Todo empezó y sucedió tan rápido que no me dió tiempo a darme cuenta de lo que hacía y de lo que me pasaba; ya tenía 2 tetas…. … Se separó de mi violentamente, dio un paso atrás, se quedó fría, helada, como una estatua… sólo viendo su brasier que traía puesto yo… y mi cara…
Hola mis amigos de Marqueze.net; hoy continúo el relato de la historia de mi vida… con el penúltimo capítulo de mi historia… que está ya terminando…. ¿cómo se ha pasado el tiempo verdad?… y recordando lo anterior, como les dije en el capítulo 9, ya me habían hormonado, desvirgado, sodomizado y por si fuera poco, me habían marcado como si fuera un animal… como si fuera una vaca… pero… todo tenía que regresar a la normalidad, ¿o no les parece?… o al menos a la realidad que tenía anteriormente…. si… así lo suponía yo en ese momento…
Mi cabeza giraba como un remolino, sin darme la oportunidad a concienciar lo que me había pasado… sin detenerse un momento a razonar lo que me había sucedido… mi cuerpo había sufrido en poco tiempo una brutal transformación… pero la había sufrido como si todo hubiera sido un sueño… una pesadilla … como si estuviera entre nubes, entre sueños, sin estar conciente de la realidad…. como si estuviera yo viendo una película, en la que los protagonistas son otras personas diferentes, y no yo… sollozaba en silencio…
Pero, iba yo de sorpresa en sorpresa… En ese momento entra Alberto y me dice:
– Mañana te vas putita, me dijo Alberto interrumpiendo mi llanto…
El no notó que yo lloraba…
¿Me voy? pensé, como que me voy? ¿a dónde me voy? ohhhh… el corazón me dio un brinco Con todo lo que me había pasado había perdido ya la noción de la realidad, de cómo me llamaba, de quien era yo y en donde vivía… En ese momento y de golpe, regresé a la realidad… a la realidad cruda de la vida… a mi realidad. Claro… si… debía regresar a mi casa…. Si, debía regr….
¿Queeeé?…. La angustia que me provocó esto fue de tal magnitud.. que no sabía que decir o que pensar… ¿Regresar?…. ¿A mi casa?… Pe…. pero ¿y qué iba yo a decir?… claro… si… tenía yo mi casa…, tenía mi esposa…., tenía mi trabajo… pero… y…. que le diría a mi esposa, a mi hija, que diría en mi oficina… cuando ellos me vieran así, con carita y piernas afeminadas, y cabellera como de mujer…. y marcado como ganado… como se lo hacían a algunas putas según lo había yo oído…
Y me asaltaron una y mil dudas… todas… de golpe… estaba asustadísimo… se me fue el habla… y también el color de mi cara… sentí una bola en el estómago que me oprimía, y tenía la boca seca por la angustia…
– ¿Sabes?, te voy a bautizar dijo Alberto, y soltó una carcajada que interrumpió mis angustiosas especulaciones y volvió mi atención a sus palabras … cada vez que me hablaba algo me sucedía…
– Tu iniciador me dio ya permiso, me aclaró… así que….
– ¿Tú tienes pensado algún nombre para ti, algún nombre que te guste?…. me preguntó irónicamente con una mueca en la boca que pretendía ser una sonrisa…
Yo me quedé callado sin saber que estaba pasando por la mente de este hombre… que se le estaba ocurriendo… me quedé con la mirada perdida… sin detenerla en ningún lugar fijo…
– Ehhhh… ¿cómo?… ¿qué?… dije en voz apenas audible…
– ¿No?, volvió a preguntar Alberto… con su voz fuerte, varonil, sonora…
– Mmm bueno… no importa… no importa que no tengas pensado ninguno, dijo sin ni siquiera dejarme hilvanar mis ideas… mira… ¿sabes?… tienes cara de llamarte Marta… si, Marta… Martita… la puta Marta… Marta la puta… Si…
Así estuvo jugando con «mi» nombre… ¿con mi nuevo nombre?… ¿mi nuevo nombre?…. iba yo de sorpresa en sorpresa… de cambio en cambio… sin tener la oportunidad de asimilar estos cambios tan profundos que se iban produciendo en mi… no tenía tiempo de reaccionar… aquellos sujetos no me daban tiempo a reaccionar y mi cabeza seguía girando en un mar de incertidumbre y de cosas nuevas que me sucedían…
– Si… te queda bien… afirmó… te queda bien el nombre….
