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Dejando a un lado su profesionalismo, aquel ginecólogo que se propasa con su paciente y a través de caricias casi que expertas la conduce al más espectacular clímax, se ha convertido con el pasar del tiempo en un fetiche que cada vez más personas comparten, pues lo cierto es que el ambiente hospitalario, el poder que confiere el conocimiento, la habilidad implícita que tienen en sus manos y hasta la bata que lucen, son aspectos sensiblemente dotados de morbo por mujeres y hombres.

Considerando que, en la cotidianidad, una visita al ginecólogo ocasiona prevención por la incomodidad y posibles molestias que estas revisiones representan, incorporar la idea del placer en una cita de estas características no es algo tan descabellado como a simple vista pudiera parecer, es más, no solo unas cuantas pacientes admiten fantasear con algo de excitación en estos encuentros, los mismos médicos también ceden ante la observación en todo su esplendor de una apetecible vagina.

¿Sexo durante la visita al ginecólogo?

Como abanderados de la salud femenina, estos profesionales se preparan para ayudar a sus pacientes debiendo dejar de lado lo personal para concentrarse en asistir y remediar cualquier falencia, sin embargo, las cosas no son tan simples como parecen y muchas veces siempre y cuando ambos lo deseen estos encuentros se pueden descontrolar un poco transformándose en fuentes de lujuria y placer.

Fantasear con excitarse en una revisión ginecológica hace parte de las posibilidades que garantiza la libertad del pensamiento y es que, ante las muchas dudas y reservas de tener un extraño entre las piernas, a veces solo a veces, se vale cruzar el límite de lo que tendría que ser una rutinaria consulta más.

Por otro lado, lo llamativo de lo que podría ser un juego de roles, también tiene su espacio en los impulsos para dotar de erotismo el encontrarse frente a frente con el ginecólogo.

Cuando el deseo sobrepasa la ética

Disfrutar examinando una mujer o, por el contrario, el que a una mujer esto le genere excitación, son cosas que, aunque van en contra de la ética, ocurren tanto en la imaginación como en el plano de la realidad, por lo cual un buen relato erótico con estas características pasa a ser mucho más estimulante que un vídeo pues con la imaginación de por medio se pueden añadir ciertos detalles para identificarse aun más con la narración.

Un consultorio puede ser el testigo silencioso de miles de experiencias y entre ellas, el alcance de los más inquietantes orgasmos, así lo demuestran la recopilación de relatos que dan forma a esta candente sección en la que definitivamente cada detalle contribuye a recrear una y otra vez esas prácticas desbordantes de deseo que no todos lograran contar sin ruborizarse.