Disfruta aquí de la segunda parte de «Aquel primo de mi mamá»
La peor pesadilla del jovencito se hacía realidad. Estaba sólo y al cuidado de su primo…
Raúl temeroso y con mucho recelo hacia su primo, evitó a toda costa su presencia, sabía que estaban sólo ellos dos en la morada y no quería por ningún motivo volver a ser abusado; bueno, tal vez sí quería, pero también sabía que le dolería enormemente.
Pedro observa de lejos al niño, que se encontraba en el patio de la casa lo más alejado posible, y ni tonto ni perezoso se le acerca a él y le pide que lo acompañe hasta adentro.El pequeño tragó grueso y lo siguió nervioso y frio, mientras echaba sus ojos en aquella verga que parecía explotar hacia un lado en el ajustado y blanco short que llevaba su primo.
Una vez adentro, lo tomó de su manita y lo llevó hasta su habitación, pidiéndole que le espere un momento mientras éste salía a supervisar que nadie viniese cerca; lo que se vuelve conveniente para cerrar puertas y ventanas, haciéndo más secreto aquel encuentro y quizás ahogando dentro de la casa la posibilidad de un ruido hasta la calle.
<<Vamos a singar, pues!!!>> suplicó el hombre con una tremenda lujuria y con su mano derecha agarrando su enorme paquete.
<<No, no quiero>> A penas podía salir de la boca del nerviosísimo jóven, que tragaba saliva sentado a la orilla de la cama.
<<Anda vale, vamos a intentarlo otra vez, te va a gustar.Vamos a hacer lo siguiente: yo te cogo un ratico y después tu me coges a mí, ¿Va?>>.De alguna forma éste pícaro quería apoderarse de lo que quedaba de Raulito.Pero el niño intentó ser más astuto y le volteó el plan.
<<Sólo acepto si tu me dejas cogerte primero>> aclaró.
Accediendo a sus caprichos, el hombre ya tenía otra cosa en mente, mientras el inocente varoncito pensó que se lo había echado al bolsillo con su genial recomendación.
Le exige al pequeño que se desvista, incorporándose a ayudarlo debido a la lentitud y nerviosísmo que lo invadía.Su camisita, su pantaloncito, su diminuto interior, de a poco lo desvistió por completo, y llevándo sus grandes manos hasta los hombros del indefenso, lo sentó en la cama.
<<Mámamela>> ordenó, mientras sacaba su pedazo de salchichón y se lo restregaba al jovencito por la cara.
<<No se como…>> salió de su voz aniñada.
<<Abre la boca grande y chúpalo>>.
Raulito engulló ese trozo lo más que pudo, y torpemente comenzaba a lenguatear.Le daba tanto asco que entre cada mamada hacía segundos para escupir al suelo, para luego devolvérse a ese baboso miembro.
<<Abre más grande la boca>> insistía Pedro, ante cada roce forzado que le desgarraba la verga; se le era casi imposible al niño evitar no morderle entre cada embestida.
El grosor era bastante descomunal para una boca tan pequeña. Le daba arcadas y le producía el vómito, pero no dejaba de bombear al pequeño, quién intentaba safarse de aquella poca cantidad de verga, pero que le rellenaba sin dejar un espacio sin ocupar.
<<Me estás aporreándo el pipe>> Decía entre cada regaño a Raulito.<<Mejor ponte en 4>>.
El pequeño con sus rodillas a la cama y apoyándo sus manos de la misma, quedó al borde con su culito respingado.El primo se había deshecho de sus prendas, notó el pequeño mientras en pompas volteaba a verlo en todo su majestuosidad.Un hombre perfecto, con ese cuerpazo y con un descomunal rolo.
Se lubricaba y lubricaba el culo del menor con sus dedos majados de abundante saliva.<<Quédate quieto ahora y no te vayas a mover>>. Sentenció.
Un fuerte grito le arrancó al pequeño Raulito, que sintió como fué invadido sin cautela de nuevo por los 19 cmts de su primo.<<ahhh, yaaa, me duele, sácaloooo, aah, aah…>> Y se le despegó llorando.