– Te llamarás Marta… y so
ltó una carcajada…
No les bastó que todo el tiempo me estuvieron llamando y refiriéndose a mi en términos femeninos… no… sino que ahora…
¿Yo? ¿Marta? Pero si mi nombre es Andrés…, ¿Marta?…. ya hasta me bautizaron… ¿qué tendría yo cara de mujer?… o porqué me habría «bautizado»… mi Dios…. ¿qué hacer… qué pasa?
– Mañana te vas Marta, ja ja ja… y se salió riéndose y soltando su acostumbrada carcajada dejándome solo, con mis pensamientos y mis dudas…. sin saber que hacer…
¿Queeeé? ¿Que me voy?… ¿así nada más?… ¿me voy?… el cuerpo me temblaba todo… las piernas me temblaban… me senté en una caja de madera toda desvencijada que había ahí… y me eché las manos a la cara… pero que hacer… que debía hacer… si iba directo a mi casa… que debía decir… que tenía que decir… como iba yo justificar mi ausencia en casa…. por tanto tiempo… y en el trabajo…. ¿qué haría en el trabajo?… ohhhh… que hacer… que hacer…
Marta…. decía yo… mmmm… me gustaba…. Marta, así, sin H…. Marta…. si, me llamaría Marta… recordé mi nick anterior de internet «Tere_»… que inocente fui… que tonta fui… ¿así serán de tontas todas las mujeres?… y yo había caído también como una de ellas… Tere_ …. Mmm…. No… Marta me gustaba más, era… como decirlo… menos excitante… si… menos excitante para mi… Marta estaba bien para mi…
Como habían cambiado las cosas para mí en las poco más de 4 semanas … Había yo salido de trabajo… supuestamente por «3 semanas»…, y llevaba yo ya más de cuatro semanas afuera, según me había dicho Arturo, mi Iniciador…, un mes más unos días… pero bueno…, enseguida me justificaba yo a mi mismo… cuatro semanas no se verían mal por nadie…, si claro, así era, pero… eso sería si hubiera sido siempre y cuando hubiera yo hablado por teléfono o hubiera avisado yo mi retraso a alguien en algún momento… diciendo que iba a tardar un poco más de tiempo…; ¿pero así?… ¿sin decir nada?, ¿en absoluto silencio? ¿Cuatro semanas? ¿Casi cinco? … yo nunca hablé a nadie…. ni a mi esposa… ni a mi casa… ni a mi oficina… hubo un absoluto silencio… que hacer… que hacer… me preguntaba en mi interior….. las ideas daban vuelta en mi cabeza… giraban dentro de ella sin parar…
¿Y mi cabellera… larga? de por sí ya tenía yo el pelo largo antes de salir, tanto que mi esposa me había dicho antes de salir, desde hacía más de un mes que fuera ya a la estética a cortármela pues tenía muy crecido el cabello…. pero ahorita… larga… ¿casi como la de una mujer?… ¿tal vez me daría tiempo de ir a una peluquería o una estética antes de llegar a mi casa? ¿No se burlarían de mi en la estética? ¿y qué corte me iban a hacer?… ¿como me lo iban a dejar? ¿que me lo dejarán como antes? Por que viéndolo bien, no me quedaba mal el actual corte que me habían hecho Alberto y Manuel, ¿o fue solo Manuel?… si… yo creo que fue Manuel… tenía como que más modo para esas cosas…. Y en seguida mis ideas pasaban a otro punto, sin dejar resuelto este…
¿Y la ausencia de vello de los brazos, del pecho, de mis piernas?… ¿qué le diría a mi esposa que ya no tenía vello en las piernas?…. ¿que mi piel estaba lisita?… ¿como la de una mujer?… ¿como de una nena?… bueno…, lo ocultaría… si…. usaría camisa de manga larga y además, no me quitaría los pantalones frente a ella…. así ella no vería nada…y con el tiempo… con el tiempo ya saldría el vello después….,
Pero… y seguía yo con otros asuntos, con mis otras dudas… ¿y la marca de Arturo en mi nalga?… el dolor me la recordó de golpe… esa marca de seguro si la vería mi esposa… aún estaba muy roja… aún no cicatrizaba del todo… apenas empezaba a cicatrizar… parecía tener una costra muy delgada y alrededor, como si fuera el moretón de un fuerte golpe… si… era carne quemada… calculé en ese momento que tardaría como 3 semanas más en quitarse el moretón y la cicatriz… por lo menos… y claro, lo de ir al deportivo… imposible… ni pensarlo… ya no podría ir… nunca más… pero ¿si ella y mi hija si quisieran seguir acudiendo ahí… como hasta ahora?… bueno eso ya también lo arreglaríamos más tarde, no sé, quizás con maquillaje… primero lo ocultaríamos… y después… ya veríamos…
Una a una cada una de las dudas que daban vuelt
