Con engaños, mi marido, me conduce hacia lo que a partir de ese momento será mi sometimiento anal.
Hoy ha llegado mi esposo con una buena noticia, ha encontrado un doctor que me hará un tratamiento definitivo para mis problemas de colon. Se lo han recomendado muy bien a mi esposo quien también es médico y propietario de una clínica privada en el DF. Mi esposo me dice que tengo que comprometerme a cumplir con todo el tratamiento y para ello debo firmar la solicitud y la autorización para su realización y que podamos empezar, yo muy entusiasmada firmo todos los documentos que trae mi esposo para que los llevemos a la cita que tenemos mañana para la primera sesión. Me advierte que esto le costará mucho dinero y que no quiere tener que reprenderme ya que normalmente soy muy poco constante. A veces me azota por errores que cometo, cuando llego tarde, cuando rompo algo de la vajilla, cuando me queda mal la comida, cualquier motivo es excusa, yo grito e imploro pero dice que es por mi bien, a veces no me puedo sentar por varios días. Yo procuro cumplir satisfactoriamente todas mis obligaciones, entiendo que quiere mi bien y es para que yo mejore, creo que es muy duro conmigo pero me da todo lo que deseo, así que acepto. Vivimos en un prestigioso sector de Polanco en el DF, gasto a manos llenas en joyas, vestidos, gimnasios, spa, etc., viajamos con frecuencia, vamos a fiestas, aparecemos en las páginas sociales de los diarios y tengo varios empleados a mi servicio, así como escoltas que me acompañan a todas partes.
Finalmente, llega la mañana y salimos para la consulta del doctor, es una clínica muy lujosa pero no veo letreros con su nombre por ninguna parte, Subimos en el elevador y se abre ante mis ojos una maravillosa recepción impecable y sólida, puertas de seguridad y vigilantes en todas partes. Eso me intimida un poco, por fin nos anuncian y pasamos al despacho del doctor, nos presentan y mi esposo le entrega los papeles firmados que él también firma y nos devuelve nuestra copia. Ahora llama a un enfermero para que me prepare mientras ultima detalles de lo que mi esposo requiere.
En un cuarto anexo a la consulta el enfermero entra conmigo y me pide que me desnude completamente y me coloque la bata que me entrega, él no sale del cuarto y espera a que me desnude, yo me coloco de espaldas, me tapo con la bata, él me la quita para que me desnude delante de él y luego me entrega la bata. Me sugiere que sea muy obediente con el doctor porque a pesar de ser muy prestigioso tiene muy mal carácter y se enoja con facilidad. Me anuncia que mi esposo acompañará todo el procedimiento lo cual me tranquiliza.
Salimos al despacho nuevamente y el doctor me pesa, me mide, me pide que me siente en una camilla, toma mi tensión, etc. Finalmente me pide que me acueste boca abajo sobre la camilla mientras el enfermero me quita la bata dejándome desnuda y mostrando mis nalgas a todos. El enfermero ata alrededor de mi cintura un ancho cinturón que sale de debajo de la mesa, igualmente hace con la parte alta de mis muslos, cada uno independientemente, también mis tobillos. Trato de acomodarme y me dice que iremos directamente al problema, yo miro temerosa a mi esposo, él me dice con su voz de enojo que debo colaborar y obedecer al doctor o tendrá que reprenderme. Me siento muy avergonzada, nunca me habían atado para examinarme y menos en esta posición ante 3 hombres.
Veo como se coloca guantes y procede a tocarme las nalgas y me abre, describe que revisará primero externamente, me pasa los dedos de arriba abajo hasta llegar a la vagina, salto un poco, estoy muy nerviosa, pero eso no le importa a nadie. Luego la camilla se abre y mis muslos quedan muy abiertos, él acerca su silla rodante y siento el calor próximo de una lámpara. Me pregunta cada cuánto tenemos sexo anal, yo escandalizada le digo que nunca, me revisa nuevamente el exterior y me pregunta si me han puesto supositorios o enemas, le digo que nunca.
