siliconizados de tamaño perfecto (copa B), y su cuerpo de diosa transexual, no pude evitar mirarle la entrepierna, y notar que no tenía el característico bulto que se nos hace a los que (como ella) tenemos pene. "ya voy, Diana, voy a saludar a la Morena", dije mientras me zambullía en la piscina. Nos saludamos con un beso, y empezamos de una vez los toqueteos lascivos; me informó que había amanecido toda adolorida, pero que esa noche volvería a querer coger como loca, que estaba muy feliz y demás huevadas.
Yo salí de la piscina al momento, para ir a tomar el desayuno. Me gané una mirada de reprimenda de Diana cuando me miró entrar chorreando agua a la cocina, y cuando estaba por reprenderme verbalmente le dije "huy Diana, que cuerpo más lindo tiene usted, lástima que tenga novio!"; ella me sonrió y me dijo: "Ay Mario, usted no tiene arreglo, con costos le puede rendir a la morena esa de la piscina y ya está piropeándola a una, gracias de todos modos", ambos reímos antele gambito verbal, cuando de repente le solté una pregunta que la hizo enrojecer hasta el último de los pelos del culo: "Diana, por cierto, le gustó el espectáculo de anoche", ella me miró con cara de querer negarlo todo, pero cuando vio que yo le daba más importancia al desayuno que a su respuesta, simplemente me dijo, "Si, don Mario, disculpe, yo no quería molestarle, pero si, fue demasiado rico", ya en medio de la situación me pareció un excelente momento para hacerle saber que su transexualidad era ya conocida por mí, y que no me molestaba, así que le solté una yeguada así, a bocajarro: "Me imagino que dejaste el vidrio de la ventana todo pringado de leche, cuando te regaste viéndonos", ella me miró con cara de asustada y me dijo "¡Don Mario!" "Tranquila, yo se lo tuyo, me encanta tener una TV en casa, más cuando es una deliciosa como usted Diana, pero dígame, ¿te regaste sobre la ventana verdad?". Ella no pudo soportar la risa y me dijo, "Si, en el momento en que se resbaló con tu verga en el culo y pegó el grito de loca, me acordé de lo rico que fue mi primera vez; ¿Vos sabías que te estaba mirando?, me dio la impresión de que era como un espectáculo para mi solita"; "pues si, me alegra que te gustara".
Durante la semana estuve prácticamente tiempo completo cogiendo con la morena, le enseñé a disfrutar su sexualidad, mientras disfrutábamos de muchas formas de placer, jugamos con todo tipo de objetos y demás. Ya para el fin de semana estaba realmente cansado, así que, aprovechando que Mayra quería ir a Jacó el fin de semana (una ciudad de playa muy conocida por el surf y la fiesta nocturna), le endosé a Johanna, me encargué de las reservas en el Best Western y me dediqué a descansar (no sin antes regalarle uno de los feeldoe a Mayra, por aquello), que ya sabía yo que mis otras amantes iban a querer que la semana siguiente les repusiera su abstinencia de sexo.
El domingo en la mañana, mientras veía el fútbol (un nuevo triu
nfo del Deportivo Saprissa sobre su acérrimo rival Alajuelense), entró una llamada internacional, era mi hermana Lidia, que deseaba venir de visita al país. Joder, ¿cuándo iba a poder descansar?
La historia la seguiré en el siguiente capítulo, ¿les parece?Saludos, si quieren me pueden escribir.
Autor: Cotico tico6013 (arroba) yahoo.com