a en mi cabeza iban surgiendo de golpe mostrándome todos los cambios que habían sucedido en mi cuerpo y en mi persona… mostrándome de golpe mi nueva realidad brutal, y que supuestamente la estaba yo arreglando…
¿Y mis tetitas?…. que hacer… que hacer… solo que no me quitara la camisa en ningún momento…. se me ocurría… podría disimularse… aunque mis tetas eran chicas aún, ya no se podían «disimular» tan fácilmente… estaban muy abultadas ya… como las de una adolescente… tenía los pezones muy sensibles…. excitadísimos… si… sería muy difícil, diría yo imposible ocultarlas… además al hacer el amor con ella… aunque tuviera ropa… ella me acariciará y enseguida ella me preguntaría: ¡¿y esas tetitas?!… que le diré…. bueno… pero ganas de hacer el amor con ella o con alguna otra mujer.. pues ganas, lo que se dice ganas, como que ahora no tengo muchas… ¿porque será?…. ¿Porque será que no tengo muchas ganas de hacer el amor con una mujer?… ¿será que estoy cambiando también mis deseos y gustos?… pero ¿y si ella quiere hacer el amor?…. y mentalmente regresaba yo a mis «problemas»… Estaba yo con todas esas especulaciones en mi mente… cuando me pareció oír la voz de Alberto que me decía…
– A propósito Martita, sabías que tienes una voz muy dulce?
¿Queeee?? ¿también mi voz?….¿y que tiene mi voz?… ¿dulce? siempre fue igual… ¿o es que ya también cambió? NOOOOO… no puede ser…
A pesar del hambre tan tremenda que sentía, no comí ese día, no tenía hambre, ¿que increíble verdad? Varios días sin comer casi, en un estado de debilidad total, hambriento a más no poder, y ahora que podía mal comer, no tenía hambre, solo tenía una bola en el estómago que me lo oprimía; tampoco dormí esa noche, no pude, y tampoco tenía ganas de moverme… quería morirme… me sentía yo como si me hubieran dado un fuerte golpe en la cabeza, que me tenía atontado, aturdido, con la mirada perdida….
Pero llegó la mañana, y Alberto estaba ya parado ahí, enfrente de mi, con una sonrisa pícara, y con mi ropa entre sus manos….
– Buenos días Martita, me dijo, aquí tienes, esta es la ropa con la que llegaste… , y me la extendía hacia mi… y continuó… yo creo que aún te queda; y de verdad Martita, deseo que te vaya bien; me dijo en tono serio entregándome la ropa…
– ¿Sabes? Me encariñe contigo Marta… me dijo
– Vas a ser toda una mujer, ya lo verás…
Yo seguía ahí, sentado en la caja aquella, con mi tanga, medias y brasier, con la ropa de hombre con que había llegado en mis manos… y una expresión en mi cara que no decía nada, como si no entendiera ya lo que me decían…
– Pero Alberto al verme con esa cara de incertidumbre me alentó diciéndome, … mira linda, si tienes problemas en tu casa, no dudes en venir acá, te recibiré muy bien…., te recibiré como «a toda una mujer»…., y en ese momento se sonrió…
Mi ropa de hombre, ya ni sabía como se usaba… había estado tanto tiempo desnudo…. y después me habían vestido con esas prendas… mmm… esas prendas que me dieron… y que aún traía puestas… esas prendas me gustaban… me sentía… como les diré… ¿a gusto?… ni las sentía de tan bien que me venían al cuerpo ya…
– A propósito, aquí tienes tus píldoras, para que las sigas tomando…, es por tu bien… una cada 12 horas… ¿ok?…., como hasta hoy….; es muy importante que no dejes de tomarlas… y se volvió a sonreír… no debes interrumpir tu tratamiento…
Pero, ¿qué dijo Alberto?… ¿mis píldoras???.. ¿me daban píldoras?… ¿que píldoras?… ¿cuántas?… o sea que efectivamente ¿no solo me sodomizaron sino que también me estuvieron feminizando?…. claro… ya lo había estado diciendo antes… pero como que hasta ahora caí en la cuenta de que efectivamente me estaban hormonando… me estaban feminizando… y de ahí mi cara afeminada, la ausencia de vello, mi voz delgada, mi cabellera, y sobre todo mis tetas…… si… todo iba tomando forma ya en mi conciencia, no eran mis especulaciones… claro… todo encajaba ya…
Mi brusca realidad… Ahí estaba yo… acurrucado… con mi ropa de hombre enfrente… sin moverme… y vestido solo con mi brasier cubriendo mis tetas… y mis medias en mis piernas… con la mirada perdida…. Tan débil estaba que ni ganas tenía de hacer nada….