Se ríe y comenta a los demás, estamos frente a un culito virgen hasta hoy, A mí me aterra lo que acaba de decir, no me imagino lo que me espera. Siento como me aplican gel lubricante y tiemblo, ahora me abre las nalgas y me trata de meter el dedo, yo cierro para que no entre, mi esposo me da un cachete en la nalga y yo abro, forzadamente logra penetrarme, yo agarro fuertemente la almohada, me duele, ahora el gira su dedo y lo saca, nuevamente intenta entrar pero ahora son dos dedos, me quejo, sollozo y llamo a mi esposo y él me amenaza, me advierte que me castigará cuando lleguemos a casa. El
doctor palpa y abre sus dedos como tijeras, siento que me va a rasgar, sigo sollozando de dolor y vergüenza. Retira sus dedos y descanso, le dice al enfermero que me coloque el enema y la sonda, entonces él prepara todo el material, y veo el dispositivo que entrará en mi cuerpo, es del grosor de dos dedos pero tiene cerca de 4 pulgadas de largo, tenía dos funciones, una de enema y otra de sonda para extraer. Viene con una bolsa roja muy inflada. El doctor explica a mi esposo las funciones y los beneficios del mismo.
Ahora me preparan para la introducción, yo me muerdo los labios con fuerza para resistir, pero inevitablemente lloro cuando lo siento subir por el recto, cuando hay una parte adentro le piden a mi esposo que concluya la introducción y él lo inserta de un golpe arrancándome un grito y más lágrimas, creo que me van a partir en dos y el doctor da la orden de abrir la llave, serán dos litros y luego otros dos hasta que salga agua totalmente limpia. Siento el agua en mi interior, está caliente y me irrita, le digo al doctor y él toma nota, dice que debe extraer todo porque puedo estar infectada. Ahora los dolores abdominales me hacen llorar, me dan masaje y me tocan el clítoris para distraer el dolor. Empieza la extracción, parece que me sacarán las entrañas, por fin acaban con los enemas, me lavan un poco y me sacan de un golpe el aditamento. El doctor se acerca a mi y me muestra lo que me insertará ahora, es una manguera, delgada, pero muy larga, dice que no me dolerá la inserción pero luego empezará a inflarla cuando esté adentro, me muestra y me aterrorizo, queda inflada con varias bolas del tamaño de una naranja, no puedo tener eso adentro, es para hacer muy elástico el recto y el ano. Me prepara aplicándome gel lubricante, le pido que no lo haga pero mi esposo autoriza y me pellizca un muslo, Insertan la manguera y la siento subir por mi recto, no me duele mucho realmente, ya me estoy acostumbrando, pero empieza a inflar, primero una vez, yo gimo, en seguida otra vez, noto que dejaron una de las bolas en la entrada del ano, esa es la más dolorosa. Otra más y grito, no aguanto más, me rasgarán, aprecian su obra, pero aún no está totalmente inflada, nuevamente y trato de escapar, bajo mis manos para sacar la manguera y me advierten que creían que no era necesario atarme las manos porque yo había aceptado todos los tratamientos pero me amarran las manos, trato de escapar pero es en vano, inflan nuevamente y me desmayo, me despierta un fuerte olor y la presión en el recto. Duele muchísimo, no puedo más, me dejan allí mientras tomarán un café. Escucho que mi esposo pregunta cuándo puede usar mi culo, el doctor le dice que desde hoy puede tratarlo diariamente, ya ve sus capacidades. Pregunta por mi salud, dice el doctor que con este tratamiento se curará pronto mi colon con el beneficio de que podrá usarme por detrás a su gusto. Le explica como puede hacer más apretado mi recto aplicando hielitos después del sexo anal. No imagino eso, debe ser terriblemente doloroso, entrar y salir, es terrible.
Regresan y me preguntan como me siento, les digo que no me gusta, me duele mucho y siento que me rasgarán, entonces me sacan la manguera con las bolas infladas, es un dolor agudo cada vez que pasa una bola por el ano, Ahora me revisan de cerca, me insertan un aparato pero por el tratamiento estoy muy abierta, abren el aparato y acercan la lámpara, me observan y sacan muestras con algo que pica, como un papanicolau. Es doloroso, ahora me colocan hielos adentro haciendo que mi recto y mi ano se cierren con dolorosos calambres. Creo que acabamos, por fin. Me cierran las piernas y sueltan mis muslos, pero ahora los juntan y amarran nuevamente, me asusto, ¿qué pasará ahora?
El doctor me dice que sangré un poco y que para prevenir me aplicarán un antibiótico que es muy doloroso, yo le tengo pánico a las agujas, le pido que me dé pastillas pero mi esposo interviene y dice que son mejores las inyecciones. Yo lloro y niego una y otra vez sin lograr nada, me explica que me aplicará 12 cm3 de una sustancia aceitosa muy dolorosa pero que para que no quede muy maltratada me la distribuirá en 6 inyecciones, me echo a llorar y mi esposo me reprende nuevamente.