<<Ven acá carajito. Deja tu paja, que tengo que abrirtelo bien para que no te duela la próxima vez. Aguánta, ¡Pareces una jeva!>>.Le gritó mientras bruscamente lo colocaba en la pose anterior para proceder a dilatarlo con los dedos.Uno suave, luego duro, después dos, y así fue abriéndose paso.El niño se quejaba del dolor pero en voz baja.
Cuando lo sintió más complacido, le apunta de nuevo la verga y le deja ir hasta casi la mitad.<<Ahhh>> Gritó, obligándolo a safarse.
El hombre le regañaba y le daba nalgadas fuertes al jovencito.<<Aguanta, aguanta la verga (Y otras nalgadas: plashh, plashhh) Deja la quejadera, no pareces un hombresito>>.Lo toma fuerte del cabello y por tercera vez le mete su mandarria, aunque todavía no la metía por completo.
Los gritos entre cada machetazo se hacía más agudos <<Ahhhh.Ayyyy… Me dueleeee… Ya sácala. No aguanto>>.Temiendo a ser escuchado, Pedro se la saca arrecho.
<<Coño que vaina contigo, ¡No joda!, que pajuo te pones, la propia jeva.>> le gritaba entre regaños y amenazas.<<Provoca joderte por marico y pajuo>>
El niño casi inconsciente del dolor no hacía más que llorar, pero el primo no se compadecía ni un segundo, sólo vivía para volver realidad su fantasía, que era acabar por completo con la inocencia de Raúl y tenerlo de ahora en adelante como su puta, la que le daría culo gratis cada vez que a él le provocara.Pero ese no era su día.
<<Ya que no dejas que te meta la pinga, vas a abrir bien la boca entonces para que te la pueda reventar>> Insistía mientras iba a lavarse los resto de caca y sangre que Raulito había dejado en su palo.El joven asustado por los mal tratos de aquel abuso, sólo asentía con la cabeza, mientras soportaba el dolor que tenía en las entrañas.
Pedro se lanzó desnudo boca arriba sobre la cama, y su verga aún estaba enorme, durísima, con la cabeza roja como un tomate.Raulito se acercó temeroso al armamento que estaba a estallar, y lo tomó entre sus manos.Olía a jabón y estaba frío pero poderoso.
<<Mámamela, pero lo haces bien, o te jodo>> Enojado aún con el jovencito.
Una vez más el adolorido puberto estaba metiéndose ese pipe que apuntaba al techo, mientras era dirigido por las manos del ancioso Pedro que se la empujaba hasta la garganta.
<<kghh,kghh,kghhh…>> Mientras no dejaba cavidad en su aparato gustativo.<<Cómetela bien, abre más la boquita. Traga>>.
El niño con los ojos lagrimosos ya empezaba a ceder más ante las arcadas de aquel huevo, pero aún no controlaba el vómito que le producía tan descomunal vergota.<<Cuidado y me vomitas>> decía Pedro cuando se la sacaba un poco para que descanzara la garganta.Y sin esperar mucho, bombeó con más fuerza dentro de la boca del menor, que se estrenó tragando leche.
<<Uffff. ¡Qué rico!>> Expresaba Pedro.Mientras Raúl aún con asco tragó hasta la última porción ante agresiva petición.<<Traga, así, trágatela toda, déjamela limpiecita, afff.>>
Con una toalla el hombre limpió los restos de baba de su descabellado miembro que aún estaba como una roca, y seguido la cara del muchachito que ya más mojada no podía estar, hasta los mocos se le salían. Raulito sin pedir permiso salió de esa habitación y fue corriendo a defecar.
Aunque conforme, Pedro había fallado por segunda vez en su intento. Ese había sido el día perfecto para dejar bien roto al putico del primo. Tenía que idear pronto otro encuentro antes que el culito de Raúl empezara a cerrarse y tener que perder lo que ya había logrado hasta los momentos.
…