– ¿Qué no te v
as a vestir Marta?, me sacó Alberto de mis especulaciones cuando volvió a entrar…
– Y me repitió la frase como si no lo hubiera yo oído…
– ¿Martita, que no te vas a vestir?….
– Mira, apúrate que yo tengo que salir a unos asuntos y no te puedo dejar aquí, me amenazó, apresurándome a que me fuera ya de la casa… ¿y me volvió a amenazar?…
– Si no te vistes, te tendré que sacar así a la calle, como estas ahora, así que mejor apúrate…. y salió de la habitación
Me quité el brasier, sintiendo de inmediato frío en mis tetas… y sintiendo también la comezón de mis pezones… después me quité las medias…, mmm… me arropaban tanto… me sentía desnudo sin ellas… y por último me quité los restos de la tanga… toda rasgada… mmm… me recordó enseguida mi marca en la nalga, y también el dolor de mi culo-concha…
En seguida me fui vistiendo… muy lentamente… poco a poco… como si fuera una película en cámara lenta… con la ropa de hombre que traía puesta el día que había yo llegado… mis calzoncillos, los sentí raros, ¿flojos?… no sé… mis calcetines… mmm… me gustaban más las medias que me acababa de quitar… y los jeans que traía… se deslizaron por mis piernas depiladas… se sentía raro el roce de la tela burda de los jeans con mis piernas sin vello… además me quedaban muy grandes… claro… como que había adelgazado casi 8 kilos en un mes de no comer… y la camisa de manga larga que llevaba, si… pero al abotonarla… no sé… como que ya no me cerraba del pecho… claro… me habían crecido demasiado mis tetas y esa talla de ropa ya no me ajustaba… se notaban demasiado mis tetitas…, si abotonaba la camisa, me apretaban… apretaba mucho… hasta me dolían.. y si la dejaba sin abotonar… se veían todas… y por último mis zapatos… que raro me sentía… como si fuera otro… como si fuera otra persona la que se estaba vistiendo…
Pasé al baño a peinarme… pero como peinarme si mi cabellera ya no era de hombre… al llegar a esa casa ya la traía larga, crecida intencionalmente… y después de un mes más… y con el corte de mujer que me habían hecho… me gustaba mi cabellera con ese corte… en fin más o menos me acomodé el cabello… como hombre… al menos así lo creí… pensé para mi… y salí… que delgado me veía… muy flaco… y con una debilidad que no podía más…
Me paré frente a Alberto, pero y cosa curiosa, sin percatarme de ello, me había parado con las piernas un poco abiertas…. El culo, o debo decir mi culo-concha me dolía aún mucho… un mes con un vibrador adentro y quien sabe que más cosas… y después la cogida que me habían dado estos cuatro brutos… hacían que inconscientemente tuviera yo las piernas medio abiertas…
– No, definitivamente no me gustas así…, me gustas más de Martita, me dijo Alberto; además me estoy encariñando contigo…, pero… me ordenaron pedirte que salieras de esta casa…; mi patrón sabrá por qué… y continuó:
– Voy a salir a un asunto que me encargaron, si quieres me desvío y te dejo por tu casa, me preguntó
Me solté llorando otra vez como una nena… no podía más… En ese momento Alberto me tomó de la cara con sus manazas… y me acarició el cabello…. acomodándomelo, como si fuera yo una chiquilla…. calmándome…
– Vamos, vamos, no llores Marta, todo va a salir bien…
– Ya lo verás, me dijo acariciando nuevamente mi cabellera
Y con sus dos manos me tomó de la cara levantándola hacia él y ¡me besó!… ¡en la boca!… y yo ¡lo acepté!…. si… acepté su beso en forma sumisa…
Me gustó… me gustó que me besara… ¿que me besara un hombre?… ¿y que además me gustara?… ¡vaya!… estaba sorprendido… no sabía ya que me pasaba… ¿serían las píldoras de hormonas que me dieron?… ningún hombre me había besado antes a mi, vestido de hombre.. ¿me debía dar asco?… ¿que me pasaba?… estaba confuso… mi mente aturdida… ¡había aceptado su beso de forma natural… tal y como una mujer acepta sumisamente y en forma natural el beso de un hombre! …
– Si, le dije, si no es mucha molestia, sin reprocharle el beso… al contrario… sintiendo aún en mis labios la opresión de su boca… sintiendo el calor de sus labios…
Salimos a la calle cruzando el umbral de la puerta de la casona y e
nseguida me tomó del brazo de la misma forma que un hombre toma el brazo de una chica… Yo me dejé llevar como en alguna otra ocasión lo había hecho ya; si, lo recordé… pero también recordé que en aquella ocasión yo iba como «chica», en el rol de chica, no como supuestamente «de hombre»…. como hoy… en este momento… ahorita yo era «un chico»…. y ¿qué me ayudara un hombre llevándome del brazo?… Me acompañó a la puerta del auto, del lado del acompañante, me abrió la puerta, me ayudó a subir, y la cerró. Me trataba como mujer;… y yo aceptaba sumisamente su trato hacia mi… me hacía sentir bien este hombre, Alberto, me gustaba su nombre… ¿me estaría ya enamorando?… No… No podía ser… quité rápidamente ese pensamiento de mi mente.