El enfermero trae 6 agujas de 10cm aproximadamente, y una jeringa llena de un líquido denso amarillo, lloro sin control, entro en pánico, el enfermero extiende alcohol en mis dos nalgas, las abre para que me desinfecte también el ano, salto por la irritación. Pincha rápidamente y salto pero no puedo moverme, estaban p
robando los amarres y cumplen su función, respiro profundamente y me preparo. El miedo me gana y vuelvo a llorar, el doctor toca mi nalga y hunde su dedo donde colocará la primera aguja, tiemblo y ahora siento la punta filosa en mi nalga y lentamente inserta la aguja, la saca un poco y la hunde más, grito de miedo y dolor, la hunde cerca de 5 cms, me duele mucho, ahora entra otra, en la otra nalga pero tan lentamente como la primera, lloro nuevamente, y así hasta tener las 6 agujas bien insertadas en mis nalgas. Aprecian su obra, entra una persona en la instancia, es un amigo del doctor que trae su esposa a tratamiento y escucho como llora desde afuera, el doctor le dice que no se preocupe que pronto estará con ella, le dice que si puede observar y su esposa también, dice que claro que sigan.
Entran los dos y ella sigue sollozando, sabe lo que le espera, ahora el doctor acerca sus manos y me inserta todas las agujas al tiempo y hasta el fondo, grito desesperada, lloro fuertemente y mi esposo me toma del cabello y me pide que me comporte, ¿que no ves que hay visitas?, no me importa, sigo protestando. Ahora el doctor inserta la jeringa en una de las agujas y aplica lentamente 2 cm3 del líquido, es terriblemente doloroso, sigo llorando, repite la operación con todas las agujas. Ahora inserta y saca un poco cada aguja haciéndome sufrir con cada movimiento de las agujas, empieza a sacarlas una a una lentamente, hasta terminar, la invitada llora más, ahora me colocan más alcohol incluso en el ano, que terrible ardor.
El doctor masajea mis nalgas duramente, duele mucho, pero finalmente termina. Me desatan y me mandan a vestirme, salgo y entra la mujer que llora, entra con el enfermero. Casi no puedo caminar, no resisto la ropa, el doctor me pide que me siente frente a su buró pero me niego, entonces mi esposo me sienta de un jalón, lloro nuevamente. El doctor nos dice que el diagnóstico no es satisfactorio, debemos hacer este tratamiento por doce semanas y mi esposo deberá darme terapia diariamente con sexo anal, consoladores y enemas, durante 8 días tendrá que aplicarme el antibiótico intramuscular como hoy aprendió. Tomamos la fórmula y nos vamos, doy las gracias y me despido cordialmente porque mi esposo me obliga.
Nos subimos al auto y no puedo casi sentarme, lloro y el comentario de mi esposo no se hace esperar, me castigará cuando lleguemos a casa, me dará 12 latigazos en el culo con la fusta de montar, pido perdón, imploro y me advierte que puede aumentar el castigo. Me callo y espero mi llegada a casa. Llama a mi guardaespaldas y a la mucama para que me preparen para mi castigo, ellos corren a cumplir sus instrucciones y se preparan para asistir, como siempre, a mi castigo. Estaba boca abajo sobre la cama con almohadones bajo mi vientre, con todos los presentes apreciando mi trasero desnudo y con huellas de pinchazos, escucho subir las escaleras a mi esposo, me tiemblan las piernas, otra vez tengo miedo, llega y abre un cajón de donde saca una fusta flexible, da un golpe sobre la silla, salto de miedo. Ahora te toca a ti cariño, me acaricia las nalgas con la fusta, le pido pero lo veo levantar la fusta y siento cuando se estrella fuertemente en mis maltratado trasero, grito terriblemente, la servidumbre se aterra, no entienden porqué tanto escándalo, no saben lo que he sufrido hoy. Así recibo mis 12 azotes y agradezco a mi esposo, no me puedo sentar, mi esposo me hace un masaje con cremas y me dice que hoy me dejará descansar pero mañana tendremos sexo anal y me aplicará mis antibióticos, hoy comprará todo lo necesario para mi tratamiento.
Todo esto es fruto de mi imaginación, espero les guste… saludos,
Autor: Susy
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