– A donde vamos Martita, me dijo, mientras encendía el arranque del motor
Le indiqué la dirección donde vivía con mi esposa, y medio le expliqué como llegar…
El enseguida entendió la zona en donde estaba mi casa…
– Ok, ya sé donde es, me contestó
– Déjame como dos cuadras (bloques, manzanas) antes, quieres? Le pedí….
– Si como no linda, me contestó amablemente con una sonrisa que la vi con el rabillo del ojo…
Me ponía nervioso este hombre con su forma de hablarme… siempre en términos femeninos… me… no se describirlo… ¿me alteraba?… o que, ¿me estaría gustando?… ya hasta me había acostumbrado a que se refirieran a mi en términos femeninos… aunque yo no me refería a mi mismo en esos términos… a mi mismo lo hacía en términos masculinos…. Ambos nos fuimos callados casi todo el camino… yo iba sin pensar en nada… con la mente vacía… cansada de tanto especular….
De improviso y ya para llegar, Alberto me repitió su ofrecimiento….
– Martita, si me necesitas, si algo sale mal, te espero en la casa, o si quieres me llamas y vengo por ti, ¿ok?… aquí esta el número del teléfono… y me entregó un pedazo de papel con el número del teléfono anotado en él….
– Ok, le contesté secamente tomando el papel.. sin siquiera darle las gracias por su ofrecimiento… debería haberlo hecho…
Me bajé del automóvil y empecé a caminar en dirección a mi casa, sin voltear a donde se había quedado Alberto… buen hombre, pensé… después de todo ha sido muy amable conmigo… ¿amable?…Mi culo-concha me dolía enormidades al caminar… además el roce de la ropa con mi nalga… ayy… enseguida reduje la velocidad de mi andar… iba más lento… aunque ya quería yo llegar… pero por otro lado no quería llegar… que confusión… Rogué al cielo que todo saliera bien… Llegué a mi casa, me acerqué a la puerta de entrada… instintivamente metí la mano en el bolsillo del pantalón…. si… aún seguía ahí… ahí estaba la llave…. La introduje en la cerradura… abrí la puerta… entré… no oí ruidos… y no quise gritar nada… empecé a recorrerla… habitación por habitación… sin encontrar a nadie… subí a la planta alta y lo mismo… no había nadie… mejor.. pensé… así está mejor…
Mis pezones me molestaron nuevamente, como que me dolían… ¡que excitados y sensibles estaban!… ¿sería la hormonización que me dieron?… ¿o la camisa que me apretaba?… o sería el movimiento al caminar… ¿era normal?… quien sabe… Bajé a la sala…. Y me serví una cuba (bebida a base de ron con refresco de cola)… es la bebida que me gusta tomar… ¿me gusta?… ya no sé que es lo que me gusta y que es lo que no me gusta… Me senté en el sofá y recosté la cabeza tratando de ordenar mis pensamientos…. la bebida refrescaba mi boca… la tenía seca desde el día anterior…. y era un alivio para mi estómago…
Si, primero le diría a mi esposa que fui secuestrado… sí… eso… un secuestro… me gustó la idea… un secuestro… así justificaría yo la cabellera… y… ¿Y lo demás?… lo demás ya iría saliendo solo… me dije para mi mismo… animándome por el recién descubrimiento a mis problemas… Estaba en esos pensamientos cuando de repente oí el ruido de cuando se abrió la puerta y entró mi esposa quien al verme…. Se quedó de una pieza… pero inmediatamente reaccionó dejando en la mesilla cercana las bolsas que llevaba en la mano y corrió hacia mi…
– ¡Andrés! Gritó
con voz de gusto…. Y me abrazó echándome sus brazos al cuello
Snif snif olió ella…
– A que hueles, preguntó… ¿a perfume de mujer?… y se separó de mi un poco bruscamente … ¿estuviste con otra mujer?…
No recordaba yo que me hubieran puesto perfume…. seguramente fue en el baño… cuando ellos me estaban «preparando» como… mujercita… y me dijeron que olía mal… a perra… y que debía estar «presentable»… si… ahí debió ser… nunca me di cuenta de ello… yo nunca había usado perfume de mujer… así que en seguida me hubiera percatado… que raro… pero y además y lo más curioso era que yo no me había percatado de mi olor… de ese olor de perfume en mi piel… después de tantos días…. por lo que veo como que el olor era ya parte de mi piel… yo no me había olido a mi mismo hasta ese momento… y si… claro… ahora que lo notaba… si… olía a perfume de mujer… y !mucho!… como no me había fijado en ese !detalle!… que barbaridad… pero reaccionando rápidamente …
– Nooo cielo, le contesté… engruesando mi voz lo más posible…
– ¿No???
– ¿Entonces por que hueles tanto a perfume?… me interrogó…
– Mira la verdad es que me secuestraron… le dije…., y esta respuesta… acerté… parece que si surtió efecto… porque enseguida ella reaccionó de otra forma ya, preguntándome a continuación…
– Ohh, dijo ella, pero ¿cómo?… ¿que pasó.?… ¿cómo que te secuestraron?…. quién te secuestró… preguntó abriendo mucho los ojos…
– Ya te dábamos por muerto amor, me dijo, pero que bueno que ya estás aquí…
– Te estuvimos buscando por todos lados, pero… nada… ni rastro… habías desaparecido… como si te hubiera tragado la tierra
– Dime…, platícame…, ¿qué pasó?…, y me empujaba suavemente para que me sentara y le platicara yo
– Estás muy delgado… y de mal color… ¿no comiste bien?… me dijo… ¿quieres comer?… y siguió…
– Te ves raro… ¿qué tienes?… seguramente ha de ser que estas cansado… pero ya te interrumpí… perdona… cuéntame… que te pasó…
No había parado de hablar ni un momento… como toda mujer pensé… una pregunta tras otra… agolpándose por salir… claro, era lógico… más de un mes sin saber de mi… y de repente me aparezco en casa… quería saberlo todo en ese instante…
– Si, me tuvieron secuestrado todos estos días…, le dije…, no me di cuenta de nada… me tenían drogado… hasta ayer que me bañaron y me vistieron, y hoy me dejaron libre… no sé más… no se nada más… no sé cuanto tiempo pasó… no se que día es hoy…
– Pero ¿quiénes fueron… cuántos eran… qué querían… porqué no se comunicaron conmigo?… ¿querían dinero?…. podíamos haberles entregado algo…
– No sé… le dije… yo fingía no saber nada
– Debemos avisar a la policía dijo de inmediato …
– No, no les hables, no hace falta… ya estoy aquí, le respondí… pensando que si les hablaba a la policía… iban a hurgar en lo que me había sucedido… y eso como ustedes comprenderán, no podía yo permitirlo…
– Además… como tú dices… no pidieron dinero… ni nos quitaron nada…
– Si, si les voy a hablar… me contestó insistiendo de forma muy decidida… y se levantó dirigiéndose al aparato de teléfono…
Después de un rato… en que estuvo hablando por el aparato sin que yo escuchara… me dijo: que …
¡Ya les hablé amor, y les comenté que ya habías regresado a casa, sano… y me dijeron que después tendría yo que ir a la comisaría para hacer la declaración escrita y firmarla, diciéndoles que yo ya había regresado etc… y si… ahí terminó todo… lo de la llegada, lo de la vuelta a casa….
Esa tarde me di un buen baño, como no lo había hecho hace mucho…, el agua caía sobre mi, acariciándome…. relajándome… sobre mis hombros… mi cabellera… me gustaba mi cabellera… la acariciaba con el agua y el shampoo.. en ese momento decidí que no me la quitaría… me gustaba mi cabellera de chica… mis tetas, me las enjaboné y me excité… como mujer… me dio comezón cuando pasaba mis manos por ellas… que excitante era… oprimirlas suavemente y moverlas en círculos con la mano enjabonada… pero las vi ¿como que estaban ya más grandes?… o era solo una ilusión mía… pue
s ¿qué tanto me dieron esos para que las tuviera en ese estado?… me preguntaba a mi mismo… ¿me hormonaron intensamente?… ¿que tan intensamente había sido?… o ¿fue aceleradamente?… hasta mis pezones se pusieron duros en ese momento… como los de una mujer… como cuando una mujer se excitada… con cosquilleos que para mi eran indescriptibles hasta ese entonces… se calmó la excitación… mi cuerpo dejó de temblar… ahhhh… mis senos y mis pezones… me recreaba sobándolos con mis manos enjabonadas… sentía algo excitante… que me aflojaba todo mi cuerpo… poniéndolo a temblar… … y mis piernas …. depiladas… se veían tan bonitas… lisitas… me gustaban…. me gustaba cuando pasaba el jabón por ellas… si… definitivamente me gustaba yo… me gustaba mi «nuevo» cuerpo, me sentía a gusto con él…. En fin… me sequé con la toalla acariciando nuevamente mi cuerpo, pero ahora con la tela de la toalla, y me puse el pijama metiéndome a continuación a la cama… y por primera vez en más de un mes… dormí como un lirón… en una cama. Mi esposa regresó de la comandancia de policía y me vió dormido… así que no hizo ruido y me dejo dormir… No me moví en toda la noche… no había dormido así en poco más de 30 días… ¿qué fueron 35-40?…
A la mañana siguiente percibí un delicioso olor a carne… era el almuerzo que me preparaba mi esposa…. Bajé y la saludé…
– Que rico huele… le dije
Ella se acercó a mi y me besó…
– Aún hueles a perfume de mujer me recriminó…. poniendo cara de un aparente disgusto… frunciendo cejas y boca…
– ¿Si?… No lo había notado…, le dije… pero pensé para mis adentros… me gustaba oler así…. no sé porque….
Solo me encogí de hombros…
– No deberías ir a trabajar hoy, me dijo… descansa y mañana vas… total, después de 30 días, un día más o menos, no es nada… y continuó:
– Yo voy a salir y regreso en la noche
Ok, le dije… sin percatarme de que ella estaría todo el día fuera de casa… ¿qué iba a hacer ella?… pues ella no trabajaba… y… ¿se iba todo el día sin decirme a donde?… a fin de cuentas, su esposo ausente por más de 30 días acababa de llegar, y no era para que ella se saliera todo el día… pero yo no me percaté del hecho en ese momento…
Estuve vagando por la casa, caminando de un lado a otro, sin hacer nada…. todo el día… pensando…. Ya para la noche, y pasando en un momento dado frente al armario de guardado de ropa de ella que me detuve un momento y me dije… ¿por qué no?… abrí las puertas… abrí los cajones… y escogí uno de los brasieres de mi esposa… sin detenerme mucho a pensar en cual de ellos me pondría, a pesar de que ella tenía de diversos tipos, modelos y telas, que cada uno en si era bonito… cada uno se antojaba ponérselo… escogí el primero que tenía a la mano y me lo puse debajo del pijama….
Me quedaba bien del talle pero un poco grande de las copas… claro… las «mías» eran aún pequeñas… y las de ella eran normales, entre B y C… pero me sentí a gusto con él… muy a gusto… hasta podría decir que lo extrañaba…. extrañaba mis tetas sujetadas… sujetadas por la tela de las copas…. y vi mis tetas ¿un poco más grandes que antes?… o ¿era una ilusión mía?… ¿habrían crecido más en los tres últimos días?… mmm… que a gusto me sentía usando brasier… cómodo… si….. mi cuerpo ya pedía usar ropa de mujer…. lo empezaba a necesitar… ya no era solo el gusto o placer de usar las prendas…. era una necesidad…
Tan ensimismado estaba yo con la sensación de volver a sentir el sostén en mis tetas… que no me percaté que de pronto entró ella a la habitación junto con el jefe de la policía, !!!!! sólo alcancé a cruzarme la bata sobre la pijama que traía puesta, y que era lo único que tenía para taparme y no se me viera así el brasier… ocultarlo… se me heló la sangre…
– Así que este es el secuestrado dijo el Inspector…. dirigiéndose a mi…
– ¿Y cómo se siente usted?, me preguntó enseguida extendiéndome su mano en señal de saludo
Dudé en darle la mano, pues sentía que al extender el brazo se abriría la bata y se me notaría el brasier…
Le di la mano…
– Bien, gracias, ya descansado un poco le dije, pero sin soltar en ningún momen
to las solapas de la bata
Noté que él me olió a mujer, pues hizo como que aspiraba el olor -snif-,… estos policías… siempre tan observadores… o ¿es que él ya sabía algo?… ¿le habría dicho ya algo mi esposa?… pero él no me dijo una sola palabra al respecto…
– Bueno me voy para que descanse usted, me dijo, y me aclaró… ya su esposa rindió declaración y no hay ningún problema…
– Ok, Inspector, buenas noches, le dije
El se despidió de mi esposa y se retiró… yo descansé un poco… respiré aliviado…
Apenas había cerrado mi esposa la puerta de la entrada cuando se volteó hacia mi y se dirigió con los brazos extendidos hacia mi cuello, dándome un beso profundo, que yo medio le respondí…. ¡que raro me sentía!… Ella pegó su cuerpo al mío… !!!!!!…. Dios mío, lo va a notar… Se separó de mi violentamente, dio un paso atrás, y me abrió la bata y el saco de la pijama con sus dos manos…Su mirada se dirigió al brasier que traía yo puesto… Se quedó fría, helada, como una estatua… sólo viendo su brasier que traía puesto yo… y mi cara… su mirada pasó nuevamente al brasier, y nuevamente a mi cara… y como queriendo decir algo… balbuceando…
– Pero… pe… qué… co…. dijo. Y se volvió a callar
Solo veía el brasier, me veía la cara y callaba….
Yo no sabía que hacer o que decir… estaba como petrificado… mis músculos estaban como atrofiados… mi cerebro paralizado…. pero era tanta la presión que me daba cuenta que debía decir algo… pero no sabía que decir o hacer……
– Mira… empecé a decir…
En ese momento ella se dio la vuelta y se alejó, dejándome ahí parado… si haberle explicado nada… sin darme oportunidad a que le explicara yo algo…
Pasaron diez o quince días espantosos… si, serían como dos semanas… Ella no me dirigía la palabra en ningún momento… yo no sabía que hacer… así siguieron los días… Hasta que un buen día ella entró al baño a buscar una de sus cremas en el momento en que yo me estaba duchando y no me percaté de que ella había entrando… sin darme oportunidad a ocultar lo mío… y claro, me vió las tetas… !!!!!! para entonces habían crecido aún más que la última vez… y eran ya francamente notorias…, eran ya pechos femeninos, francos… si bien no grandes… si del tamaño como de una adolescente, de una señorita… si… yo… ¡con tetas de señorita!… desnudo… frente a mi esposa… que vergüenza… no supe si taparlas con mis manos… si voltearme….
Mis tetas habían crecido aún más de la última vez que me percaté del tamaño… supongo que el efecto de las píldoras que me habían dado o de lo que me hubieran dado, había continuado por dos semana más, aunque yo no hubiera tomado en esta última semana ninguna píldora…. seguramente fue una dosis brutal la que me dieron… ¡las hormonas habían continuado su natural efecto… de feminización!…
Ella voltea su cabeza hacia abajo y ve mis piernas, sin vello, lisas, como las de una mujer…
– Pe….
No dijo más… se salió… y cerró la puerta… de un portazo…
Afortunadamente no vio el hierro marcado en mi nalga,… yo… ¡marcado como cualquier puta…!… si no…
Al día siguiente no preparó el desayuno…. solo me esperó abajo y cuando yo bajé… me dijo…
– Mira, debemos hablar… ya mi nombre ni lo mencionaba…
– Ok, le dije
– No sé lo que hiciste o lo que te hicieron, o lo que te pasó, pero no quiero saberlo… me dijo…
Y continuó…
– Tú comprenderás que yo no voy a seguir viviendo junto con otro… otra… otra cosa… otra mujer… o lo que seas… alguien como tú…
– Espero que me comprendas, me dijo…, y siguió:
– Dame el divorcio y la factura de todas las cosas, y no diré a nadie nada, ni a tu familia… tú podrás hacer lo que quieras…
Estuve meditándolo unos minutos… era obvio que no tenía salida… lo que me había temido… lo que había estado pensando, una y otra vez, sin encontrar solución… había sucedido… el cambio en mi cuerpo era de proporciones tan grandes y tan difíciles de regresar a su estado original… casi imposible, diría yo… y que lo más seguro era que no tuvieran solución… que ella lo debió sopesar muy bien… antes de
proponérmelo…
– Ok. Le dije…, tráeme los papeles y te los firmaré…
Ojalá les haya gustado este penúltimo capítulo de mi vida; mi relato está ya casi por concluir…; en el siguiente capítulo, el número 11, que lo he llamado por llamarlo de alguna forma: «mi educación como mujer»…, termino mi relato….
Les mando a todas y todos un beso muy cariñoso
Si quiere enviarme algún mensaje, tienen mi mail
Autor: Marta
MartaE_SN ( arroba ) yahoo.com.mx
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